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Es necesario tener conocimiento de los métodos de investigación en ciencia política

Tabata ZhleyDocumentos de Investigación25 de Agosto de 2017

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  1. Introducción y Justificación

Es necesario tener conocimiento de los métodos de investigación en ciencia política, para en un futuro poder apreciar y escoger el más adecuado para nuestras investigaciones y de esta manera determinar el mejor y el más óptimo.

Empezaremos haciendo una reseña de los antecedentes del método comparado y política comparada y como ésta evoluciono antes las limitaciones que tenia, para después explicar brevemente las características del método comparado y posteriormente realizar nuestro marco teórico profundizando en la determinación de los conceptos y categorías expuestos. Plantearemos dos ejemplos del método comparativo, uno de ámbito general, para su fácil comprensión y uno más específico en materia de política comparada y por ultimo realizaremos un análisis crítico de todo lo expuesto y un par de recomendaciones que tenemos tras la realización de éste trabajo.

  1. Antecedentes

Basándonos en Goodin y Dieter en el libro “nuevo manual de ciencia política” se puede decir que la idea de comparar se encuentra en el núcleo de la Ciencia Política, desde Aristóteles que se dispuso a examinar las diferencias en las estructuras del Estado y de las Constituciones, clasificándolo según regímenes, pasando por Maquiavelo y Montesquieu, pues esta idea deriva de comparar la filosofía política y la teoría a los hechos y fenómenos políticos para interpretar las variaciones de despliegue del poder y las diferencias en distribuciones y usos en diferentes sistemas políticos.

Se afirma que no existe un único campo de estudio sustantivo de la política comparada, es por eso que históricamente se encuentra el debate para tratarla como una subdisciplina separada.

Desde los años 50 existe un énfasis sobre la comparación en sí misma y los motivos y formas en que los fenómenos políticos pueden compararse, de la que derivan 3 épocas claramente distinguibles, incluyendo a la Antigüedad: a) El Institucionalismo, b)la nueva política comparada de los 50 y 60, y c) la actual generación de comparativista o Neo institucionalismo).

El Institucionalismo fue el enfoque más o menos exclusivo en la política comparada hasta la Segunda Guerra Mundial. Su énfasis original se situaba en la ley y la constitución y su evolución en diferentes formas de Estado además de la soberanía, jurisdicciones e instrumentos legales y legislativos. Este enfoque vio sus primeros años en la Antigüedad cuando las ideas del Sistema Político se articularon de forma teológica con la democracia, proclamando tanto su acepción Occidental como Universal. Desde este enfoque, la política comparada es virtualmente contemporánea con los Orígenes de la Ciencia Política.

Tanto la filosofía política, la historia y el derecho se convirtieron en fundamentos para el estudio institucional de la política comparada, teniendo como bases primordiales de inspiración al Derecho Romano, los estudios sobre la Roma republicana y liberal (Derecho), o las teorías del contrato social que centraba su atención sobre la legitimidad en términos de representación. En el fundamento histórico encontramos un ejemplo en el énfasis sobre la evolución del estado más allá de la Polis, luchas entre Estado e Iglesia, autoridades eclesiásticas y seculares, reinos y señoríos feudales y las grandes revoluciones que transforman el Estado y que se retroalimenta de las otras 2 fuentes para crear nuevas teorías, leyes e instituciones.

En la época de Nacionalismo Europeo donde el mundo se dividió en 2 bloques (Capitalista y Socialistas), el problema central era encontrar formas para hacer viables las conexiones entre naciones de diferentes lenguajes, culturas, religión y nacionalismos locales es donde la política comparada evolucionó a una siguiente etapa, pues encontró en estos mismos motivos sus primeras limitaciones al no ser capaces de evitar el ascenso de gobiernos totalitarios, antidemocráticos, etc. En este punto pusieron más atención a factores psicológicos, económico, sociales y organizativos, dándole a la Política un enfoque más amplio.

A principios de los 60 Harry Eckstein habla de la política comparada como ‘’un interés reavivado por las comparaciones a gran escala, una concepción relativamente amplia de la naturaleza de la política y lo relevante para la misma, y un énfasis creciente sobre la solución de problemas teóricos de rango medio referido a los determinantes de ciertas clases de comportamiento político y los requisitos para ciertas clases de instituciones políticas’’. En este ensayo se refería sobretodo a la ‘’Edad dorada’’ de la Política Comparada donde algunos programas de investigación fueron iniciados por Gabriel Almond desde el Comité del Consejo de Investigación Americana en Ciencias Sociales sobre Política Comparada, de 1954, teniendo como punto fuerte las ya anteriormente citadas ‘’comparaciones a gran escala’’, pero desde un punto de vista crítico pues rechazaban el énfasis en el mundo desarrollado, buscando desarrollar una teoría que pudiera comparar y aparejar Sistemas Políticos ya sean primitivos o avanzados, democráticos o no democráticos, orientales u occidentales pues los investigadores formaban parte de una disciplina común preocupada por los mismos problemas teóricos y que tenían a su disposición la misma metodología de investigación.

En esta época y con las primeras conceptualizaciones sobre descolonización o tercer mundo, existieron 2 alternativas al desarrollismo que esto planteaba: la modernización y la dependencia.

Los teóricos de la modernización con representantes del calibre de Almond o Parsons entre otros, entendían que la descolonización iba de la mano con el crecimiento y la democracia, mientras que el segundo grupo ‘’liderado’’ por André Gunder Frank y Perry Anderson entendían esta relación colonizadora como una estrategia de hegemonía y dominación.

El resultado de esta nueva Política Comparada fue el de estar menos centrada en Europa y buscar un estudio más global de la política, desplazando el enfoque analítico del Estado a las estructuras sociales, con el fin de entender las nuevas culturas.

Este nuevo enfoque fue fuertemente criticado por una nueva ola académica surgida en los 80 que realzaba la necesidad de retomar al estudio de las instituciones y la primacía del ‘’Estado’’, pues mientras la corriente de Almond se caracterizaba por tomar a la Ciencia Política como un tipo de actividad o comportamiento en un sentido más amplio, este nuevo enfoque tomo al contexto como crucial, donde las variables históricas e históricas tenían un papel central.

Tanto el Estado como las Instituciones fueron percibidas de modo creciente como ‘’actores’’ relevantes por derecho propio, siendo tomados como parte de la política ‘’real’’. Estas mismas instituciones fueron tomadas como poseedoras de un efecto determinante principal sobre el comportamiento individual y las expresiones de preferencia. Por último, tomaba a las Instituciones y sus variaciones institucionales como el efecto principal sobre los resultados y fines determinados por el contexto institucional en el que operaban.

Este nuevo ‘’Neo institucionalismo’’ combina las preocupaciones de los institucionalistas más viejos con el desarrollismo, donde se incorpora el comportamiento político, el comportamiento de voto, el análisis de las fortunas cambiantes en los partidos políticos y el significado de todos estos cambios para el Estado, élites y democratización. Se preocupa principalmente por el bienestar social y las alternativas socio-económicas al autoritarismo, temas de educación, tasa de crecimiento, urbanización, la teoría de la elección racional.

Haciendo un análisis de interpretación, pareciera que la historia del Método Comparado en la Ciencia Política tiene una historia cíclica, donde los roles del Estado y sus Instituciones van variando entre un sentido más amplio o más estricto de la Política, aunque esto contrasta con el pensamiento de Almond que se lamentaba al remarcar las continuidades reales de las distintas escuelas, pues este ‘’nuevo enfoque’’ tenía muy pocas novedades que otro enfoque no tuviera presente, explícita o implícitamente.

Hay autores que difieren de cierta manera en el momento exacto en el que nace la política comparada como estudio de la ciencia política, basándonos en autores como Bobbio, Matteucci y Pasquino podemos decir que la moderna  política comparada nace en la necesidad misma de las comparaciones, por lo tanto, siempre ha existido una p. comparada, desde Aristóteles hasta Maquiavelo y Montesquieu. Lo que de alguna manera es nuevo, respecto de la mayor parte de los intentos del pasado, son los objetivos y las condiciones que distinguen el trabajo de comparación que en la actualidad realizan los estudiosos (Eckstein y Apter, 1963). Este “nuevo curso” se remonta en la práctica a los comienzos de los años cincuenta, bajo el impulso y la necesidad de superar por lo menos tres diferentes limitaciones. La primera limitación se remonta al advenimiento en la escena política internacional de países con una estructura política atípica respecto del modelo constitucional – pluralista (hasta ahora preferentemente estudiado) propio de buena parte de los países occidentales. Piénsese tanto en las democracias populares del área comunista como en los países en vías de desarrollo del llamado “tercer mundo”, frente a los cuales las tradicionales categorías elaboradas por el pensamiento político occidental aparecían, en general, como incapaces de “viajar”, es decir de establecer comparaciones significativas entre área y área. La segunda limitación deriva del hecho de que los estudiosos se encontraron frente a esa nueva realidad disponiendo de conceptos que, además de ser eurocéntricos, no eran capaces de ir más allá de la mera fachada jurídico-institucional y de ese modo penetrar la realidad político-informal de sociedades con distinta estructura constitucional. La tercera limitación, finalmente, deriva de manera paradójica de las enormes facilidades para encontrar informaciones. Esas facilidades se revelaron, en efecto, como un arma de doble filo: sí, por una parte, la marea de los nuevos datos ampliaba el horizonte de referencia del estudioso, por el otro terminaba también aumentando considerablemente el estado de congestión y confusión de los conocimientos. De donde nace la necesidad de encasillar correctamente las informaciones, separando las homogéneas de las heterogéneas, que es la condición básica para “comparar bien”. (Bobbio, Mateucci y Pasquino, s. f., p. 1226)

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