GESTIÓN PÚBLICA, DESARROLLO HUMANO Y EDUCACIÓN.

GESTIÓN PÚBLICA, DESARROLLO HUMANO

Y EDUCACIÓN.

Francisco Rojas Mendoza. (*)

El planteamiento y formulación de políticas públicas en materia educativa, debe partir forzosa y necesariamente de un análisis en torno al hombre como persona y como centro de todo el quehacer público. Dicha tarea se torna entonces, antropocéntrica por excelencia.

Pero partir del hombre como tal, precisa de haber definido con suficiente antelación, cual es su característica esencial, para poder comprenderlo en toda su magnitud. Ya Aristóteles había definido al hombre como un ser racional, pero se necesitaron cerca de veinte siglos, para que tras un periplo humano intenso y rico, Baruch Spinoza pudiera definirlo como un ser deseante.

Lo que va de una a otra concepción es un verdadero y profundo abismo, o mejor, un cambio de óptica: la razón atiende al conocimiento, a la reflexión, al cálculo (ratio) e incluso al discurso (logos); pero el deseo es lo que mueve al hombre; se ocupa de necesidades afectivas y carencias, de la búsqueda de satisfacciones, del desarrollo pulsional, del placer e implica la ética misma.

Cuando se define al hombre por la razón, se piensa en la nota tipificadora que lo distingue de los animales, en la diferencia que constituye su ser; en cambio, cuando se define al hombre por el deseo, se piensa en la especificidad humana, en lo que lo mueve a la acción. Ahora se trata de responder, ¿cuál es la esencia humana: la capacidad de conocimiento?, ¿la creatividad?, ¿la imaginación?, ¿el deseo?, ¿el lenguaje? ... La respuesta de Spinoza es una toma de posición que define su filosofía: el hombre es un ser de deseo. Un pensador que responde así una de las peguntas claves de su pensamiento, no puede ser el culmen del racionalismo como piensan algunos , e incluso tampoco un racionalista a secas: un pensador que define al hombre por el deseo, que se ocupa largamente en “La Ética” de los afectos, sobre los cuales sabía más que ningún otro pensador , no puede ser clasificado como racionalista, porque de la lectura de su obra resulta claro que ha pasado gran parte de su vida indagando en lo otro de la razón, en el mundo de la no-razón que configura la humanidad del hombre.

La alegría, la tristeza y el deseo son, según Spinoza, los tres afectos primarios, todos los demás son derivados. Qué entendía Spinoza por deseo?. Con seguridad que su concepto es bien diferente del utilizado por Freud o por Lacan. Expresa el pensador holandés que el deseo es el apetito con conciencia de sí mismo, y que el apetito es la esencia misma del hombre, en cuanto determinada a obrar aquellas cosas que sirven para su conservación.

En síntesis, pensaba el deseo como motor de la satisfacción de necesidades, apetencias, de la realización de demandas tanto en el orden afectivo, como en el orden material y cultural. Enfocaba el deseo como causa (no como fin) que mueve

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