LA EDUCACIÓN FÍSICA Y LA SALUD EN LA ESCUELA: FORMAS DE DESARROLLO (EXTRA)CURRICULAR José Devís Devís (Universitat De València)
marthaaaaaaachap30 de Abril de 2014
6.362 Palabras (26 Páginas)497 Visitas
LA EDUCACIÓN FÍSICA Y LA SALUD EN LA ESCUELA: FORMAS DE DESARROLLO (EXTRA)CURRICULAR
José Devís Devís (Universitat de València)
1. Introducción
La salud y lo saludable está en boca de todos, es un tema de moda en la sociedad
de nuestros días. Está presente en todas partes: en casa, en la escuela, en el trabajo, en la
calle y, sobre todo, en los medios de comunicación. La saturación de mensajes
saludables, o supuestamente saludables, a la que estamos sometidos acaba produciendo
contradicciones y limitaciones, más o menos interesadas. Y esa misma situación se
reproduce dentro de nuestra profesión desde que la reforma de los años 80 recuperó la
noción de salud para el currículum escolar.
Las nuevas ideas sobre la salud dirigidas a la promoción de ambientes y estilos
de vida activo conviven con otras más tradicionales que confieren una orientación
higiénica y decimonónica al ejercicio físico. Asimismo, una parte del profesorado se
identifica con la idea de que la salud dentro de la asignatura consiste en abordar una
‘condición física relacionada con la salud’, mientras que otra parte lo hace con una
‘actividad física relacionada con la salud’. Los primeros son más susceptibles de
diseñar, desarrollar y evaluar las cuestiones de salud como un contenido ‘estanco’ que
se dirige a la mejora y mantenimiento de la condición física. Los segundos, en cambio,
son más susceptibles de diseñar, desarrollar y evaluar las cuestiones de salud como un
contenido transversal y dirigido a una vida activa. Y esa misma diferencia se observa en
parte de la bibliografía a nuestro alcance (Curtis y Russell, 1997; Devís, 2000; Devís y
Peiró, 1992; Quinney, Gauvin y Wall, 1994; Rueda y otros, 1997; Sharkey, 1997).
Esta situación forma una compleja maraña, de la que uno no está completamente
exento, en la que se cruzan intereses diversos, influencias procedentes de varios lugares
y campos de conocimiento, diversas corrientes profesionales y distintas maneras de
entender el papel que debe jugar la salud dentro del currículum escolar. No es de
extrañar que Andrew Sparkes (1991: 204) definiera la situación como un fenómeno
“internacional, multidimensional, con múltiples facetas, ambiguo y cambiante”.
Pero esta situación todavía se complica más cuando los profesionales tratamos de
llevar a la práctica las ideas que sustentan las diversas visiones del fenómeno. Es decir,
cuando las ideas de salud, actividad física y sus relaciones deben transformarse en
prácticas concretas para las clases de educación física. Todos entendemos y asumimos
que la salud no es sólo ausencia de enfermedad sino que también es bienestar personal y
social, pero luego nuestras propuestas apenas van más allá del tratamiento terapéutico y
preventivo de las prácticas físicas. Incluso nos cuesta trabajo reconocer que la actividad
física, además del movimiento que realizan los músculos esqueléticos de nuestro
cuerpo, es una experiencia personal y una práctica social que amplía las relaciones entre
la actividad física y la salud más allá de lo puramente biológico para incorporar una
dimensión personal y social.
Gran parte del trabajo que he realizado con otros colaboradores y colaboradoras
durante los últimos diez años se ha dirigido, precisamente, a clarificar, o clarificarnos a
nosotros mismos, las amplias relaciones entre la actividad física y la salud, así como el
papel que jugaban dentro de la educación física. Necesitábamos una estructura que
pusiera orden en esa complicada situación y, a la vez, sirviera para orientar nuestro
trabajo de promoción de la actividad física relacionada con la salud, fundamentalmente desde la escuela. Así surgieron los tres modelos de educación física y salud, el
biomédico, el psicoeducativo y el sociocrítico. Primero con la intención de identificar la
fundamentación científica y la concepción de salud de cada modelo, así como su
orientación pedagógica (Devís y Peiró, 1992), y después con la intención de esbozar
aportaciones y limitaciones de cada modelo (Peiró y Devís, 1995). Sobre la base de este
análisis podíamos proponer una perspectiva holística que integrara, lo más
coherentemente posible, las aportaciones de cada modelo y redujera o superara las
limitaciones respectivas.
Varios años después no sólo seguimos encontrando útil esta perspectiva sino
que, además, la ampliamos para referirnos a lo que Carmen Peiró (2000) denomina
‘educación física para la salud en la escuela’. Es decir, el conjunto de contenidos y
actuaciones que la escuela y la comunidad escolar aborda en materia de actividad física
con el objetivo de promocionar y educar para la salud.
2. Educación física para la salud en la escuela
La ‘educación física para la salud en la escuela’ pretende ser el equivalente a la
de ‘educación para la salud’, pero centrada en todo aquello que tiene que ver con las
relaciones entre la actividad física y la salud en el ámbito escolar. Si adoptamos una
perspectiva contemporánea y amplia de la educación para la salud, no podemos
reducirla a una visión preventiva de la enfermedad ni a la transmisión de información
sobre las situaciones de riesgo sino extenderla a las raíces sociales, económicas y
políticas de los problemas de salud para que las personas adquieran la conciencia crítica
y la autonomía necesaria que les permita mejorar y controlar su propia salud (Nutbeam
y otros, 1991; Sieres, 1998, Zabala, 1990).
De forma similar debe entenderse la educación física para la salud, es decir,
incorporando a la práctica física, las actitudes, el conocimiento teórico-práctico y la
conciencia crítica entre el alumnado de nuestras escuelas (Devís y Peiró, 1993; Peiró y
Devís, 1995). Esto significa que la educación física y la escuela en su conjunto se
comprometan con el aumento de la actividad física habitual, pero sin buscar el aumento de
los niveles de condición física. La estrategia educativa se dirige a la actividad física y si
como resultado de los aumentos de práctica se produce una mejora de la condición física,
pues bienvenida sea. Además, el aumento de niveles de condición física o de sus
componentes relacionados con la salud en los niños y niñas, no parece que se mantengan y
trasladen a la edad adulta (Blair y otros, 1989; Simons-Morton y otros, 1987)
Figura 1. Áreas de la educación física para la salud en la escuela
Práctica
física
Actitudes EDUCACIÓN FÍSICA Conocimiento
hacia la PARA LA SALUD teórico-práctico
actividad física EN LA ESCUELA básico
Conciencia
crítica
Por otra parte, si pretendemos desarrollar las actitudes hacia la actividad física, la
práctica física también debe convertirse en una experiencia positiva y satisfactoria. Pero
esto supone ampliar el sentido de competencia y éxito en la realización de actividades
físicas, algo a lo que muchos profesionales de la educación física no estamos
acostumbrados, debido a la gran influencia que ha ejercido y ejerce el rendimiento físico y
el ‘habilidosismo’ en nuestra profesión. Sin embargo, la promoción de la actividad física y
la salud en la escuela está vinculada a la participación y no al rendimiento. Pensemos que
este último está más próximo al elitismo de la condición física y la habilidad, mientras que
el primero lo está a la visión participativa de la actividad física.
Pero aún siendo una experiencia positiva, la realización de actividades puede
quedarse en un mero ‘recreacionismo’, es decir, en la simple búsqueda de la diversión
como razón de ser (George y Kirk, 1988). Desde este punto de vista, las actividades físicas
pierden gran parte de su valor educativo y convierten a la educación física para la salud en
hedonismo y simple descanso de las asignaturas académicas. Recordemos que el
‘recreacionismo’ conecta con la práctica profesional que consiste en dejar un balón a los
chicos y una cuerda a las chicas para que jueguen en el patio en la hora de educación física
o en otros momentos escolares.
La educación física para la salud tampoco puede obviar, como parte de su carácter
educativo, el conocimiento teórico-práctico que se utiliza cuando una persona se implica
en la realización de actividades físicas. Esto no puede entenderse como una sobrecarga de
conocimiento teórico sino como una combinación del conocimiento teórico con el práctico
para contribuir a una mejor comprensión conceptual y procedimental. De esta manera será posible que el alumnado llegue a tomar las decisiones más adecuadas sobre la realización
...