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Teoría Y Técnica Del Periodismo Audiovisual I

daniesparza14 de Septiembre de 2014

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Primer Examen Parcial

Audiovisual I

La radio, un fenómeno de múltiples facetas

Tomando como base las funciones de la comunicación expuestas en el Informe MacBride, defina la función de informar, aplicada al medio radial. Ejemplifique.

Las funciones de la comunicación expuestas en el Informe MacBride son las siguientes: información, socialización, motivación, discusión, educación, avance cultural, entretenimiento, integración.

La función de información refiere a recopilar, almacenar, procesar y difundir noticias, hechos y opiniones que se requieren para llegar a un entendimiento de las situaciones individuales, comunitarias, nacionales e internacionales, a fin de tomar en consecuencia decisiones apropiadas. Por ejemplo, si quiero difundir un informe acerca del ahorro del agua deberé, primeramente, recolectar la información existente acerca de dicha temática, como la cantidad de agua que utiliza a diario un individuo o una familia, las medidas que se pueden tomar para el ahorro del agua, cuánto se gasta en un período de tiempo comparado con países subdesarrollados y los métodos a los que estos recurren para conseguirla, entre otros. Luego, debo guardarla y plasmarla de alguna forma para, en el proceso, poder “traducirla” al lenguaje radial y el oyente lo pueda comprender. Además de esto, puedo invitar al programa a algún activista por el medio ambiente o comunicarme con él/ella llamada telefónica mediante para que lo explique y sacie todas las dudas que puedan surgir al momento de la emisión del mensaje.

Explique en qué consiste la expresividad de la radio (la radio como recurso expresivo) y qué papel desempeña la tecnología en relación con dicha expresividad.

La radio es un vehículo para poner a disposición de los distintos públicos conocimientos, opiniones, sentimientos, estados de ánimo, historias. Las formas en que expresamos sentimientos no es la misma con que manifestamos nuestro descontento por el aumento de los precios. Todo depende de las necesidades, de la intención, del momento, de las formas de expresar los distintos mensajes.

Además, no debemos olvidar que quien escucha radio no tiene la misma actitud que quien lee un texto ni sus mismas posibilidades de releer, retomar la lectura, etc. Consecuentemente, la elaboración de un mensaje radiofónico buscará necesariamente las formas que mejor faciliten la comprensión por parte del oyente.

El lenguaje de la radio se presenta, por estas razones, especialmente preocupado por su propia forma, y en este sentido es imposible dejar de reconocer en él un fuerte componente estético.

Expresividad: su función es clarificar y explicitar la emoción para la persona que experimenta esa emoción.

Lo estético se define por dos criterios: la expresividad y la plenitud. La primera implica la utilización de los materiales de un medio de manera vivaz, triste, iracunda o potente. La plenitud, por su parte, consiste en el uso total de las potencialidades del medio.

Ambos son plenamente válidos en la producción radiofónica, cuya estética descansa en la “disposición para” y la “capacidad de” utilizar plena y expresivamente todos los materiales de su discurso con vistas a captar y conservar la atención de los oyentes, impresionarlos emotiva y sensorialmente y proveerles deleite perceptual, entendiendo que ese máximo aprovechamiento de la potencialidad expresiva sólo puede obtenerse a través de la adecuación de los materiales y de la obra en su conjunto a las características del medio.

La expresividad se vuelve un componente indisociable de la idea de buena radio, con el cual resulta factible construir discursos accesibles y capaces de concretizar ideas abstractas.

Las “formas” radiofónicas que poseen el atributo de la expresividad son las que se benefician de cualidades como la multisensorialidad o el registro de los relieves y virtudes como la verosimilitud. Pero, además, los numerosos senderos que conducen a la expresividad radiofónica también incluyen a los estilos de predicación. La opción sobre cuál de estos caminos habrá de tomarse (descripción, narración, exposición, argumentación, instrucción) conlleva una determinación acerca de la ruta más adecuada para nuestros propósitos.

También deberemos considerar cuáles de los elementos del discurso haremos partícipes del texto sonoro. La decisión contemplará el grado de intervención de cada uno de ellos, la combinación más armoniosa que sea factible obtener y las formas de entrelazamiento que potencie entre sí a cada uno de los ingredientes y al discurso en su conjunto.

Finalmente, la expresividad se juega en una serie de recursos que descansan sobre la manipulación de la temporalidad; la configuración de espacialidad a partir del uso de planos sonoros y la aplicación del criterio cinemático y la utilización de figuras verbales, imágenes auditivas, sinestesia, cenestesia, sorpresa, ambigüedad, concepto de miscibilidad, principio de erosión de la realidad y construcciones afectivas con imágenes coinémicas.

Las formas expresivas tiene como requisito excluyente la utilización de la sintaxis adecuada para mitigar el carácter fugaz de los productos radiofónicos, aunque no basta una sintaxis correcta si el texto carece de vigor, agudeza, vivacidad, intensidad.

Los productos radiofónicos no están supeditados a limitaciones geográficas, temáticas o temporales. El abanico de formas sonoras a su alcance les permiten plasmar ideas, sueños, criaturas fantásticas, dioses o personificación de cosas, con suficiente fuerza expresiva.

De ahí que consideremos a la radio como algo mucho más expresivo que un simple transmisor de información o portador de cultura y que sea precisamente su condición de medio de expresión la que cautive nuestra atención.

Tanto la palabra como la música o los sonidos poseen su propia integridad.

Los recursos expresivos del lenguaje radiofónico, tan significativos para comprender un acto discursivo como los contenidos que éste presenta y el contexto en que se produce, pueden distinguirse en:

Los que tratan de otorgar al discurso un carácter popular y coloquial;

Los que tratan de concretizar ideas abstractas;

Los que tratan de impresionar emotivamente al receptor;

Los que buscan atraer la atención del receptor.

En un sentido más estricto, los recursos que podemos considerar propios del lenguaje radiofónico son aquellos que se desprenden de la aleación de sus elementos constitutivos, es decir, las palabras, la música, los efectos sonoros y el silencio.

De este modo, tal como proponen Mata y Scarafía, los refranes, dichos populares y los regionalismos nutren el primer tipo de recursos (punto a), mientras que las comparaciones, imágenes o metáforas hacen lo propio con el segundo (punto b). Consideramos que los puntos c) y d) logran su propósito mediante la armónica combinación de los ingredientes que componen el lenguaje radiofónico.

Esa apropiada composición no puede obtenerse sin considerar la perspectiva y los planos sonoros.

Además, cabe considerar otros aspectos que refuerzan la expresividad de una emisora, tales como la articulación entre sorpresa y previsibilidad que ofrece su grilla de programación: la variedad de géneros y estilos de predicación que intervienen en su propuesta o la resolución del equilibrio entre originalidad y redundancia que sus estructuras de producción han hallado.

Por otra parte, el ámbito del enunciado del discurso se nutre con una serie de recursos de uso frecuente, tales como la ironía, la antítesis o la paradoja. Las figuras sintácticas, el paralelismo, algunas estructuras repetitivas son modos de alimentar la expresividad al igual que la intertextualidad, que remite a otras voces a fin de potenciar la propia. Recursos: universalización, generalización, tópicos, personalización, despersonalización, comparación, metáfora, sinécdoque, hipérbole, sentido de oportunidad, redundancia.

La necesidad de redundar, sin embargo no debe conducir a fórmulas repetitivas de pobre o nula expresividad.

Por otra parte, la riqueza expresiva se potencia con la incorporación de detalles no sólo pueden generar más ideas que la surgidas de las nociones generales, sino constituir un recurso para volver más atractivas las descripciones o retratos.

La decisión y la oportunidad de la inclusión de estos recursos también guardan relación con el perfil del público destinatario (el oyente modelo).

En cuanto al papel que desempeña la tecnología en relación la expresividad, hay que dejar claro que no es posible diseñar una comunicación radiofónica que deje de lado este aspecto, el tecnológico, el cual adquiere un valor mucho más que instrumental para pasar a constituir parte del mismo sistema por el cual se comunican mensajes a través de la radio (sistema de significación).

Balsebre (2004) destaca al respecto: “La noción tecnología, como un proceso de/formante de la señal sonoro original, cuyos recursos expresivos influyen decisivamente en la codificación de los mensajes sonoros de la radio”. En otras palabras: toda comunicación a través de la radio deberá necesariamente ser construida también a partir de su ser-tecnología, superando la errónea tentación de considerar que el mensaje radial es puro contenido expresado en palabra, música y efectos sonoros. De hecho, cualquiera de ellos sólo llega al público destinatario luego de pasar por la mediación de un canal técnico integrado, a su vez, por múltiples componentes: elemento irradiante, transmisor, consola,

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