Cómo las fuerzas culturales afectan los negocios internacionales

Cómo las fuerzas culturales afectan los negocios internacionales

En la actualidad, una empresa que se aventurará al mundo de los negocios internacionales debe comprender el entorno cultural del país de destino elegido para ajustarse a él correctamente, con la finalidad de asegurar su competitividad en dicho mercado y aumentar sus posibilidades de éxito, ya que las prácticas empresariales en ambos países son influidas directamente por las distintas variables culturales que ambos presentan. Daniels (2013) nos advertía que el pasar por alto las leves diferencias del comportamiento que determina la cultura de cada nación podría ocasionar confusiones en las relaciones internacionales.

Por ejemplo, el documental “Madrileños por el mundo: Taiwán” nos brinda una clara imagen de que este país conocido como la “República China” es un país con una distancia cultural muy lejana a la de la mayoría de países occidentales, por lo que la colisión o choque cultural sería grande. Para empezar, los taiwaneses fueron parte de China y Japón a lo largo de su historia,  por lo que su transición de religión, identidad y economía ha sido impuesta por países “invasores”. Como resultado de esta difusión cultural, coexisten “sub-culturas” dentro de Taiwán; los grupos más relevantes son los de la religión, budismo y taoísmo; la identidad, la mitad se identifica como chinos y la otra mitad como taiwaneses; el sistema, capitalismo y socialismo, y los idiomas, el mandarín como idioma oficial, pero la gran mayoría domina un segundo o tercer idioma, como el inglés, el japonés o el coreano.

Es claro que Taiwán, uno de los cuatro tigres asiáticos, tiene una cultura social bastante estratificada socialmente, ya que hay un marcado machismo, respeto por la edad y por los lazos familiares. Es por ello que, a pesar de que todos quieren hacer su propia empresa, es muy difícil para un extranjero hacer su propia empresa por la barrera del idioma y los complicados trámites de visado que impone el gobierno.

Así como Taiwán, en el documental de Michael Moore “¿Qué invadimos ahora?” nos muestra claros ejemplos de que el desarrollo económico de los países depende en gran parte de la eficiencia de las empresas, a pesar de lo diferente que puedan resultar las culturas unas de otras.

Italia, por ejemplo, es un país que goza de grandes beneficios laborales como extensas vacaciones pagadas de 8 semanas al año y 5 meses de baja de maternidad con la finalidad de promover la motivación de los empleados y lograr así, mayor productividad.

En Taiwán, por el contrario sólo se pueden acceder a 30 días al año una vez que se ha trabajado durante 23 años, y la baja de maternidad es tan sólo 2 meses; sin embargo, eso no les ha impedido ser los principales productores de portátiles y tablets a nivel mundial. Ambas naciones ejemplifican una manera distinta de relacionarse; por un lado, tenemos una Italia con una mentalidad colectivista, en donde los trabajadores son cooperativos entre sí; y por otro lado, un Taiwán más individualista con trabajadores más competitivos. Esto último también se explica porque en dicho país hay muy baja orientación hacia el futuro: los trabajadores no gozan de un programa muy alentador de ahorro para su retiro.

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