El Caso Civil De Los Jones

El caso civil de los Jones

Una tarde los Jones, Bill y Connie, estaban en su automóvil manejando de regreso a casa, en el asiento trasero estaba ubicada su hija de 2 años Betty. Había una ligera lluvia y los esposos conversaban mientras avanzaban en el camino y entraban a una curva algo pronunciada. A partir de este momento no está claro lo que sucedió realmente, Bill dijo que un carro en sentido contrario invadió su carril, pero su esposa y otros testigos no mencionaron que eso sucediera. En todo caso el hecho fue que el auto giró bruscamente hacia la derecha, se salió del camino y termino chocando contra un árbol.

Antes del impacto Bill y Connie, ambos con el cinturón de seguridad puesto, alcanzaron a abrazarse y finalmente tuvieron solo daños menores. Desafortunadamente, Betty no tuvo tanta suerte, el cinturón de seguridad se aprisionó contra la silla de niños y luego se rompió, permitiendo que ella saliera disparada por el parabrisas. Fue transportada de inmediato al hospital mas cercano, donde tuvieron que amputarle el brazo derecho y se mantuvo entre la vida y la muerte por varios meses. Finalmente venció en la lucha contra la muerte pero los médicos informaron a los padres que había sufrido un daño cerebral severo y que no tendría ninguna oportunidad de vivir una vida de adulto normal y desarrollar adecuadamente. Probablemente necesitaría ayuda y asistencia permanente por el resto de su vida sin contar con el hecho de tener cicatrices y marcas severas del accidente en varias partes del cuerpo.

Después de un año de intensas reflexiones y análisis y saliendo del del duro golpe emocional que la condición de Betty les ocasionada, los Jones se acercaron a un abogado para discutir la situación con él y definir el camino a seguir, legalmente estaban dentro del tiempo y las condiciones adecuadas para entablar un juicio o intentar una negociación para buscar que ser reparados por el daño ocasionado. En principio y como resultado del análisis el objetivo de la querella legal y/o la negociación sería la fabirca automotriz de la marca del auto que usaban en el accidente por las características y en especial por la falla en el cinturón de seguridad que ocasionó el desenlace trágico para la niña.

Los esposos acordaron tomar los servicios en base a honorarios por éxito (30% de lo obtenido si el arreglo era fuera de la corte, 50% de lo obtenido en un juicio y nada si se perdía el caso). Todo indicaba que e abogado era especialista en demandas de este tipo y especialmente agresivo en procesos judiciales en los que había participado. Luego de muchas idas y venidas el acuerdo con el abogado fue por una demanda de US$3 millones de dólares contra los fabricantes del automóvil alegando una falla fatal en el cinturón de seguridad. Finalmente estaba claro que no había monto que resarciera el daño pero debían buscar algún nivel de reparación y soporte económico que les permita afrontar el difícil futuro de la niña que requeriría apoyo permanente mientras viva.

En el fondo lo que buscaban era poder tener los medios para que la niña viva con las mejores ayudas y pueda recibir tratamientos y terapias que, eventualmente pudieran mejorar en algo, en el largo plazo, su deteriorada condición.

El abogado entabló la demanda y la fábrica automotriz contrató a su vez un abogado local para defenderlos en este caso. Después de nueve meses de trabajo de análisis e investigación, un juez citó a las partes a una conferencia previa al juicio. Durante ese periodo se acopió información de parte del juzgado y sostuvo permanentes interrogatorios a las partes pero en especial al abogado de los fabricantes presionando por sustento a su posición. Entre tanto los Jones y su abogado sentían que fortalecían su posición por el interés que al parecer el juez podía estar poniendo en el caso y su abogado estaba al parecer preparado para el proceso judicial que deberían enfrentar.

Uno de los propósitos en ese lapso de nueve meses era establecer los hechos del caso, esto es, cada abogado haría notar los hechos y aspectos en los que había acuerdo (el accidente ocurrió, el cinturón se rompió, la niña salió disparada por el parabrisas, etc.), en los que definitivamente estaban en desacuerdo y los que estaban en disputa (la falla fue del padre, el cinturón estaba dañado por terceros antes del accidente, hubo negligencia del conductor, hay falla de fabricación, etc.)

Luego de esto el juez preguntó a las partes si estarían dispuestas a un acuerdo fuera de la corte y negociación directa, en realidad más que una consulta era una cierta presión a que por el perfil del caso, según el juez deberían contemplar primero un acuerdo extrajudicial.

Aceptada en fora preliminar esta opción, durante la conferencia y como negociación “off the record” el abogado de los Jones había demandado los US$3 millones que tenía como objetivo, dado que el daño fue causado por la incapacidad del cinturón de sostener a una niña de unos pocos kilos de peso, rompiéndose y ocasionando la salida de la pequeña por el parabrisas, por consiguiente, sostenía el abogado, la empresa era responsable y pasible por los graves daños, sin duda si un cinturón de seguridad no puede sostener y proteger a una niña de esa edad, debía ser una falla grave de fabricación.

El abogado defensor abrió la conversación con una oferta de US$50 mil, sosteniendo que el origen fue la negligencia del chofer y haciendo notar que todo indicaba un daño externo en el cinturón previo al accidente que los Jones nunca notaron y no era falla de fábrica; sosteniendo también que el daño de la niña no era realmente todo lo severo que los Jones decían. Hizo notar que lo pedido por los demandantes era típicamente una suma muy alta para ver que podían o esperaban realmente obtener. Dada esta situación el abogado de los Jones planteo luego de algunas argumentaciones que podrían negociar por US$1.5 millones (el abogado tenia presente que algunas empresas de seguros habían pagado algo menos que eso por casos similares).

Luego de un par de días y varios tira y afloja el abogado de los Jones planteo como último limite US$1 millón que en realidad no tenía relación con el daño pero podrías ser aceptado por los Jones.

En este punto el juez instó a los abogados a conversar con sus respectivos clientes en relación a los planteamientos hechos.

En la siguiente reunión ambos abogados trabajaron defendiendo su posición y atacando agresivamente la del otro. El abogado de los Jones remarcó los graves daños e hizo énfasis en que en un juicio podrían obtener el millón como mínimo y tal vez más, casi sin ninguna duda, por otro lado en forma irónica y tratando de presionar al juez y “ridiculizar” a los abogados de la empresa planteó dramáticamente que la vida no tiene un precio pero que cualquier cosa por debajo de lo solicitado era un insulto y maltrato a los Jones y a su dolor. El defensor de la empresa hizo notar que testigos del accidente y testigos técnicos podrían fácilmente traer por tierra los argumentos y posiciones del abogado de los Jones. Recalcó algunas declaraciones de estos especialistas brindadas al juez en la investigación análisis y aceptó que la vida de una niña no tiene precio, pero no es eso lo que se está negociando, la empresa no se siente ni es reponsable pero dadas las características del caso entrega por decisión propia y unilateral el monto estimado y definido como límite superior. Dicho todo esto el abogado de los Jones mantuvo con firmeza su pedido por 1 millón y el abogado de la empresa subió a US$75 mil su ofrecimiento.

En este punto uno de los abogados solicito la opinión del juez. El juez resumió el caso bastante bien, las posiciones de ambos y su apreciación general del caso, mencionando al final que él consideraba que el caso podría cerrarse de manera justa por US$100 mil y pidió a los abogados que consulten con ambas partes sobre ese posible arreglo para evitar ir al juicio.

Después de algunos días, y de consultas con sus clientes así como recomendaciones del juez, ambos abogados acordaron cerrar en los US$100 mil y no llegar al juicio.

Una posterior entrevista con el abogado de los Jones reveló que él había sido instruido para entablar la demanda por no más de un millón de dólares que era una suma que en principio algunos amigos aconsejaron a los Jones

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