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Planeación Económica


Enviado por   •  23 de Septiembre de 2013  •  8.249 Palabras (33 Páginas)  •  854 Visitas

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19.2 CONCEPTO DE PLANEACIÓN ECONÓMICA

La planeación económica es un medio para la búsqueda del desarrollo de los países y de sus entidades territoriales (regiones, departamentos, municipios, territorios indígenas). Como se trata del desarrollo de la sociedad, la planificación es de carácter muy complejo y su objetivo es fundamentalmente social. Para su aplicación no solo acude a la disciplina económica sino que debe acudir al apoyo de otras disciplinas como la administración, la antropología, la sociología, la contaduría, el derecho, la demografía, la filosofía, la geografía, la historia, la política, la psicología, la sociología, las ingenierías y a utilizar las herramientas analíticas que ofrecen ciencias como las matemáticas la econometría, la estadística, la física.

Puede definirse como la intervención y dirección de la economía mediante el establecimiento de objetivos determinados que deben conseguirse en fechas fijadas dentro del período de realización del plan, así como la determinación de las medidas y cuantificación de los medios necesarios para su logro por parte de los sujetos político-económicos.

Trazar un objetivo económico y determinar las acciones que se van a utilizar para conseguirlo, por ejemplo reducir el gasto público para hacer inversiones de modernización de las empresas aportando beneficios económicos para aquellas que realizan las mejoras.

Es la técnica aplicada al estudio económico y social de un país, que permite es unos mejor y más completo de sus recursos naturales, económicos y humanos en beneficio del interés colectivo. La planificación se define como un intento inteligentemente organizado de elegir las mejores opciones tendentes a realizar metas específicas.

Elementos del proceso de planificación

Análisis de la situación actual o diagnóstico: la presentación de distintas posibilidades de solución actual y la selección de la opción más adecuando desde el punto de vista de los recursos disponibles y los objetivos que se persiguen.

Más específicamente se trata de la teoría del crecimiento económico2, los modelos de insumo-producto, la programación matemática, la econometría y varios métodos de la investigación de operaciones.

Planificación económica: Es ejecutar los planeas creados a partir de la planeación.

Un sistema de planeación económica3 debe partir de ciertos postulados entre los más importantes:

a) La planeación debe abarcar a toda la economía nacional, analizando los tres sectores de la actividad económica (primario, secundario y terciario).

b) La planeación económica puede adaptarse tanto a países socialistas como a los capitalistas principalmente a los no industrializados y semindustrializados

c) La esencia de la planeación consiste en proporcionar una estructura diferente en la utilización de los recursos en relación a la que pudo haber derivado del libre juego de las fuerzas económicas.

d) Países con régimen de libre empresa mayor requieren de una dosis menor de planeación económica que países de tipo socialista.

e) En una economía planificada el móvil básico es el aumento máximo del ingreso nacional.

f) En una economía planificada los intereses sociales están por encima de los intereses individuales.

g) Una planeación eficaz no puede llevarse a cabo si no se cuenta con una burocracia eficaz.

PLANEACIÓN ECONÓMICA EN LOS PAÍSES SUBDESARROLLADOS

Factores que condicionan el subdesarrollo

Al valorar las desigualdades existentes entre los países, se debe tener en cuenta muchos factores, no solamente los indicadores económicos. Hay condicionantes históricos, aquellos que se refieren a la evolución política, los que dependen de las características físicas y los recursos naturales. Ninguno de ellos actúa por separado como una causa única, sino que se conjugan e interactúan entre sí.

Los principales factores que condicionan el subdesarrollo son los siguientes:

La colonización histórica: La colonización de territorios por parte de las potencias más poderosas es un fenómeno que se ha venido repitiendo a lo largo de la historia; sin embargo, este proceso alcanzó su máximo desarrollo a partir de la conquista de América en el siglo XVI y culminó en el siglo XIX coincidiendo con la Revolución Industrial. Se consolidó así el dominio político y económico de las potencias europeas sobre la mayoría del mundo.

América, Asia, África y Oceanía. Las metrópolis importaban de sus colonias las materias primas que necesitaban para alimentar sus industrias, a la vez que exportaban los productos fabricados. Se creó así un sistema económico desigual. Cuando las colonias alcanzaron su independencia, muchas de ellas siguieron manteniendo la dependencia económica, financiera, industrial y tecnológica de sus antiguas metrópolis y de otros países ricos.

La deuda externa: Algunos países recibieron ayudas para mejorar sus estructuras productivas en forma de préstamos por parte de instituciones financieras internacionales y de los países más ricos. Los intereses de esos préstamos han resultado muy elevados, por lo que hay Estados que han contraído una deuda altísima a lo largo de los años, como tienen que destinar una parte muy importante de sus recursos económicos a la devolución de la misma se encuentran con un fuerte obstáculo a sus posibilidades de desarrollo. En caso de incumplir sus obligaciones de pago serían excluidos de futuros préstamos.

En 1996, el Banco Mundial y el FMI pusieron en marcha una iniciativa llamada Países Pobres Muy Endeudados (PPME) con el fin de liberar de una parte de esta carga a los países más pobres y con una deuda mayor.

La dependencia tecnológica: La falta de tecnología propia y de capacidad para asimilar la de los países desarrollados coloca a los más pobres en una posición muy desfavorable en el mercado mundial ya que no pueden producir de forma competitiva. Además los avances tecnológicos han dejado obsoleta una parte importante de la producción de estos países, lo que ha supuesto una reducción de sus exportaciones y. por tanto, de sus ingresos. A todo eso se une que las personas altamente cualificadas apenas pueden desarrollar su labor en sus países de origen y son absorbidos por grandes corporaciones para trabajar en el mundo desarrollado.

El elevado crecimiento demográfico: La natalidad se mantiene elevada en la mayoría de los países más pobres, mientras la mortalidad se ha reducido, provocando un fuerte crecimiento demográfico. Pero los alimentos disponibles no han crecido en la misma proporción. Por ello, los países pobres no pueden satisfacer las necesidades de toda la población, comprometiendo su futuro desarrollo.

Una salud y una educación deficientes: Las enfermedades y las hambrunas conllevan importantes rezagos sanitarios para un país a corto plazo, y tienen un fuerte impacto a largo plazo. Los adultos enfermos y que presentan mal nutrición abandonan sus trabajos, por tanto las familias dejan de tener ingresos. Muchos niños se ven obligados a trabajar para sustituir a sus padres enfermos y a abandonar escuela. La salud de estos niños se resentirá y su falta formación les impedirá optar a un trabajo mejor en el futuro; en consecuencia, los habitantes de los países presentan un bajo nivel de formación.

Los desiguales intercambios comerciales: Los países subdesarrollados sufren el bloqueo de sus exportaciones agrícolas por parte de los países ricos, que protegen su producción mediante subvenciones a sus agricultores lo que les permite rebajar los precios de estos productos en el mercado mundial. Igualmente, los países encuentran barreras a sus exportaciones de textiles, alimentos procesados, bebidas y otros productos que de no ser así, podrían ser competitivos.

Además, los países desarrollados presionan para que los países pobres supriman los impuestos sobre las exportaciones occidentales, normalmente productos manufacturados. La entrada de estas manufacturas de calidad dificulta el desarrollo de una industria propia

El cambio más importante que se ha operado en la política estatal de los países subdesarrollados en tiempos recientes es el convencimiento a que han llegado de que cada una de ellos debería contar con una política nacional de desarrollo económico.

Asimismo se considera indispensable que cada uno de ellos cuente con un plan general nacional, completamente integrado. En vista de ello, todos los países subdesarrollados están tratando actualmente de formular tales planes, con excepción de unos cuantos que no han experimentado aun su gran despertar.

Todos ellos parten del supuesto de que es el estado el que debe contraer la responsabilidad, en la iniciación del plan como en su ejecución. Desde cierto punto de vista, el plan consiste en la programación de la estrategia que ha de observar un gobierno nacional al aplicar todo un sistema de intervenciones estatales sobre el libre juego de las fuerzas del mercado, condicionándolas de tal manera que coadyuven a impartir un impulso ascendente del proceso social.

A causa de las deficiencias de diversas índoles de que adolecen los países atrasados, se admiten generalmente que el gobierno tiene en desempeñar muchas funciones atribuidas a la iniciativa privada en la mayoría de los países adelantados al mundo occidental. Al respecto, es útil destacar aquí que en la mayor parte de la literatura contemporánea sobre el tema del subdesarrollo y el desarrollo económicos y especialmente en la publicidad en países adelantados esta cuestión se presenta a veces en forma confusa a través de una contraposición infundada entre la planificación estatal centralizada y la “iniciativa privada”, y por la introducción del supuesto de que la planificación crea rigideces.

Debiera ser obvio, sin embargo que si un país subdesarrollado tiene verdaderamente éxito en iniciar y en mantener un proceso acumulativo ascendente de desarrollo económico, la tal circunstancia abrirá mayores perspectivas a la iniciativa privada con que ese país cuente o pueda fomentar. Por otra parte, la planificación central deberá estar dirigida a eliminar las rigideces que caracterizan la falta de desarrollo, con el fin de dotar de mayor flexibilidad a toda estructura social y económica.

Pero si se prescinde de fijar la línea divisoria entre la responsabilidad pública y la privada, lo que casi siempre no es una cuestión de principio sino de conveniencia práctica, es de esperarse que el gobierno nacional asuma mediante la aplicación del plan y de sistema coordinado de intervenciones estatales que constituyen la parte operante del mismo, la responsabilidad de dirigir todo el desarrollo económico del país.

El hecho de que en los países subdesarrollados haya surgido este anhelo por el desarrollo económico como principal aspiración política que ha de traducirse a una elevación de los niveles de vida de la gran masa de la población, reafirma la idea de que se trata de una tarea que debe ser emprendida por los gobiernos los cuales deben preparar y poner en práctica un plan económico general que comprenda un sistema de controles e incentivos adecuado para que el proceso de desarrollo se inicie y prosiga sin interrupciones. Debe reconocerse que todo ello es algo completamente nuevo en la historia del mundo; en realidad constituye una tentativa de intervenir el orden de lo que paso en los países que hoy están desarrollados, según la descripción ofrecida por el modelo de Shumpeter.

De esta manera no solo nos percatamos de que más de la mitad de la humanidad que vive en la pobreza y en la angustia se dispone a seguir en gran escala una política que confiere al estado la responsabilidad en el desarrollo económico, sino también que se le aconseja hacerlo así, en forma positiva y urgente, por todos los estadistas y hombres de ciencia de los países adelantados y por sus gobiernos cuando ese espíritu aprueba solemnemente acuerdos en los organismos intergubernamentales. Parecen ser que en los países adelantados nadie ve otra solución a los problemas crecientes de los países subdesarrollados, independientemente del que los mismos adopten respecto a sus propios problemas económicos.

Uno de los objetivos más importantes de todo plan nacional de desarrollo consiste en proclamar la decisión de aumentar el volumen total de inversión necesario para elevar la capacidad productiva del país y el propósito de definir los medios para alcanzar esa meta. El plan debe determinar esta cantidad global y, además, las proporciones de capital que habrían de asignarse a cada una de las distintas actividades productivas como para aumentar la capacidad del sistema de transportes y de generación de energía; para construir nuevas plantas industriales y adquirir la maquinaria adecuada para las industrias pesadas y ligeras de distintos tipo; para elevar el nivel de productividad en la agricultura mediante la inversión a largo plazo en proyectos de riego y, a corto plazo, en implementos, maquinaria y fertilizantes; para mejorar la salud, educación y capacitación de los trabajadores y así sucesivamente.

Para que el plan sea viable y eficaz, no debe limitarse a un esquema general, sino que debe elaborarse señalando en el metas detalladas, con base en el cuidadoso estudios de los distintos sectores de la economía e incluir instrucciones acerca de los incentivos y controles que faciliten su ejecución y el logro de esas metas. En la preparación del plan deberán aprovecharse la experiencia de los países adelantados industrialmente, en los que la integración nacional facilito un grado mayor de movilidad social y de igualdad económica regional, impulsando así el desarrollo económico rápido y sostenido de todo el país. En vista de ello, uno de los objetivos principales de los políticos estatales comprendidos en plan debe consistir en aumentar la solidez de los efectos de difusión de los impulsos de desarrollo entre las regiones y entre los sectores económicos. A este respecto, debe señalarse que la mayoría de los países subdesarrollados tienen que luchar con la supervivencia de instituciones tradicionales que tienden a perpetuar la desigualdad social y económica y que son muy difíciles de eliminar. Con frecuencia, en una etapa inicial, el poder está en manos de grupos interesados en conservar las desigualdades sociales tradicionales.

La eliminación de estas desigualdades sociales, así como la creación de condiciones ideológicas, sociales y políticas propicias al desarrollo económico son de suma importancia. La significación de la reforma agraria en un plan nacional de desarrollo económico radica no solo en su utilidad para crear las condiciones previas que son necesarios para elevar la productividad de la agricultura, sino principalmente como instrumento para socavar los cimientos de la vieja estructura de clase de una sociedad estancada.

Por otra parte, las reformas que deberán introducirse en los campos de la educación y de la salubridad tienen el doble propósito de elevar directamente la productividad de la población, al mismo tiempo, influir a los individuos y la sociedad con el fin de que sus motivaciones económicas que se basan en criterios más racionales que los que corrientemente prevalecen en los países subdesarrollados.

Parte muy importante de este esfuerzo general para fortaleces incentivos racionales consistirán en ayudar a los socialmente desvalidos: los enfermos, los mutilados, los viejos y, más importante aún, los niños. No obstante, esta ayuda deberá facilitarse en forma económica, ya que en las primeras etapas de su desenvolvimiento un pueblo pobre y subdesarrollado no puede, en realidad hacer frente a la mayor parte de las medidas redistributivas conocidas en los países adelantados por la expresión genérica de “seguridad social”.

En vista de ello, los países subdesarrollados deberán tener muy en cuenta el hecho de que aquellos que en la actualidad están altamente desarrollados no contaron con esta política ajustativa en las primeras etapas de su desenvolvimiento económico y que la misma solo llegó a desempeñar un papel importante cuando el nivel general del ingreso medio por habitante se elevó hasta un grado mucho más alto que aquel al que podrían aspirar en un futuro próximo los países hoy día subdesarrollados.

Otro aspecto que hay que recordar es que la Revolución Industrial que ha tenido lugar en el siglo de retraso en la unión soviética, en condiciones políticas e institucionales muy distintas en cierto sentido se ha ajustado estrechamente al patrón tradicional del desenvolvimiento capitalista, al mantenerse los niveles de ingreso y consumo reales y se dedica a la inversión. Tal hecho supone la adopción de una política de la mayor austeridad, independientemente de que el aumento del ahorro tenga lugar como resultado de altos niveles de utilidades que hayan sido reinvertidas para fomentar la expansión industrial o mediante un aumento de los impuestos.

La austeridad que debe imponerse al nivel de las masas de la población, por la sencilla razón de ser esta el grupo social más numeroso, constituye una política mucho más difícil de implantar hoy en los países subdesarrollados que lo fue en los que en la actualidad están altamente desarrollados, en las primeras etapas de su desenvolvimiento. Esto se debe a su mayor pobreza como a su nueva ideología, consistente en que el desarrollo económico tiene como objetivo elevar el nivel de vida de las masas de la población. Es curioso destacar que si bien esta ideología no existió en las etapas iniciales del desenvolvimiento de los países que ahora están desarrollados, esta manera de pensar ha sido propagada por todas partes gracias a su generosa ayuda.

En la fase de establecimiento de las formas democráticas del gobierno, resulta aún más difícil conceder el voto a las masas de la población. En los países adelantados se restringió por distintos procedimientos el sufragio político efectivo de los grupos de más altos ingresos hasta que el proceso de desarrollo hubo progresado.

En la actualidad, los países subdesarrollados se ven obligados a adoptar la democracia plena con sufragio universal, ya que la alternativa sería continuar como oligarquías legalizadas o adoptar, en forma diluida, los atributos externos de la democracia. Pero como la estratificación social que han heredado estos países ha sido conformado por el impacto de largos periodos de estancamiento económico siendo muy desigual. En la mayoría de los casos ello equivaldría a mantener las diferencias sociales que se oponen a la creación de los vínculos que son indispensables que tenga lugar el desarrollo económico sostenido. La desigualdad que prevalece en estos países no es susceptible de fomentar el espíritu de empresa, los ahorros y la inversión, y resulta erróneo comprar este estado de cosas con el que prevaleció durante la revolución industrial de los países actualmente adelantados.

Los países subdesarrollados necesitan disponer de un sistema verdaderamente democrático. Aún en esta etapa inicial, para poder superar los obstáculos que se oponen al desarrollo económico a pesar de que el establecimiento de ese sistema impide a los gobiernos mantener el consumo de la población a un nivel lo suficientemente bajo que les permita impulsar el desarrollo a ritmo acelerado. La tendencia sustentada en muchas partes subdesarrolladas del mundo a favor del establecimiento de dictaduras dinámicas, de tipo fascista o comunista, debe enfocarse desde el punto de vista de este dilema político básico.

Independientemente de que sea democrático, oligárquico o dictatorial, el Estado, que se supone debe llevar a cabo toda esta labor de planificación y ejecución, es a menudo en los países subdesarrollados un sistema débil, servido por una administración relativamente ineficiente y, a veces, corrupta. Esta circunstancia es mucho más real al nivel provisional y municipal.

La planificación económica central no es una tarea fácil de realizar y, en los lugares donde se ha puesto en práctica, aun en el caso de los países adelantados, raras veces ha alcanzado un éxito completo. El problema que se plantea es por lo tanto, el de implantar cierto tipo de superplaneacion en países subdesarrollados, que cuentan con maquinarias políticas y administrativas débiles y poblaciones en gran parte analfabetas. De ahí que existan razones poderosas para esperar que surjan errores numerosos de la planeación y, en muchos casos, fracasos totales. La alternativa, sin embargo, sería seguir soportando el estancamiento, o retroceder económica y culturalmente, lo cual es inadmisible desde el punto de vista político en el mundo de nuestros días.

Como es natural, en ello radica la explicación de por qué la planeación nacional en gran escala constituye la meta principal de todos los países subdesarrollados del mundo y de porque esta línea directriz de la política cuenta con el apoyo unánime de los gobiernos y de los expertos de los países adelantados.

A manera de observación adicional de índole general, hay que tener en cuenta que la tasa de reproducción de la población es de importancia crucial para los fines de planeación económica nacional. En los países actualmente adelantados la disminución de la tasa de mortalidad fue un proceso lento, que abarco varias generaciones; sin embargo, gracias a los progresos alcanzados recientemente por la medicina, es de esperarse que esta disminución de la tasa de mortalidad se experimente en los países subdesarrollados en un periodo mucho más corto y que la misma continuará, independientemente de que los niveles de vida estén elevándose. En muchos lugares del mundo subdesarrollado la tasa de mortalidad ya es en la actualidad más baja de lo que fue en los países adelantados durante la infancia que viven todavía y no existen razones para pensar que esta no llegará a ser la situación en los países subdesarrollados dentro de una o dos décadas.

Si la fertilidad no disminuye simultáneamente y el efecto lógico de las mejoras sanitarias es el opuesto, la tasa natural de aumento de la población tendera a elevarse. Los países desarrollados cuentan en la actualidad con una población treinta y tres por ciento mayor que el comienzo de la segunda Guerra Mundial y es de esperarse que su población se duplique en los próximos treinta y cuarenta años. En todos estos países, aun en aquellos en que existe una relación bastante favorable entre la población y los recursos naturales, un aumento rápido de la población, al hacer necesario un aumento de inversión solamente para mantener la vida a los niveles actuales, tendrá a obstaculizar y a retardar el desarrollo lo que requerirá mayores sacrificios.

Los elementos que constituyen

El plan nacional deberá contener el patrón de un proceso acumulativo del desarrollo económico de un país que se ajuste a la forma en que se prevé que este proceso que habrá de evolucionar cuando sea iniciado, mantenido y controlado por ciertos cambios exógenos inducidos en el sistema social. Estos cambios consistirán en intervenciones estatales intencionales definidas por el plan mismo. Por consiguiente, ese patrón deberá basarse en el estudio de la causa-acción circular que constituye la doctrina de la desesperación de los países más pobres mientras dejen que las cosas sigan su curso natural, puede convertirse en recompensa valiosa cuando se ponga en práctica una política de intervenciones intencionales.

El verdadero progreso de la planeación nacional solo se alcanzara cuando nuestro conocimiento sobre dichas relaciones sea tan amplio y profundo que permita elevar la técnica de la planeación al plano de una ciencia social, aplicada realmente avanzada.

El plan nacional no puede formularse racionalmente a base de los costos y utilidades de las empresas individuales, ya que la mayor parte de las inversiones que deben ser planeadas no son lucrativas desde el punto de vista del mercado. Esto no solo es cierto por lo que respecta a las grandes inversiones, cuyo propósito principal consiste en crear economías externas para industrias que aún no existen, pero que se planea establecer en un futuro distante (quizá después de haber ejecutado un plan quinquenal o decenal), sino que también lo es con respecto a la inversión en la mayoría de las industrias manufactureras. En realidad, la razón por la cual no se ha invertido en estas industrias y por la que tampoco ahora se invertirá en ellas, a falta de los incentivos que en una u otra forma ofrece el estado, consiste sencillamente en que no es posible esperar que produzcan sus artículos para la venta a precios de competencia.

En forma más general, la razón por la cual hay trabajadores desocupados y subocupados en los países subdesarrollados es que no existe demanda efectiva para sus servicios en el mercado. En realidad, las causas que explican por qué una región o un país adolecen de una economía estancada radica en el hecho de que no pude competir con éxito; en vista de ello, uno de los objetivos principales de un plan nacional debe consistir en proteger en forma adecuada a la inversión de las fuerzas del mercado de manera que esta se lleve a cabo a pesar de que no sea remunerativa, de acuerdo con las normas comerciales privadas.

Por esta razón y en vista de lo poco adecuados que resultan los círculos comerciales privados para la determinación que resultan los cálculos comerciales privados para la determinación de los costos y utilidades puesto que no reflejan fielmente las metas sociales de la planeación nacional, por lo que el Estado deberá asumir el papel de representante de estos incrementos comunes y, a largo plazo, los de la comunidad. Desde el punto de vista de los intereses comunes y a largo plazo de un país cada inversión o empresa nueva tiene un rendimiento adicional distinto, además de las utilidades monetarias esperadas por la empresa privada o pública que haya realizado tal inversión. Esto es así, si suponemos que la suma total de nuevas inversiones y nuevas empresas previstas en el plan pueda tener éxito para iniciar un proceso acumulativo de crecimiento económico.

Dichos rendimientos adicionales de utilidades consisten en el valor de las economías externas que cada nueva empresa produce a favor de otras empresas, en el presente o en el futuro distante; el valor correspondiente al aumento del número de trabajadores capacitados y, en la medida en que puedan elevarse progresivamente los niveles de vida. En general, el valor productivo de niveles más altos de consumo y, en particular, de normas más altas de salubridad, educación y cultura. Es inherente a la causa-acción circular que tiene lugar en toda la estructura económica, social durante un proceso de expansión acumulativa que los resultados finales medidos por el aumento de producción y del ingreso nacional sean mayores que los costos iniciales necesarios para poner en marcha el sistema y para mantenerlo en movimiento. Por su parte, los rendimientos adicionales de utilidades representan estas ganancias sociales dinámicas.

LA PLANEACIÓN ECÓNOMICA EN PAÍSES DESARROLLADOS.

El desarrollo mundial se refiere a una distribución armoniosa, integral y compleja del crecimiento económico; así como los logros sociales, a una independencia social y monetaria en referencia a ese crecimiento. Comprende además un cambio en sus actitudes sociales, en las técnicas de producción y comercio; asimismo las instituciones privadas y estatales son independientes de las variables políticas, económicas y sociales del país.

Estos cambios generan una modificación del comportamiento social que servirán de base a un desarrollo íntegro. Este proceso conjuga el aumento de los índices económicos (índices de producción, productividad, producto territorial bruto, ingreso per cápita) y la modificación de las estructuras sociales y económicas.

Las características de los países desarrollados son varias, entre las cuales están:

1.- Forman el sistema capitalista y la economía industrializada.

2.- Poseen bajos índices de inflación y desempleo.

3.- Alto nivel de vida.

4.- Independencia socioeconómica.

5.- Elevado ingreso anual por habitante.

6.- Óptimas condiciones médico-asistenciales.

7.- Elevado crecimiento del producto territorial bruto, este aumento es sostenido e independiente.

8.- Alimentación y educación de alta calidad.

9.- Amplio desarrollo del sector (industrial) en relación con los otros sectores.

Mapa del desarrollo

Los países desarrollados se localizan en Europa Occidental y Oriental, incluida Rusia; en América del Norte (Estados Unidos y Canadá) y en Asia (Japón) es el icono de un desarrollo estable y sostenido. Además también se encuentran Australia y Nueva Zelanda.

El desarrollo de los países atrasados y los considerables esfuerzos en el terreno teórico y en el de la política activa que tal desarrollo requiere que se hagan para poder ser correctamente concebido y eficazmente conducido a buen fin, representan, por ello, uno de los aspectos decisivos de la actual situación internacional. Sin embargo no sería inoportuno revisar los problemas que se presentan en los más diversos órdenes de la economía mundial, puesto que es con el conjunto de estos problemas que el pensamiento económico deberá enfrentarse.

El primer punto se refiere a las economías altamente desarrolladas; aquellas economías para las cuales, ha sido avanzada la tesis de que se encuentran en una fase de madurez o estancamiento. A este respecto es importante que se tenga en cuenta que en las economías adelantadas dentro del marco capitalista se han venido introduciendo algunos cambios que han modificado sensiblemente la forma de funcionar respecto a lo que ocurría hace cien años. El cuadro típico de una economía capitalista, aquel a que se referían constantemente los economistas clásicos de Smith a Marx, está constituido por un mecanismo en el que el precio de la fuerza de trabajo viene sistemáticamente mantenido al simple nivel de subsistencia y reproducción de los trabajadores, de forma que el constante incremento de la productividad, característico de esta economía, se utilice para el continuo aumento, no solo en sentido absoluto sino también en sentido relativo de la renta global, de los recursos destinados a la acumulación.

En otras palabras, el capitalismo venía a configurarse como un orden económico esencialmente reacio a la ampliación del proceso productivo y en el cual, puesto que el consumo se presentaba simplemente como un momento de la producción, se le consideraba como una simple v retribución, es decir, de aquel particular medio de producción que es el trabajo.

TIPOS DE PLANEACIÓN ECONÓMICA

¿Cuáles son los campos económicos en que el Estado debe intervenir y de que algún modo debe regular? Se pueden señalar los siguientes:

El del dinero.

Las inversiones.

El comercio exterior.

La movilidad de los recursos.

El control social de los negocios.

La nacionalización misma de algunas ramas de la producción de carácter esencial para el desarrollo integral de las naciones.

Las autoridades monetarias procuran que su política mantenga la cantidad adecuada de dinero en circulación, de modo que no sea excesiva, pero tampoco insuficiente, para evitar la aparición de la inflación o de la deflación. La mejor técnica es compensar las fluctuaciones mediante ajustes en el nivel de impuestos, coordinada con un adecuado programa de obras públicas, y una acertada política monetaria y de crédito, así como la estabilidad de precios y salarios. La estimación de las utilidades, las estadísticas sobre la prosperidad o quiebra de los negocios, el volumen de ocupación y los niveles de precios y salarios, son los índices de toda política crediticia y monetarias adecuadas.

El Estado tiene el deber de estimular las inversiones privadas cuando son insuficientes y hacer las inversiones públicas cuando es preciso cubrir campos económicos que constituyen la infraestructura económica.

El control del comercio exterior sería innecesario si las importaciones y las exportaciones pudieran mantenerse iguales, pero este es el caso más raro. A la larga, las importaciones y las exportaciones pueden equilibrarse mediante la fijación de un tipo de cambio adecuado. La planeación se hace posible por la existencia de convenios internacionales que establecen reglas esenciales para la planeación y de medidas especiales para estimular la producción y el comercio entre los países.

Los recursos deben ser movilizados en vista de una racional localización que permita satisfacer los intereses sociales, la inter-relación de las diversas industrias, la fácil disposición de personal calificado y la mejor utilización de los recursos. Los salarios deben regularse de manera que las industrias esenciales signifiquen un atractivo para la clase trabajadora.

Los gobiernos han incurrido a la nacionalización parcial. La nacionalización completa implica un monopolio y suele emplearse cuando hay necesidad de incrementar la eficacia sometiendo una industria a un control unitario. Se está de acuerdo en que las organizaciones gubernamentales para planear cualquier campo de la vida económica, tienen que decidir qué están tratando de hacer, cómo y cuándo lo tienen que hacer. Este es desde luego un problema muy complejo, algunos pasos son:

1) estimar el monto del ingreso nacional bajo ocupación plena y encajar dentro del mismo las demandas del consumo, la intervención privada y el gasto público, aunque el aumento en los países democráticos sólo está bajo control en un grado muy limitado;

2) formular un presupuesto general y presupuestos subsidiarios a fin de determinar la escaseces mayores y por tanto, donde es más necesaria la acción, la cual supone principalmente el aumento de la oferta y sólo en el caso de que no pueda aumentarse suficientemente la oferta para satisfacer la demanda, establecer algún medio de distribución de los suministros escasos;

3) calcular el equilibrio a que conduzcan las acciones a que se refiere el punto anterior, lo cual implica la fijación de objetivos que deben señalarse con un criterio realista;

4) la planeación debe ser flexible de modo que se revisen los planes tan frecuentemente como sea posible, con objeto de adaptarlos a los cambios del mercado;

5) la planeación, si bien supone objetivos a largo plazo, para ser eficaz debe proyectarse para periodos breves;

6) una vez determinados los objetivos, los presupuestos en que dichos objetivos están incorporados deben ser publicados con toda la información necesaria para que el público los comprenda y pueda criticarlos.

Características básicas de la planificación:

Sentido de Proceso: la planificación es una actividad continua, un reajuste permanente entre medios, actividades, fines y procedimientos.

Vínculo con el medio: tiene en cuenta los diferentes factores sociales y factores contingentes que conforman el escenario donde se desarrolla. En muchos casos, este vínculo con el medio se efectúa a través de un diagnóstico preliminar.

Actividad preparatoria: la planificación se desarrolla en un escenario previo a la acción. Hay una separación entre el espacio de planificación y el de ejecución.

Conjunto de decisiones: planificar implica la selección de algunas soluciones entre una gama de opciones. Sin embargo, más que una decisión única, la planificación es un conjunto de decisiones interrelacionadas y en progresión.

Para la acción: a pesar de que la planificación no es ejecución, siempre va dirigida hacia la realización de acciones.

Sentido de futuro: la planificación siempre es un esfuerzo prospectivo, se busca el logro de objetivos futuristas.

Tiende al logro de objetivos: el alcance de objetivos propuestos, concretos y definidos es una de las principales metas de la planificación.

Teoría causa-efecto: relación de causalidad entre lo decidido y los resultados esperados.

Eficiencia: para el logro de los objetivos, se busca el uso de los medios más eficientes.

El planificador debe estar vinculado con el medio, se debe ubicar en el terreno de la realidad social, una realidad construida por hombres que no siguen parámetros lineales ni leyes generales, que no están condicionados irrenunciablemente, que están determinados por innumerables factores (biológicos, sociales, económicos, emocionales, culturales). En conclusión, la realidad social es compleja, indeterminada y plagada de incertidumbre.

La racionalidad en la planificación aparece como el intento de disminuir tal incertidumbre y controlar los eventos, subordinarlos. Sin embargo, se debe ser consciente de la imposibilidad de un control completo del entorno, así que se debe conciliar la búsqueda de mitigación de incertidumbre, con un conocimiento profundo de la realidad social y la capacidad de flexibilidad ante el cambio. En conclusión, la racionalidad consiste en introducir coherencia a las acciones planteadas como solución frente a un problema, coherencia vista en dos planos: con los objetivos propuestos, y con el medio social vigente.

Se ha afirmado que la planeación por compulsión absoluta es tan posible como la competencia perfecta, ya que no existe plena libertad de consumo en el gasto de los ciudadanos, pero el gobierno puede planear la demanda y la producción misma para asegurar una distribución equitativa del ingreso; y tales planes fracasarían, si el consumo es libre. Además deben tenerse en cuenta la libertad de trabajo, los recursos de capital y la capacidad de las empresas, así como la complejidad del mercado, que hacen casi imposible que el planeador pueda atacar por compulsión todas las situaciones que se presenten y prever a la vez, las consecuencias de sus actos.

Formular planes rígidos dentro de la planeación por compulsión, tendrá el inconveniente de que la variación de algunos factores que intervengan en la planeación puede producir graves repercusiones en los demás, y que dicha planeación supone la existencia de un aparato administrativo, dotado de elementos técnicos suficientes que garanticen el éxito de su intervención; que por su costo no todos los gobiernos pueden tener.

Los grandes inconvenientes de la planeación por compulsión han fortalecido la fe en la planeación a través de la manipulación del mercado y así, el empresario podrá estar en libertad de ajustar su empresa a las condiciones del mercado, de producir lo que pueda vender y de hacer las combinaciones de recursos que le resulten más costeables, sin que ello quiera decir que estará sin control alguno. Lo estará en cuanto haya disposiciones aplicables a la producción misma, impuestas por el gobierno para controlar la demanda. Cuando el fabricante concurre al mercado, éste lo controlará y el mercado a su vez estará controlado por el Estado a través de la política impositiva, otorgamiento de subsidios, permisos de exportación o importación, protección a industrias fundamentales o de promoción.

Esta forma de planificación es desde luego más eficaz por oportuna y flexible y puede tener metas a corto y largo plazo. El Estado, con vista a las condiciones del mercado, puede en casos extremos y previendo los posibles resultados desfavorables, llegar incluso al control temporal de precios y al racionamiento. Por su parte, un importante grupo de economistas ha señalado que el manejo del presupuesto es un de las armas más eficaces en el campo de la planeación, puesto que a través de él puede ejercerse una importante acción de control monetario, el cual puede complementarse con la planeación por compulsión si es que existe desequilibrio grave entre la demanda y la oferta.

El desarrollo no solamente implica el crecimiento, sino la mejor distribución del ingreso. En efecto, el principio socialista de la igualdad de los ingresos es deseable por sí mismo, en términos de la justicia y la moral, con el fin de que la riqueza no se use exclusivamente para proporcionar lujos a unos cuantos, sino para desterrar la pobreza, con sus graves consecuencias; insalubridad, ignorancia y hambre para millares de hombres. El problema en sí, es determinar la cuantía y el medio de lograr esa distribución. Hay quien supone que esa distribución no podrá ser absoluta y que se precisa de redistribuir el ingreso en mérito al esfuerzo personal, pero se tropieza con la dificultad de que a la desigualdad de los ingresos, debida al esfuerzo personal, se suma la desigualdad de los ingresos derivados de la propiedad, de ahí que se trate de redistribuir la propiedad misma, y así casi todos los gobiernos modernos tratan de eliminar las desigualdades extremas del ingreso.

Uno de los métodos más comunes usados para lograr esa redistribución, es la política de redistribución fiscal y, en menor o mayor grado, la modificación de la estructura del régimen legal sobre la propiedad privada. La redistribución se busca gravando los ingresos de los ricos usando el producto en la realización de obras y servicios públicos en beneficio de las grandes masas de población; de esta manera se han multiplicado servicios gratuitos o baratos, especialmente: servicio médico, educación, seguro social, vivienda. Otro esfuerzo para lograr la justicia social es la legislación, principalmente la de carácter laboral y muy particularmente la fijación de salarios mínimos y prestaciones a favor de los trabajadores y sus familias.

Esta política se desarrolla paralelamente con las medidas tendientes a frenar el alza de los precios que hace frecuentemente nugatorios los aumentos de los salarios de los trabajadores. La distribución de los ingresos antes de estar sometidos al impacto de la tributación, depende de la distribución del a propiedad y de la productividad de las diversas actividades y profesiones; de ahí que se procure la igualdad de oportunidades para todos, en términos de que puedan dedicarse a la actividad para la que estén mejor dispuestos y puedan ocupar los puestos más importantes, sin más limitación que su capacidad e idoneidad para la tarea.

La expropiación de la propiedad privada y una de sus modalidades, la nacionalización, han sido sustituidas en ocasiones por una reglamentación de la propiedad y por una política fiscal de tributación baja para los pobres y altas para los ricos.

El proceso de planificación es uno solo y se materializa mediante la elaboración de planes, los cuales se clasifican de acuerdo al ámbito económico, área geográfica o según el tiempo que contemplan para su ejecución. No obstante, es conveniente tener en cuenta esta clasificación aunque es básicamente formal; en la práctica, debería existir una estrecha interrelación entre los planes.

De acuerdo al ámbito económico: Los planes pueden ser globales y sectoriales. Los planes globales son aquellos que abarcan todas las actividades productivas, de distribución e inversión realizadas a nivel nacional. Se les denomina planes nacionales de desarrollo. Los planes sectoriales surgen de la necesidad de planificar una parte de las actividades económicas, de acuerdo al proceso tecnológico que se emplea; de esta manera se identifican los sectores: Petróleo, Agricultura, construcción, Turismo, Educación, etc.

De acuerdo al ámbito geográfico: Son los planes que abarcan determinadas áreas geográficas como región, estado, municipio o las regiones político – administrativas en que se divide al país. Aun cuando son planes (regionales, estadales, municipales) localizados en un espacio determinado, responden o guardan relación con los procesos de política económica globales y sectoriales debido al desarrollo de una región y las demás regiones del país con quienes está estrechamente vinculado, además; está la necesidad de asignar recursos financieros y físicos a cada región.

De acuerdo al tiempo: Son aquellos planes que se establecen de acuerdo con el horizonte temporal de los procesos que se planifican. Estos a su vez, pueden ser:

Planes de largo plazo: Se les llama planes de "perspectivas" o "proyectivos" porque se confeccionan para 10, 15 o más años, dependiendo de la naturaleza del contenido, pues hay aspectos que por ser muy variables no permiten proyectarse, como por ejemplo: Los precios del petróleo. Sin embargo, es posible formular planes en cuanto a la población, el uso y agotamiento de ciertos recursos naturales y especies animales. La educación y la salud también son recursos programables a largo plazo; particularmente la educación se organiza en cohortes con duración que oscila entre 3 y 7 años aproximadamente por nivel educativo. Igual ocurre con las redes de transporte, conformación de ciudades, etc. La ventaja de este tipo de planes es que obliga a reflexionar y analizar situaciones presentes, producto de su evolución histórica, y proyectarlas en el futuro, de manera que permite vislumbrar el comportamiento de hechos actuales y tomar iniciativas para conducir los cambios desde el presente hacia la fisonomía deseada. Son planes muy generales, con los cuales se intenta tener una imagen del futuro.

Planes de mediano plazo: Su duración se asocia a los períodos gubernamentales o lapsos de cinco a tres años. Son planes destinados a resolver problemas inmediatos: Aumentar la productividad, mejorar la prestación de servicios de salud y educación, elevar el empleo, aumentar la inversión y las exportaciones, etc.

Planes de corto plazo: Abarcan generalmente doce meses, pero pueden formularse para dos años. Están destinados a medidas inmediatas hacia el cumplimiento de metas específicas dentro de condiciones preestablecidas. Es por ello que son planes con muchas más cuantificaciones y pormenorizaciones que los de mediano plazo. Incluyen en detalle las corrientes monetarias y de financiamiento interno y externo, por lo cual se les denomina planes operativos. Estos planes revisten particular importancia porque son la base para la formulación del presupuesto anual. La relación entre plan y presupuesto se enuncia en la Ley Orgánica del Régimen Presupuestario. El propósito fundamental de la planificación anual es organizar el conjunto de decisiones políticas que de una manera integrada y complementaria orientarán la acción de cada sector, para el año fiscal. Mediante este plan se determinan los objetivos y metas de los programas presupuestarios, se destinan los recursos necesarios, se fija la cantidad y calidad de los resultados y se determinan la localización y las responsabilidades administrativas en el cumplimiento de las actividades.

Planificación indicativa

La planificación indicativa es una forma de planificación económica aplicadas por un Estado en un esfuerzo por resolver los problemas ocasionados por la falta de información perfecta en la economía y así aumentar el rendimiento económico. Puede ser descrita como la planificación que envuelve el gobierno de un país capitalista estableciendo algunos objetivos amplios a variables económicas básicas (inversión en industrias estratégicas, desarrollo de infraestructura, exportaciones) y trabajando con, no contra, el sector privado para lograrlas. A diferencia de la planificación central, esos objetivos no son legalmente enforzables, consecuentemente el adjetivo "indicativo". Sin embargo, los gobiernos harán lo posible para lograrlos, movilizando una variedad de premios (subsidios, otorgamiento de derechos monopólicos) y castigos (regulaciones, influencia a través de bancos estatales) a su disposición.

La planificación indicativa se contrasta con la planificación directiva o imperativa, en la cual un Estado (u otra unidad económica), establece las cuotas y los requisitos obligatorios de producción. En la práctica, la planificación indicativa puede ser concebida como la coordinación de la información y acciones económicas independientes del Estado y entidades privadas en un sistema de economía de mercado o economía mixta.

Generalmente se considera que la planificación indicativa evoluciono en Francia a partir del dirigismo, especialmente con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, momento en el cual se implementó bajo la dirección de una "Commission General du Plan". En las palabras de Pierre Massé, "El plan puede ser visto como un reductor de incertidumbre".

A partir de esas fechas el sistema de "planificación indicativa" fue puesto en práctica en una variedad de países, pero generalmente vista como parte de la aproximación más general de la economía mixta y quizás percibido como una forma necesaria pero no realmente efectiva en lo políticamente inaceptable de intervencionismo estatal. El éxito del proyecto francés era ya sea subsumido en políticas keynesianas o atribuido a un excepcionalísimo francés (De Gaulle no solo era notoriamente empecinado sino que el mismo promovía la visión de una Francia excepcional basado en el proteccionismo que tomaba ventaja de, por un lado, colonias, y, por el otro, la "dinámica comunidad europea" o, aún más simplemente, como debida y financiada por la magnanimidad estadunidense.

Algunas características de la planificación indicativa según Ha-Jon Chang se caracteriza por:

(1) La coordinación de inversiones complementarias (el llamado Modelo del Big Push).

(2) La coordinación de inversiones que compitan a través de la regulación de acceso a los mercados, "cárteles de la inversión" y (en las industrias en declive) reducciones negociadas de capacidad.

(3) Las políticas que garanticen economías de escala (por ejemplo, licencias condicionadas a la escala de producción, el énfasis en industrias nacientes de exportación; asociaciones; fusiones y adquisiciones a través de y con la mediación del Estado)

(4) La regulación de las importaciones de tecnología (por ejemplo, la prevención de pagos por licencias sobre tecnologías excesivamente obsoletas, limites a los royalties y regalías por licencias de tecnología)

(5) La regulación de la inversión extranjera directa (por ejemplo, restricciones al acceso y extensión de propiedad, requerimiento de incorporación de capitales locales, requisitos de transferencia de tecnología, requisitos de exportación de productos de esa inversión.)

(6) La obligación, para empresas de cierto tamaño, de programas de capacitación de los trabajadores, con el fin de resolver el problema de la falta de oferta de trabajadores calificados.

(7) La acción del estado como un capitalista de riesgo y para la incubación de empresas de alta tecnología

(8) Promoción de las exportaciones (por ejemplo, las subvenciones a la exportación, garantías de préstamos, ayudar a la comercialización a través de una agencia estatal de comercio)

(9) La asignación regulada de divisas del gobierno, con mayor prioridad a las importaciones de bienes de capital (especialmente para las industrias de exportación) y la menor a las importaciones bienes de consumo de lujo.

|Es necesario notar, en primer lugar, que evaluación de la política industrial no puede ser efectuada únicamente en términos de medidas cuantitativas (especialmente aquellas medidas que implican transferencias financieras). Si se observan sólo indicadores cuantificables, se sub-estimará significativamente el alcance y la profundidad de la política, tanto a nivel sectorial como a nivel de la economía completa.

En segundo lugar, no se puede evaluar el impacto de la política industrial de un país únicamente en función de los resultados (como sea que se hayan medido) de los "sectores dirigidos”. Estudiando a los sectores por separado se ignoran los resultados generales de la política industrial, el efecto de sinergia, especialmente los de medidas que buscan potenciar o se basan en elementos tales como la complementariedad entre sectores, los vínculos y externalidades.

Planificación Estratégica Participativa.

Este mecanismo que efectiviza la participación social en el desarrollo, mediante una planificación “de abajo hacia arriba” que involucra a las organizaciones sociales en el diseño de su propio destino. Por tanto, se convierte en el principal instrumento metodológico y operativo para articular al Estado y la Sociedad Civil en el proceso de desarrollo. Abre la participación de los actores locales para tomar decisiones sobre aspectos como la orientación y las prioridades del desarrollo de los municipios y, por ende, las acciones que permitan su concreción.

El proceso cíclico de planificación participativa, en lo que se refiere la gestión pública debe cumplir seis etapas que son:

- Preparación y Organización: orientada a generar las condiciones adecuadas, define la participación de los actores y planifica las etapas.

-Diagnóstico: busca explicar la situación a partir de autodiagnósticos comunales que identifiquen los problemas, potencialidades y limitaciones.

- Formulación de la Estrategia: dirigida a definir la visión estratégica y las prioridades a mediano plazo (5 años) sobre la base del diagnóstico y las demandas comunales.

- Programación de Operaciones Anual (POA): mediante una elaboración participativa se concretan las prioridades y proyectos.

- Ejecución y Administración: comprende la ejecución anual de los POA materializando y gestionando actividades y proyectos.

- Seguimiento, Evaluación y Ajuste: acompaña y verifica los rendimientos o logros, con la participación y control de los actores locales, para realizar los ajustes necesarios. Con esta modalidad de planificación, se pretende que los ciudadanos se vuelvan actores de planificación, y de este modo imprimir corresponsabilidad en la gestión pública, es decir que tanto el estado como los ciudadanos sean responsables de gestión y manejo de los recursos de toda índole que deban emplearse en miras de concretar el desarrollo colectivo.

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