TABLA ANALÍTICA SOBRE EL SERVICIO

1. Están atentos a las necesidades de los demás.

La hermana Rosalía, en Cúcuta, fue una religiosa llena de simpatía y compasión, que lo inspiro con su manera cariñosa y atenta a entender las necesidades de las personas alrededor.  Fueron tiempos de aprendizaje entre tristezas y alegrías, acompañados de las dificultades del diario vivir.

La base fundamental de la obra  del Minuto de Dios es poder proveer dignidad y equidad en la sociedad que actualmente se desarrolla. Su gran aporte ha sido la construcción de hogares para personas que carecen de vivienda.

Uno de los regalos más hermosos que Dios nos da es el de la empatía, el de aprender a comprender y en lo posible ayudar al prójimo. Es querer a los demás como parte de la misma familia que somos antes los ojos de Dios.

2.  Detallistas u Observadores

El Padre Rafael, era una persona de buena familia a quien se admiraba por el amor y la benevolencia hacia los demás. Le encantaba mantener la correspondencia, como parte de esa muestra de cariño que es estar pendiente.  Siempre estaba atento a las necesidades de las personas más vulnerables y siempre se fijaba en ellos.

La obra de Minuto de Dios es muy importante ser observadores y estar atentos a cada una de las personas que hacen parte de la fundación.  Es muy bonito ver como las personas ayudan en sus proyectos de vivienda y se comprometen a ayudar a los demás de la misma manera.

Una de las cualidades importantes que debemos cuidar es la de ser observadores. Ver la necesidad del prójimo, la vulnerabilidad, la tristeza y ayudar en todo lo que nos sea posible. Hacer parte de la solución de los problemas del prójimo.

3. Cuentan con iniciativa

El padre Rafael García siempre estuvo pensando cómo podía ayudar a la comunidad, y como podía ayudar a erradicar la pobreza y la falta de educación. Al principio, y con la ayuda de Dios se fue ideando formas en las que ayudar en la mejora de los hogares, luego vinieron las actividades para ayudar a construir las casas para las personas sin hogar, consiguiendo el apoyo del FMI y luego con la ayuda del Banquete del Millón.

La comunidad unida, y con la guía de la obra Minuto de Dios, se propusieron construir 25 casas, cada semana trabajando todos en la misma causa y esperando poder cumplir con los objetivos. Por medio de la obra Minuto de Dios se dio una mayor paso al acercamiento de las problemática de las comunidades más pobres.

Al comprender que hay necesidades en la comunidad, Dios nos provee ideas que podemos comunicar en la comunidad, para llevarlas a cabo y tratar de colaborar y ser de apoyo a las personas que nos necesitan.

4.  Consideran importante brindar ayuda oportuna

El padre Rafael García fue un hombre compasivo y visionario, buscando siempre la manera más adecuada de ayudar a las personas que lo necesitaban.  El consideraba importante ser siempre una fuente de apoyo en la que la comunidad se pudiera apoyar.

Una de las enseñanzas más importantes que sembró el Padre Rafael fue la de estar siempre listos a ayudar a las personas, a ser parte de la solución a sus problemas y brindar apoyo sin distinciones.

Ser conscientes de cuando puedo ayudar a mi prójimo que lo necesite. Brindar ayuda en todo lo que me sea posible y ser comprensiva en la problemática actual de pobreza extrema que vivimos.

5.  Desinterés

El Padre Rafael García nos enseñó que una de las lecciones más importantes es la de no esperar nada a cambio de la ayuda a las demás personas. El acto más hermoso es el de ayudar desinteresadamente, de corazón y con el amor de Dios en nuestro alrededor.

Una de las cualidades más lindas que tiene la obra del Minuto de Dios es que es sin ánimo de lucro, el ayudar sin esperar nada a cambio, solo el reconocimiento del amor de Dios en cada una de nuestras acciones.

Esta enseñanza sobre todo, nos habla del poder del amor y la recompensa de la alegría que Dios nos da al poder ayudar a quien lo necesite sin esperar algo a cambio. El solo hecho de poder ayudar es el mejor premio que podemos esperar.

6.  Ayudar con entusiasmo y alegría

Una sonrisa vale más que mil palabras, y es una de las recompensas más hermosas que el padre Rafael García nos ayudó a comprender. El entusiasmo y la alegría son la máxima satisfacción a la que podemos llegar, y que a la larga nos dará la felicidad.  

Para la obra Minuto de Dios la alegría y el entusiasmo son el combustible que ayudan a mover los corazones de las personas que participan en las obras de ayuda a los más necesitados.

Ofrecer a Dios nuestra alegría para poder mantener el entusiasmo en alto, para poder ayudar a quienes lo necesiten de una manera amorosa y fraternal y en el momento oportuno.

7.  Útiles

Para el padre Rafael García Herrera siempre fue muy importante que todos entendiéramos que ayudar con amor es servirle a Dios.  Que cuidar con amor al prójimo es cuidar con amor de los hijos de Dios. Que siempre podemos ser útiles de una manera o de otra y que debemos estar listos para dar esa ayuda.

La hermosa obra Minuto de Dios ha demostrado ser el ejemplo de la laboriosidad del Padre Rafael, dejando en alto el legado del padre, y buscando ofrecer ayuda autentica, desinteresada y total a todos los que lo necesitan.

Convivir en el amor a Dios nos permitirá estar atentos a nuestro prójimo, de manera que podamos ser de ayuda cuando lo requieran.  Y la satisfacción de ayudar desinteresadamente será nuestro mayor obsequio ante los ojos de Dios.

El primero de los beneficios de las personas serviciales es la inmensa satisfacción que Dios derrama en sus corazones, pues al saber que se ha servido a quien lo necesita, sin esperar nada a cambio brinda una gran complacencia y engrandece el amor en el corazón. Ser una persona de iniciativa, atenta a las necesidades de la comunidad, con una altísima vocación de servicio, llenas de alegría, entusiasmo y amor a Dios son otros de los beneficios de las personas serviciales. Son personas que siempre se verán y sentirán serenas, alegres, confiadas y llenas de sabiduría y amor. Cuando entendemos que somos parte de la gran familia de nuestro Dios Padre y que entre todos podemos hacer un mundo mejor y en igualdad de oportunidades y posibilidades para todos, sin distinciones de clase o más, recibimos en el corazón el bálsamo de la felicidad verdadera.