Anti- bullying en las escuelas
BellizimaMonografía15 de Julio de 2011
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BULLYING
Alarma aumento del bullying en BC. Lo que antes eran considerados comportamientos normales en los menores, está preocupando a las autoridades escolares, psicólogos y hasta a las instancias policiacas en Baja California. La agresión entre estudiantes se agrava. El sistema educativo oficial ya trabaja con el fenómeno en los planteles, sin embargo poco pueden hacer cuando la mala conducta de los alumnos tiene su origen en el contexto familiar y social.
Juan Carlos Domínguez
Los juegos bruscos y la agresividad entre niños y adolescentes en las escuelas han existido de siempre, lo que popularmente llamamos la “carrilla”, pues. Mas el tema nunca había estado tan expuesto en los medios de comunicación y en la opinión pública hasta en los últimos años, en el que incluso se ha adaptado el término anglosajón bullying para referirse a éste.
Y es que la alarma se ha despertado entre autoridades escolares y hasta judiciales -a nivel mundial- por el marcado aumento en el grado de violencia en lo que antes se consideraba un comportamiento normal en la convivencia entre menores.
En Baja California las autoridades educativas también han tomado cartas en el asunto. En un plan meramente orientador y preventivo para maestros, padres de familia y alumnos, de entrada el problema es complejo porque involucra muchos elementos, actores y entornos. Incluso las instancias de justicia policiaca han advertido el tema y, en la medida de sus facultades, lo abordan, en el entendido que en primera instancia el bullying no está tipificado como delito, aunado a que a los menores de edad (14 años para abajo) no se les puede castigar.
Sin atender tanto a la traducción literal, el bullying es resumido como el acoso escolar, el cual puede ser físico, verbal, psicológico y social en contra de un niño, infringido por otro muchacho o por varios a la vez. La gama de agresión es amplia: desde insultos, burlas, apodos, patadas, puñetazos, empujones, mordiscos, quemarlo en público y el último grito de la moda: fotografiar a la víctima mientras se le ataca para después subir la imagen a las redes sociales.
El bullying se da principalmente entre estudiantes de primaria y secundaria, aunque también persiste en los grados superiores. Incluso, expertos consultados por ZETA refieren que si bien el problema se ha focalizado ahora en la esfera de la escuela, el fenómeno se da también en los centros de trabajo, en el hogar u otros entornos de la vida adulta.
Lo plausible de la por momentos exagerada difusión del bullying es que el problema -–grave- se ha focalizado, porque “cuando se sigue manteniendo en lo oculto, en el silencio, el bullying se potencia”, pondera el psicólogo Gabriel Bello.
Sin embargo, la exposición del tema no siempre resulta en la explicación cabal de lo que el fenómeno representa. De entrada el problema siempre se focaliza en la víctima, es decir, en el niño que es el centro del acoso o agresión. Cuando la atención debe estar puesta tanto en la víctima como en el victimario, y un tercero de igual importancia, el espectador, el bullyingcentra su razón de ser precisamente en un tercero -o terceros- que fungen como cómplices.
Así pues, maestros de escuela, autoridades escolares, policiacas en un momento dado, deben trabajar con todos los actores involucrados. De igual forma, involucrar a los padres de ambos niños, agresor y agredido. Eso lo tienen muy claro ya las escuelas, por lo que empiezan a integrar a su organización algunas dinámicas para platicar el tema, orientar y, lo más importante, denunciarlo.
Aunque también hay muchos mitos alrededor del bullying. Los psicólogos explican que la mera pelea infantil, por ejemplo cuando dos niños se pueden liar a golpes por la disputa de un juguete, o el hecho de tirarse “sopapos” mutuamente, no es bullying, sino simple conducta agresiva.
El bullying para calificarse como tal, debe cumplir tres criterios. Primero, ser actos sistemáticos, negativos y reiterativos en contra de un sujeto. Es decir, el agresor piensa y planea el ataque para su víctima, no es que lo vea y en ese momento se le ocurra. Segundo, siempre el victimario va tomar como presa a otro individuo que está en un rango inferior a él, sea por la edad, la condición social, o la condición emocional. Y por último, en el bullying hay un contraste en los sentimientos entre el agresor y el agredido en el momento del acto. Esto lo ejemplifica el doctor Gabriel Bello: “Si tú y yo estamos peleando por la posesión de algo y nos agarramos a golpes y tenemos a toda la escuela viendo, cuando paramos los dos tenemos el mismo sentimiento de coraje y de ira. En el caso del bullying después del acto, el agresor tiene un sentimiento de satisfacción, se siente bien, se siente totalmente realizado de ver en la contraparte sentimientos de impotencia, tristeza y frustración”.
Por eso es importante educar en ese sentido a los maestros, a los padres, a los prefectos u otras autoridades de la escuela para poder detectar el problema, y en su caso, anularlo. Pero a veces el problema pasa desapercibido o simplemente no se le da importancia. Se da la complicidad por omisión.
Y desde casa, ¿cómo pueden los padres detectar que su hijo está siendo víctima de bullying? En el caso de un niño que empieza a padecerlo, es fácil detectarlo. Generalmente ocurre cuando recién a ingresado a una nueva escuela, su nivel de autoestima baja inmediatamente, se le ve triste, depresivo, puede empezar a manifestar comportamientos regresivos como chuparse el dedo, morderse las uñas, arrancarse el pelo o las cejas, pellizcarse, incluso orinarse en la cama. Es una forma de auto castigarse. Además hay alteración en el sueño, o duerme demasiado, o padece insomnio.
El bullying es difícil de detectar cuando el fenómeno ya está arraigado en el niño, porque el menor ya se ha acostumbrado a ser “el gordito” de la clase, “el chiste” de sus compañeros. Ahí la opción es recurrir a los maestros para que les platique a los padres cómo se comporta el hijo en la escuela, si lo ven muy callado, tranquilo, apático… en fin, un comportamiento diferente al que muestra en casa.
Por lo pronto, los focos rojos están encendidos ante un fenómeno que de no afrontarse, puede desbordarse a altos niveles de violencia que, de por sí, cada vez se manifiestan más en la sociedad.
Una realidad escolar
“La escuela no es creadora del bullying; a nosotros nos llega el bullying y tenemos que trabajar con él”, enfatiza Javier Santillán, secretario de Educación en Baja California, para por cierto, establecer que el problema tiene su origen en el seno familiar.
Así lo constata también Jorge Velázquez, presidente de la Asociación de Escuelas Particulares en Tijuana: “Desafortunadamente no somos los responsables directos de las dinámicas familiares, los niños son el reflejo de lo que viven en su casa”.
La desintegración familiar, el clima hostil o agresivo en casa, el bombardeo de los medios de comunicación, la apología de la violencia en cine, televisión, música y moda; son muchísimos los factores que anteceden albullying y que han vuelto más violentos a los menores de edad.
“Siempre ha habido familias disfuncionales, pero ahora son más. Se ha perdido la comunicación y eso es lo que detonado que los niños sean más agresivos. Antes en la escuela sí había los niños traviesones o rijosos de siempre, pero en una medida muy baja, poco apreciada, te empujaban y ya. Ahora no, ahora los niños no se detienen a pensar si le entierran un lápiz a su compañerito, las agresiones son mayores”, apunta el profesor Velázquez.
Hace algunos meses se dio en el puerto de Ensenada el caso de las alumnas adolescentes, donde una de ellas golpeó a otra hasta provocarle un derrame cerebral. Éste es el único incidente extremo del bullying del que se tiene registro en las escuelas bajacalifornianas. No obstante, el Sistema Educativo estatal (SEe), ante el incremento de quejas o denuncias al respecto, desde hace un año empezó a diseñar una estrategia que abarque a estudiantes, padres de familia, directivos y profesores de escuela. Se está por establecer protocolos, y hasta contar con una línea telefónica 01-800 para auxilio de niños víctima de bullying.
Por lo pronto se ha empezado a trabajar en varias vertientes, según explican las autoridades escolares a nivel estatal.
Lo primero es preparar a los maestros para que puedan identificar a alumnos vulnerables o en riesgo de sufrir bullying. Para ello se les ha dado un curso a mentores en coordinación con la Secretaría de Seguridad Pública, donde los expertos les ilustran cómo reaccionar ante el problema.
La segunda vertiente es involucrar a los padres de la familia, atendiendo a que es en ese seno donde se origina el bullying, si el niño tiene problemas en su casa, agresión, poca valoración o atención de sus padres, aquello lo traduce en agresión contra sus compañeros, en especial con los que están en situación desventajosa. “Estamos atendiendo a los padres de familia proporcionándoles herramientas para que tengan una mejor comunicación con sus hijos”, refiere Javier Santillán, secretario de Educación.
Un tercer programa en este esquema es el de los valores y reforzamiento de la autoestima de los niños, que en sí están dentro de los programas curriculares de las asignaturas escolares. “Si nosotros identificamos a los que son posibles víctimas de la burla o acoso de otros compañeros, son niños que tienen la autoestima más baja o no tienen una personalidad suficiente para enfrentar ese problema. Al niño que ves fuerte, en sus valores, pues es muy difícil que sea susceptible del bullying”,
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