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Aprendizaje por estimulos

Liz.BriEnsayo18 de Mayo de 2016

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Aprendizaje acerca de un solo estímulo

Imagina que estás tranquilamente paseando por la plaza de tu pueblo en fiestas cuando de

repente explota un cohete en el aire. Ante el sonido brusco cierras los ojos, encoges los hombros

y agachas la cabeza, te sobresaltas. La respuesta de sobresalto ante un estímulo intenso

sorprendente es una respuesta refleja, no has necesitado aprenderla, se presenta en todos los seres

humanos y en muchas otras especies animales. El sonido brusco que desencadena la respuesta

refleja recibe el nombre de estímulo elicitador o estimulo señal.

La conducta refleja es fundamental para la supervivencia de muchos organismos, incluido el

ser humano. El bebé al nacer tiene un repertorio de conductas reflejas que le ayudan a adaptarse

a su ambiente. Un ejemplo de esto es el reflejo de succión, basta acercar a la boca del bebé

cualquier objeto que tenga un parecido remoto con un pezón, un dedo mismo, para que el bebé

comience a succionarlo. Claramente, este reflejo permite al bebé comenzar a mamar sin demora,

si tuvieran que aprenderlo es posible que muchos bebés fallecieran de inanición en el intento.

En los vertebrados los reflejos simples suelen estar mediados por tres neuronas, una neurona

sensorial o aferente que registra el estímulo y lo transmite a la médula espinal, una neurona

motora o eferente que activa el músculo implicado en la respuesta y una interneurona que

comunica a las dos previas. El conjunto de neuronas implicadas en un reflejo simple es lo que se

denomina arco reflejo. En algunas especies los reflejos se organizan en conductas más complejas

denominadas pautas de acción modal.

La supervivencia de muchas especies animales depende de estos patrones reflejos de

conducta implicados en la alimentación, la reproducción y la defensa de los predadores. Un

ejemplo claro de conducta refleja en animales distintos del ser humano es la respuesta de

mendicidad en la gaviota arenquera (Tinbergen y Perdeck, 1950). Estas gaviotas se tragan el

pescado que pescan y después lo regurgitan para alimentar a sus crías. La cría picotea en el

extremo del pico del progenitor y ese picoteo produce o elicita la regurgitación del alimento que

puede entonces ser aprovechado por el polluelo. Observando la conducta desde fuera uno podría

pensar que el polluelo de gaviota está genéticamente preparado para reconocer y picotear el pico

de sus padres. El estímulo elicitador de la conducta de mendicidad sería el pico de sus

progenitores. Aceptar esta idea implicaría que el polluelo tiene inscrito en su código genético la

forma del pico de sus padres y que debe picotearles la punta para conseguir la comida.

Sin embargo, la evolución se especializa en resolver problemas complejos con mecanismos

sencillos. El pico de la gaviota arenquera es amarillo y tiene un punto rojo cerca de

la punta. Es ese punto rojo el que parecen picotear los polluelos. Tinbergen y Perdeck (1950)

trataron de determinar cuál era el estímulo señal que elicitaba la respuesta de picoteo en los

polluelos de la gaviota arenquera. Aplicaron el método experimental y descompusieron el

estímulo aparentemente elicitador (el pico del progenitor) en sus características más simples. Así,

prepararon modelos del pico que preservaban los colores y la forma, modelos que preservaban los

colores pero en los que la forma distaba de ser perfecta y modelos que no preservaban los colores

pero sí el contraste, los picos eran grises y el punto negro. Comparando la respuesta de los

polluelos descubrieron que picoteaban prácticamente igual a todos los modelos, salvo a aquéllos

en los que no se preservaba el contraste (modelos en los que no se diferenciaba el punto del fondo

del pico). De este modo concluyeron que el estímulo señal de la respuesta de mendicidad en la

gaviota arenquera era el contraste punto-fondo. Incluso crearon estímulos supernormales en los

que se maximizaba el contraste (picos coloreados con listas), encontrando que los polluelos

picoteaban estos estímulos más que los picos originales. Este ejemplo demuestra que en muchos

casos la conducta refleja está elicitada por estímulos mucho más simples de los que inicialmente

suponemos (véase también Domjan y Nash, 1988).

La conducta refleja viene determinada genéticamente y el profano del estudio del aprendizaje

tiene la idea de que no puede modificarse. Nada más lejos de la realidad, la conducta refleja

nunca se repite de forma exactamente igual, cada presentación del estímulo elicitador da lugar a

una respuesta distinta; a veces la presentación repetida del estímulo elicitador produce un

descenso gradual en la respuesta refleja conocido como efecto de habituación; a veces la

repetición del estímulo produce un aumento sostenido en la respuesta conocido como efecto de

sensibilización; y a veces la repetición del estímulo produce un ascenso inicial en la respuesta

(sensibilización) que va seguido de un descenso posterior (habituación). Cuando ambos efectos

se presentan seguidos, el efecto de sensibilización siempre precede al efecto de habituación.

2.1. Habituación

¿Recuerdas el sobresalto que te produjo el primer cohete lanzado en las fiestas de tu pueblo?

Las fiestas siguen y continúan lanzándose cohetes regularmente para animar el ambiente. El

sobresalto que te produce cada nuevo lanzamiento es cada vez menor y puede darse el caso de que

incluso termines por no notar apenas los cohetes que se lanzan. Este descenso en la respuesta de

sobresalto que se produce como consecuencia de la exposición repetida al estímulo elicitador se

conoce como efecto de habituación.

La habituación es probablemente el tipo de aprendizaje más simple y extendido a lo largo del

reino animal. La habituación reduce nuestra respuesta a estímulos inocuos, desechando lo

superfluo y permitiéndonos focalizar nuestra atención en los estímulos relevantes o en aquellos

sobre los que no conocemos todavía sus consecuencias. Los estudios de habituación han

permitido establecer de forma bastante clara sus características que, entre otras cosas, permiten

diferenciar la habituación de efectos conductuales parecidos, como la fatiga.

La habituación es específica del estímulo. Imagina que sigues paseando por las calles de tu

pueblo en medio del lanzamiento de cohetes. Te has ido "acostumbrando" al sonido de los

cohetes y tu respuesta de sobresalto ha dejado de producirse. Sin embargo, cuando de repente se

activa la alarma del banco junto al que te lleva tu paseo vuelves a sobresaltarte. Este ejemplo

muestra que la habituación es relativamente específica del estímulo que se ha presentado

repetidamente. Cuando se cambia el estímulo la habituación desaparece, en otras palabras la

respuesta aparece ante el estímulo nuevo.

No obstante, conviene matizar la afirmación que acabamos de hacer acerca de la

especificidad del estímulo en la habituación. Siguiendo con el ejemplo anterior, si el sonido

nuevo fuera un cohete de intensidad diferente en lugar de la alarma del banco es bastante

probable que tu respuesta de sobresalto siguiera amortiguada. La habituación se va a generalizar

a estímulos parecidos; cuando señalamos que la habituación es específica del estímulo en

realidad estamos diciendo que sólo se generaliza a estímulos muy parecidos al habituado. A

medida que los estímulos se diferencien más del estímulo habituado la respuesta volverá a

aparecer.

La especificidad del estímulo en la habituación nos permite introducir dos conceptos

fundamentales en todo tipo de aprendizaje, la generalización y la discriminación. Decimos que

existe generalización cuando después del entrenamiento con un estímulo se produce la misma

respuesta ante estímulos parecidos. La discriminación sería el fenómeno espejo de la

generalización. Hablamos de discriminación cuando el sujeto responde de forma diferente ante

estímulos distintos al entrenado. Para comprobar el nivel de generalización y discriminación del

estímulo se realizan pruebas con estímulos que van variando en alguna o varias características

del estímulo entrenado. Imaginemos que después de lanzar una cantidad considerable de cohetes

del mismo tipo comienzan a entremezclarlos con cohetes que producen explosiones de distintas

intensidades. En la figura 2.1 se presentan los resultados hipotéticos de nuestra respuesta de

sobresalto ante los cohetes de distintas intensidades. En el centro de la figura se presenta la

respuesta ante los cohetes que tienen la misma intensidad que los que utilizaron al inicio de la

fiesta; tal y como vemos, la respuesta de sobresalto ante esos cohetes es mínima, mostrando

habituación. A la derecha y a la izquierda se recoge la respuesta ante cohetes que varían

gradualmente en intensidad de los presentados originalmente. A la izquierda se presenta la

respuesta ante cohetes de menor intensidad y a la derecha ante cohetes de intensidad mayor. La

figura representa un gradiente de generalización típico de la habituación, con muy poca respuesta

ante

...

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