Problemas Epistemológicos de la Psicología
Sabrina SanchetaResumen5 de Septiembre de 2019
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Problemas Epistemológicos
de la
Psicología
- 2° Cuatrimestre -
Docente Teórico: Capelleti, Andrés
Docente Práctico: Mengo, Carina
Año: 2016
T.P. 7 - POPPER, K., “Conjeturas y refutaciones”, Barcelona: Paidós, 1983.
1 – Status científico de una teoría
Popper se propone saber si existe un criterio para determinar el carácter o status científico de una teoría para distinguir entre la ciencia y la pseudo-ciencia.
- El criterio para establecer el status científico de una teoría es su refutabilidad o testabilidad –
El criterio de refutabilidad sostiene que, para ser colocados en el rango de científicos, los enunciados o sistemas de enunciados deben ser susceptibles de entrar en conflicto con observaciones posibles o concebibles.
Si una observación muestra que el efecto predicho está ausente, entonces la teoría simplemente queda refutada. La teoría es incompatible con ciertos resultados posibles de la observación.
Conclusiones:
- 1 - Es fácil obtener confirmaciones o verificaciones para casi cualquier teoría, si son confirmaciones lo que buscamos.
- 2 - Las confirmaciones solo cuentan si son el resultado de predicciones riesgosas, es decir, si, de no basarnos en la teoría en cuestión, habríamos esperado que se produjera un suceso que es incompatible con la teoría, un suceso que la refutara.
- 3 - Toda “buena” teoría científica implica una prohibición: prohíbe que sucedan ciertas cosas. Cuanto más prohíbe, tanto mejor es.
- 4 - Una teoría que no es refutable por ningún suceso concebible no es científica. La irrefutabilidad no es una virtud de una teoría, sino un vicio.
- 5 - Los elementos de juicio confirmatorios no deben ser tomados en cuenta, excepto cuando son el resultado de un genuino test de la teoría; es decir, cuando puede ofrecerse un intento serio, pero infructuoso, de refutar la teoría.
- 6 - Algunas teorías genuinamente testables, después de hallarse que son falsas, siguen contando con el sostén de sus admiradores; pero sólo se puede rescatar la teoría de la refutación al precio de destruir o, al menos, rebajar su status científico.
2 – Argumentos en el análisis de la cientificidad del Marxismo, la teoría de la relatividad de Einstein y el Psicoanálisis
La teoría de gravitación de Einstein satisface el criterio de refutabilidad. Aunque los instrumentos de medición de ese momento no permitían pronunciar resultados para los test con completa seguridad, había indudablemente, una posibilidad de refutar la teoría.
En la teoría marxista de la historia, en algunas de sus primeras formulaciones, sus producciones eran testables, y de hecho, fueron refutadas. Pero en lugar de aceptar las refutaciones, los adeptos de Marx reinterpretaron la teoría y los elementos de juicio con el propósito de hacerlos compatibles. De este modo, salvaron la teoría de la refutación, pero lo hicieron al precio de adoptar un recurso que la hace irrefutable. Así, dieron un “sesgo convencionalista” a la teoría y, con esta estratagema, destruyeron su pretensión de status científico.
Las dos teorías psicoanalíticas (Freud y Adler) se encontraban en una categoría de diferente. Simplemente, no eran testables, eran irrefutables. No había conducta humana concebible que pudiera refutarlas. No tenían enunciados definitivos capaces de refutarse mediante experiencias.
3 – Criterio de significación propuesto por Ludwig Wittgenstein
El criterio postulaba que todas las llamadas proposiciones filosóficas o metafísicas, en realidad no son proposiciones, o son pseudo-proposiciones: carecen de sentido o significado.
Todas las proposiciones genuinas son funciones de verdad de las proposiciones elementales, o atómicas, que describen “hechos atómicos”, es decir, hechos que, en principio, es posible discernir por la observación.
Si llamamos “enunciado observacional” no solamente al enunciado que expresa una observación real sino también a aquel que expresa algo que se podría observar, debemos afirmar que toda proposición genuina es una función de verdad de enunciados observacionales, y por lo tanto, deducible de éstos.
El criterio de demarcación de Wittgenstein equivale a la verificabilidad, o a la deducibilidad de enunciados observacionales. Pero este criterio es demasiado estrecho: excluye de la ciencia prácticamente todo lo que es, de hecho, característico de ella. Ninguna teoría científica puede ser deducida de enunciados observacionales ni ser descripta como función de verdad de enunciados observacionales.
4 – Problema de la inducción
Aborda el problema de la inducción a través de Hume. Piensa que éste tenía perfecta razón al señalar que no es posible justificar lógicamente la inducción. Hume sostenía que no puede haber ningún argumento lógico válido que nos permita establecer “que los casos de los cuales no hemos tenido ninguna experiencia se asemejan a aquellos de los que hemos tenido experiencia”. Por consiguiente “aún después de observar la conjunción frecuente o constante de objetos, no tenemos ninguna razón para extraer ninguna inferencia concerniente a algún otro objeto aparte de aquellos de los que hemos tenido experiencia”.
Las teorías nunca pueden ser inferidas de enunciados observacionales, ni pueden ser justificadas racionalmente por estos.
Esta explicación fue propuesta como una teoría psicológica, no filosófica; pues trata de dar una explicación causal de un hecho psicológico. El hecho de que creemos en leyes, es decir, en enunciados que afirman regularidades o que vinculan constantemente diversos tipos de sucesos se debe a la costumbre o al hábito: es el producto de la repetición frecuente, de la repetida observación de que las cosas de un cierto tipo están constantemente unidas a cosas de otro tipo.
5 – Posición de Popper contra Hume con respecto al problema de la inducción
Popper pensaba que la psicología de Hume estaba equivocada en tres aspectos:
- a - El resultado típico de la repetición. Lejos de crear una expectativa consciente de sucesiones sujetas a leyes o de creencia en una ley, puede, por el contrario, comenzar con una creencia consciente y luego destruirla al hacerla superflua.
- b - La génesis de los hábitos: por lo general no se originan en la repetición.
- c - La creencia en una ley no es exactamente igual a la idea que manifiesta la expectativa de una sucesión de acontecimientos sujeta a leyes, pero la conexión entre ambas es suficientemente estrecha como para que se las pueda tratar conjuntamente
La idea central de la teoría de Hume es la de repetición, basada en la similitud. Secuencias de sucesos indiscutiblemente iguales que se nos van imponiendo lentamente. El tipo de repetición considerado por Hume nunca puede ser perfecto; los casos que tiene presente no pueden ser casos de igualdad; sólo pueden ser casos de similitud. Así, sólo son repeticiones desde un cierto punto de vista. Debe haber siempre un punto de vista (expectativas, anticipaciones, suposiciones, intereses, etc.) antes de que pueda haber repetición alguna.
Para los propósitos de una teoría psicológica del origen de nuestras creencias, debemos entonces reemplazar la idea ingenua de sucesos que son similares por la idea de sucesos ante los que reaccionamos interpretando como similares.
Popper propone como respuesta invertir la teoría de Hume. En lugar de explicar nuestra propensión a esperar regularidades como resultado de la repetición; explicar la repetición para nosotros como resultado de nuestra propensión a esperar regularidades y buscarlas.
6 – Método del ensayo y el error
Sin esperar pasivamente que las repeticiones impriman o impongan regularidades sobre nosotros, debemos tratar activamente de imponer regularidades al mundo. Debemos tratar de descubrir similaridades en él e interpretarlas en función de las leyes inventadas por nosotros. Sin esperar el descubrimiento de premisas, debemos saltar a conclusiones. Éstas quizás tengan que ser descartadas luego, si la observación muestra que son erradas.
La creencia de que la ciencia procede de la observación, de que podemos comenzar con observaciones puras, sin nada que se parezca a una teoría, es absurda. La observación siempre es selectiva. Necesita un objeto elegido, una tarea definida, un interés, un punto de vista o un problema. Y su descripción presupone un lenguaje descriptivo, con palabras apropiadas; presupone una semejanza y una clasificación, las que a su vez presuponen intereses, puntos de vista y problemas.
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