Curriculum y Evaluación Escolar. Díaz Barriga. Una polémica en relación al examen

Curriculum y Evaluación Escolar. Díaz Barriga.

Una polémica en relación al examen.

Introducción.

El examen se ha convertido en un instrumento en el cual se deposita la esperanza de mejorar la educación. Así, se establece un falso principio didáctico: a mejor sistema de exámenes, mejor sistema de enseñanza.

Es muy llamativo que en los alumnos exista un reduccionismo técnico que omite estudiar los amplios significados que se esconden  tras el examen.

No siempre se vinculó el examen a acreditación ni calificación. El examen  moderno efectúa una serie de reduccionismos técnicos sobre el saber pedagógico.  Hay tres inversiones que se realizan a través de la conformación de una pedagogía centrada en el examen. El resultado es que la propuesta técnica de hacer exámenes –manejo estadístico de datos, construcción de reactivos objetivos, etc.- ha empobrecido la  visión sobre la educación. La pedagogía del  examen ha creado más problemas a la educación que los que ha resuelto.

El examen, un problema de historia y sociedad.

Uno de los puntos donde la política educativa adquiere concreción es el problema del examen. Los fundamentos conceptuales de la nueva política educativa son expresados a través de nociones como: calidad de educación, eficiencia y eficacia del sistema educativo, mayor vinculación entre el sistema escolar y necesidades sociales.

La consigna es “hacer más con menos”.

Esta política transforma los postulados educativos que impactaron la política previa de los años setenta. Se trató de ampliar el acceso de oportunidades.

Se buscan justificaciones “académicas” que permitan fundamentar la restricción del ingreso a la educación. Por otra parte, se establecen instrumentos que legalicen la restricción a la educación a través del examen, el cual no indica realmente cual es el saber de un sujeto.

Es habitual pensar que el examen es un elemento inherente a toda acción educativa. La historia  del examen mostraría lo falso de esta afirmación.

Primero porque el examen fue un instrumento creado por la burocracia china para elegir miembros de castas inferiores. Segundo, porque hasta antes de la Edad Media no existía un sistema de exámenes ligado a la práctica educativa. Tercero porque la asignación de notas al trabajo escolar es una herencia del siglo XIX a la pedagogía.

El examen es un problema signado por las cuestiones sociales. Así el examen es en realidad un espacio de convergencia de un sinnúmero de problemas sociológicos, políticos, psicopedagógicos, y técnicos. Sin embargo, los problemas en relación al examen aparecen agudizados sólo en su dimensión técnica.

En el examen se sintetizan una magnitud de problemas de muy diversa índole, lo que hace que sobre el examen se depositen una infinidad de expectativas. Cuando la sociedad no puede resolver problemas de orden económico, social, psicopedagógico transfiere esta impotencia a una excesiva confianza de “elevar la calidad de la educación”, sólo a través de racionalizar el empleo del examen.

Si bien cada grupo social puede tener su representación en relación con el papel que juega el examen, todos coinciden en esperar  que a través del examen se obtenga un conocimiento “objetivo” sobre el saber de cada estudiante.

Pero el examen es sólo un instrumento que no puede por sí mismo resolver los problemas que se han generado en otras instancias sociales.

El examen es un espacio social sobredeterminado, es un espacio donde se realizan inversiones de las relaciones sociales y pedagógicas.

1ra Inversión: Problemas sociales a problemas técnicos.

Una de las funciones asignadas al examen es determinar  si un sujeto puede ser promovido  de un curso a otro. Bajo esta idea central aparecen otras dos funciones: permitir el ingreso de un individuo a un sistema particular o legitimar el saber de un individuo a través de acreditarlo u otorgarle un título profesional.

A partir de esto la discusión se realiza sobre problemas de objetividad, validez, y confiabilidad, cercana a la teoría de la ciencia. La cual reniega de la reflexión y no busca partir de la comprensión de un fenómeno, se queda en la apariencia. Por ello no es extraño que realice esta inversión. Los problemas de orden social son trasladados a problemas de orden técnico: objetividad, validez, confiabilidad. La discusión que se realiza en este nivel de la problemática desconoce la conformación de la misma.

Si los problemas que subyacen al examen son de orden técnico, es en ese nivel donde hay que darles una solución.

2da Inversión: De los problemas metodológicos a problemas de rendimiento.

En muchas prácticas pedagógicas no existió nada similar al examen. Durkheim muestra que este instrumento ingresa al escenario educativo a través de la universidad medieval. Se dejaba presentar examen a aquellos alumnos de los que se estaba seguro que iban a salir airosamente. Así, el examen era un espacio público para mostrar  la competencia que se había adquirido. Ya en la “Didáctica Magna” (1657) de Comenio el examen está ligado al método. Es la última parte del método que puede ayudar a aprender. Por eso, a través del examen no se decide la promoción del estudiante ni su calificación. Cuando el alumno no aprende, el autor recomienda que el maestro revise su método.

La transformación operada en el siglo XIX: Promover y calificar el desempeño estudiantil a través del examen. Por una parte separó al examen de la metodología, por otra, pervirtió la relación pedagógica al centrar los esfuerzos en la acreditación. Cuando el examen era parte del método, tenían que resolver todos los problemas  de aprendizaje a través de diversos intentos metodológicos. Con la aparición de las nuevas funciones del examen, cuando existe una dificultad, los maestros y las instituciones aplican exámenes.

El examen se conforma históricamente como un instrumento ideal de control. Se trata de lograr formas de control individual (adaptación social) y su extensión a formas de control social.

3ra Inversión: El examen como un problema (de control) científico en el siglo XX. Hacia el empobrecimiento del debate educativo.

La problemática del control es inherente a la evolución del examen. Sin embargo, el siglo veinte crea condiciones para establecer mecanismos científicos que garanticen dicho control. La pedagogía dejará de usar el término examen, y lo reemplazará por tests (más científica) y luego por evaluación (más académica).

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