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Discriminacion


Enviado por   •  17 de Septiembre de 2015  •  Ensayos  •  1.777 Palabras (8 Páginas)  •  80 Visitas

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  1. La discriminación: la violencia sin golpes.

         Un niño musulmán camina en un aeropuerto estadounidense con su padre, a la hora de ser revisados, son inspeccionados con especial cuidado, e incluso son llevados a un cuarto privado, en donde les obligan quitarse la ropa. Para el padre, es un proceso común, un factor más con el cual hay que lidiar, así como conseguir un trabajo o una casa. Para el niño, fue una experiencia que lo obligó a entender que la forma en que lo tratarían las personas pueden depender de quién es el, y no de tan sólo cómo se comporta. El niño había descubierto un fenómeno tan viejo como la sociedad misma: la discriminación ¿Qué era la discriminación y por qué sucedía? Muchos son los factores que podrían causarla (ignorancia, conformismo, miedo), pero siempre lleva a un mismo lugar: la violencia. La discriminación es un acto, o un no acto, violento y negativo, por características inherentes de otro sujeto, grupo, o incluso, institución. Cuando discriminamos a una persona, estamos hablando sobre ella, diciendo que yo sé que sus acciones van a estar condicionadas por su mera existencia y van a ser perjudiciales para lo que yo considero bueno y sano. La discriminación siempre dependerá del concepto de normalidad el cual tengamos. Hay varias características que pueden ser discriminadas, que pueden variar de origen y forma, así como: la nacionalidad, la etnia, la religión, el género, la procedencia geográfica, la clase social y demás costumbres y tradiciones propias, características que son asociadas a comportamientos erróneos por parte de sus poseedores  Pueden existir casos en los cuales una acción determinada es la que discrimina, como el caso del niño musulmán al principio de este ensayo, el cual se puede ver que hay un trato especial para ellos por ser de determinada nacionalidad y religión. Pero también, existe la posibilidad de que más bien sea una falta de acción lo que sea discriminativo, como a las mujeres se les prohibía votar a mediados del siglo XX: una privación de lo que se supone que son merecedores justamente todas las personas. Normalmente una sociedad discriminadora es una sociedad desigual, pues no hay una semejanza de oportunidades y derechos por parte de sus integrantes, creando grandes dificultades para el desarrollo de  las facultades del sector discriminado. En nuestra vida cotidiana podemos ver muchas actitudes y comportamientos que muestran claras líneas de pensamiento discriminadoras hacia determinado grupo, algunas veces mucho más implícitas que otras, pero siempre igual de dañinas y tóxicas. Veamos ejemplos que nos ayuden a ilustrar este nocivo proceso social.  

Supongamos que yo soy homosexual y tengo 20 años de convivir con mi pareja y tenemos patrimonio familiar. A este punto si mi pareja y yo decidimos separarnos no tendríamos acceso al derecho del patrimonio familiar, o se me enfermo no me podría visitar porque no es nada mío, de manera que actualmente no cuento los mismos derechos de esta forma se presenta una discriminación ya que la ley actualmente no mantiene ningún decreto en donde se vele por los derechos de las parejas del mismo sexo.

La Xenofobia se basa en el rechazo de la cultura ajena a la propia por lo que un ejemplo muy claro de racismo se da actualmente en los estadios en donde en los estadios cuando a los jugadores de tez morena se les abuchea con sonidos alusivos a el sonido de un mono y se les avientan bananos a la cancha de manera que se denigra su origen étnico.

En los colegios muchas veces se da la discriminación por clase social ya que se suelen subdividir los grupos en donde las personas que comparten características por su clase tienen a unirse, por lo general estos grupos discriminan a las personas de escasos recursos por su apariencia o características propias en donde se creen superiores por el hecho de contar con mayor capacidad monetaria para adquirir bienes o servicios.

  1. El pensamiento divergente de cara al siglo XXI: el inconformismo hacia un sistema impuesto y atorado

Por allá del siglo XIX, el filósofo Karl Marx proclamaría la famosa premisa del materialismo histórico: “El fin de los filósofos no es interpretar el mundo, sino transfórmalo”. Hoy, esa premisa se ve opacada por la falta de voluntad de las personas para si quiera cumplir la primera parte del enunciado, y aún más preocupante, las pocas personas que indagan más allá de nuestra epistemología clásica o “popular”, se ven en un callejón sin salida, ya que imaginar una “meta solución”, tal como el comunismo o el fascismo, es una aspiración que raya severamente en la inocencia y el desconocimiento de la ideología hegemónica ¿Qué hacer ante tal “lógica” que parece tan ilógica? Parece que la cuestión no solamente es transformar nuestro mundo, si no también interpretar cuales soluciones se podría aplicar a nuestra turbulenta coyuntura y sociedad. Justo esa palabra es clave, “sociedad”, en dos aristas fundamentalmente. La primera, la unión de personas para llegar a un fin que brinde beneficios en común. Y segunda, la asociación de ideas y conceptos que forjen un paradigma innovador que tenga la capacidad de ser convertido en una acción. Esta hermosa habilidad humana, de imaginar una potencialidad de nuestra realidad, es la creatividad. La creatividad por sí sola no es la solución del problema planteado al principio del ensayo. Es la exploración de múltiples soluciones para encontrar la que es óptima, y sobretodo, realizable. Esta facultad humana queda tácita en la famosa frase del genio inventor Tomas Edison, al descubrir finalmente la manera de crear una bombilla luminiscente: “No fracasé, sólo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una bombilla “. De ella se desprenden grandes valores humanos, como el inconformismo, la curiosidad, pero sobretodo, la perseverancia. Dichos valores se encuentran con normalidad en las personas que poseen un pensamiento creativo. Detengámonos, ahí un momento, ¿Es la creatividad un factor incambiable dentro de las personas? Ciertamente sería inocente pensarlo. Entonces surge otra duda muy importante para esclarecer el funcionamiento de dicho proceso ¿Cómo se desarrollan la creatividad en el pensamiento humano? Otro concepto importantísimo aflora: “pensamiento” ¿Qué es pensar? Parece algo tan usual, pero tan sólo pensarlo es una contradicción enorme a la misma resolución. Los estudios en la materia han arrojado una doctrina bastante interesante que vale la pena explorar. El pensamiento es dividido tradicionalmente en dos tipos: el pensamiento convergente y el pensamiento divergente. El primero, el pensamiento convergente, el más rápido en ser apropiado y el más incentivado por la educación formal, es aquel modo de pensar más estructurado y hasta “lógico”, aunque tal concepto justo es el que queremos desechar. El pensamiento convergente utiliza el método de razonamiento deductivo, aquel que surge de arriba hacia abajo, tal como las matemáticas o la ciencia moderna. El pensamiento convergente es la herencia más importante del Renacimiento y de la Modernidad en general: el método científico. Ahora abordamos el pensamiento divergente, la cuestión que más nos preocupa esclarecer para el desarrollo de la creatividad y la solución que “se sale de la caja”: del pensamiento convergente. El pensamiento divergente transgrede los tradicionales pasos lógicos para idear una manera diferente de hacer las cosas. Justo este pensamiento es el que presentan en mayor medida las personas creativas. Claro está, que primero siempre hay una base, pero el pensamiento divergente trata de revolucionarla permanentemente: la persona creativa no se conforma, ni se limita, sí encuentra un muro, excava para llegar al otro lado, si encuentra un “imposible”, lo convierte en un “aún no se ha intentado”. El pensamiento divergente es la amante nunca satisfecha de la creatividad, siempre hay algo que hacer, algo que intentar, no es posible que sea imposible. Ahora bien, ¿Cómo aplicar dicho pensamiento y creatividad a los problemas planteados al principio del ensayo? Pues bien, la persona creativa no ve el cambio como una transformación total del injusto modelo económico en el cual vivimos, o el desarrollo de una tecnología que cambie la concepción de nuestro mundo. La persona creativa ve el cambio en la configuración discursiva de las personas: en la manera en que abandonan el pensamiento convergente y se aventuran al desconocido páramo del pensamiento divergente. El principal problema que veo en mi comunidad es la marginalidad impuesta a personas que si acaso vive a escasos metros de mi hogar. La marginalidad es, más que una condición socioeconómica, una enfermedad mental, un paradigma de pensamiento convergente que bloquea la potencialidad de las personas. Mi solución a este problema parece fácil, pero requiere una conciencia de sí mismo que se pierde en los mensajes hegemónicos que se encargan de reproducir dicha condición de marginalidad. A pesar de esto, no podemos rendirnos, pues somos personas creativas que no se rinden, a pesar de las implícitas dificultades del caso. Si observamos las configuraciones discursivas de los llamados “marginados”, nos encontramos que las significaciones que poseen son simple y meramente imposiciones: una ideología hegemónica ¿Cómo podemos romper dicha base de ideas sin la imposición de una nueva que aún no los represente? La ideología tiene que ser autogenerada y no al revés ¿Es posible romper los paradigmas cognitivos de manera tan fácil y sencilla? Para nada, es un proceso de revolución estructural ideológica que requiere, como dije antes, conciencia de nuestra propia existencia social. El arte y la cultura, la generación de significados propios, la expresión de nuestra “alma”, si tuviésemos una, son un camino que problematizan la vida de cada ser humano. Materialmente, estaríamos hablando de generar espacios recreativos en donde se pueda incentivar el aprendizaje, la creatividad y la auto expresión. La solución al problema es obvia: hay que incentivar el pensamiento divergente en las personas que, estructuralmente, son etiquetados con estereotipos que muchas veces rayan en el absurdo y en lo hiriente. La conversión del paradigma convergente es lo ideal en este modelo. La educación que se convierta en un diálogo que nos permita preguntarnos quienes somos, y no una siempre inyección de contenido sin importancia para la vida cotidiana. Si fuéramos a ser estrictamente instrumentalistas, este proceso tiene que empezar con especial énfasis en los niños y en la juventud, pues ellos aún no se ha “conformado” con leer al mundo de la manera usual. Ahora bien, una vez generada esta conciencia de nuestra existencia social, es posible transmitirle al resto de la población significados que problematicen los significados que se creen como verdaderos de estos lugares, dese plataformas tan diversas, como redes sociales e internet, o radios y televisoras que no tengan fines comerciales. Sólo así, se podrá eliminar la etiqueta de marginal de un lugar determinado, de otra manera estaríamos creando una reproducción ideológica.

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