ENTRE LOS MUROS

“REFLEXIONANDO ENTRE LOS MUROS”

Una mirada sobre los vínculos entre alumnos y docentes en la escuela secundaria.

Se está desarrollando una clase con el profesor Francois, cuando ingresa el director para presentar un nuevo alumno que será su compañero. Saluda y pide que se pongan de pie. Algunos se paran, otros no lo hacen. El director “aclara” que también es para los que están atrás…Todos se tienen que levantar –“Recuerden que es una forma en que se debe saludar a un adulto. No es una señal de sumisión ni de humillación”.

En los tiempos que corren, el concepto de “enseñanza” en las escuelas, muchas veces se reduce al “buen clima de trabajo”, el orden, el silencio, y la transmisión de contenidos sin interrupciones, y se deja de lado el contexto, ritualizando formas moralizantes de comportamiento que nada tienen que ver con el afuera y la realidad cotidiana.

Estas retóricas moralizantes resultan contrarias a la posibilidad de lograr mejoras en las relaciones entre adultos y adolescentes, ya que lo que hace es ensanchar aún más la brecha entre ellos e imponer una autoridad basada en la sumisión (por más que el director lo contradiga, es notable en las caras de los alumnos)

Actitudes como las que ocurren en esta escena se reiteran a lo largo de la película dejando entrever la imposibilidad de los docentes de considerar a los adolescentes como personas iguales, la escuela se muestra temerosa de no poder controlar, disciplinar, anhelando la antigua función estricta de moldear a los alumnos a base de castigos, sanciones, de generar temor, disfrazado de “respeto”.

Los vínculos que se establecen en la escuela deben cambiar de manera acorde a los cambios que se producen en la cultura, en la sociedad. Las relaciones entre generaciones debe llevar a interrogarnos sobre varios aspectos que en apariencia parecen inadmisibles dentro de las aulas, que van desde los contenidos hasta lo puramente personal y afectivo.

La escuela parece haberse quedado detenida en el tiempo, hace décadas atrás. Las normas, los procedimientos y demás regulaciones, responden aún a un modelo social y cultural ya inexistente. Específicamente de esta escena, puedo decir que el respeto o el modo de saludar a un adulto por parte de un adolescente, ya no es poniéndose de pie. No considero que sea necesario para demostrar respeto, no es ese tipo de gesto algo que lo denote, sino más bien se deja en evidencia la enorme distancia (y jerarquía) que separa a unos de otros.

No es nada fácil plantearse hoy en día la compleja tarea de ser profesor, como afirma Miguel A. Santos, “Hay motivos para el pesimismo (…) se valora poco en la sociedad el quehacer docente, el contexto organizativo deja mucho que desear (…) la autoridad tradicional se resquebraja…”. Sin embargo, si nos tomamos con compromiso, valentía, y asumimos las responsabilidades y desafíos que requiere la docencia, las gratificaciones pueden ser inmensas e incomparables. Poder entablar una relación con los alumnos con todo lo que ello significa y estar dispuestos a escucharlos puede generar resultados impensados.

Este tema de poder y saber escuchar es planteado por Piñas Mesa en “Ética de la escucha” donde

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