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Educacion Especial


Enviado por   •  2 de Abril de 2015  •  6.167 Palabras (25 Páginas)  •  192 Visitas

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Síndrome de Asperger, Autismo de Alto Funcionamiento y Desórdenes del Espectro Autista.

Autora: Sally Bloch-Rosen, Ph.D. (8 Abril 1999)

Traducción realizada por: Rogelio Martínez Maciá

Introducción

El Síndrome de Asperger (AS) es un profundo desorden del desarrollo caracterizado por deficiencias en la interacción social y coordinación motora, así como inusuales y restrictivos patrones de interés y conducta. Clínicamente, la distinción entre autismo y SINDROME DE ASPERGER es a menudo hecha en términos de severidad y de la expresión cualitativa del criterio. Ambos síndromes están caracterizados por los déficits en la interacción social, habilidades de comunicación deterioradas e inusuales y raros comportamientos. Sin embargo, en Síndrome de Asperger, los déficits motores están más pronunciados, el principio parece ser más tardío, y los déficits sociales están presentes sin gran deterioro del habla ni del lenguaje (Frith 1991). En la DSM-IV (American Psychiatric Association, 1994) el diagnóstico de SINDROME DE ASPERGER requiere la ausencia de cualquier retraso clínicamente significativo en la adquisición del lenguaje, desarrollo cognitivo, y de la conducta adaptativa (con la excepción de la interacción social). En este sentido, la DMS.IV claramente distingue entre el diagnóstico de Síndrome de Asperger y el de Autismo (que está caracterizado por más marcado retraso en éstas áreas antes de los tres años de edad). Dado que los parámetros para el diagnóstico están recientemente formulados, se puede esbozar una definición consensuada para la investigación, ahora bien poco es conocido en la actualidad sobre el SINDROME DE ASPERGER.

El Síndrome de Asperger frente al Autismo de Alto Funcionando

Las similitudes han sido nombradas entre la definición de Síndrome de Asperger Autismo sin retraso mental, o Autismo de Alto Funcionamiento (AAF). El retraso mental se asocia al Autismo en aproximadamente el 75% de los casos informados, la definición de la DMS-IV admite niños sin retraso mental. No hay ninguna pauta para el diagnóstico, que sea específica y ampliamente aceptada para el diagnóstico del AAF (Gilbert, 1998). AAF puede diagnosticarse apropiadamente cuando se reúnen los criterios para desorden el desorden autista (Asociación Psiquiátrica americana, 1994) y la escala de desarrollo IQ excede el rango de retraso mental. En comparación con el Síndrome de Asperger, el AAF tiene un IQ inferior, con menos diferencias en la función verbal. En SINDROME DE ASPERGER, el índice verbal excede el manipulativo (Gillberg 1989, Ozonoff & Farham, 1994), puede haber más casos en la historia familiar, sobre todo en los padres de los niños con Síndrome de Asperger, en comparación con el AAF. La torpeza motora suele se más característica del Síndrome de Asperger, considerando que los manierismos motores pueden aparecer más en asociación con AAF (Gillberg, Steffenburg, & Schaumann, 1991).

Las anormalidades y retraso en el lenguaje y comunicación pueden ser más severos en AAF que en el Síndrome de ASPERGER. Las peculiaridades del discurso (prosodia) y el lenguaje pueden no obstante estar presentes en niños con SINDROME DE ASPERGER. Dado que la mayoría de los casos de Síndrome de Asperger son diagnosticado a la edad de 7 años o más tarde (Gillberg & Gillberg, 1989), los datos con respecto al la aparición y desarrollo del habla pueden depender caprichosamente de la memoria de los padres, de dudosa fiabilidad (Venado, Bax, & Jenkins, 1978). El criterio de exclusión sobre la ausencia de retraso en el habla parece polémico (Gillberg 1995).

El Síndrome de Asperger también puede distinguirse del AAF por los tempranos patrones de contacto. En la niñez temprana, el SINDROME DE ASPERGER está asociado con una relación adecuada con los miembros familiares (aunque impropia y torpe). En Autismo, la conexión a los familiares muestra modelos más atípicos y marcados por el retiro y el alejamiento (Klin & Volkmar, 1997).

El Síndrome de Asperger puede identificarse con precisión a través del asesoramiento neuropsicológico (Lockyer & Rutter, 1970, Happe, 1994). Detalles de estos patrones se discutirán más tarde.

El Espectro Autista

Algunos investigadores (e.g., Schopler, 1985) han objetado el uso de una categoría diagnóstica distinta para un desorden que representa sólo un punto en el "espectro autista". Frith (1991, p.5) está de acuerdo que " el Síndrome de Asperger es la primera variante creíble para cristalizar el espectro autista... no dudando que otras variantes le siguen".

Ala (1991) concluyó que ambos, autismo y Síndrome de Asperger están mejor considerados como dentro del deterioro social del espectro autista y que pueden diferir en su presentación clínica debido al grado de déficit en aspecto cognitivo, habla y psicomotricidad. Sin embargo, Frith afirma que, de momento, la categoría de diagnóstico de SINDROME DE ASPERGER debe asentarse en razones clínicas. Inicialmente, muchos padres de niños con Síndrome de Asperger encontrarán el diagnóstico más aceptable que el de autismo (porque, entre los profanos, puede asociarse con retiro extremo, raras estereotipias, y conductas autolesivas). En segundo lugar muchos de los niños con formas más superficiales del desorden quedarían sin un diagnóstico y por lo tanto sin los apoyos, servicios y comprensión que ellos requieren (Frith, 1991).

En la práctica, algunos niños pueden no encajar de forma limpia en el diagnóstico de Síndrome de Asperger o Autismo, según están acordados por la Asociación Psiquiátrica americana (1994). Cuando un niño presenta un profundo y atípico desarrollo, el diagnóstico de Trastorno Generalizado del Desarrollo no específico, puede ser muy apropiado, en inglés: "Pervasive Developmental Disorders- Not Otherwise Specified (PDD-NOS)". Si un a parte de casos de PPD-NOS son Asperger más superficiales o autismos, nos es desconocido porque es difícil concordar entre los investigadores lo que se etiqueta como "Inespecífico"

Historia

El autismo fue descrito primero por Kanner (1943, como ha citado Fritz, 1991). Kanner describió un grupo de pacientes que, en una edad temprana parecían apartados o indiferentes a otras personas, resistentes a los cambios ambientales y comprometidos en actividades repetitivas. Cuando estos niños crecieron, él observó una ausencia evidente de juego simbólico, una fascinación por objetos que manejaban a menudo hábilmente, mutismo o habla que parecía carecer de intención

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