El Asesoramiento Psicopedagógico: Una Perspectiva Constructivista
trinipsp5 de Septiembre de 2013
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El asesoramiento psicopedagógico: una perspectiva
constructivista
Eulalia Bassedas
Pertenece al Servei Municipal dAssessorament Psicopedagògic
(SEMAP) de Sant Boi de Llobregat, Barcelona.
Reflexiones sobre la intervención educativa en la institución escolar y en el proceso de
enseñanza-aprendizaje, realizada por el Equipo Psicopedagógico Municipal de Sant Boi de
Llobregat (Barcelona). El planteamiento pedagógico se basa en el paradigma constructivista
y en la teoría general de sistemas. A continuación, se estudian la concepción del aprendizaje
escolar y el análisis sistémico de la institución.
asesoramiento psicopedagógico, constructivismo, Psicología y educación, teoría general de sistemas
La figura del profesional que trabaja en el seno de un equipo pluridisciplinar, cuyo ámbito de actuación es
principalmente la escuela, resulta relativamente nueva en nuestro país. Desde mediados de los años setenta y
principios de los ochenta han ido creándose diversos equipos psicopedagógicos compuestos generalmente por
psicólogos, pedagogos y trabajadores sociales. En Cataluña coexisten equipos psicopedagógicos dependientes de
la administración autonómica (EAP), de la administración local y de ambas al mismo tiempo.
La experiencia aquí presentada se desprende del trabajo realizado por un equipo psicopedagógico municipal
(SEMAP de Sant Boi), actualmente homologado por la Generalitat de Cataluña —es decir, con doble dependencia
administrativa—. Inicia su trabajo el año 1980, bajo las ideas directrices de un proyecto de intervención elaborado
desde el departamento de psicología evolutiva y de la educación de la Universidad de Barcelona.
La necesidad de definir el modelo de intervención ha conducido a los profesionales a discutir las estrategias
e instrumentos a utilizar y las situaciones conflictivas encontradas, todo ello con el fin de ir configurando poco a
poco unas líneas directrices de actuación susceptibles de adecuarse a cada situación concreta. Dichas líneas, que
guían el trabajo del psicólogo en la escuela, son consideradas desde una perspectiva psicopedagógica que intenta
valorar tanto los aspectos psicológicos como los pedagógicos que están presentes en el contexto escolar. La progresiva
implantación de los psicólogos escolares en la escuela pública ha supuesto un proceso de crítica y de
búsqueda de modelos de intervención adecuados a las características de ese nuevo contexto de trabajo, que no es
asimilable ni reducible a otros ámbitos de actuación. Este proceso, que implica tanto el análisis de la práctica
cotidiana como la formación teórica de los profesionales que lo impulsan, es la mejor garantía para construir y
reelaborar los modelos de intervención que coexisten en la actualidad.
CONCEPTO Y OBJETIVOS
El proyecto de intervención que sustentó la creación del equipo, exponía algunas ideas claras acerca de los
objetivos del trabajo psicopedagógico: «El objetivo final de un servicio psicopedagógico es conseguir una incidencia
real y efectiva dentro de la institución escolar, tanto con vistas a contribuir a la mejora de la calidad de
la enseñanza como a encontrar soluciones adecuadas a los problemas de inadaptación y de fracaso escolar»
(Bassedas y otros, 1981, pág. 71). Así pues, ya desde un primer momento se hacia una referencia explícita a dos
aspectos inseparables: contribuir a la renovación pedagógica de la escuela y ayudar a superar las dificultades de
los alumnos que fracasan. En el documento citado se especificaba que la consecución de estos objetivos supone un
trabajo a diversos niveles: con alumnos, enseñantes padres e institución escolar. Con visión retrospectiva es necesario
señalar que las tareas que se apuntaban para cada uno de los estamentos citados eran muy amplias, y difícilmente
abordables en un primer momento por el equipo. El trabajo se centraba prioritariamente en alumnos y
maestros, y de modo indirecto en padres e institución escolar. Las ideas básicas del proyecto elaborado para la
constitución de los dos SEMAP (Sant Boi de Llobregat y Sant Just Desvern) continúan siendo algunas en esencia,
si bien habría que hacer algunas matizaciones, producto de la experiencia acumulada durante todos estos años.
El concepto de asesoramiento que nos satisface actualmente, y que recoge la experiencia acumulada, lo
define como un trabajo conjunto y de colaboración con el maestro cuyo objetivo es producir cambios en la situación
que se presenta. De este modo se da una gran importancia a la corresponsabilización ante la tarea, sin negar
la realidad de que cada profesional tiene unas funciones concretas a realizar, funciones que hay que delimitar y
definir Una consecuencia lógica de esta definición es que el trabajo se lleva a cabo en el interior de la escuela,
entendida como una institución que se ve muy influenciada y que a su vez influye en la realidad del mundo
exterior. Esta definición es muy amplia, pero se pretende que a lo largo del escrito quede más explicada y argumentada.
El objetivo principal de la escuela, en el ámbito social en el que nos movemos, es enseñar y la tarea que los
alumnos deben realizar en ella es aprender. Esta afirmación podría considerarse innecesaria, ya que es algo que
todo el mundo sabe y comprende. Pero de todos modos es conveniente resaltarla porque conlleva una serie de
consecuencias para todos los que en ella sitúan su labor profesional. El psicopedagogo debe implicarse absolutamente
en esta situación, debe compartir los objetivos de la escuela. Por esta razón es muy importante que todos los
profesionales que trabajan en la institución educativa, tomen partido por una explicación sobre cómo se lleva a
cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje, ya que ello facilitará una intervención coherente.
Esta reflexión comporta una toma de posición en lo que se refiere al proceso de adquisición de conocimientos,
al papel otorgado al individuo y al medio en la facilitación del aprendizaje, y en concreto acerca de la naturaleza
de la relación entre el organismo y la realidad exterior. En último término significa situarse en un paradigma
constructivista o mecanicista en relación al modo como se lleva a cabo el proceso de desarrollo del ser humano. La
perspectiva que se adopta es la del paradigma constructivista, según el cual «el sujeto participa activamente en la
construcción de la realidad... y el conocimiento que poseemos del mundo exterior es sin duda una mezcla de sus
propiedades «reales» y de nuestras aportaciones en el acto de conocimiento» (Coll, 1979, pág. 65). Asimismo es
necesario preguntarse acerca de las relaciones entre desarrollo y aprendizaje, ya que la concepción subyacente al
respecto repercutirá de un modo importante en la interpretación que se haga de los procesos de enseñanzaaprendizaje.
Las tesis de Vygotski, (1985) según las cuales el aprendizaje posibilita y precede al desarrollo de las
capacidades, resultan en este sentido muy sugerentes. Desde este punto de vista se atribuye un gran valor al
aprendizaje como impulsor de las capacidades intelectivas del individuo y como motor que estimula los procesos
de desarrollo.
Como se ha dicho, estos planteamientos repercuten en la forma de entender los procesos de enseñanzaaprendizaje
y la adquisición de conocimientos. También es necesario adoptar una teoría explicativa sobre dichos
procesos, y por nuestra parte asumimos la que los define como procesos interactivos con tres vértices (Coll, 1985):
el alumno que está llevando a cabo el aprendizaje, el objeto de conocimiento que constituye el contenido de
aprendizaje, y el maestro que tiene la función de enseñar y actúa en el sentido de favorecer el proceso de aprendizaje
de los alumnos. Se postula que el alumno, mediante la continua interacción con el adulto u otros compañeros
en torno al contenido de que se trate, construye sus propios conocimientos mediante una actividad intelectual de
tipo autoestructurante.
La adopción de esta perspectiva teórica influirá necesariamente en la intervención psicopedagógica y exigirá
modelos y estrategias de actuación que permitan actuar sin alejarse de los planteamientos teóricos expuestos.
Esta exigencia, de todos modos, provoca muchas dudas y dificultades, y hace patente la necesidad de continua
investigación. Implica la creación de nuevos instrumentos y nuevas vías de intervención que sirvan a sus objetivos.
En definitiva, se trata de articular las intervenciones en la escuela alrededor de las reflexiones efectuadas
sobre las cuestiones antes mencionadas (aprendizaje, desarrollo, enseñanza...). A pesar de que no resulta sencillo,
debe intentarse no sólo cuando el trabajo se sitúa en propuestas o demandas de cambio metodológico, sino también
cuando se hacen programaciones para ayudar a alumnos con dificultades. En este sentido, es muy necesario
aportar nuestra visión de la problemática al maestro y buscar conjuntamente las vías que permitan al alumno
avanzar, ya sea en el ámbito de la escuela o en los servicios extraescolares. Indudablemente, los aspectos comentados
no pueden entenderse
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