El Liderazgo Y La Administración De Calidad En Las Instituciones Educativas

El liderazgo y la administración de calidad en las instituciones educativas

Una vez analizadas las lecturas indicadas, coincido con Schmelkes (1993) cuando expresa que la formación del docente debe ser: “una calidad integral, que hace referencia al docente como persona, y que incluye, desde luego, los aspectos cognoscitivos pero también, y de manera muy importante, los afectivos medidos, en diversos estudios, como actitudes hacia la docencia, hacia sus alumnos, hacia la comunidad en que trabaja” (p.2)

Los estudios realizados por el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial confirman que la calidad del servicio educativo de un país depende de la calidad de su personal docente. También constata la existencia de una fuerte correlación entre la calidad de la formación profesional del docente y el resultado de su trabajo, y la influencia decisiva de las prácticas docentes en el desempeño académico y consecuentemente en el aprendizaje de los resultados. Como lo señala Esteve (2006):

se hace necesario que los docentes se revistan de las nuevas concepciones en torno a la actual propuesta educativa y dejen de lado los modelos tradicionales enfocándose en la construcción de lo relativo del perfil del docente, dando lugar a la implementación de enseñanza horizontal y humana con la esencia de convivencia y valores sociales situando a los individuos en la realidad en que viven comprendiendo que el contexto actual, lo que exige es un cambio radical en los programas tradicionales de las escuela (p.21)

Otro de los aspectos que es preciso destacar es que se necesita una profesión con un nuevo perfil competencial que asuma los retos de la enseñanza y aprendizaje actuales y de futuro. Se coincide en que hay que dotar al profesorado de mayores competencias pedagógicas, capacidad de trabajar con los compañeros y dotar de mayor responsabilidad a las escuelas con una mayor descentralización de la gestión del personal. En la búsqueda de ese individuo, ese nuevo ciudadano es necesario poner en práctica el despliegue de la pedagogía del saber, teniendo presente el espacio y tiempo en que nos desenvolvemos con compromisos de participación e involucrarnos con las realidades históricas y sociales. Ese dinamismo estético que se logra a través del entendimiento del modo de ser, se logrará un individuo crítico y consciente de su realidad y que es capaz de dar sentido a las cosas que le rodea. Cuando se habla de la educación de hoy, es porque se están manejando nuevos conceptos de educación, en donde tiene participación muy marcada el sujeto histórico y abren el camino, para que el individuo se integre a la comunidad, diagnosticando las fortalezas y debilidades, tanto de la escuela con el entorno que lo rodea. Es por tal motivo Morín (2000) señala:

El ser humano es a la vez físico, biológico, síquico, cultural, social, histórica. Es esta unidad compleja de la naturaleza humana la que está completamente desintegrada en la educación a graves de la disciplinas. Hay que restaurarla de tal manera que cada uno, desde donde este, tome conocimiento y conciencia al mismo tiempo de su identidad compleja y de su identidad común a todo los demás humanos.

Latinoamérica vive un proceso general de cambio y proceso, marcado por matices novedosos de adaptación y readaptación de ideales, donde se reconocen aspectos universales de cambio, la globalización de la educacion pero también donde, se han podido identificar defectos históricos cuyas deficiencias han logrado contaminar la educación y alejarla de los ideales, de los ideales humanistas y de la calidad educativa; donde debería asentarse desde un principio. Con la globalización tienen lugar requerimientos emergentes para el quehacer educativo en general, y la educación superior en particular, que enfatizan exigencias de rentabilidad, eficacia y eficiencia, productividad y utilidad en una perspectiva empresarial privada. En el discurso educativo de la globalización adquieren particular relevancia la calidad y el liderazgo, como atributos de la gestión educativa correspondiente a los tiempos actuales. Tal como lo indica Lepeley (2002):

Durante las últimas décadas el proceso de globalización ha avanzado con inminente rapidez. Y aunque inicialmente se pensaba quela globalización era una actividad restringida sólo a las empresas multinacionales hoy es evidente que los avances tecnológicos, el Internet, fácil acceso a información, las comunicaciones instantáneas a través del mundo, la libertad y facilidad de movilización que tienen las personas y los productos, enfrentan en forma inevitable con efectos tangibles e inmediatos de la globalización (p.2).

Considero que al instalarse la preeminencia de la lógica empresarial en su concepción y formas operativas, calidad y liderazgo en educación pueden quedar en una mera circunscripción de lo educativo a las particulares dinámicas del interés privado. El término de calidad está hoy en boca de todos los actores implicados en la educación. Desde que en los años 60 se comenzó a detectar, que el aumento de la cobertura educativa no resultaba suficiente para responder a las necesidades planteadas, entonces comenzaron a cuestionarse aspectos cualitativos de la educación, entonces abordaron el término de calidad educativa. El liderazgo y la búsqueda de la buena calidad en la educación son, con todo, factores recuperables. En educación, el ejercicio del liderazgo guarda una estrecha relación con su aceptación por parte de los integrantes del grupo de referencia. El liderazgo democrático, entendido como una necesidad grupal, es el más adecuado en las relaciones escolares y educativas en sentido amplio. Con frecuencia los liderazgos, cualquiera que sea el espacio de referencia, están acotados de origen y, entonces, su función queda circunscrita a la búsqueda de adecuaciones antes que transformaciones. Este es un riesgo que el quehacer educativo tiene que considerar. En todo caso, la búsqueda de la buena calidad, de la excelencia y el liderazgo en educación supone un ejercicio permanente de corresponsabilidad, compartición y confluencia de voluntades en la perspectiva del interés general sobre los privados. Esa sería su característica irrenunciable si de atender a la esencia del quehacer educativo se trata. Recientemente, con la preeminencia de los esquemas relacionales emergentes de la globalización, términos como productividad, rentabilidad, eficiencia, utilidad y eficacia, han adquirido carta de naturalización mucho más allá de los espacios que, se supone en principio, le son propios a la gestión empresarial y administrativa. Pero todos esos términos se presentan mediados por dos que resultan centrales en la lógica de la modernidad globalizante: liderazgo

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