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El Niño Y La Vida Familiar En El Antiguo Régimen [1960]


Enviado por   •  24 de Marzo de 2014  •  7.456 Palabras (30 Páginas)  •  729 Visitas

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El niño y la vida familiar en el Antiguo Régimen [1960]

por Teoría de la historia

El historiador francés Philippe Ariès puso de manifiesto que la concepción que nosotros tenemos de la infancia es relativamente reciente y no se remonta más allá del siglo XVII o XVIII. El desarrollo dentro de los estudios históricos de lo que se ha denominado la “historia de las mentalidades” ha llevado a centrarse sobre problemas tales como la consideración del niño a lo largo de la historia, la evolución de las prácticas de crianza, las relaciones entre padres e hijos, la historia de la familia, de la vida cotidiana, o de la concepción de la muerte. El libro de Philippe Ariès, “El niño y la vida familiar en el Antiguo Régimen” que se publicó en 1960, tuvo una gran difusión, sobre todo, a través de su versión inglesa y puso de moda este tipo de estudios. Ariès examina el papel del niño y la familia hasta el siglo XVIII y sostiene que en la sociedad medieval no existía el sentimiento de la infancia tal y como hoy lo conocemos y que los niños eran considerados como algo divertido que no se diferenciaba mucho del animal. Si el niño moría, cosa que sucedía muy a menudo en los primeros años, la familia podía sentirlo, pero no constituía un gran drama y pronto un nuevo hijo vendría a reemplazarlo. Los hijos eran abundantes y pocos llegaban a la edad adulta. El niño no salía de una especie de anonimato hasta que no alcanzaba una cierta edad. Pero a partir de un momento en que el niño ya no necesitaba de cuidados especiales, entraba a formar parte de la sociedad de los adultos y se le empezaba a tratar como tal [...] Ariès apoya sus tesis no sólo en documentos de la época, sino también en el análisis de las representaciones de los niños en pinturas y esculturas.

[Juan DELVAL. El desarrollo humano. Madrid: Siglo XXI, 2008, pp. 24-25]

Este diálogo fue entablado en 1973. Philippe Ariès acababa de publicar “El niño y la vida familiar en el Antiguo Régimen” (Seuil). Poco versado en psicoanálisis, como él mismo admitía, deseaba encontrarse con un psicoanalista infantil. [Françoise Dolto] empezaba a ser conocida por el gran público gracias al Caso Dominique (Seuil). Este fue el punto de arranque de esta digresión a dos voces.

Philippe Ariès: Debo confesar que esta es la primera vez que tengo ocasión de dialogar detenidamente con un psicoanalista. Me gustaría por tanto, a modo de preámbulo, situarme con respecto al psicoanálisis, ya que soy un historiador interesado en los casos psicológicos: las actitudes de los hombres ante la vida, ante la muerte, ante la infancia, la familia, los padres, etc. Sin embargo, también debo confesar que siempre he sentido, hasta fechas relativamente recientes, cierta distancia, por no decir recelo, con respecto al psicoanálisis. Esto puedo explicarlo por razones bastante banales, como por ejemplo por el hecho de que nos hemos encontrado recientemente con una rapidísima y mala vulgarización del vocabulario del psicoanálisis, frente a la cual no podemos dejar de sentir, a menudo, cierta irritación. Pero también debe haber otra razón, más profunda. En cuanto historiador, me pregunto en que medida podemos proyectar en el pasado, a fin de esclarecerlo mejor, unas categorías, científicas o no, definidas por Freud y sus sucesores, y que son fruto de la observación de la sociedad occidental de fines del siglo XIX y principios del principio del XX. Para que se perciban mejor mis dudas, quisiera formular una pregunta más concreta históricamente. Las sociedades pre-industriales, pongamos hasta la mitad del siglo XVIII, son sociedades «duras», en las que no se era cariñoso hacia los demás y en la que no se tenía la sensibilidad a flor de piel. El ambiente social era muy duro, en el que se sufría y se moría pronto. Se puede decir sin riesgo de ideologizar la cuestión, que había una desigualdad real ante la muerte. Un tipo de sociedad al que no debemos considerar con nostalgia alguna. Más aún, el niño, que nos interesa a ambos, el niño era el peor amado de esta sociedad; moría aún más fácilmente y más deprisa que los adultos. Más aún, se le ayudaba a menudo a morir, siendo el infanticidio tolerado más o menos conscientemente. En algunas regiones, a finales de la Edad Media, no se estaba muy alejado de vender a las niñas como se vendían los esclavos. Resumiendo, ¡era una sociedad que nunca había querido a los niños! Y esto es precisamente lo que me plantea un problema al considerar la sociedad actual, por ejemplo, a través de sus libros (El caso Dominique) o los libros de otros psicoanalistas. A saber, que me encuentro en la literatura psicoanalítica un trayecto bien pautado que hacen recorrer a cada niño, con etapas – fase oral, fase anal, etc. Un lector un poco ingenuo, como yo, tiene la sensación y a veces la convicción de que un niño, para alcanzar la edad adulta en un buen estado psicológico y teniendo que atravesar alegremente todas estas etapas y todos estos ciclos, pues bien, ¡que no es tan fácil de alcanzar! Incluso podemos decir que tiene bastantes posibilidades de no alcanzarlo jamás, y me parece por otra parte que es lo que ocurre lo más a menudo. Y todo esto crea, si usted quiere, nuestra dificultad, el drama de la situación contemporánea: dicho de otro modo, el hecho de que la socialización de un niño, su paso a la edad adulta, es problemático a perpetuidad. Bueno, ahora puedo formular mi pregunta de este modo: ¿Cómo explica que en las sociedades pre-industriales, que eran tan duras, en las que el niño ocupaba tan escaso lugar en el corazón humano, en la que el sentimiento era tan escaso, a que se debe que todos estos problemas que plantea el niño hoy en día y que estudian en detalle psicólogos, pediatras o médicos, a qué se debe que estos problemas no se plantearan?

Françoise Dolto: Pienso simplemente que esto ocurría así porque había una especie de “selección natural”, como tan bien ha expresado sin utilizar concretamente esta expresión. Actualmente, se plantean problemas considerables porque todos los niños sobreviven, y también sobreviven niños muy sensibles, que, en otros tiempos, simplemente morían; así pues, la existencia de estos niños tan sensibles nos permite en la actualidad reconocer y apreciar en su desarrollo, la presencia y reminiscencia de épocas y estadios anteriores, que el psicoanálisis descubre en ellos y que se expresa a través del dibujo, se verbaliza o se expresa en los comportamientos. Pero esto siempre ha existido y, seguramente, el niño lo ha expresado siempre que pudiera hablar, antes de los tres años de edad. Ya que lo que Freud ha llamado el complejo de Edipo, corresponde a una época de la vida del niño, entre

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