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El cerebro del niño y su desarrollo

Lucía DuttoInforme5 de Mayo de 2020

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE RIO CUARTO.

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS.

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN INICIAL.

MATERIA: CREATIVIDAD (6826)

MONOGRAFIA: “LA CREATIVIDAD COMO PRÁCTICA PARA EL DESARROLLO DEL CEREBRO”.

INTEGRANTES:

DUTTO CAZZOLA, LUCIA (DNI: 42638355)

SORIA, TAMARA CARLA (DNI: 40504009)

CONIGLIO, SOFIA (DNI: 40504142)

-AÑO DE ELABORACIÓN: 2018-

INTRODUCCION

El presente trabajo realizado tiene como objetivo estudiar, discutir e interiorizar los contenidos sobre la creatividad que nos llevará a deducir el papel y la importancia que tiene en el desarrollo del cerebro. Tratamos además de analizar las relaciones entre creatividad y educación es una temática de relevancia socioeducativa. Desarrollar contextos educativos donde docentes y estudiantes puedan desplegar potencialidades creativas en diferentes áreas de conocimiento, es uno de los desafíos para la educación del futuro la relación de la neurociencia con el aprendizaje y la creatividad.

Tenemos como finalidad interpretar y comprender la importancia que tiene la creatividad en nuestro entorno y principalmente en el nivel inicial.

Antes de empezar a tratar algunos puntos esenciales de la neurociencia educativa queremos aclarar que esta no es una solución educativa y tampoco una metodología, sino que nos permite entender un poco mejor el proceso de aprendizaje para comprender por qué algunas acciones de la pedagogía funcionan tan bien y otras no.

DESARROLLO:

Conocemos que la creatividad y su comprensión han adquirido un enorme interés y relevancia en el mundo actual. Para muchos, el siglo XXI puede ser denominado provisionalmente, el siglo o el tiempo de la creatividad, como anteriormente fue el tiempo de la industrialización, de la formación o, incluso también ahora, del conocimiento. Si nos centramos específicamente en el ámbito educativo, “el interés por la creatividad responde a las nuevas demandas por generar cambios en los procesos formativos en todos los niveles educativos, ante escenarios generados por las nuevas tecnologías de la formación, el acelerado avance de la ciencia, la globalización e internalización de las instituciones, las problemáticas sociales, en el nuevo paradigma de la complejidad” (M.I. Solar, 2006).  

La creatividad es un potencial de todas las personas. Dicho potencial depende en gran medida de la apropiación y reconstrucción de las oportunidades que ofrecen los contextos en los que interactúan las personas. Así, los contextos educativos deberían ser espacios donde abunden las ocasiones para la creatividad.

Pareciera que nuestra sociedad y nuestros sistemas educativos son en buena medida opuestos a los cambios, conformistas, por mucho que en ocasiones hablen de la creatividad como la esperanza del futuro presente. Sternberg y Lubart, “la importancia de la creatividad está menospreciada tanto por parte de la sociedad, en general, como por parte de las instituciones especiales que existen dentro de la sociedad, como son las escuelas” (Sternberg y Lubart, 1997:35).

Es una realidad que muchos de nuestros alumnos más creativos se aburren o fracasan en la escuela. Desde la perspectiva de la neuroeducación, son especialmente relevantes los descubrimientos sobre plasticidad cerebral, sobre la importancia de los factores emocionales en el aprendizaje y los que hacen referencia a la importancia del juego en el mismo.

 Corbalán señala que:

En la práctica educativa, la aplicación de la creatividad tiene dos grandes vertientes y posibilidades: por una parte la identificación del niño creativo, generalmente conflictivo y mal entendido por los profesores. Comprender correctamente su problemática y darla a entender a los profesionales que lo atienden es una tarea muy eficaz de cara a su adaptación escolar, también sin duda, de cara a su éxito escolar y posiblemente profesional. Es un hecho descrito infinidad de veces cuántos de estos niños quedan marginados del sistema escolar por falta de una detección a tiempo y una ayuda adecuada. Por otra parte, lo que es la propia práctica de la creatividad en la docencia, sea como método de trabajo para el docente, o como propuesta de objetivo para el currículo. Una clase creativa es un foro para el pensamiento, un antídoto para el aburrimiento, una fuente de motivación para los alumnos, un recurso garantizado ante los disruptores y un caldo de cultivo para la excelencia. (J. Corbalán, 2008: 17).

La creatividad es la capacidad de producir algo nuevo ya sea un producto, una técnica, o un modo de enfocar la realidad. Podemos decir que esta se puede estimular para que se produzca un desarrollo de la misma, sin embargo, el nivel que puede alcanzar este desarrollo depende de varios factores como lo son; la personalidad del sujeto, la estimulación que recibe, el ambiente que lo rodea y las oportunidades que tiene para practicar la creatividad.

La capacidad creativa se considera una cualidad humana que todas las personas tienen, al menos de manera potencial, que puede ser desarrollada con el adecuado aprendizaje y que puede ser facilitada o dificultada por las condiciones contextuales y por la educación.

Todos somos diferentes y útiles y cada alumno necesita desafíos adaptados a su propia evolución académica que no se vean condicionados por sus creencias previas. Es cierto que la creatividad también requiere la adquisición de una serie de hábitos que mejoren la eficiencia cerebral pero sin la motivación personal adecuada el alumno no podrá desarrollar los proyectos oportunos.

Para los alumnos menos motivados, toda enseñanza es una forma de violencia que puede, no obstante, reducirse. Para ello hay que entender la creatividad como una de las capacidades más importantes a desarrollar en la formación y considerarla dentro de las pretensiones educativas más relevantes. La creatividad está en la línea del método natural de desarrollo del conocimiento individual y social. Puede considerarse un acceso y una gran estrategia para favorecer la creatividad de cada uno de los alumnos y el grupo. Por tanto, puede entenderse como una estrategia docente para favorecer la motivación de los alumnos. Este es el instrumento didáctico más potente, que para fomentar la creatividad ha de ser creativo y entusiasta, ha de generar en el aula un clima emocional adecuado en el que se premien los comportamientos creativos útiles fruto del esfuerzo (sin olvidar la capacidad analítica y crítica también imprescindibles) y ha de crear un ambiente colaborativo fundamentado en buenas relaciones humanas.

El ambiente es la pieza clave para que el alumno pueda crear, innovar, dar nuevas respuestas y mostrar curiosidad. Para el fomento y desarrollo de la creatividad los docentes deben crear una ambiente lo suficientemente seguro como para que los niños puedan expresarse y no tengan miedo a ser uno mismo.

Estas razones hacen que nuestro eje central, nuestro protagonista sea el maestro que cuenta con una serie de “herramientas” para abordar el trabajo de educar y desarrollar la creatividad de sus alumnos: el ambiente de clase; la metodología que debe ser vivenciada, participativa, lúdica, creativa, individualizada, socializada en función de las necesidades del grupo de alumnos; técnicas de trabajo y los materiales. Para ello el maestro debe valorar las capacidades de cada alumno, debe fomentar la originalidad, la iniciativa y la percepción sensorial, la capacidad de análisis y síntesis, la elaboración, entre otras.

Para la UNESCO, la creatividad es un elemento esencial no solo para la vida espiritual, sino también para la vida individual y material de los individuos y los pueblos. En el documento Nuestra Diversidad Creativa de 1996, la UNESCO ya proponía un concepto amplio de creatividad:

La noción de “creatividad” se debe utilizar ampliamente, no solo para referirse a la producción de un nuevo objeto o forma artísticos, sino también a la solución de problemas en cualquier terreno imaginable. Lejos de estar emparentada únicamente con las artes, la creatividad es vital para la industria y el mundo de los negocios, para la educación y el desarrollo social y de la comunidad (UNESCO, 1996:23).

Dieciséis años después, la UNESCO continúa apostando a la creatividad como posibilidad de diálogo intercultural e igualitario entre diferentes sectores y grupos.

La creatividad es un proceso inherentemente dinámico que reúne tradición, imaginación e innovación. Ofrece a las personas y a las comunidades múltiples canales para explorar los interrogantes acerca de las normas, identidades y expectativas sociales con respecto a los papeles de género y las relaciones que se producen (UNESCO, 2014: 74).

Repensar la creatividad desde lo social, lo cultural y lo histórico, incorporando aspectos que habitualmente quedan obviados o que son emergentes en nuestro mundo interconectado y dinámico; considerar esos atributos de la creatividad como posibilidades para incorporar a una educación creadora, como apoyos para su construcción; enseñar y propiciar la creatividad con las propias acciones y procesos educativos creadores; entender como fenómenos de acupuntura educativa las experiencias creadoras en educación a pequeña escala, visibilizarlas e interconectarlas; creativizar la educación, y considerar la construcción de una cultura de la creatividad y la educación creadora como referencias y decisiones fundamentales en los ámbitos educativo y creativo.

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