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Ensayo Ejecutivo Al Minuto


Enviado por   •  13 de Marzo de 2014  •  1.826 Palabras (8 Páginas)  •  703 Visitas

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EL EJECUTIVO AL MINUTO

Introducción:

Cuando hablamos de un ejecutivo, inmediatamente pensamos en una persona sumamente ocupada, que pasa demasiado tiempo en su oficina y que vive con altos niveles de estrés. El ejecutivo es además, visto como un ser insensible que sólo está enfocado a los resultados. Sin embargo, contrario a lo que se pudiera pensar, existen técnicas de dirección bastante simples que permiten el cumplimiento de los objetivos, con un personal altamente motivado y por ende con un alto desempeño laboral, todo esto con un gasto mínimo de tiempo.

Estas técnicas las encontramos en este libro que nos permite analizar y ver a forma como los ejecutivos deben guiar su accionar en el proceso administrativo de los recursos humanos. Mediante este análisis observaremos la importancia de las acciones que un ejecutivo debe poner en práctica a la hora de dirigir a un grupo de personas.

Desarrollo:

La historia comienza cuando el persona comienza a laborara como jefe del departamento en una empresa en donde los ánimos aumentaron con su entrada, sin embargo la productividad volvió a caer en consecuencia, invertía horas extraordinarias, días sin descanso y la armonía en el hogar. Aunado a esto su jefa, Alice Kelley se había propuesto controlar más de cerca sus asuntos. Al ser tanta la presión en la oficina, solicitó una entrevista con su jefa para comentarle su frustración en el trabajo por no poder desempeñar bien su labor. Su jefa le aconsejo que repartiera más funciones a sus subordinados, sin embargo el no creía que estuvieran preparados así que su jefa lo alentó a que los preparara.

Después de pensarlo decidió acudir con el “ejecutivo al minuto” llamado así por que conseguía grandes resultados de su personal en poco tiempo y con escaso esfuerzo. Empezó la conversación comentándole que por más tiempo que le invertía al trabajo menos asuntos dejaba concretados. Éste, sintiéndose un empleado indispensable por todas los empleados que recurrían a él, creía tener su trabajo seguro a lo que el “ejecutivo a minuto” le hizo ver que no era cierto pues suelen resultar sustituidos en razón del daño que causan, además por ser indispensable en su cargo no eran objeto de ascensos. Indicó que su problema era que los intentos por resolverlo no atacaban la raíz de este; su enemigo era el mismo. Continuó diciéndole que el problema era algo que a lo que el denominaba “mono”, se refería a la jugada siguiente, es decir el peso de las obligaciones el cual el personaje siempre lo cargaba sin dejar que sus empleados cumplieran con su obligación, él no era el que dirigía sino estaba siendo dirigido.

El ejecutivo al minuto le aconsejó que acudiera al curso “gestionando el tiempo de los gestores” en donde aprendería básicamente “no hay por qué hacer bien lo que no necesita hacerse”. Aunque el personaje con un toque de incredulidad le pregunto al ejecutivo del minuto que como sabia tanto de esos “monos” y este le respondió que él también había padecido problemas como estos pero peores que los del personaje pero obtuvo esos conocimientos al acudir a un curso de gestión del tiempo.

Acabada la conversación con el ejecutivo al minuto regreso a su trabajo y se dio cuenta que en toda la oficina tenía “monos” (obligaciones) de otros, tantos que al ver el retrato de su familia pensó en los “monos” que también se cargaban en casa, descuidando los propios y haciendo que los demás se acostumbren a depender de nosotros y no los dejamos que aprendan a resolver sus propios problemas.

De las cosas que iba entendiendo de la conversación con el “ejecutivo al minuto” es que en cuanto mas caso haga a las demás personas más caen estas en situación de dependencia.

Entonces acudió al curso que le recomendaron, “gestionando el tiempo de los gestores”, dejando todos los pendientes un viernes y esperando el lunes con ansias para poner en práctica lo aprendido en el curso. Lo primero que hizo al llegar a su trabajo fue darles sus “monos” a sus subordinados hasta que quedó libre su oficina y entendió que cuanto más te libras de los “monos” de tus colaboradores, más tiempo te queda para ellos; así al tener más tiempo para ellos que el que ellos tienen para él, se consolidó como un jefe bastante accesible pues siempre estaba disponible para ellos y a su vez los empleados adoptaban más confianza en sí mismos así como mayor capacidad de actuar ante diversas situaciones.

Con este cambio el personaje logró pasar de ser un jefe indispensable a ser perfectamente prescindible logrando con eso que los empleados puedan por si solos sus cometidos y el jefe dispone de tiempo a su discreción para planificar, coordinar, innovar, asignar cometidos y demás tareas propiamente directivas para sobrellevar de buena manera su departamento.

A continuación se presentan las reglas de Oncken contra el “síndrome del mono”, visto en el curso de “gestionando el tiempo de los gestores”.

1. El jefe y el empleado no deben separarse sin haber definido las próximas jugadas (monos) que se consideren oportunas. Con ello los empleados tenderán a preparar los temas con más detalle antes de que tal diálogo comience, cualquier situación queda enfocada hacia la asunción de iniciativas por parte de los empleados y estipulando los próximos movimientos se motiva más al empleado

2. El diálogo entre el jefe y subordinado no debe concluir sin que le haya sido asignada a una persona concreta la propiedad

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