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LA IMPORTANCIA DE LA SALUD MENTAL FRENTE A LA PANDEMIA EN EL PERÚ


Enviado por   •  20 de Mayo de 2022  •  Ensayos  •  3.680 Palabras (15 Páginas)  •  88 Visitas

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LA IMPORTANCIA DE LA SALUD MENTAL FRENTE A LA PANDEMIA EN EL PERÚ

La salud mental en tiempos de la COVID 19 al ser una enfermedad desconocida, ha vulnerado los sistemas de salud, la cual ha generado repercusiones económicas, sociales y políticas a nivel mundial, sobre todo en la población; ante esta situación, muchas personas experimentaron pánico, temor, ansiedad, angustia, miedo, estrés y depresión, sentirse impotente, dificultad para concentrarse y dormir, ira, hipervigilancia sobre la salud y el cuerpo, entre otros; muchos de estos síntomas se relacionan con los temores de contagio, desarrollo de ideas erróneas sobre estas enfermedades, aislamiento social, frustración, desesperación, aburrimiento, falta de suministros o de información, pérdidas financieras y el estigma.

Debido al confinamiento como medida de prevención para controlar la pandemia, se ha visto afectada la salud mental de la población, presentando alto nivel de estrés en los adultos mayores, gestantes, pacientes con enfermedades crónicas; personas con problemas de salud mental, adolescentes, niños, personal de salud, y otros proveedores de atención médica.[1]

La salud mental ha sido definida según la OMS, OPS, que incluyen bienestar, autonomía y potencial emocional, la cual se considera como la observación del comportamiento de una persona en su vida diaria, el cual viene a ser el principal modo de conocer el estado de su salud mental en aspectos como el manejo de sus conflictos, temores y capacidades, sus competencias y responsabilidades, la manutención de sus propias necesidades, la forma en que afronta sus propias tensiones, sus relaciones interpersonales y la manera en que dirige una vida independiente; el concepto es necesariamente subjetivo y culturalmente determinado.[2]

Por tanto, los trastornos mentales y del comportamiento, constituyen una prioridad de salud pública, siendo los problemas de mayor prevalencia: la depresión, intentos de suicidio, los episodios psicóticos, el abuso, dependencia del alcohol, los trastornos de ansiedad, la violencia familiar y los trastornos de conducta. Por ende, es importante adaptarse mejor a las diferentes situaciones de la vida diaria para lograr inteligencia emocional.[3]

Bajo este contexto queremos poner énfasis en las acciones realizadas por el Gobierno y el sistema de salud frente a este problema de salud pública ya que ocasiona efectos considerables en la salud de las personas y graves consecuencias a nivel socioeconómico y en el ámbito de los derechos humanos en todos los países, por lo que debemos abordarlo como un problema de salud pública creciente.

El 31 de diciembre de 2019, se notificó un grupo de casos atípicos de neumonía causados ​​ por un nuevo coronavirus, denominado SARS-CoV2, en Wuhan, una provincia de Hubei, China, para la ratificación de la rápida expansión en el mundo la OMS, el 11 de marzo de 2020, la declaró como una posible pandemia posible ya que en esta fecha había más de 118 000 casos en muchos países, 114 países afectados, y 4291 personas fallecidas y miles de personas luchan por sus batallando en unidades de cuidados intensivos.[4]

En Perú, se reportó el viernes 6 de marzo de 2020 el primer caso adquirido de COVID-19, y el primero reportado en Arequipa fue el 7 de marzo, consecutivamente, el 11 de marzo, el gobierno peruano declaró el estado de emergencia y medidas sanitarias y aislamiento social obligatorio mediante Decreto Supremo 008-2020-SA.[5]

Inicialmente el brote causó alarma y estrés en la población en general, el miedo a la enfermedad se podría explicar por la novedad e incertidumbre que genera el creciente número de pacientes y casos sospechosos  que suscitaron la preocupación del público por infectarse.[6]

El miedo fue exacerbado por los mitos y la desinformación de las redes sociales y los medios, a menudo por la información errónea y la mala interpretación de los mensajes relacionados con la salud.[7] Luego de la declaración de emergencia en China, un estudio encontró un aumento en las emociones negativas y una disminución en las emociones positivas, esto ha generado un comportamiento errático en las personas, lo cual es un hecho común, ya que se especula sobre la modalidad y velocidad de la enfermedad, actualmente, sin tratamiento definitivo.[8] 

Además, el aislamiento obligatorio aumento la posibilidad de problemas de salud mental, principalmente debido a la distancia entre las personas en ausencia de comunicación interpersonal, empeoraron los trastornos depresivos. Por otro lado, la cuarentena reduce la disponibilidad de atenciones de rutina.

Debido a la alta contagiosidad del virus y al creciente número de casos confirmados y muertes en todo el mundo, las emociones y pensamientos negativos se están propagando, amenazando la salud mental de las personas. A partir de la experiencia de epidemias y pandemias se sabe que los pacientes y el personal de pueden experimentar situaciones de miedo a la muerte presentando sentimientos de soledad, tristeza e irritabilidad, etc.

En el contexto de la pandemia de COVID-19, la ansiedad se caracteriza por interpretaciones catastróficas de sensaciones de cambios corporales, creencias disfuncionales sobre la salud, la enfermedad, y mecanismos deficientes para hacer frente a la situación, lo que aumenta la influencia en su capacidad para tomar decisiones racionales y su comportamiento, esto provoca comportamientos desadaptativos, como acudir continuamente a los centros de salud para descartar enfermedades, lavarse las manos en exceso, aislarse de la sociedad y preocuparse por las compras.

Y por otro lado la depresión es una enfermedad que se caracteriza por una tristeza persistente y por la pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta, así como por la incapacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas, durante al menos dos semanas.

Según Diego E. Prieto-Molinaria, et al; describió la implementación de medidas de salud pública como la cuarentena o el aislamiento son estrategias útiles para el control de una enfermedad, pero traen consecuencias sobre la salud mental con síntomas de ansiedad y depresión en adultos de Lima Metropolitana durante el periodo de aislamiento social en respuesta a la pandemia del COVID-19, utilizaron encuestas sociodemográficas, ítems de la Escala de Ansiedad de Lima [EAL-20] y de la Escala de Psicopatología Depresiva [EPD-6] en una muestra de 565 adultos que residen en Lima Metropolitana durante el Estado de Emergencia Sanitaria, identificándose la prevalencia de síntomas relacionados a la ansiedad y depresión, además, se encontraron diferencias en función del sexo, edad, nivel educativo, y la modalidad del trabajo o estudio y concluyen que el aislamiento obligatorio implica la prevalencia de síntomas de ansiedad y depresión en adultos de Lima Metropolitana, los cuales se manifiestan de diferentes formas al considerar variables sociodemográficas. Esto es congruente con estudios a nivel internacional, por lo que deberían considerarse al tomar decisiones ligadas a políticas públicas de salud.[9]

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