LA PERSPECTIVA DE GÉNERO EN TERAPIA FAMILIAR SISTÉMICA

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-INSTITUCIÓN

Instituto Universitario Puebla

-CATEDRÁTICO

Mtra. Noelia Córdoba Brito

-ALUMNO (A)

María Jesús Jiménez Valencia

-MATRICULA

18VH0032

-ASIGNATURA

Modelo sistémico

-NOMBRE DEL TRABAJO

 Tema #3

-GRADO Y GRUPO

“7mo” Cuatrimestre B105

-FECHA DE ENTREGA

11/Diciembre/2019

LA PERSPECTIVA DE GÉNERO EN TERAPIA FAMILIAR SIST´ÉMCICA.

Esta perspectiva de género conlleva a revisar las actitudes y pensamientos incluidos en muchas de las teorías que se abordan, se dice que existían diferencias naturales e innatas en comportamientos y rasgos de personalidad entre los hombres y mujeres que se colocaban como posición inferior. Desde mi punto de vista creo que sigue influyendo aún y contribuyen a que las mujeres sufran una mayor  vulneración de los humanos, es por eso que la discriminación y la violencia hacia la mujer es más frecuente en todas las etapas de la vida, como por ejemplo (aborto por elección del sexo, e infanticidio, hasta la vejez, maltrato hacia las ancianas en mayor medida). También se asocian delitos específicos hacia la mujer (violaciones, mutilaciones genitales feministas, tráfico sexual de mujeres, uso de violencia sexual etc.). El género se introdujo a mitad del siglo XX para distinguirlo del sexo biológico, ya que cuando se habla se sexo nos referimos a características físicas (Cromosómicas, hormonales, gonadales, etc.). La realidad que conocemos acerca del género no es más que un acuerdo social acerca de lo que “realmente es”, diferencias de culturas que va cambiando a través de la historia. La construcción social se integra en nosotros desde que empezamos a tener conciencia y es como una imagen de lo que somos como mujeres y hombres desde cómo debemos comportarnos. La identidad puede definirse de múltiples formas, como visión que cada persona tiene de sí misma. La característica de masculinidad y feminidad se han asignado como atributos naturales, se marca desde la infancia el camino para convertirse en hombre o en mujer sigue vías de sociabilización diferentes. Esta formación de identidad en niños contribuye a que se forme la autonomía, independencia y separación y en niñas la identificación con la figura materna.

Desde que nacemos (incluso antes de nacer) se recibe mensajes de lo que se espera, que esto ayuda a que configuremos nuestra identidad, en nuestra sociedad los mandatos de género de la identidad fémina, están marcados por la atribución de una importancia estas se relacionan con emociones, los afectos, y las relaciones intrapersonales. Algunos ejemplos de ellos son:

• Atender y responsabilizarse de las necesidades y el cuidado de otras personas descuidando, en ocasiones, las propias necesidades.

• Atribución de la formación y el mantenimiento de la relación de pareja como principal fuente de identidad y autoestima.

• La autoestima en la mujer suele construirse a partir de cómo se siente valorada por las personas significativas para ella.

Puede producir la sensación de fracaso personal y falta de autoestima, la aceptación total de estos mandatos de género se asocia también a la vulnerabilidad para no detectar y para mantener relaciones con violencia en la pareja. El trabajar con la importancia del autocuidado y la autonomía nos lleva asociado el abandono de lo relacional, quizás exista una confusión de la plabra, lo que llamamos “dependencia afectiva” que caracteriza de forma estereotipada a la mujer, pero entiendo por dependencia la necesidad que todo ser humano por su condición de tal, de ser escuchado, comprendido y reconocido. La mayoría de los estudios realizados muestran que la responsabilidad del cuidado familiar, lo siguen desempeñando las mujeres, a pesar de los cambios citados, a las mujeres nos cuesta delegar el poder sobre la responsabilidad tradicionalmente femeninas. Los varones por su parte desempañan funciones de cuidador, necesitan unas habilidades emocionales y conductuales que creen que no poseen. Otros estudios recientes en España muestran que las mujeres son diagnosticadas de depresión, ansiedad y somatizaciones, mientras que los hombres son diagnosticados de trastorno por adicción y consumo de sustancias.

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