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LA PSICOLOGÍA EN LA SUIZA DE HABLA FRANCESA: JEAN PIAGET

sabbath663 de Noviembre de 2014

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LA PSICOLOGÍA EN LA SUIZA DE HABLA FRANCESA: JEAN PIAGET

La psicología se expresaba en lengua francesa en más de un país europeo. Un ejemplo claro de esto nos lo ofrece Suiza, un pequeño país que hoy aparece a los ojos de muchos como una especie de microcosmos europeo, en el que existen cuatro idiomas nacionales y numerosos dialectos (Burckhardt y Droz, 1992). Ese carácter plurilingüe responde, en buena medida, a sus especiales características geográficas y a sus actitudes políticas neutralistas, lo que propició importantes intercambios con sus países vecinos (Francia, Alemania, Austria, Italia). Podría decirse que en la base de la psicología académica y la psicotecnia suizas se halla la labor de tres hombres vinculados a la ciudad de Ginebra y pertenecientes a generaciones sucesivas: Th. Flournoy, E. Claparède y J. Piaget, por otra parte muy ligados entre sí.

Flournoy, de formación plenamente francesa, aunque permaneció dos años en Leipzig con Wundt (Goldsmith, 1979), introdujo la ciencia psicológica en Suiza, ocupando la primera cátedra de Psicología (Fisiológica y Experimental) dotada en Ginebra (1891). Al año siguiente funda un laboratorio de Psicología en la Facultad de Ciencias de Ginebra, donde investigó sobre temas habituales de la época (ideación, cronometría mental y procesos sensoriales), aspectos que conjugó con su interés por la investigación psíquica (actual parapsicología), ese extraño compañero de viaje con el que los psicólogos de diferentes países (y continentes) se aliaron primero, y desplazaron después, en su lucha por hacerse un hueco en la estructura académica y en la vida social (Leary, 1984; Coon, 1992). Como todo los impulsores disciplinares, Flournoy está detrás de muchas de las aventuras fundacionales de la Psicología suiza, creando, por ejemplo, junto con Claparède, la primera revista suiza de Psicología, Archives de Psychologie (1901) y actuando como Presidente del VI Congreso Internacional de Psicología (Ginebra, 1909). Amigo de James (Le Clair, 1966), compartió su pragmatismo, orientándose hacia la psicopatología, la investigación psíquica, e incluso hacia la psicología analítica jungiana (Cifali, 1983). Como aquél, equipó e inauguró laboratorios, sin ser él mismo un experimentalista. Mostró abiertamente la falta de compromiso con el enfoque experimental, dadas las limitaciones de la psicología de laboratorio, decantándose por una Psicología empírica de carácter holista, abierta a las dimensiones de la personalidad.

Prácticamente en todos sus cargos sucedió a Flournoy su primo Claparède (Claparède, 1930; Trombetta, 1989), miembro de una familia francesa protestante emigrada a Suiza cuando las guerras religiosas. Éste también se formó a la francesa (Déjerine, Binet, Henri, Larguier…), con un año académico en Leipzig (1892-1893). Tras su doctorado en medicina (1897), con una tesis sobre el sentido muscular, se incorporó como profesor de Psicología en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Ginebra, donde pasó a dirigir el laboratorio de Psicología Experimental, llegó a profesor extraordinario y, finalmente, tras la jubilación de Flournoy, ocupó su cátedra, así como la titularidad única de los Archives. Desde una orientación biologicista y experimental, que le llevó incluso a la psicología animal, planteó una psicología funcionalista y diferencialista (sensorial y psicométrica), con una creciente dedicación a la psicología infantil y la paidología, y a la psicotecnia. Participó activamente en la internacionalización de la nueva psicología, en los Congresos Internacionales de Psicología, organizando además la Asociación Internacional de Psicotecnia, que se constituyó en Ginebra en 1920, y periódicas Conferencias Internacionales (Germain, 1955; Nuttin, 1992; Trombetta, 1998).

Claparède, entroncado en una filosofía pragmática, siempre se refirió a su psicología como genéticofuncional. Ahora bien, con este término no se auto-identifica con postura científica, o escuela, alguna, sino simplemente con un punto de vista a partir del cual aproximarse al estudio de los fenómenos psíquicos. “Yo afirmo que la psicología funcional no es una Psicología que se oponga a ninguna otra. No es más que una manera de abordar los fenómenos mentales, o si se prefiere, los fenómenos de la conducta” . Desde un punto de vista dinámico ofrece una concepción activa y biológicamente contextualizada de la conducta, lo que le lleva a estudiar las causas y factores de ese dinamismo. Partiendo del propio organismo y sus funciones vitales, encuentra aquellas causas en la relación que se da entre la persona y el medio, que actúa como estímulo. La conducta se presenta siempre como una reacción psico-orgánica en una situación de desequilibrio (el omnipresente principio de constancia, psicológicamente rebautizado como homeostasis). Los procesos motivacionales resultan claves para entender su propuesta de estudiar los fenómenos psíquicos en términos de su utilidad para conjugar las necesidades y los intereses del individuo. El saber, el conocimiento, ha de ser puesto al servicio de la acción (significación biológica). Sobre este planteamiento se apoyó su concepción funcional, activa, e individualizadora del proceso educativo, ideas que dieron forma a la nueva escuela. Pretendo “introducir al educador en la ciencia psicológica, y muy especialmente en la Psicología del niño (…) [y estimular] al maestro en ejercicio para que abandone el tedio de la rutina habitual, animándole a preguntarse de vez en cuando cuestiones serias, que debería siempre intentar responder a partir de hechos” (Claparède, 1911, III-IV) Para lograr este objetivo, destacaba problemas pedagógicos importantes [p.e “investigar sobre (…) las circunstancias que favorecen el desarrollo del niño, y los procedimientos para educarle hacia objetivos”, Claparède, 1911, 41], así como los procedimientos de psicodiagnóstico, especialmente los tests, y psicotecnia.

ELEMENTOS ESENCIALES DE LA TEORÍA DE PIAGET

Si hubiéramos de decidirnos por conceptos típicamente piagetianos, los de “equilibrio”, “organización” y “adaptación” serían, junto con los de “génesis”, “estructura” y “función”, los más representativos de su sistema. En definitiva, Piaget pretende esclarecer con su teoría el significado de la adaptación de los seres vivos a sus respectivos entornos.

Todo ser vivo está impulsado hacia el equilibrio entre él y su entorno. La adaptación organismos al medio y la organización interna que el éxito de dicha organización no son sino dos caras de una misma moneda.

Si observamos el proceso de equlibración desde el exterior, nos encontramos con un esfuerzo adaptativo que se resume en el equilibrio, siempre inestable pero suficiente para la supervivencia, entre un proceso de asimilación de la realidad exterior a las estructuras del organismo y otro proceso de signo contrario, pero siempre correlativo, de acomodación de las estructuras al medio.

Si lo observamos desde el interior hallamos una tendencia hacia la articulación armónica de las partes que constituyen al organismo todo, dando lugar a las estructuras de acción coherentemente organizadas.

Con la creación de cada nueva organización armónicamente articulada, se abren inéditas posibilidades de contactar con la realidad, se torna el organismo potencialmente sensible a nuevas propiedades de lo real y, por tanto, se convierte en un ser más susceptible a nuevos desequilibrios.

Este movimiento, o reacción circular, hace que el mecanismo funcione indefinidamente y asegura la creación de nuevas formas asimilatorias cada vez más ricas, lo que hace de la dimensión evolutiva una variable explicativa fundamental porque solo un examen empírico del repertorio de conductas que es capaz de desplegar un organismo determinado permite establecer el grado de desarrollo alcanzado por el mismo.

La actividad equilibratoria, que es, según se mire la dialéctica entre asimilación y acomodación, o entre partes y todo, es la dialéctica entre materia y vida, y es el motor de la evolución.

Para Piaget, la vida, como vemos, consiste en un proceso de equilibración creciente, de homeostasis, entre los seres vivos y sus correspondientes hábitats que se encuentran en un proceso de interacción radical,

Para ello, los seres vivos desarrollan diversas estructuras –manos, ojos, estómagos, etc.—que han de encontrarse armonicamente articuladas entre si para procurarles la supervivencia. Pero, para que dichas estructuras funcionen efectivamente, los organismos han de aprovechar todo el material que les ofrece el medio ambiente, --objetos, luces, nutrientes, etc.--, lo que les obliga a desplegar una actividad que, como veíamos, esta internamente coordinada por un principio de organización vital y, al mismo tiempo, se encuentra externamente orientada hacia la realidad que le procura la existencia.

Planteadas las cosas de este modo, el proceso psicológico que trata de resolver Piaget por intermediación de unos conceptos biológicos, está relacionado con las Dicotomías que el pensamiento científico ha establecido entre Sujeto y Objeto, entre Medio interno y Medio externo, entre Conocedor y Conocido.

Ahora podemos llamar EPISTEMOLOGÍA a este tipo de relación adaptativa, puesto que la aclimatación del organismo al medio depende de la adecuación que exista entre la realidad exterior y marcos representativos de la misma en los esquemas asimiladores del sujeto, sean estos materiales, morales o mentales.

Podemos convenir, por simplificar, que, en sus formas más extremas el racionalismo y empirismo hacen por completo depender de uno de los términos de la relación Organismo-Medio

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