Ley de Prevención de Riesgos Laborales
RAFAELVALMORE219 de Abril de 2014
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En función de lo establecido por la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (Ley 31 de 8 de Noviembre de 1996), en su capítulo III, artículo 16, la evaluación de riesgos de carácter psicosocial en el lugar de trabajo puede ser necesaria a partir de diferentes situaciones, entre ellas:
• Por requisito legal, se plantea la necesidad de detectar los posibles riesgos psicosociales existentes en una situación de trabajo, con el objetivo de establecer medidas de mejora de la salud y de la seguridad de los trabajadores.
• Cuando, como consecuencia de una evaluación global anterior, se quieren evaluar de forma más específica los factores psicosociales en determinadas actividades, grupos de trabajo o grupos de riesgos específicos.
• Para comprobar que unas determinadas medidas preventivas existentes son las adecuadas, por ejemplo, para verificar si las acciones llevadas a cabo tras una evaluación de riesgos son las idóneas.
• A partir de la constatación de una serie de anomalías o disfunciones, que nos hagan sospechar que existen problemas de tipo psicosocial, por ejemplo, gran cantidad de quejas, aumento del absentismo, disminución de la productividad, etc., en toda la empresa o en alguna sección o departamento específico.
• Siempre que en el lugar de trabajo vaya a introducirse una innovación que pueda alterar significativamente la situación actual, sean nuevos procesos de producción, nuevos equipos materiales o humanos, cambios en la organización del trabajo, etc.
CAPÍTULO 3: FASES PARA LA EVALUACIÓN DE FACTORES PSICOSOCIALES
La evaluación de los riesgos de origen psicosocial, como cualquier evaluación general de riesgos, es un proceso complejo que conlleva una serie de actuaciones o etapas sucesivas e interrelacionadas.
En general, podemos decir que, para realizar una evaluación de factores psicosociales en una situación de trabajo, debemos seguir las siguientes fases:
• Determinación de los riesgos que se han de analizar
• Identificación de los trabajadores expuestos a dichos riesgos
• Elección de la metodología y de las técnicas que se deben utilizar
• Formulación de las hipótesis de trabajo
• Planificación y realización del trabajo de campo
• Análisis de los resultados
• Elaboración de informes con los resultados
• Elaboración de un programa de intervención y puesta en marcha de dicho programa
• Seguimiento y control del programa
1. DETERMINACIÓN DE LOS RIESGOS
Es evidente que, al emprender cualquier investigación, la operación primera y básica es decidir qué se va a investigar, y bajo qué aspectos.
En esta primera fase se trata de definir, de la forma más precisa y menos ambigua posible, el problema que vamos a estudiar, y sus diferentes aspectos o facetas, es decir, el objetivo del estudio.
Para conseguir una definición precisa del problema que se va a analizar, es necesario recopilar la mayor cantidad posible de información, que nos pueda orientar en nuestro objetivo.
Así, por ejemplo, es muy útil recoger la opinión de todos los grupos sociales implicados: dirección, servicios preventivos, departamento de personal, mandos, trabajadores, etc. También puede ser de gran utilidad toda la documentación que estos grupos puedan aportar sobre el tema. En general, esta documentación consistirá en:
• Organigrama oficial de la empresa
• Horarios, sistemas de promoción, tipo de salario, …
• Características de la plantilla (distribución por sexos, edad, antigüedad en la empresa, antigüedad en el puesto, etc.).
• Aspectos que afectan al personal: absentismo, enfermedades, declaraciones de incapacidad para ciertos puestos, permisos personales, formación, siniestralidad, rotación de personal, solicitudes de cambio de puesto, sanciones, etc.
• Aspectos que afectan a la producción: calidad de la producción, rechazos, recuperación de productos, índices de producción, productividad, intervenciones de mantenimiento, averías, etc.
• Actas de las reuniones del Comité de Empresa y del Comité de Seguridad e Higiene, etc.
Es muy importante además observar el trabajo mientras éste se está llevando a cabo, y registrar las posibles desviaciones entre los procedimientos de trabajo teóricos y los procedimientos reales, para determinar los riesgos que se han de analizar.
Por último, es muy útil consultar otros estudios, teorías, y conocimientos existentes relacionados con el tema que vayamos a estudiar, y consultar a distintos especialistas.
Puesto que nos encontramos en una primera fase de definición y delimitación del problema, es necesario atender a todos los posibles factores que puedan estar asociados a él de manera directa o indirecta. Por ello, como se verá más adelante, en esta fase es conveniente aplicar técnicas poco estructuradas, como entrevistas semidirigidas, observación poco estructurada, etc.
2. IDENTIFICACIÓN DE LOS TRABAJADORES EXPUESTOS
Una vez delimitados y definidos los factores en los que se va a centrar el estudio, y a partir de todos los datos recogidos en la fase previa, hay que precisar qué departamentos, sectores, puestos de trabajo, etc., van a ser analizados.
En esta fase se trata de determinar el colectivo de trabajadores y de puestos de trabajo a los que va a afectar nuestro análisis.
Lo ideal sería poder realizar el análisis a todos los trabajadores y puestos de trabajo afectados. Cuando el colectivo de trabajadores es reducido numéricamente, es posible aplicar la técnica o técnicas elegidas a todos los afectados.
Sin embargo, cuando el colectivo es muy amplio, estudiar a todos los afectados puede ser muy costoso, tanto en recursos como en tiempo, y las operaciones de recogida, clasificación y análisis de los datos se hacen muy complejas. Por ello, en estos casos, puede ser más adecuado elegir una muestra representativa ese colectivo.
Cuando se opta por realizar el estudio sobre una muestra, es necesario asegurarse de que esta muestra sea realmente representativa del colectivo afectado, de manera que posteriormente sea posible generalizar los resultados obtenidos en la muestra a todo el colectivo. Para ello, se utilizan las llamadas "técnicas de muestreo".
3. ELECCIÓN DE MÉTODOS Y TÉCNICAS DE INVESTIGACIÓN
En esta fase se va a decidir qué métodos y qué técnicas que se van a utilizar para realizar el estudio. Antes de nada, es necesario aclarar la diferencia entre métodos y técnicas:
• Método es el camino a seguir para realizar la investigación, mediante una serie de operaciones y reglas prefijadas de antemano, aptas para alcanzar el resultado propuesto.
• Técnica no es el camino, sino el arte o manera de recorrerlo.
El método establece la estrategia global que debemos seguir para alcanzar el fin propuesto en la investigación, mientras que las técnicas son las tácticas o instrumentos que utilizamos para conseguir objetivos parciales dentro del programa.
Definir el método de investigación adecuado nos sitúa en el nivel teórico del conjunto de proceso de evaluación, mientras que la elección de las técnicas a emplear se refiere a un nivel práctico; en concreto, las técnicas de investigación son instrumentos para la recogida, el tratamiento y el análisis de la información.
Los métodos y técnicas a utilizar dependen en cada caso concreto de una serie de factores tales como la naturaleza del fenómeno a estudiar y el objetivo de la investigación, es decir, del problema concreto que se ha de evaluar, los recursos disponibles, el equipo que realiza la investigación, etc.
Según sea la naturaleza del problema que vamos a evaluar, se ha distinguido entre:
• Métodos cualitativos o estructurales
• Métodos cuantitativos o distributivos
Es recomendable utilizar métodos cuantitativos cuando se trata de "analizar aspectos en los que la cantidad y su incremento o decremento constituyen el objeto de la descripción o el problema que ha de ser explicado", es decir, cuando se trata fundamentalmente de cuantificar.
Por ejemplo, utilizaremos métodos cuantitativos cuando nos interese saber cuántas personas de una empresa han recibido cursos de Prevención de Riesgos, si existe relación, y cuánta entre esa formación recibida por los trabajadores y la disminución del número de accidentes ocurridos, cuántos trabajadores consideran que la formación recibida es suficiente, etc.
Por otro lado, nos interesará utilizar métodos cualitativos cuando se trate de obtener información acerca de "por qué las personas piensan o sienten de la manera en que lo hacen".
A la hora de elegir los métodos que vamos a utilizar, lo ideal es suplir las deficiencias de un método con las virtudes del otro, y viceversa, es decir, en muchos casos la utilización combinada de ambos métodos sería la opción más adecuada.
Por ejemplo, los grupos de discusión o las entrevistas en profundidad (técnicas propias de la metodología cualitativa) permiten precisar los aspectos más significativos del problema que se ha de evaluar, y por tanto, pueden ser útiles para posteriormente preparar una buena encuesta (propia de la metodología cuantitativa); pueden servir, por ejemplo, para perfilar algunas características de la muestra y para determinar mejor las variables que se deben incluir en el cuestionario.
En cualquier caso, será el problema a evaluar el que marque las pautas de la elección, tanto de los métodos
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