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Modelos Clinicos


Enviado por   •  12 de Abril de 2015  •  1.952 Palabras (8 Páginas)  •  259 Visitas

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La experiencia de la sociedad

Freud afirmaba que la ansiedad puede ser adaptativa si la aflicción que la acompaña motiva a las personas a aprender nuevas formas de enfrentar los retos de la vida. Pero ya sea adaptativa o desadaptada, la aflicción puede ser intensa. Con frecuencia, la persona ansiosa que espera que ocurra lo peor es incapaz de disfrutar de su vida personal y de obtener gratificación del trabajo. Por lo tanto las personas ansiosas se privan de experimentar los resultados positivos de la vida.

El término ansiedad se define como un sentimiento de miedo y aprensión difuso, vago y muy desagradable. La persona ansiosa se preocupa mucho, sobre todos los peligros desconocidos. Además, muestra combinaciones de los siguientes síntomas: ritmo cardiaco acelerado, respiración entrecortada, diarrea, pérdida del apetito, desmayos, mareos, sudoración, insomnio, micción frecuente y estremecimientos. Todos estos síntomas físicos se presentan tanto en el miedo como en la ansiedad. La diferencia entre el miedo y la ansiedad es que las personas que tienen miedo lo pueden decir fácilmente y las personas que se sienten ansiosas no saben las razones de sus temores. Las características de la ansiedad incluyen sentimientos de incertidumbre, impotencia y activación fisiológica. Una persona que experimenta ansiedad se queja de sentirse nerviosa, tensa, aprensiva e irritable. A menudo tiene dificultad para conciliar el sueño por las noches. Una persona ansiosa puede fatigarse fácilmente y experimentar “mariposas en el estómago”, así como dolores de cabeza, tensión muscular y dificultad para concentrarse. Estos individuos pueden mostrar un alto grado de sensibilidad, vigilancia prontitud para prestar atención a las amenazas potenciales.

Trastorno de ansiedad generalizada.

El trastorno de ansiedad generalizada consiste en miedos prolongados, vagos e inexplicables pero intensos que no parecen relacionarse con algún objeto en particular. Se parecen a los miedos normales, pero no existe un peligro real, y en la mayoría de los casos ni siquiera se imagina que el peligro esté presente. Los individuos que sufren de un trastorno de ansiedad no solo se preocupan por cosas sin importancia que han ocurrido, sin también se sienten tensos y preocupados cuando ni siquiera existe una mínima alarma. En el trastorno de ansiedad generalizada, la ansiedad persiste por seis meses o más y no se atribuye a experiencias recientes en la vida del individuo. Sus síntomas generalmente incluyen:

• Preocupación o sentimientos aprensivos sobre el futuro: Se preocupan por lo que les depara el futuro, por las personas que están cerca de ellas o por sus bienes valiosos.

• Hipervigilancia: Adoptan una actitud de centinela en su vida diaria. Esta vigilancia excesiva se relaciona con su estado hiperactivado. Como siempre están alertas a amenazas potenciales, se distraen fácilmente de las tareas en las que trabajan. También contribuye a la dificultad para conciliar el sueño.

• Tensión motora: Son incapaces de relajarse; están agitados y visiblemente tensos y temblorosos. Las expresiones faciales de tensión son comunes, como lo son el entrecejo fruncido y los suspiros profundos. Se sobresaltan con facilidad.

• Reactividad autonómica: Los sistemas nerviosos simpático y parasimpático parecen trabajar tiempo extra. Existen combinaciones de sudoración, mareos, ritmo cardiaco acelerado, accesos de calor o fríos, manos frías y húmedas, molestias estomacales, aturdimiento, evacuación micción frecuentes, sensación de tener un nudo en la garganta y pulso y respiración acelerada.

El trastorno de ansiedad generalizada con frecuencia es difícil de tratar, y no existe una técnica clínica que conduzca con regularidad a la cura. La psicoterapia cognitiva y psicodinámica puede ser útil en algunos casos, como también lo puede ser el tratamiento conductual.

Trastorno de angustia.

La crisis de pánico puede presentarse sin ninguna advertencia, y es una condición crónica y debilitante. Los indicadores del trastorno de angustia son similares a los del trastorno de ansiedad generalizada, excepto que son más intensos y casi siempre comienzan de manera repentina. El término crisis de pánico denota el abrupto surgimiento de una intensa ansiedad que aumenta al máximo, que se desencadena por la presencia de estímulos particulares o pensamientos acerca de ellos, o que ocurre sin señales claras y es espontaneo e impredecible. Las personas que sufren crisis de pánico cuando estos estímulos no están presentes generalmente no sufren de fobias. En el trastorno de la angustia, existe un intenso miedo a sufrir otra crisis. Según el DSM-IV-TR el trastorno de la angustia incluye crisis de pánico recurrentes e inesperadas y al menos un mes de preocupación persistente de sufrirlas de nuevo. La preocupación por las implicaciones y consecuencias de tener crisis de pánico es un aspecto clave de este trastorno. Las personas con trastorno de angustia no necesariamente están ansiosas todo el tiempo. Algunas veces sufren de crisis inesperada de pánico que se repiten después de algunos periodos de funcionar con normalidad. Palpitaciones severas, respiración entrecortada exagerada, dolores o molestias en el pecho, temblores, sudoración, mareos y un sentimiento de impotencia caracterizan las crisis de pánico.

Una persona que ha tenido una crisis de pánico desarrolla una ansiedad anticipada: experimenta tensión y preocupación, y teme que la crisis vuelve a ocurrir. En algunos casos, este tipo de ansiedad anticipada parecer ser un miedo bastante realista. Las personas que experimentan crisis de pánico se perciben con un deterioro en su salud, en su bienestar emocional, y en su funcionamiento ocupacional y financiero. Utilizan con mucha frecuencia las instalaciones para el cuidado de la salud y las salas de emergencias, y son más propensas que la población en general a pensar en el suicidio.

Los trastornos de ansiedad generalizada y los trastornos de angustia difieren más claramente en el carácter difuso de la ansiedad que se observa en el primero y su intensidad en el último.

Fobias.

Fobos era el dios griego del miedo. Su imagen era pintada en máscaras y escudos para asustar a los enemigos en las batallas. La palabra fobia, derivada de su nombre, significa miedo, pánico, pavor o temor. A diferencia de las personas que padecen de trastornos de ansiedad generalizada, las que padecen fobias específicas saben exactamente a qué le temen. Excepto por sus miedos a objetos específicos, personas o situaciones, los individuos fóbicos generalmente no sufren distorsiones graves de la realidad. No parecen tener ningún mal físico. Sin embargo, sus miedos están fuera de proporción con respecto a la realidad, parecen inexplicables y van más allá de su control voluntario.

Uno de los aspectos más interesantes de las fobias es que el estímulo que las provoca no es azaroso. Los estímulos atemorizantes comúnmente son animales, objetos o eventos que presentaron peligros reales en las etapas tempranas de la evolución humana. Los individuos fóbicos no necesitan de la presencia real del objeto o situación temidos para experimentar una intensa tensión y molestia.

Las fobias pueden empezar con una crisis de ansiedad generalizada, pero la ansiedad se cristaliza en un objeto particular o situación. La mayoría de las personas considera algunos objetos fóbicos aspectos de la vida diaria. Otros objetos y situaciones desagradables hasta cierto punto para la mayoría de las personas. Sin embargo, las fobias comprenden niveles de miedo que, además de ser demasiado intenso, interfieren con los patrones de vida normales y, además, tienden a aumentar de manera progresiva.

Los individuos fóbicos generalmente desarrollan maneras de reducir sus miedos. De manera tradicional, las fobias reciben su nombre por medio de prefijos griegos que representan el objeto del temor. Hoy en día las fobias se agrupan en tres categorías: fobias específicas, fobias sociales y agorafobia.

Fobias específicas.

Las fobias específicas son una categoría muy variada de miedos marcados, persistente e irracional. Algunos ejemplos de fobias específicas son el miedo intenso a un tipo particular de animal, la claustrofobia, y la acrofobia. Se han utilizado diversos enfoques terapéuticos para tratar las fobias específicas. Los procedimientos que se basan en la asociación entre los estímulos atemorizantes y las respuestas libres de ansiedad, y que al mismo tiempo proporcionan información que contrarresta las creencias equivocadas sobre los estímulos, con frecuencia producen efectos positivos. El apoyo social puede contribuir a vencer ciertos miedos.

Fobias sociales.

Las fobias sociales se caracterizan por el miedo y la vergüenza a tratar con otras personas. Con frecuencia, el mayor temor del individuo es que las personas con quienes tiene contacto detecten las señales de ansiedad, como sonrojarse, el temblor de las manos y la voz entrecortada. El miedo a hablar y comer en público son características frecuentes en los individuos que padecen fobia social. A menudo, la timidez es confundida con una fobia social. Sin embargo, las personas tímidas no experimentan el terror que los que padecen una fobia social cuando se encuentran en situaciones donde pueden ser expuestos a las críticas de otros. Las vidas personas de los que tienen una fobia social son típicamente, sombrías. La mayor parte de las fobias involucradas en las relaciones interpersonales comprender uno o más de los siguientes miedos; mido a hacerse notar, la crítica, a comete un error y a hablar en público. Los criterios del DSM-IV-TR para diagnosticar la fobia social incluyen miedo marcado y persistente a una o más situaciones sociales desconocidas, o al escrutinio o evaluación de otros, y la reacción fóbica incluye la preocupación intensa de ser humillado o avergonzado.

Una característica destacada de la fobia social es el sonrojarse. Algunas personas sienten terror de sonrojarse en presencia de otros y están convencidas de que será profundamente visible y el centro de una dolorosa atención. El diagnóstico de fobia social se refiere a la ansiedad que es crónica, dominante e inhabilita a la persona en diversas situaciones que requieren el contacto con otros.

Agorafobia.

La agorafobia es el miedo de encontrarse en situaciones atemorizantes o desconocidas, que a menudo acompañan a las crisis de pánico. Para el observador, una persona con agorafobia no se ve distinta de una fobia social. Los agorafóbicos tienen pavor de la espantosa ansiedad de una crisis de pánico y perder el control en medio de gran cantidad de personas. Cerca de la mitad de las personas que experimentan crisis de pánico tienden a desarrollar agorafobia a menos que reciban un tratamiento oportuno con ciertos fármacos. La agorafobia es una complicación de crisis de pánico que no son tratadas, situación que permite su recurrencia. Algunas personas bastante motivada que padecen agorafobia son capaces de realizar esta exposición por si mismas sin la ayuda constante de un terapeuta. Los individuos agorafóbicos son dependientes y aferrados a alguien.

Trastorno obsesivo-compulsivo.

Las personas con conducta obsesiva son incapaces de quitarse la idea de su mente. Las personas con conducta compulsiva se sienten obligadas a realizar actos particulares o series de actor una y otra vez. Las obsesiones generalmente incluyen duda, titubeo, miedo a la contaminación o miedo a la agresión propia. Las formas más comunes de la conducta compulsiva son contar, ordenar, revisar, tocar y lavar. Algunas personas que padecen el trastorno obsesivo-compulsivo desarrollan rituales netamente mentales. Los terapeutas dicen que existen enormes diferencias entre las personas saludables con rachas compulsivas y aquellas que sufren de un trastorno obsesivo-compulsivo. Las personas que realmente sufren el trastorno obsesivo-compulsivo con frecuencia tienen historias familiares de problemas psiquiátricos, lo que sugiere un componente genético en el trastorno. Las personas saludables con algunas tendencias compulsivas propenden a trabajar con eficacia y organizar sus actividades diarias para evitar la confusión. El trastorno obsesivo-compulsivo es más común entre individuos con altos ingresos que son un poco más inteligentes de lo habitual.

Las características más comunes del trastorno obsesivo-compulsivo son las siguientes.

• La obsesión o compulsión penetra con insistencia y persistencia en la conciencia del individuo.

• Un sentimiento de pavor ansioso ocurre si por alguna razón se rechaza el pensamiento o acto.

• Se experimenta la obsesión o compulsión como algo extraño a uno mismo, pero es inaceptable e incontrolable.

• El individuo reconoce lo absurdo e irracional de la obsesión o compulsión.

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