PEC Psicología del lenguaje
David Arjol EcheverríaTrabajo21 de Marzo de 2019
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TAREA DE VERIFICACION DE ENUNCIADOS LINGUISTICOS
UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACION A DISTANCIA
ÍNDICE
- INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS
- SELECCIÓN DE LA MUESTRA Y PARTICIPANTES
- RESULTADOS
- CONCLUSIONES
- AUTOEVALUACIÓN
- ANEXOS
- BIBLIOGRAFÍA
- INTRODUCCIÓN
Fue Quillian, en los años 70, el primero en utilizar el término memoria semántica. Dicho término puede llevar a engaño porque, aunque parece hacer referencia a un tipo de memoria que almacena información sobre el significado de las palabras, no sólo alberga información de esa índole. La memoria semántica es un tipo de memoria a largo plazo, declarativa (Tulving, 1972), de la que depende nuestro conocimiento general sobre el mundo y el lenguaje. Es una memoria muy extensa, formada por toda la información que poseemos relacionada con el léxico, hechos, conceptos y categorías. Los conceptos y categorías son estructuras mentales que suponen un gran ahorro cognitivo, haciendo posible la adquisición y retención de conocimiento general. Se organiza mediante asociaciones entre palabras, conceptos, símbolos.
Como memoria declarativa a largo plazo, comparte ciertas propiedades con la memoria episódica, como puede ser el carácter consciente y verbalizable de la información. Pero hay también otras ciertas propiedades que diferencian a la memoria semántica de la declarativa. Ésta, a diferencia de aquélla, posee coordenadas temporales y espaciales; es, lo que se dice, una memoria contextual. La memoria semántica no tiene esa naturaleza autobiográfica que tiene la memoria episódica, no apunta a un sujeto concreto. Agrupa, en cambio, mediante un sistema complejo de categorías y en función de una serie de propiedades –que veremos- y jerarquías, el conocimiento más general.
Múltiples modelos se han propuesto para representar la naturaleza, estructura y funcionamiento de la memoria semántica. El presente estudio se inspira en el modelo de organización funcional basado en atributos semánticos (Smirth y Medin, 1981; McRae, de Sa y Seidenberg, 1997). El modelo de memoria semántica basada en atributos sostiene lo siguiente: la memoria semántica está constituida por categorías lingüísticas y no lingüísticas. Dichas categorías se van formando y desarrollando a lo largo de la vida de un individuo. Según el modelo, cada categoría semántica se organiza en orden a una serie de rasgos de distinta naturaleza: perceptuales, funcionales, procedimentales, etc. Este conjunto de atributos configura el esqueleto conceptual o categorial, esto es, el significado de la categoría o concepto.
Evidencia proveniente del campo de la neuropsicología cognitiva apunta a que los distintos rasgos del procesamiento del lenguaje no se localizan en la misma región del cerebro. Asimismo, no todas las propiedades semánticas son igual de asequibles para los sujetos –patológicos y normales-. El objetivo de este trabajo, como ya transluce, es, pues, estudiar la organización de las distintas clases en función de las distintas relaciones semánticas que se establecen dentro de la memoria semántica. También prestaremos especial atención a la existencia de posibles déficits específicos de categoría. La hipótesis de trabajo que manejamos es que las relaciones taxonómicas (inclusión de clases) serán más difíciles de evaluar que las funcionales (función o uso), éstas a su vez que las parte/todo (elementos componentes de un objeto); y, por último, las más fáciles de procesar serán las evaluativas/perceptuales (forma o color).
Para investigar lo que hemos mencionado más arriba, nos valdremos de la tarea de verificación de enunciados. Al participante se le presentan una serie de enunciados lingüísticos y la tarea de éste consiste en decidir si son verdaderos o falsos. A continuación indicará el grado de verosimilitud o certeza que deposita en sus respuestas. Y para finalizar, indicará mediante una escala, el grado de familiaridad que tiene para él los distintos elementos.
Para concluir, mencionar únicamente que desde la neuropsicología cognitiva se ha identificado que ciertas lesiones cerebrales deterioran el conocimiento en determinadas categorías semánticas dejando intactas otras relacionadas. Desde la Teoría sensorio-funcional (Warrington y McCarty, 1987; Warrington y Shallice, 1984) se argumenta que las cosas no vivas se diferencian entre sí en cuanto a sus propiedades funcionales, mientras que los seres vivos tienden a diferenciarse en cuanto a sus propiedades perceptivas. Debido a que los atributos visuales son más difíciles de procesar que los funcionales, entonces las categorías que dependan más de éstos serán más susceptibles de padecer pérdida. Esto explica por qué hay una mayor pérdida de información sobre los seres vivos. Por esta razón, encontrará el lector que otro de los objetivos, además de los mentados con anterioridad, no es si no investigar las dificultades de comprensión verbal en algunas categorías semánticas de seres vivos y no vivos en función de sus atributos –aparte de los ya mencionados de analizar el factor de familiaridad y el grado de confianza-.
2. SELECCIÓN DE LA MUESTRA Y PARTICIPANTES
La muestra estuvo compuesta por diez participantes (tres mujeres), todos mayores de edades, de edades comprendidas entre los veinte y cincuenta y cinco años (media aritmética = 31,4; desviación típica = 11,92). Tres sujetos de la muestra completaron estudios medios y los siete restantes tienen estudios superiores universitarios.
- RESULTADOS
Si observamos las medias obtenidas en los cuatro rasgos semánticos contemplados, la hipótesis de trabajo planteada, a saber, que los sujetos iban a tener mayor dificultad en el procesamiento de las relaciones taxonómicas, no se cumple. En la muestra contemplada se observa mayor dificultad para los enunciados que expresaban propiedades perceptuales –con una media de 10,4-,y los más fáciles han resultado ser aquellos que contenían relaciones taxonómicas; justamente aquellos de los que se esperaba obtener resultados más bajos –con una media de aciertos de 11,8-. El lector encontrará estos y todos los datos a los que hacemos referencia en la tabla 1 dentro del apartado anexos.
En cuanto al grado de verosimilitud o confianza con el que los sujetos daban sus respuestas, se observa una media total por enunciado de 4,652 (resultado de dividir los 2233 puntos directos entre el número de participantes, es decir, diez, y el número de enunciados, esto es, cuarenta y ocho). Teniendo en cuenta que se valoraba en una escala que iba del uno al cinco, podemos afirmar que el grado de confianza depositada en sus respuestas es considerablemente alto. Fijándonos más en atributos concretos, se percibe una mayor convicción para los rasgos funcionales (con una media de 4,83, resultado de dividir 58 entre el número de enunciados por categoría, 12). Las relaciones que han revestido menor grado de confianza han sido las relaciones semánticas parte/todo (con una media de 4,5, fruto del cociente entre 54 y 12). Remitimos al lector a la tabla 2 del apartado de anexos.
En lo referente a la tabla 3, se ha hallado una media de familiaridad de 2,618 para la categoría de los seres vivos, y una media de 3,484 en la categoría de seres no vivos o inertes. Superioridad, por tanto, para la categoría de seres no vivos. En la categoría de seres vivos el menor grado de verosimilitud ha sido para el sauce llorón, con una media de 1,3 (sobre 5) y el elemento más familiar ha sido la manzana, con una media de 4,9 de familiaridad. En la categoría de seres no vivos, el ítem menos familiar para los sujetos ha sido la carretilla, mientras que el que les ha resultado más familiar, la sartén, con una puntuación media de 4,8.
4.CONCLUSIONES
A la vista de los resultados podemos concluir dos cosas principales. Primera: los resultados obtenidos arrojan evidencia en contra del modelo de atributos. Contrariamente a las previsiones, la mayor dificultad mostrada ha sido en lo relativo a las relaciones evaluativo/perceptuales, cuando, según el modelo, debieran ser las más sencillas de procesar. Asimismo, las que se esperaba fuesen las más difíciles, las taxonómicas, han sido en las que mejor ha sido la ejecución de los participantes.
La segunda conclusión guarda relación con la teoría sensorio-funcional. En este caso, los datos obtenidos están en consonancia con las predicciones de la teoría. Efectivamente, los sujetos rinden peor al evaluar atributos perceptuales que funcionales –como postula la teoría-, lo que se refleja en la tabla 1; al mismo tiempo, la teoría explica el menor grado de confianza para propiedades evaluativas y mayor para las funcionales (tabla 2). Como aducimos, todo ello concuerda con los principios de la teoría sensorio-funcional, a saber, los elementos constituyentes de la categoría de seres no vivos se ven beneficiados, con respecto a los seres vivos, por mor de sus propiedades funcionales, que resultan más familiares.
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