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Psicologia De La Liberacion

confucio25 de Marzo de 2014

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¿Qué es entonces la liberación para Martín-Baró?

UNA REFLEXION SOBRE EL METASENTIDO DE LA

PRAXIS CIENTÍFICA: LA PROPUESTA DE IGNACIO

MARTÍN-BARÓ DESDE LA PSICOLOGÍA SOCIAL

Estamos convencidos de que la utilización del término por Martín-Baró responde a una verbalización del sustantivo de la liberación. La consideración de la liberación como una acción, como un verbo, y no como un hecho. La psicología de la liberación debe considerar la liberación como una característica esencial en acción, muy distinto a lo que sería considerarla como una motivación exterior. Esta acción liberadora la encontramos manifestada en su obra de tres formas: primero, como

mencionamos, con una clara alusión a la teología de la liberación la cual hace una

reinterpretación de las Escrituras, que presentan a un Dios opresor o "Todopoderoso", hacia una religiosidad liberadora; en donde, el ser humano tiene la capacidad de construir su destino en contra de los sistemas sociales opresores que, en el contexto latinoamericano, se atribuían en muchas ocasiones a la voluntad de Dios. Esta religiosidad expresada explícitamente en su teoría, es algo que no representa ninguna contradicción para Martín-Baró. No existen razones

concluyentes de naturaleza gnoseológicas, aunque si existen de naturaleza social, cultural ideológica, política, etc., para que ciencia y religión estén separadas como han defendido algunas posturas del positivismo surgidas del empirismo (véase el análisis que hemos llevado a cabo en al primera parte). Incluso en el caso que aquí nos trae, como veremos más adelante, ambas posturas están inmersas en un proyecto común en el ámbito latinoamericano. ...

"los cambios producidos en la Iglesia Católica desde el Vaticano II han permitido que las masas, hasta entonces alienadas, tomaran conciencia sobre las potencialidades de su fe, se organizaran y desarrollaran una práctica sociopolítica como pueblo. (...)Históricamente, el papel fundamental desempeñado por la religión ha sido el de legitimizar el orden social establecido en nombre de Dios. Esa visión religiosa de la sociedad no sólo exigía como deber de conciencia que los fieles se sometieran totalmente a las autoridades establecidas, cualesquiera ellas fueran, sino que llevaban a justificar el empleo de la represión violenta contra quien se rebelase frente a ese orden y esas autoridades" (Martín-Baró, 1989n: 27).

"La importancia ideológica de la religión en América Latina es tan grande, su

impacto político es de tal magnitud, que resulta difícil comprender cómo es posible que no existan estudios psicosociales al respecto, y que casi ni se la mencione en los textos y manuales de psicología social más en uso. Probablemente con ello se esté

corroborando el poder ideológico de la religión, que no sólo se esconde y niega como

poder político, sino que hasta se escurre como objeto apropiado de estudio" (Martín-

Baró, 1987b: 237).

La segunda forma de liberación está muy relacionada con la anterior, la utilización de la psicología como herramienta para la liberación de las mayorías populares. Martín-Baró desde muy temprano toma conciencia del poder que tiene la psicología social como área de conocimiento para transformar la realidad social. En una línea próxima a Foucault, Habermas, la Escuela de Frankfurt y los teóricos críticos con el concepto de poder en la sociedad burguesa, las ideas de Martín-Baró surgen de los principios teóricos de la Educación Popular de Paulo Freire y la Sociología Crítica o militante del sociólogo colombiano Fals Borda, con las cuales toma contacto

desde muy joven cuando cursaba sus estudios de licenciatura en Colombia. Esta estancia en Colombia debió ser altamente enriquecedora para forjar su pensamiento crítico, ya que coincidió con la reunión del episcopado latinoamericano en 1968, donde nació el famoso documento de Consejo Episcopal Latinoamericano de Medellín que allanó el camino para el desarrollo de la teología de la liberación. En este documento, el apartado dedicado a la "educación liberadora" se inspiraba en las revolucionarias ideas de Paulo Freire. A partir de entonces, Martín-Baró comienza

a desarrollar, en un principio desde su licenciatura en filosofía y sus estudios de teología, lo que será una psicología crítica de sí misma, que intente ser consciente del poder que posee para construir la realidad desde las mismas formas de pensamiento, métodos y posturas ideológicas que se transmiten a los futuros psicólogos en las universidades, partiendo desde la contextualización real de las verdades afirmadas, hasta las repercusiones políticas de tales afirmaciones hechas por la psicología social. En este sentido, haciéndose eco de Freire (1987), Martín-Baró intenta hacer de la psicología una ciencia de la concientización que sirviera de instrumento liberador para, con el indiscutible compromiso con la justicia del científico con conciencia, transformar las condiciones de opresión a que estaban sometidas las mayorías populares latinoamericanas. Postura que tuvo una gran aceptación entre una serie de psicólogos latinoamericanos, de los cuales iremos hablando y citando como parte del mismo movimiento que aquí encabeza Martín-Baró, que también querían tener su versión latinoamericana del mayo del 68. Para todos la liberación era un objetivo prioritario. Pero a diferencia de que aquel espíritu reivindicativo y transformador de finales de los sesentas parece haberse extinguido en los países donde surgió, en Latinoamérica todavía hoy tiene una gran relevancia, como menciona Montero:

"Por liberación, en el contexto latinoamericano, entendemos la emancipación de

aquellos grupos sociales que sufren opresión y carencia, de aquellas mayorías populares (la palabra "mayoría" y la palabra "populares" se usan en el sentido poblacional, demográfico) marginados por los medios y modo de satisfacer dignamente las necesidades tanto básicas como complementarías, y para desarrollar sus

potencialidades para autodeterminarse" (Montero, 1998: 1124).

La última manifestación de la liberación la encontramos en las posturas teóricas de la psicología defendidas por Martín-Baró y su deseo de construir una psicología social emancipada de los EE.UU. El reclamo de hacer una psicología relevante que responda a la realidad a la quese debe (Martín-Baró 1972h, 1974b, 1976, 1982c, 1983a,1986d, 1987c, 1989f, etc.), hizo que Martín-Baró junto a una serie de psicólogos latinoamericanos (Montero, Dobles, Lira, Lane, Salazar, Azún, etc.), se dieran a la tarea de construir una psicología social latinoamericana que no fuera un reflejo o un satélite de teorías hechas en otros contextos como Norte América o Europa. Dentro de este esfuerzo Martín-Baró ocupó un puesto singular en la lucha por "liberar" a la psicología latinoamericana de los lastres que arrastraba en la teoría y en su acción al importar acríticamente modelos, especialmente estadounidenses, para su aplicación en contextos latinoamericanos que nada tienen que ver ni cultural, ni socialmente, y, sobre todo, tienen unas necesidades sociales muy distintas a aquellos.

"En nuestro medio latinoamericano el problema es, todavía, si cabe, más agudo,

ya que nuestra dependencia con respecto a los centros rectores de la producción del

conocimiento refuerza nuestra enajenación cultural y la falta de significación social de nuestro trabajo. Gran parte de la psicología social que se hace hoy en América Latina es una reproducción deficiente de la que se hace en Estados Unidos, sin que la ubicación espacial signifique en modo alguno un enraizamiento histórico. Y si los psicólogos latinoamericanos de la vieja escuela corrían el peligro de ser una especie de "alevines de psiquiatra", muchos psicólogos de la escuela actual corren el peligro de ser "semitecnólogos de laboratorio" (Martín-Baró, 1976: 12).

Diez años después continuaría insistiendo en la necesidad de la liberación de la

psicología, pero ya no como un problema de desarrollo propio sino como un problema derivado de la situación colonial a que han estado sometidos nuestros pueblos y siguen estando bajo las nuevas condiciones neocoloniales que impone el capitalismo avanzando.

"En mi opinión, la miseria de la Psicología latinoamericana hunde sus raíces en

una historia de dependencia colonial que no coincide con la historia de la colonia iberoamericana, sino con el neocolonialismo del «garrote y la zanahoria» que se nos ha impuesto desde hace un siglo. El «garrotazo cultural» que diariamente reciben nuestros pueblos con frecuencia encuentra en la Psicología un instrumento más entre otros para moldear las mentes y un valioso aliado para tranquilizar las conciencias al explicar las indudables ventajas de la zanahoria modernista y tecnológica" (Martín-Baró, 1986d: 287).

De esta manera encontramos en la obra de Martín-Baró un esfuerzo incansable por la

liberación de la psicología que, por un lado, haga frente a las críticas que desde los años sesenta afectaron a la psicología social, y la ciencia social en general, en su ya mencionada crisis y, por otro lado, acercara la psicología no sólo a los problemas reales sino a los problemas específicos de la realidad latinoamericana. Así, Martín-Baró pretende contrarrestar los efectos de la crisis mediante la liberación de la psicología alejándole de los lejanos

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