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Psicología de la personalidad


Enviado por   •  26 de Mayo de 2023  •  Ensayos  •  1.480 Palabras (6 Páginas)  •  28 Visitas

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Introducción:

En el presente trabajo desarrollaré las temáticas propuestas por la cátedra en la Unidad II, “La conducta. Concepto. Conflictos y conducta” desde el autor José Bleger, “Conflictos en el aula” desde la autora Celia Paladino, y de la Unidad III, “Cultura, grupo y Personalidad” desde Telma Barreiro, ya que considero que ambas unidades temáticas se relacionan con nuestro futuro profesional en cuanto al acontecer en las aulas, los conflictos y el cómo podemos desde nuestro rol contribuir al sano desarrollo individual y grupal de las nuevas generaciones.

Desarrollo:

En “Psicología de la Conducta. Cap. XII”, José Bleger (1922 - 1972), psiquiatra y psicoanalista argentino, define a la conducta como “todas las manifestaciones del ser humano, tanto psíquicas como somáticas” y que su estructura la integran la personalidad y el contexto social. Es una unidad con triple manifestación fenoménica, mente, cuerpo y actuación en el mundo externo. También menciona que la conducta del ser humano o un grupo es en función de las relaciones y condiciones de interacción en un momento dado. Luego nos explica la relación de la conducta con el conflicto, indicando que la coexistencia de conductas (motivaciones) contradictorias, incompatibles entre sí, configuran un conflicto, y que éste es un propulsor en el desarrollo del individuo, por ende, lo ideal no es su ausencia como el sentido común indicaría, ya que es la base del cambio y la transformación, sino que lo importante es el destino de los conflictos y la posibilidad de resolverlos o sobrellevarlos. El autor explica que los conflictos están implicados en todos los ámbitos de la conducta (psicosocial, sociodinámico e institucional) y que pueden ser estudiados según cada caso.

Con respecto a la frustración, nos dice que son aquellas situaciones en las cuales no se obtiene el objeto necesario para satisfacer necesidades, o no se logra un objetivo al cual se aspiraba. Con frecuencia, la frustración suele ser producto de una situación conflictiva. El grado de tolerancia a la frustración dependerá del desarrollo y estructura de la personalidad de cada sujeto, cuanto más madura e integrada, mejor se podrán enfrentar las frustraciones sin una desorganización de la personalidad y sin una regresión conflictiva.

Por último, mencionaré que el autor clasifica tres tipos de conflictos, atracción-atracción (divalencia), rechazo-rechazo (divalencia) y atracción-rechazo (ambivalencia), y destaca que este último se puede resolver sobre el plano de la integración que permita aceptar los aspectos positivos y negativos al mismo tiempo, tanto en el objeto como en uno mismo. Esto significa una mayor integración del yo, un mayor o mejor sentido de realidad.

Continuando con el conflicto, en “Conflictos en el aula. Cap. I” (2006), Celia Paladino, psicóloga, nos dice que tradicionalmente, los conflictos en el ámbito escolar han sido vistos como situaciones indeseables y negativas que los adultos deben evitar entre los niños, pero al igual que Bleger menciona, en realidad los conflictos contribuyen con el desarrollo psicológico y representan una importante forma de interacción social. Son situaciones que forman parte de la vida en comunidad, que aportan nuevas experiencias de aprendizaje emocional, intelectual y socio-moral, muestran distintas opiniones, creencias, valores y dan herramientas para la solución de problemas.

Ante estas situaciones, normalmente el docente es la figura de autoridad que valida, da voz a un discurso concreto, empleando argumentaciones éticas denominadas discursos. El discurso moral interviene en la valoración de lo bueno y lo malo, lo deseable y lo indeseable, lo permitido, lo obligatorio y lo prohibido. Esta intervención del docente tiene una importancia crucial para la adquisición de los conocimientos sociales en los niños. A partir de estos conflictos reales que se presentan en la práctica cotidiana, el docente construye un aprendizaje socio-moral al ejercer la función de arbitraje entre los alumnos con el fin de buscar la solución más adecuada. La autora señala que el docente debe dialogar con el conflicto, porque al hacerlo expresa una forma de equilibrio entre el cuidado, la justicia y la veracidad centrándose en una participación real, buscando la mejor solución posible y no la más inmediata como sucede cuando los docentes utilizan un discurso unilateral para poder continuar rápidamente con las rutinas escolares. Celia Paladino nos propone un enfoque de diálogo que mantenga abierta la conversación incluyendo la diversidad de voces y estilos, promoviendo un proceso de crítica y cuestionamiento a los discursos unilaterales sobre lo correcto y lo verdadero que circulan como mensajes morales en las escuelas.

Tomando estas ideas de Celia Paladino con respecto al planteo de José Bleger, podemos entender cómo este tipo de intervenciones docentes

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