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RESUMEN MANUAL DE PSICOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD


Enviado por   •  11 de Diciembre de 2020  •  Apuntes  •  34.462 Palabras (138 Páginas)  •  87 Visitas

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PERSONALIDAD: ASPECTOS COGNITIVOS Y SOCIALES

María Dolores Avia; María Luisa Sánchez Bernardos

LAS EMOCIONES Y LAS DEFENSAS PSICOLÓGICAS

Ley del significado situacional

Estamos sujetas a nuestras emociones y no podemos engendrarla a voluntad. Las emociones surgen como respuesta a las estructuras de significado de determinadas situaciones, que el individuo considera como importantes. Lo que cuentan son los significados y la evaluación que de ellos haga el sujeto, es decir, la relación entre los sucesos y los intereses de éste, y no los sucesos como tales.

Por ejemplo, una pérdida importante, irremediable, se puede ver como algo inevitable, natural; entonces se producirá resignación, en vez de duelo. En cambio, puede considerarse que la frustración o la ofensa han sido causadas por alguien poderoso que puede reservarnos aún más ofensas, y entonces es probable que el miedo suplante a la ira como respuesta emocional.

Las emociones cambian cuando cambian los significados, cambian cuando los sucesos se ven de manera distinta.

Estas variables no solo repercuten solamente en cómo el individuo cree que podrían afectarle los sucesos, sino también en cómo cree que podría manejarlos e incluyen evaluaciones primarias y secundarias. Así, el miedo implica inseguridad respecto a la propia capacidad para aguantar o manejar una amenaza determinada; el duelo, la seguridad de que imposible cambiar lo sucedido.

La incertidumbre sobre el resultado afecta la intensidad del miedo. También se ha visto que las atribuciones causales influyen en las emociones de rabia, orgullo, vergüenza y gratitud.

La impredecibilidad y la incontrolabilidad contribuyen al moldeamiento de la respuesta emocional, de modo que pueden producir humor depresivo o reactancia, dependiendo del set cognitivo del sujeto: la conducta errática de nuestros amigos produce enfado si estamos acostumbrados a controlar, y tristeza si a lo que estamos habituados es a que nos controlen.

Este fenómeno también parece afectar al enamoramiento. Una persona puede enamorarse fácilmente por una serie de razones: soledad, necesidad sexual, insatisfacción o necesidad de cambios, y un objeto, entonces, despierta interés, por una serie de razones, a su vez, tales como la novedad, su atractivo o su mera proximidad.

La ley del significado situacional cabe contrarrestarse mediante un control consciente o con fuerzas contrarias menos conscientes.

Las emociones

Son respuestas sucesos importantes para el individuo, esto es, experiencias subjetivas cuyo núcleo es la experiencia de placer o dolor, inserto en el resultado de una evaluación (estructura de significado situacional).

Las emociones habitualmente consideradas primarias o básicas pueden definirse según la tendencia a la acción o por cierta forma de activación o falta de ella. Por ejemplo, la emoción producida por el sentimiento de culpa mueve a que uno quiera infatigablemente deshacer lo hecho, o tiende a paralizar la propia acción y le deja a uno impotente sufriendo, pensando lo despreciable que es uno mismo.

Ley del interés

La ley del significado situacional tiene un complemento necesario en la ley del interés: las emociones surgen como respuesta a sucesos importantes para los objetivos, motivos o intereses del individuo. Cada emoción oculta un interés, es decir, una disposición más o menos duradera a preferir estados particulares del mundo. Un interés es lo que da a un suceso particular su significado emocional.

En general, la ley del interés se cumple y es de considerable valor para entender las emociones. ¿Por qué alguien se preocupa al enterarse que una persona está enferma?: porque la quiere. ¿Por qué alguien tiene esos celos horribles?: porque, quizá, ansía la posesión continua y la proximidad simbiótica. Las emociones, pues, forman el material primario para la exploración de los intereses del individuo.

Ley de la realidad aparente

Las emociones están suscitadas por sucesos que se aprehenden como reales, y su intensidad se corresponde con el grado en que esto sea así.

La emoción, presumiblemente, sirve para transformar el conocimiento simbólico en estimulación emocional efectiva.

Ley del contraste afectivo

Resultante de cambios en el nivel de adaptación y como debido a “procesos opuestos”: la pérdida de una satisfacción conduce a un auténtico pesar, y la terminación del sufrimiento a una evidente felicidad.

Ley del sentimiento comparativo

La intensidad de la emoción depende de la relación entre un suceso y algún marco de referencia frente al cual se evalúe el mismo, a menudo, el estado de cosas existente, pero puede estar constituido también por una expectativa. Por ejemplo, los que tienen la sensación de que deberían saber manejarse en una situación sufren cuando no lo hacen (Hay que hacer hincapié, pues se suele pensar, en general, que el locus de control interno, la motivación de logro y el control son factores que contribuyen a superar el estrés; lo son siempre y cuando haya formas de hacerlo, pero son carga añadida cuando esas formar no existen.)

Ley de la asimetría hedónica

El placer es siempre contingente al cambio y desaparece con la satisfacción continua; el dolor puede persistir si persisten las condiciones adversas. Uno se acostumbra a los sucesos que antes le encantaban y le producían alegría, pero no se acostumbra al hostigamiento o a la humillación continuos; el miedo puede durar siempre; la esperanza tiene una duración limitada. La ley predice un balance negativo para la calidad de vida, a no ser que intervengan el autoengaño y la autodefensa (que por supuesto ocurren).

“La opresión se da a conocer todos los días; como suceso, la libertad ocurre solamente el día de la liberación”.

La mente humana no se ha hecho para la felicidad, sino para ejemplificar las ciegas leyes biológicas de la supervivencia. Por otro lado, los resultados de la ley no son inevitables. La adaptación a la satisfacción puede contrarrestar si somos conscientes constantemente de lo afortunados que somos y de cómo podríamos estar o de cómo estuvimos en otros tiempos, y reavivando el impacto por medio del recuerdo y la imaginación.

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