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Enviado por   •  26 de Septiembre de 2013  •  1.854 Palabras (8 Páginas)  •  307 Visitas

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La secuencia inicial es la llegada de un carruaje al Psiquiátrico de Burghölzli, Zurich 1904, la imagen, mas que de clínica, pareciera de una fortaleza en los cielos; un lugar donde habita algún personaje espectral propio de las historias de Drácula.

Foto: Google

Nada de eso, se trata de la Clínica que dirige el profesor Eugene Bleuler cuyo asistente es Karl Gustav Jung y a quien transporta la diligencia es la paciente, Sabina Spielrein.

De inmediato el Dr. Jung inicia con ella, su trabajo terapéutico, utilizando el método de curación por la palabra. Convencido de que un acercamiento familiar con el paciente, sería postura mas humanista y efectiva. Innovación de cuanto en ese campo psiquiátrico se practicaba hasta la fecha, -cuyas metódica era el uso de recursos mecánicos, físicos o químicos- con los cuales se trataba de torcer el rumbo de las enfermedades mentales. Con Bleuler estamos en el inicio de una corriente terapéutica cuyas innovaciones iban a ser hito para la humanidad. Aunque socialmente el psicoanálisis de Freud no eran materia socialmente correcta para la época.

Es necesario remarcar que esta película está en línea con los trabajos anteriores de Cronenberg: Scanners, 1981 Videodrome, 1983, La mosca, , Mr. Buterfly,1986, Crash, 1993, Spider 2002, “Una Historia de Violencia, 2005”, adonde resalta el tema psiquíatrico, y las obsesiones que mas le preocupan: el poder, la muerte, la violencia; en el contrapunto con los temas que relaciona con el cuerpo humano, sus orificios, fluidos y sus lógicos desprendidos que terminan en la competencia de unos sobre otros y el acomodo de todo, al sexo como una dominante.

En esta, como Transfer, 1966, el fondo es la relación entre el psiquiatra y su paciente.

La película nos muestra la relación extraordinaria entre un poker de personajes, cuyos conocimientos, no solo innovan en psiquiatría, sino que van a terminar por ser referencias notables del pensamiento humanista moderno.

La obra tiene como marco los albores de la Primera Guerra Mundial y allí sucede algo, que solo el mágico espíritu de Karl Gustav Jung, podrá explicar. El inesperado encuentro, de cuatro, ahora unidos por la trama de la pieza, son: Carl Gustav Jung (Michel Fasbender) Sabina Spielrein (Keira Knightley) Sigmund Freud (Vigo Mortensen) y Otto Gross ( Vincent Cassel). De cada uno de estos nombres, la historia del pensamiento humanista, tiene algo relevante que recordar.

Notable además, que el núcleo de la trama, sea el inicio de la teoría del psicoanálisis.

Cada protagonista del film tiene un histórico sello que solo un fino y sensible director cómo Cronenberg, podría manejar y hacerlos valer como individuos y además exaltarlos al cine, como conjunto.

Las figuras son: la paciente, Sabina Spielrein, que padece un complicado síndrome histérico, como efecto de un desarreglo conductual en cuyo fondo hay una indeseable relación-pasión, con un padre dominante, cuyo resultado es un profundo trauma histérico sexual.

Carl Gustav Jung, psiquiatra que ha logrado colocarse por su ingenio y enfoque tomado del psicoanálisis como alguien que debería “llegar a ser el príncipe heredero” de esta Escuela, según palabras de Freud. Que vivirá a la merced de esta herencia con las contradicciones y complicaciones que un legado de este naturaleza impone.

Sigmund Freud, pater absoluto, imponente e irreflexivo patrón de un pensamiento en cuyo seno todo era - únicamente real o existente- cuando se explicara, como materia saturada y animada, por pulsiones sexuales.

Otto Gross, psiquiatra y anarquista, que Freud remite a Jung como paciente, que por ser, tan inédita y originalmente compuesto y estructurado intelectualmente, es capaz romperle a cualquiera sus normas, sociales, éticas, políticas; tanto es, que termina por influir notablemente, nada mas y nada menos, que en el comportamiento de su analista Jung.

La película nos sorprende por el uso de imágenes, planos y enfoques de cámara e iluminación que no buscan parcialidad ni exaltación dramática, sino que todo se inunda por la frialdad.

Es una trama que impulsa a meternos en terrenos nada sencillos, con personajes movidos por una dirección actoral que logra que nos veamos dulcemente obligados a aceptar pasivamente todo cuanto nos quiere mostrar u ocultar el Director David Cronenberg; que de pronto, se hace muy exigente requiriendo un público bien informado, de lo contrario, se podrá perder el profundo contenido de los diálogos de los personajes. Quizás esta sea una limitante a la popularidad de la película.

Para armar el drama se apoya otro personaje, no presente, que es Richard Wagner, del cual se habla insistentemente en la obra, sobre todo de su personaje Sigfrido y de esas Valquirias, voluptuosas y aguerridas y bellas mujeres sobrenaturales que tomaban parte activa en los conflictos humanos tanto en el placer como a la guerra y cuya misión era ordenar el mundo en nueva versión. Bien podría ser el símil que se acredita a los analistas como liberadores de pacientes agobiados.

No es gratuito que Sabina, sea idólatra del símbolo Sigfrido. Como sabemos, personaje de la mitología nórdica indeciso, carente de códigos, socialmente limitado y privado de ética. Sin duda un enfermo, que según Sabina, a ella (texto de la película): le interesa:“en el Mito de Sigfrido, lo puro lo heroico, que solo se origina en un pecado …… tan oscuro como el incesto”. Texto que director coloca en su boca para que no olvidemos que en el fondo todo lo humano, deseable o indeseable, tiene que ver con el sexo.

Sin duda el núcleo de trabajo del director Cronenberg busca contarnos la inicial unidad Freud y Jung y luego su separación; guión

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