Tarea 7 Liderazgo y trabajo en equipo
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Tarea 7
Jorge Prenafeta
Liderazgo y Trabajo en Equipo
Instituto IACC
17 de diciembre de 2018
Desarrollo
La era cristiana comienza con el nacimiento de Jesús que se ha denominado el hijo de Dios por la fe religiosa del cristianismo y posteriormente la Iglesia Católica. Jesús como maestro se rodea de 12 discípulos o seguidores y defensores de la doctrina que enseña este maestro como hijo del Padre que es Dios. Estos discípulos reciben el título de apóstoles (del griego “enviados”) pues son los hombres escogidos por Jesús de Nazaret para que se desempeñen como “pescadores de hombres”, con la misión de “sacar las almas del mar del pecado y muerte expandiendo el reino de Dios y ganando almas para salvarlas de la muerte eterna”.
En este contexto, la iglesia (convocación) católica (universal) sostiene ser la única fundada por Cristo (el ungido, Jesús de Nazaret) quien le encomendará al apóstol Pedro que la difunda y gobierne junto a los demás apóstoles. El crecimiento de la Iglesia hizo necesaria la participación de los sacerdotes con sus tres funciones principales, a saber, la predicación, la celebración de los sacramentos y el gobierno pastoral. La posición del concilio de Trento establece que la función del sacerdocio del Nuevo Testamento es también la de tener el «poder de consagrar y de ofrecer el cuerpo y la sangre verdadera del Señor y de perdonar y retener los pecados» afirmando que «en la Iglesia católica existe una jerarquía instituida por ordenación divina, que consta de obispos, presbíteros y ministros» (hoy diáconos).
Entre los requisitos a cumplir por quien desea ordenarse sacerdote se destaca que debe existir una vocación, un llamado específico de Dios, que posea unos signos tales como la recta intención que significa buscar siempre la gloria de Dios, el bien de las almas y la propia santificación. Una sólida vida de piedad y mortificación junto a un marcado afán de servicio son condiciones que se deben asumir. A no olvidar que el sacerdote es el mediador entre Dios y el hombre.
Fue Agustín de Hipona, conocido como San Agustín, quien a los 27 años decidió convertirse al cristianismo bautizándose el año 387 a los 33 años de edad, para posteriormente retirarse con unos compañeros a vivir en una pequeña propiedad para hacer allí vida monacal en búsqueda de la soledad y el aislamiento. Nacen entonces las agrupaciones de monjes siendo esta experiencia la inspiración para su famosa Regla. La Regla de san Agustín da sentido a las normas que redactó para organizar la vida de la comunidad cuando fundó el monasterio de Tagaste, en el norte de África. Estas normas regulan las horas canónicas, las obligaciones de los monjes, el tema de la moral y los distintos aspectos de la vida en monacato.
El origen de la Orden benedictina se encuentra en las fundaciones hechas por Benito de Nursia en la localidad de Subiaco en la provincia de Roma. Allí surgieron los primeros doce monasterios benedictinos, dirigidos cada uno por un abad, quien a cargo de su propia iglesia, se encargaba de la recitación del oficio litúrgico en comunidad. A la cabeza de los doce cenobios (lugar alejado de la población donde viven los monjes en comunidad y retiro) se encontraba Benito, quien además se encargaba de la formación de los futuros monjes. La Orden de San Benito dedicada a la contemplación, fue dictada y fundada por Benito de Nursia para la abadía de Montecassino a principios del siglo VI en calidad de monasterio o convento cristiano bajo las órdenes de un abad. La contemplación se define como el estado espiritual que aparece en el ser humano cuando practica el silencio mental. El silencio mental se consigue con el desapego de pensamientos y sensaciones. Se puede trabajar para que aparezca mediante la meditación o la oración en silencio. El desapego por lo material surgirá como resultado de la práctica y esfuerzo total. Gracias a la expansión del monacato benedictino y sus diferentes reformas a través del tiempo, se pude decir que Benito de Nursia contribuyó decididamente a la evangelización cristiana de Europa. . En el año 547, al morir Benito, deja 14 monasterios masculinos y uno femenino en Piumarola.
Entre aquellas órdenes religiosas monásticas o monacales más importantes, integradas por monjes o monjas que llevan una vida contemplativa en un monasterio o convento, se destacan
la mencionada de los benedictinos, la del Císter o de los cistercienses, la Orden de San Francisco de Asís o de los franciscanos, la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia u Orden de la Trapa o de los trapenses, la de San Jerónimo o de los jerónimos, la de San Pablo Primer Eremita o de los paulinos.
Durante el medievo se fundaron y destacaron importantes órdenes religiosas como las órdenes monásticas benedictinas de Cluny, del Císter, y de los Cartujos en Francia y por otro lado, las órdenes mendicantes, de los Franciscanos en Italia, de los Dominicos (fundada por Domingo de Guzmán)en España, así como la de los Agustinos también en Italia.
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