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Teorías Cognitivas Del Aprendizaje


Enviado por   •  15 de Enero de 2013  •  11.617 Palabras (47 Páginas)  •  815 Visitas

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J. I Pozo. Teorías cognitivas del Aprendizaje

Primera parte. La Psicología del Aprendizaje: Del Conductismo a la Psicología cognitiva.-

Capítulo I: Introducción.-

Hace poco más de un siglo, Ebbinghaus opinaba que “la psicología tiene un largo pasado pero una corta historia”. Pero lo más curioso de ese crecimiento es que, fuera de producirse “hacia adelante”, también lo ha hecho “hacia atrás”, recuperando como propios los problemas y vicisitudes de más de veinte siglos de tradición filosófica occidental.

La historia se remontaría hasta el siglo IV antes de Cristo, cuando en la Grecia Antigua se debatían cuestiones y conceptos que, muchos siglos después, pasarían a constituir mutatis mutandis el núcleo de los problemas que estudiaría una curiosa disciplina académica llamada Psicología cognitiva. Esa “agenda griega” se abre en la Academia, la escuela de filosofía fundada por Platón para difundir las ideas de Sócrates. Entre sus numerosas obras, algunas están dedicadas a reflexionar sobre la naturaleza del conocimiento y su origen. Así, en el libro VII de La República, Platón expone el conocido mito de la caverna, alegoría según la cual el mundo que nosotros conocemos, encadenados como estamos a nuestros sentidos, no es sino la sombra proyectada en una pared de la caverna de la realidad por las Ideas Puras que son imbuidas, al nacer, en nuestra alma. De esta forma, el conocimiento es siempre la proyección de nuestras ideas innatas. Esta doctrina platónica resurgirá en la tradición filosófica occidental en el pensamiento racionalista idealista de Descartes, Leibniz o Kant, y será recuperada para la psicología por algunos autores representativos del movimiento cognitivista actual, como Fodor, Chomsky.

Frente a la corriente racionalista iniciada por Platón se levanta otra tradición que tiene origen en su discípulo predilecto, Aristóteles, quien rechaza la doctrina de las ideas innatas, sustituyéndola por la de la tábula rasa sobre la cual se van imprimiendo las sensaciones. De esta forma, el conocimiento procede de los sentidos que dotan a la mente de imágenes, que se asocian entre sí según tres leyes: la contigüidad, la similitud y el contraste. Así, Aristóteles, puede ser considerado el padre del asociacionismo, que en los siglos XVII y XVIII alcanzará con Hobbes, Locke, y Hume su máxima expresión dentro de la filosofía. En psicología será introducido precisamente por Ebbinghaus y dominará el pensamiento del estructuralismo, y sobre todo del conductismo.

Si la psicología se ha expandido “hacia atrás”, en búsqueda de sus orígenes remotos, se debe a los cambios en el siglo transcurrido desde la célebre frase de Ebbinghaus. En cuanto a su expansión “hacia adelante”, puede decirse que la psicología no sólo posee una historia, sino incluso una historia “oficial”, por la que el siglo XX estaría dividido casi en dos mitades iguales: una primera de dominio del conductismo y una segunda de dominio de la psicología cognitiva. Esta historia oficial, amparada en las ideas de Khun (1962), narra la existencia de dos revoluciones paradigmáticas, seguidas por su correspondiente período de ciencia normal. La primera revolución se produce en la segunda década del siglo y da lugar a la aparición del conductismo, como respuesta al y al abuso del método introspectivo por parte del estructuralismo y también del funcionalismo. . el conductismo se consolida a partir de 1930 entrando en un período de ciencia normal, caracterizado por la aplicación de su paradigma , basado en los estudios de aprendizaje mediante condicionamiento, que considera innecesario el estudio de los procesos mentales superiores para la comprensión de l a conducta humana. La expansión del paradigma, que desemboca en múltiples anomalías empíricas, junto al empuje de diversos factores externos a la psicología (como las nuevas tecnologías cibernéticas), harán que el paradigma conductista entre en crisis a partir de 1950. A mediados de esa década, será sustituido por el procesamiento de información que, apoyándose en al poderosa metáfora del ordenador, hará posible el estudio de los procesos mentales que el conductismo marginaba. De esta forma se entra en un nuevo período de ciencia normal, esta vez bajo el dominio de la psicología cognitiva, en que el conductismo se halla en vías de extinción. Este período alcanza hasta nuestros días.

El retroceso de las posiciones conductistas e favor de la psicología cognitiva es algo incuestionable que reconocen hasta los propios conductistas. Lo que ya no están tan claro es que el conductismo esté moribundo. A juzgar por los síntomas de vitalidad que está mostrando últimamente y por la incidencia que aún sigue teniendo en el campo profesional, concretamente en al modificación de conducta, el muerto goza de una salud aceptable.

En cuanto a al existencia de un período de ciencia normal dentro de la psicología cognitiva en el que su paradigma se aplique a áreas en expansión, existen opiniones diversas. Sin duda, el procesamiento de información constituye el paradigma dominante dentro del enfoque cognitivo actual. Pero su validez está siendo contestada con vigor desde posiciones cognitivas. Alguno de los padres del cognitivismo ha abandonado ya la nave del procesamiento de información y son abundantes las críticas a sus insuficiencias, limitaciones y promesas incumplidas.

En el área del aprendizaje, el panorama difiere todavía más de esa historia “oficial”. Aquí ni siquiera se puede acreditar el predominio del enfoque cognitivo sobre el conductual. Si juzgamos ese predominio por un criterio ciertamente significativo, la mayoría sigue teniendo un enfoque claramente conductual, si bien en los últimos años comienzan a aparecer algunos manuales con una orientación más próxima al procesamiento de información, aunque sin llegar a excluir nunca las aportaciones conductuales. La razón de este estado de cosas no es otra que ele abandono de las investigaciones sobre aprendizaje por parte del procesamiento de información. Las razones de este abandono son profundas y en ningún caso accidentales, por lo que, a pesar de las voces optimistas que se alzan, hay motivos para desconfiar de la posibilidad de que algún día el procesamiento de información nos proporcione una teoría del aprendizaje potente y comprehensiva.

En resumen, la situación actual de la psicología no parece acomodarse demasiado a la descripción kuhniana del progreso científico. Según algunos autores, se debería a que Kuhn basó su modelo en el desarrollo de las ciencias físicas. En cambio, en las ciencias sociales, la relatividad

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