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Doctrian social de la iglesia

yeyu2014Apuntes10 de Mayo de 2017

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UNIDAD 1: LA RAZON DE SER DE LA DSI

¿Qué es la DSI?

Es el modo de ver el mundo a partir del evangelio, como Cristo quiere que lo veamos. Pero no es un conjunto de verdades inalterables, sino que es dinámico, porque es siempre la respuesta doctrinal o valorativa a problemas que varían según la época.

Se llama DSI al conjunto de las declaraciones oficiales del magisterio de Iglesia acerca de las relaciones sociales.

El contenido esencial de la DSI está centrado en el hombre y en su dignidad como persona, buscando el Bien común, solidaridad y subsidiaridad, y contribuir a crear un mundo más cristiano.

  • Doctrina: conjunto de enseñanzas.
  • Social: es lo que se refiere a las relaciones que se dan entre los seres humanos (familia, educación, trabajo, economía, política, relaciones internacionales).
  • Magisterio: es el poder de enseñar confiado por Jesucristo a los Apóstoles y a sus sucesores: el Papa y los Obispos.

LA FORMACION DE UN PATRIMONIO HISTÓRICO

 Ambiente socio-cultural: En toda época la doctrina social, con sus principios de reflexión, sus criterios de juicio y sus normas de acción no ha tenido, ni hubiera podido tener otra finalidad que la de iluminar especialmente, partiendo de la fe y de la tradición de la Iglesia, la situación real de la sociedad, sobre todo cuando en ella se ofende la dignidad humana.

En esta perspectiva, dinámica e histórica, resulta que el verdadero carácter de la doctrina social se determina por la correspondencia de sus indicaciones relativas a los problemas de una situación histórica concreta con las exigencias éticas del mensaje evangélico, que requiere una transformación profunda de la persona y de los grupos para obtener una liberación auténtica E integral.

Sin embargo, para la comprensión del desarrollo histórico de la doctrina social es preciso ahondar en el contexto socio-cultural de cada documento y comprender las condiciones económicas, sociales, políticas y culturales en las que se publicó. En esas diversas circunstancias se puede entonces descubrir mejor la intención pastoral de la Iglesia ante la situación de la sociedad que se examina y la amplitud del problema social.

Los Cambios del Siglo XIX, XX y XXI: de Leon XIII a Benedicto XVI:

  • León XIII y La cuestión obrera (1878-1922):

Trata y aplica las enseñanzas del primer concilio del Vaticano (1868-1870).

El contexto de la cuestión obrera es el auge de la revolución industrial (que nace en Inglaterra y se extiende hacia Francia). El sustento de la revolución era el liberalismo (tanto económico como filosófico y político) el cual se encarna posteriormente en el capitalismo.

Se produjeron reacciones sociales contra este sistema individualista (Francia 1848) de las cuales confluyen corrientes: socialistas, anarquistas, católicos, sin que ninguna tenga predominio sobre la otra.

En 1870 el movimiento obrero emergente fue conquistado por el anarquismo y en 1917 por el marxismo.

En este contexto, León XIII escribe Rerum Novarum (cosas nuevas) en la cual:

  • Critica al socialismo ateo y los abusos del capitalismo.
  • Condena la visión reduccionista que tiene del hombre (tanto social y políticamente),
  • Reafirma el derecho a la propiedad privada.
  • Cuestiona la concepción totalitaria del poder del estado.
  • Defiende la prioridad de la familia basada en el matrimonio del hombre y la mujer.
  • Advierte las causas de la opresión, discordia y falta de estímulo del socialismo.
  • Defiende el derecho de la Iglesia en defensa de la dignidad de la persona humana.

Principios fundamentales que anuncia: Dignidad en el trabajo, Distribución justa, Propiedad privada, Función social y Derecho de asociación de trabajadores. Estos principios son la base de una nueva legislación social: el derecho laboral.

  • Pío XI y las ideologías (1922-1939): En medio de las dos guerras mundiales.

Cuarenta años después, cuando el desarrollo de la sociedad industrial había llevado ya a una enorme y siempre creciente concentración de fuerzas y de poder en el mundo económico-social y encendido una cruel lucha de clases, Pío XI sintió el deber y la responsabilidad de promover un mayor conocimiento, una más exacta interpretación y una urgente aplicación de la ley moral reguladora de las relaciones humanas en ese campo, con el fin de superar el conflicto de clases y llegar a un nuevo orden social basado en la justicia y en la caridad. Dada esta atención al nuevo contexto histórico, su encíclica Quadragessimo Anno aporta novedades:

  • Ofrece una panorámica conjunta de la sociedad industrial y de la producción
  • Subraya la necesidad de que tanto el capital como el trabajo contribuyan a la producción y a la organización económica
  • Establece las condiciones para el restablecimiento del orden social
  • Busca un nuevo enfoque de los problemas surgidos, para afrontar los "grandes cambios" ocasionados por el nuevo desarrollo de la economía y del socialismo
  • No duda en tomar posición sobre los intentos, realizados en aquellos años, por superar con el sistema corporativista la antinomia social mostrándose favorable a los principios de solidaridad y de colaboración que lo inspiraban, pero advirtiendo que la falta de respeto a la libertad de asociación y de acción podría comprometer el éxito deseado.
  • Pío XII y la configuración del mundo contemporáneo (1939-1958):

En su largo pontificado, Pío XII no escribió ninguna encíclica social. Pero en total continuidad con la doctrina de sus predecesores intervino con autoridad, en los problemas sociales de su tiempo con numerosos discursos. Entre éstos son especialmente importantes los radiomensajes en los que precisó, formuló y reivindicó los principios ético-sociales orientados a promover la reconstrucción tras las ruinas de la segunda guerra mundial. Por su sensibilidad e inteligencia para captar los "signos de los tiempos", Pío XII puede ser considerado como el precursor inmediato del Concilio Vaticano II y de la enseñanza social de los Papas que le han sucedido. Los puntos de la doctrina social que mejor concretó y los problemas de su tiempo a los que mejor aplicó dicha doctrina fueron los siguientes:

  • El destino universal y el uso de los bienes.
  • Los derechos y deberes de los trabajadores y de los empresarios
  • La función del Estado en las actividades económicas
  • La necesidad de la colaboración internacional para llevar a cabo una mayor justicia y asegurar la paz.
  • El restablecimiento del derecho como regla de las relaciones entre las clases y entre los pueblos
  • El salario mínimo familiar.

En los años de la guerra y de la posguerra el Magisterio social de Pío XII representó para muchos pueblos de todos los continentes y para millones de creyentes y de no creyentes la voz de la conciencia universal interpretada y proclamada en íntima conexión con la palabra de Dios.

  • Juan XXIII y el “aggiornamento” (1958-1963):

Después de la segunda guerra mundial, la Iglesia se encontró ante una situación nueva bajo muchos aspectos: la "cuestión social" restringida inicialmente a la clase obrera, sufrió un proceso de universalización que implicó a todas las clases sociales, a todos los Países y a la misma sociedad internacional, en la que afloraba cada vez más el drama del Tercer Mundo.

Crea la Encíclica Mater et Magistra (1961) en la que:

  • Actualizar documentos ya conocidos y da un nuevo paso adelante en el proceso de compromiso de toda la comunidad cristiana.
  • Afronta los aspectos más importantes y actuales de la "cuestión social".
  • Resalta las desigualdades existentes sea entre los distintos sectores económicos, o entre los Países y regiones.
  • Denuncia el fenómeno de la superpoblación y subdesarrollo que, a causa de la falta de entendimiento y de solidaridad entre las naciones, origina situaciones insoportables especialmente en el Tercer Mundo.

Publicó la encíclica Pacem in terris (1963) ante el peligro de una nueva guerra nuclear, que es un llamamiento urgente a construir la paz basada en el respeto de las exigencias éticas que deben regir las relaciones entre los hombres y entre los Estados.

Cuatro años después de la publicación de la Mater et Magistra, aparece la constitución pastoral Gaudium et spes del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia en el mundo actual. Se refleja:

  • Una nueva concepción de ser comunidad de creyentes y pueblo de Dios.
  • Un nuevo interés por la doctrina contenida en los documentos anteriores respecto del testimonio y la vida de los cristianos, como medios auténticos para hacer visible la presencia de Dios en el mundo.
  • La eliminación de las desigualdades sociales y económicas se puede establecer, en efecto, sólo sobre una justa comprensión humanista del desarrollo.
  • Se refuerza en la doctrina social, contra toda discriminación social y económica, una orientación personalista y comunitaria de la economía, en la que quien preside es el hombre, considerado como fin, sujeto y protagonista del desarrollo.
  • Pablo VI y el tercer mundo (1963-1978)

Había ido creciendo posteriormente la toma de conciencia de las diferencias que discriminaban y sometían a situaciones de injusticia y marginación a muchos países del Tercer Mundo.

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