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Antecedentes De La Comida Vegana, Vegetariana Y Natural


Enviado por   •  9 de Marzo de 2015  •  6.205 Palabras (25 Páginas)  •  1.096 Visitas

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Antecedentes de la comida vegetariana, vegana y natural-orgánica.

1. Vegetarianismo

El vegetarianismo, también conocido como vegetarismo, es el régimen alimentario que tiene como principio la abstención de carne y en ocasiones la de otros alimentos de origen animal, como el huevo, la leche, la gelatina o la miel. Con frecuencia, la dieta vegetariana no se reduce únicamente a la nutrición, ya que es probable que también se adopte una actitud y un estilo de vida que rechaza otras formas de utilización de los animales para producir bienes de consumo o para la diversión humana; igualmente, se puede tender a una alimentación apoyada en principios ecologistas y naturistas.

Dr. Medina Fuentes: Vegetarismo. Medicina natural. España: Libsa, 1993.

Las palabras vegetariano» y «vegetarianismo aparecieron con la primera asociación vegetariana del mundo, la Vegetarian Society, fundada el 30 de septiembre de 1842 en Mánchester; por lo que antes de esa fecha tales palabras no aparecen en ningún escrito y a falta de ellas se habla de dieta vegetal o dieta pitagórica (debido a que los seguidores de Pitágoras seguían dietas vegetarianas).

Abstinence from animal food (‘abstinencia de comer animales’), texto de Pitágoras publicado en inglés en el sitio web Animal Rights History.

Dentro de la práctica vegetariana hay distintos tipos y grados. Quienes no admiten ninguna ingesta de productos derivados de los animales (como el huevo o los lácteos) son denominados vegetarianos estrictos o vegetarianos puros. Aquellos que sí consumen leche se conocen como lactovegetarianos, aquellos que consumen huevos son denominados ovovegetarianos y quienes consumen ambos productos, ovolactovegetarianos.

En la dieta vegetariana sí se acepta la cocción de los alimentos y el consumo de productos refinados (los más comunes son el azúcar y la harina), además de pastas blancas, frituras y alimentos en conserva o a los que se le han añadido colorantes o preservadores. Esto lo diferencia de otros tipos de dietas, como la macrobiótica y naturista.

Los testimonios más tempranos de vegetarianismo ―específicamente de lactovegetarianismo― proceden de la antigua India y la antigua Grecia en el siglo vi a. C. En ambos casos la dieta estaba muy conectada con la idea de no violencia (llamada áhimsa en la India) promovida por grupos religiosos y filósofos.

Por otro lado, tras la cristianización del Imperio Romano el vegetarianismo desapareció prácticamente de Europa. Algunas órdenes monásticas de la Europa Medieval restringieron o prohibieron el consumo de carne con fines ascéticos pero ninguna hizo lo mismo con el pescado. Durante el Renacimiento el vegetarianismo reemergió siendo más difundido durante los siglos xix y xx. En 1847, nació la primera sociedad vegetariana en el Reino Unido; y pronto nacerían otras en Alemania, Holanda y otros países. Como unión de todas las sociedades nacionales surgió la Unión Vegetariana Internacional en 1906.

1.1 Razones más importantes para hacerse vegetariano (Fuente: TIME/CNN POLL 2002)

Salud 32 %

Por la presencia de aditivos y hormonas en productos de carne 15 %

No me gusta el sabor de la carne 13 %

Quiero a los animales 11 %

Derechos animales

10 %

Razones religiosas 6 %

Preocupación por el planeta 4 %

Para perder peso 3 %

Para reducir el hambre a nivel global 1 %

1.2 Ética

La dieta vegetariana por motivaciones éticas está relacionada con la defensa de los derechos de los animales. Las personas que dejan a un lado el especismo se denominan antiespecistas, y si no utilizan animales en sus vidas cotidianas, directa o indirectamente, son llamadas veganas. Este tipo de vegetarianos consideran reprochable la muerte del animal, y sobre todo su maltrato y explotación o especulación como bien, con el único fin de producir productos para el consumo humano.

De este modo, los vegetarianos estiman que el consumo de carne es producto de una elección voluntaria y por lo tanto puede ser rechazada y aun así llevar una dieta saludable.

Además, consideran que el alimento que se dedica a engordar a los animales destinados a la alimentación podría alcanzar para alimentar a todas las personas del mundo. Según la revista estadounidense PETA, en EE. UU., el 80 % del maíz y el 95 % de la avena que se cultivan son destinados al alimento de animales. PetaEnEspanol.com (maíz y avena que se usan para alimentar animales).

En este sentido, la dieta vegetariana no puede contemplarse solo en términos de nutrición, sino que también conforma una actitud y estilo de vida, ya que es probable que un vegetariano rechace otras formas de utilización de los animales para producir bienes de consumo o para la diversión humana al igual que puede tender a apoyar su dieta alimenticia por razones ecológicas y naturalistas.

1.3 Salud

La postura de la Academia de Nutrición y Dietética de Estados Unidos y de la Asociación de Dietistas de Canadá es que las dietas vegetarianas adecuadamente planificadas son saludables, nutricionalmente adecuadas, y proporcionan beneficios para la salud en la prevención y el tratamiento de determinadas enfermedades.

Las dietas veganas y lactovegetarianas son apropiadas para todas las etapas del ciclo vital, incluyendo el embarazo y la lactancia; adecuadamente planificadas satisfacen las necesidades nutritivas de los bebés, los niños y los adolescentes, y promueven un crecimiento normal.

Vegetarian Diets (en inglés). American Dietetic Association and Dietitians of Canada. Archivado desde el original el 2 de noviembre de 2006. Consultado el 29 de diciembre de 2007.

En el caso de los lactantes y niños, dadas las limitaciones nutricionales de estas dietas, se debe vigilar el aporte de energía y ciertos nutrientes (calcio y vitaminas D y B12).

Actualmente existe controversia en torno a los ácidos docosahexaenoico (DHA) y eicosapentaenoico (EPA), dos de los componentes de los ácidos grasos omega-3. Estos componentes existen en el pescado y en la carne, pero no se encuentran en productos de origen vegetal, salvo en determinadas algas, y en el aceite de inca inchi o sacha inchi (Plukenetia volubilis L.), proveniente de Perú. Este tiene el mayor contenido de omega-3, en comparación a los aceites de todas las semillas oleaginosas utilizadas en el mundo, para consumo humano. El aceite de sacha inchi contiene omega-3 (48 %), omega-6 (36 %), omega-9 (9 %), proteínas (33 %) y antioxidantes (50 %).

El organismo es capaz de sintetizar DHA a través de la conversión del ácido alfa-linolénico (ALA), otro ácido graso omega-3 más fácil de obtener en una dieta vegetariana, pues se encuentra en diversos alimentos (como el aceite de lino y las nueces). La cantidad diaria recomendada de DHA es de 220 mg diarios, un nivel que no es alcanzado en la mayoría de países, ni siquiera por las personas que no son vegetarianas.

Como solución para conseguir niveles recomendados de DHA en el marco de una dieta vegetariana se han recomendado dos posibilidades:

Tomar suficiente cantidad de alimentos que contengan ALA, a la vez que se maximiza la conversión de ALA en DHA. Esto se consigue a través de una dieta nutricionalmente adecuada, bajos niveles de ácidos grasos trans y bajos niveles de ácidos omega-6.

Consumir suplementos de DHA realizados con algas.

Un nivel bajo de DHA se relaciona con deficiencia subclínica, que puede dar lugar a enfermedades cardiovasculares, desórdenes inflamatorios, enfermedades mentales y psiquiátricas y neurodesarrollo subóptimo. Por el contrario, un suplemento de DHA, estudiado en pruebas controladas aleatorias, muestra mejoría en el neurodesarrollo neonatal, salud cardiovascular y menor presión sanguínea al final de la vida.

En resumen, si el vegetarianismo, como cualquier otra dieta, no es llevado de manera adecuada, puede causar anemia y carencias de complejo B, hierro, calcio, proteínas, entre otros. Si la dieta se lleva de manera correcta, consumiendo variedad de frutas, verduras, legumbres, cereales, alimentos fortificados con cianocobalamina, etcétera, se puede llevar una dieta adecuada, y muy saludable.

Por otra parte, algunos autores, entre ellos la Asociación Estadounidense de Dietética, aseguran que una dieta vegetariana ayuda a prevenir enfermedades coronarias, cardiovasculares, cáncer de colon, ovarios, mamas, hígado, y próstata entre otros, así como la osteoporosis.

A Prospective Study of Red and Processed Meat Intake in Relation to Cancer Risk. PLoS Medicine. Consultado el 21-04-2008.

1.4 Ecología

A quienes son vegetarianos por motivos ecológicos les preocupa el estado actual del medio ambiente en el mundo. Por una parte, este tipo de vegetarianos consideran que, al ser los recursos naturales limitados, se ahorra si el ser humano se alimenta directamente de los vegetales, en lugar de utilizarlos como comida para los animales. Por otra parte, estos vegetarianos señalan a las formas de ganadería extensiva e intensiva entre las principales causas de la degradación de la Tierra. Según recientes estudios, el sector ganadero genera más gases de efecto invernadero que la industria del transporte, y por tanto sería uno de los principales impulsores del cambio climático global. Asimismo, es una de las principales causas de la deforestación (como la de América del Sur) y de la degradación del suelo y del agua.

El sector ganadero genera más gases de efecto invernadero ―el 18 por ciento, medidos en su equivalente en dióxido de carbono (CO2)― que el sector del transporte. También es una de las principales causas de la degradación del suelo y de los recursos hídricos.

Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)

Según la revista estadounidense PETA, un informe de las Naciones Unidas afirmaría que la industria de la carne generaría un 40 % más de gases de efecto invernadero que todos los coches, camiones, barcos y aviones del mundo juntos.

En octubre de 2009, Nicholas Stern, autor del Informe Stern sobre la economía del cambio climático, afirmó en una entrevista exclusiva al diario británico The Times que la única vía para salvar el mundo es que todo el planeta se haga vegetariano.

2. Veganismo

El término “veganismo” es un extranjerismo proveniente del inglés “veganism” el cual hace referencia tanto a la práctica de abstenerse por motivo propio, de la utilización y consumo de productos de origen animal, particularmente en la dieta; así mismo también indica seguir la filosofía asociada que rechaza la condición de mercancía de los animales en tanto sensibles. Un seguidor del veganismo se autodenomina como vegano(a) la cual es también un préstamo del inglés “vegan”. En castellano, sin embargo y de acuerdo con la 22ª edición del DRAE, vegano es el gentilicio de los nacidos en La Vega, también hace referencia a lo relativo a esta localidad y provincia de la República Dominicana.

Existen distinciones que a veces se hacen entre las diferentes categorías de veganismo:

Los “veganistas dietéticos” (o vegetarianos estrictos) que no sólo se abstienen de consumir cualquier tipo de carne sino que también productos de origen animal, como los huevos y la leche, tampoco consumen otras sustancias derivadas o producidas por animales, tales como la miel; a diferencia de los “ovolactovegetarianos” los cuales incluyen en su dieta huevos y productos lácteos.

El sintagma “veganista ético” se aplica a menudo a aquellos que además de seguir una dieta veganista, también extienden dicha filosofía a otras áreas de sus vidas y se oponen al uso, para cualquier propósito, de animales o productos de origen animal.

Sabaté, J. (Septiembre de 2003). The contribution of vegetarian diets to health and disease: a paradigm shift? [Contribución de las dietas vegetarianas en la salud y en la enfermedad: ¿un cambio de paradigma? ([[Revisión por pares]])] (en inglés) (No. 78). The American Journal of Clinical Nutrition. pp. 502S–507S. PMID 12936940. Consultado el 22 de junio de 2014. «Las dietas basadas principalmente en alimentos de origen vegetal, como las dietas vegetarianas bien balanceadas, podrían prevenir mejor las deficiencias nutricionales así como las enfermedades crónicas relacionadas con la dieta

Otra frase utilizada es el «veganismo ambiental», que se refiere a evitar el uso de productos de origen animal basándose en la premisa de que la captura o cría industrial de animales además de ser perjudicial para el medio ambiente es insostenible.

El término “vegan” fue acuñado en el idioma inglés en 1944 por Donald Watson cuando, al cofundar en Inglaterra la Vegan Society (Sociedad Veganista); quiso indicar en un inicio el concepto de “vegetariano no consumidor de productos lácteos” y más tarde para referirse a “la doctrina en la que el ser humano debe vivir sin explotar a los animales”. El interés en el “veganismo” se incrementó en el 2000 y por ende, la comida veganista comenzó a estar disponible cada vez más en los supermercados y restaurantes de muchos países. Algunos atletas practicantes de deportes de resistencia, como el triatlón “Ironman” (hombre de acero) y la ultramaratón, comenzaron a practicar el veganismo y el crudiveganismo (consumo sin cocción de alimentos origen vegetal).

En el 2009 se realizó una revisión por pares a la investigación que fue presentada entre el 4 y 6 de marzo de 2008 por el señor Craig J. Winston durante el simposio del «Quinto congreso internacional sobre nutrición vegetariana» en Loma Linda (California, Estados Unidos); en dicha revisión se indica que las dietas veganas bien planificadas tienden a ser más ricas en fibra dietética, magnesio, ácido fólico (vitamina B9), vitamina C, vitamina E, hierro y fitoquímicos, y más bajas en calorías, grasa saturada, colesterol, ácidos grasos omega 3 de cadena larga, vitamina D, calcio, zinc y vitamina B12.

Las dietas veganas bien planificadas parecen ofrecer protección frente a ciertas enfermedades degenerativas, incluidas ciertas enfermedades crónicas, y son consideradas apropiadas para todas las etapas del ciclo de vida, a criterio de la Academia de nutrición y dietética de los Estados Unidos, del Consejo Nacional Australiano de Investigación en Salud y Medicina, y de los Dietistas de Canadá.

Sin embargo y debido a que los alimentos de origen vegetal cultivados y cosechados en condiciones estériles, no proporcionan vitamina B12 —que es producida por microorganismos tales como bacterias—, los investigadores están de acuerdo en que es recomendable que los veganistas consuman alimentos fortificados con vitamita B12 o la tomen en forma de suplemento dietético.

Pawlak, R.; Parrott, s. J.; Raj, S.; Cullum-Dugan, D.; Lucus, D. (Febrero de 2013). How prevalent is vitamin B(12) deficiency among vegetarians? [¿Qué tan frecuente es la deficiencia de vitamina B12 entre los vegetarianos? (Revisión por pares) Vol. 71 (No. 2). Nutrition Reviews. pp. 110–117.. Consultado el 22 de junio de 2014.

El principal hallazgo de esta revisión es que los vegetarianos desarrollan deficiencia de la vitamina B12 independientemente de las características demográficas, lugar de residencia, edad o tipo de dieta vegetariana. Por tanto, los vegetarianos deben tomar medidas preventivas para garantizar la ingesta de los volúmenes adecuados de esta vitamina, medidas estas que puede ser el consumo regular de suplementos que contengan la vitamina B12.

2.1 Ética

El “especismo” (término acuñado y desarrollado por Richard D. Ryder) consiste en la asignación de diferentes valías, derechos o consideración especial a los individuos basándose únicamente en la pertenencia a una especie. Este término es utilizado principalmente por los defensores de los derechos de los animales, quienes sostienen que el especismo es un prejuicio equivalente al racismo o al sexismo, porque el tratamiento hacia las personas está basado en relación a la pertenencia a determinados grupos y a diferencias físicas moralmente irrelevantes (color de piel o género). Su argumento central es que la pertenencia a determinada especie no tiene relevancia moral. El término no se utiliza coherentemente, sino que abarca, en términos generales, dos ideas. Por lo general se refiere al especismo humano (la supremacía humana), excluyendo a los otros animales de la protección dada a los humanos. También puede referirse, en términos más generales, a la asignación de valía a un ser únicamente basándose en la pertenencia a determinada especie. Sólo como ejemplo: el “especismo humano-chimpacé” implicaría que los seres humanos dan prelación a los derechos de los chimpancés sobre los derechos de los perros debido a las similitudes entre el humano y el chimpancé.

El veganismo se opone al especismo. Existe una diferenciación entre la teoría de los derechos de los animales —que es una aproximación deontológica—, y entre la utilitarista o consecuencialista; dicha diferenciación se ve reflejada en el debate acerca la base moral en la que ha de asentarse el veganismo. El teórico de los derechos animales y filósofo Tom Regan, sostiene que los animales poseen valor por sí mismos puesto que son, según la terminología usada por él: subjects-of-a-life, que en castellano traduce: sujetos de una vida. Este concepto extrapola el concepto filosófico de sujeto, entendiéndose, entonces, que el animal es «actor de sus actos» por decisión o voluntad por lo tanto es un ser. Según este postulado los animales tienen creencias y deseos, una vida emocional, memoria y la capacidad de iniciar acciones en procura de alcanzar sus objetivos; en consecuencia estos objetivos han de ser vistos como propósitos. Este filósofo sostiene que estos seresc tienen el derecho a no ser heridos y tal derecho puede ser anulado por otros principios morales válidos; pero que las razones aducidas para lastimarlos: conveniencia, intereses económicos de los ganaderos o por simple gusto; según este filósofo, no son razones de peso.

Otro teórico de los derechos de los animales, Gary Francione, argumenta que «todos los seres, en tanto sensibles, aunque sea deberían tener un derecho: a no ser tratados como propiedades» y que la adherencia al veganismo debe ser el inequívoco punto de partida de aquellos que ven a los otros animales como poseedores de un valor moral que les es intrínseco. También dice que la búsqueda de mejores condiciones para los animales en vez de la abolición de su uso, es semejante a un “delincuente caballeroso” que ataca a sus víctimas sin golpearlas; pero que igual las perjudica. Procurar el bienestar de los animales no nos aleja del paradigma de que los animales son propiedad en tanto cosas, tal paradigma sólo sirve para que la gente se sienta cómoda al usarlos.

Gary Lawrence Francione (25 de febrero de 2007). Erik Marcus Debates Professor Francione on Abolition vs. Animal Welfare (Entrevista). Animal rights: The abolitionist approach. Escena en 2:26:06. Consultado el 18 de julio de 2014.

De hecho, escuché su "podcast" hace un par de semanas y me gustaría decir cuál es mi posición, porque creo que en ciertos aspectos mi posición no fue debidamente sustentada. Básicamente, mi opinión es que la posición de los derechos [de los animales] se centra en el uso, el uso de animales. Y esto plantea que el uso no puede ser justificado moralmente por más humanitario que sea. No es un asunto de si se es humano o no. El uso de los animales es incorrecto. No tenemos alguna justificación para explotar a los otros animales por ningún motivo. El bienestar de los animales se concentra en el trato, e intenta hacer que el tratamiento sea más humanitario. Los derechos buscan la abolición. El bienestar busca la regulación o apunta a ello. Ahora bien, se trata de dos posiciones fundamentalmente incongruentes. Esa es mi opinión. Ellas son fundamentalmente incompatibles. Ese era el punto. Que el objetivo de los derechos y el objetivo del bienestar son fundamentalmente incompatibles. Tal y como acontenció con la esclavitud humana; Erik.

Empero, Peter Singer —filósofo ético australiano, vegetariano y, según el mismo, veganista flexible—, argumenta que, desde una perspectiva utilitarista, no hay justificación moral o lógica para rehusar a considerar al sufrimiento de los animales como una consecuencia de decisiones éticas, que la capacidad de sentir es el único límite justificable de la preocupación por los intereses del otro, y que la matanza de animales ha de ser rechazada a no ser que sea por razones de supervivencia. A pesar de esto, Singer apoya lo que se conoce como “la excepción de París”: si usted está en un restaurante caro, y se le permite comer lo que quiera gratuitamente y, sin embargo, no hay comida veganista, pues coma la vegetariana.

El apoyo de Singer a “la excepción de París” genera la división entre el movimiento en pro derechos de los animales, separación que se ve reflejada en la brecha existente entre el proteccionismo —representado por Singer y por PETA—, quienes dicen que el cambio es posible de manera gradual; y entre el abolicionismo —representado por Regan y Francione—, quienes sostienen que la reforma que busca el bienestar de los animales sólo sirve para convencer al público de que el uso de animales es moralmente correcto. En el 2006, el proteccionista Bruce Friedrich, director general de políticas de Farm Sanctuary sostuvo que seguir el “veganismo” de manera estricta se centra en la pureza personal, en vez de enfocarse en fomentar en las personas el evitar la mayor cantidad posible de productos de origen animal; esto es antiveganista porque perjudica a los animales. Para Francione, esto es parecido al argumento que las violaciones a los derechos humanos nunca serán eliminadas, no debemos pretender detener estas violaciones sólo en situaciones controladas. Continúa diciendo que, en aras de evitar un escándalo, no preguntarle a un dependiente la composición de algo que queremos comprar, refuerza la idea de que los derechos morales de los animales son un asunto de conveniencia. Por esto Francione deduce que el proteccionismo falla incluso en sus propios términos de consecuencialismo.

2.2 Veganismo Ambientalista

Los veganistas ambientalistas se centran en la conservación en lugar de los derechos de los animales. Rechazan el uso de productos de origen animal sobre la premisa de que las prácticas como la agricultura, particularmente la agricultura industrial; la pesca, la caza y la captura de animales, son ecológicamente insostenibles. Paul Watson (canadiense y activista del moviento ecologista) fundador de la “Sea Shepherd Conservation Society” (Sociedad de conservación Pastores del mar), dijo en el 2010 que todos los barcos de aquella sociedad son veganistas por razones ambientalistas, ya que, según afirma: el 40% de los peces capturados en los océanos son utilizados para alimentar al ganado. Los cerdos y los pollos están convirtiéndose en los principales depredadores acuáticos.

Un informe titulado 2La larga sombra del ganado: problemas ambientales y opciones”, publicado en noviembre de 2006 por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, vincula a las actividades pecuarias industrializadas con los daños al medio ambiente. En este informe se llegó a la conclusión de que la actividad pecuaria tiene un impacto en varias esferas del medio ambiente: el cambio climático y el aire, la tierra y el suelo, el agua y la biodiversidad. Según el informe, el sector ganadero presenta un componente significativo total de aproximadamente un 9% de las emisiones antropogénicas globales de dióxido de carbono (CO2). Sin embargo, estas cifras totales tienen un grado considerable de incertidumbre, particularmente las emisiones del sector UTCUTS (Uso de la Tierra, Cambio de Uso de la Tierra y Silvicultura) son extremadamente difíciles de cuantificar y los valores reportados a la CMNUCC (Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático) para este sector se consideran poco fiables. El sector pecuario también es responsable de emisiones antropogénicas de: metano (CH4) entre el 35 al 40%, óxido nitroso (N2O) en un 65% y de amoníaco (NH3) en un 64%. En junio de 2010 un reporte del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, dice que se requiere un cambio hacia una dieta sin derivados lácteos para librar al mundo del hambre, la escasez de combustible y del cambio climático.

No obstante, las emisiones de gases de efecto invernadero no se limitan a la cría de animales. Los cultivos como el arroz también tienen efectos en el medio ambiente. En un estudio de sobre una simulación de utilización del suelo para diversas dietas para el estado de Nueva York, realizado en el 2007 por la Universidad de Cornell, se concluyó que a pesar de que las dietas vegetarianas utilizan la menor cantidad de tierra per cápita, y que una dieta baja en grasas que incluya un poco de carne y lácteos —menos de 57 g de carne o huevos por día, marcadamente menor que el consumo promedio estadounidense—, utiliza la misma cantidad de tierra disponible que algunas dietas vegetarianas ricas en grasas y que podrían alimentar a un número ligeramente mayor de personas; ya que los cultivos de forraje son realizados en tierras de menor calidad que los destinados al consumo humano.

2.3 Animales muertos durante la cosecha de cultivos

El profesor de ciencia animal de la Universidad del estado de Óregon, Steven Davis; le preguntó en el 2001 a Tom Regan cuál era la diferencia entre matar a un ratón de campo al cosechar y matar a un cerdo por la misma razón, entiéndase que en ambos casos la cosecha es para el consumo humano. La respuesta de Regan fue algo que Davis denomina: el principio del menor daño, según la cual hay que elegir los productos alimenticios que, en suma, causen el menor daño posible a la menor número de animales. Davis argumentó que una dieta basada en vegetales puede causar más muertes que una dieta que contenga carne de rumiantes alimentados con pasto.

Davis, S. L. (2001). Least Harm Principle suggests humans should eat beef, lamb, dairy, not a vegan diet. Lest's talk farm animals. Consultado el 19 de julio de 2014.

Andy Lamey, filósofo de la Universidad de Monash, llama a esta misma respuesta de Tom Regan, el argumento de la “hamburguesa vegetariana”, entendiéndose que si los seres humanos fuesen a comer vacas alimentadas con pasto pero no con granos, en general menos animales morirían, debido a que el número de ratones, ratas, mapaches y otros animales muertos durante la cosecha supera las muertes involucradas en la crianza de vacas para carne.

Davis estimó, en base a un estudio que contabilizó que la población del ratón de campo se redujo en un 25% por hectárea —esta cifra incluye migración y mortalidad natural—, después de la cosecha. Davis estimó que diez animales por hectárea resultan muertos cada año por actividades de agricultura. Sostuvo que si se utiliza la totalidad de los 490 000 km2 de tierra cultivable del territorio continental de los Estados Unidos para una dieta veganista, cerca de 500 millones de animales morirían anualmente. Pero si la mitad de estas tierras se utilizasen como tierra de pastoreo para rumiantes y suponiendo que la totalidad de la población mundial sea consumidora de carne, estimó que sólo morirían 900 000 animales por año. Por lo tanto, según él, y de acuerdo al principio del menor daño, debemos cambiar a una dieta a base de carne de rumiante en lugar a una dieta basada en vegetales.

El análisis de Davis fue refutado en el 2003 por Gaverik Matheny en el Diario de agricultura y ética ambiental. Matheny argumentó que Davis había calculado mal el número de animales muertos y que basó sus cifras en la cantidad de tierra en vez de basarla en la cantidad de consumidores y que limitó su análisis a los rumiantes alimentados con pasto, en lugar de los animales levantados en criaderos a escala industrial. Dijo que Davis también equiparó vida con calidad de vida, centrándose en las cifras en lugar de incluir en sus cálculos el daño causado a los animales criados para la producción de alimentos, daños que incluyen: el dolor del marcado, descornado y castración, una vida de reclusión, transporte sin comida y agua o sin ambos, hacia un matadero para una muerte espantosa. Matheny sostuvo que el vegetarianismo “tal vez permite a los animales vivir una vida con calidad”.

Luego, Andy Lamey sostuvo que el cálculo hecho por Davis de las muertes relacionadas con la cosecha era defectuoso. Se basó en dos estudios. Uno que incluyó las muertes por depredación, que, según él, son moralmente inobjetables por Regan toda vez que no están relacionas con las acciones humanas. Otro punto examinado fue el cultivo de caña de azúcar, que según Lamey tiene poca relevancia en relación a las muertes accidentales, que son éticamente diferentes a las intencionales y que si Davis incluye las muertes accidentales al costo moral del veganismo, también debe incluir las muertes humanas provocadas accidentalmente por su dieta propuesta, la cual, según Lamey deja a Davis, en vez de a Regan, con el argumento menos plausible.

La posibilidad de evitar el uso de productos de origen animal por razones éticas o de salud fue el asunto que dividió a los vegetarianos a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Esta división aún existe. Los “veganista dietéticos” evitan comer cualquier producto de origen animal (carne, pescado, huevos o productos lácteos), pero sí los usan en la ropa y productos para el aseo personal. En contrapartida, los “veganistas éticos” ven al “veganismo” como una filosofía y rechazan la comercialización de los animales y su condición de mercancía; y por lo tanto evitan usarlos como comida, indumentaria, entretenimiento o para cualquier otro propósito. En la medida de lo posible y práctico, la Sociedad Británica Veganista sólo certifica un producto si este no fue elaborado con productos de origen animal o por animales, incluyendo aquellos productos que han sido probados en animales.

2.4 Argumento de Salud

Se presentan aquí algunos estudios y publicaciones que sobre las dietas vegetarianas y veganistas hacen diferentes organizaciones y personas. Se listan en orden cronológico del más antiguo al más reciente.

Durante 1980 y 1984 la Universidad de Oxford, reclutó a 11 000 pacientes —de los cuales 6 000 eran vegetarianos y 5 000 eran veganistas que fueron el grupo de control—, para realizar su “Estudio vegetariano”; además los siguió durante 12 años. Este estudio indicó que los veganistas tenían bajas concentraciones totales de lipoproteínas de baja densidad (LDL por sus siglas en inglés) y de colesterol que los consumidores de carne y que las tasas de mortandad fueron más bajas entre las poblaciones vegetarianas y veganistas. Los autores dijeron que la morbilidad por cardiopatía isquémica se asoció positivamente con altos niveles de colesterol en la dieta debido al consumo de grasa animal. También dijeron que los no consumidores de carne tenían la mitad de riesgo, en comparación con los que sí la comían, de requerir una apendicectomía de emergencia, y que los veganistas en el Reino Unido pueden ser propensos a una deficiencia de yodo.

Un metaanálisis realizado en 1999 a cinco estudios que comparaban las tasas de mortalidad por cardiopatía isquémica en los países occidentales. Encontrándose que fue un 26% menor entre los vegetarianos que entre los consumidores frecuentes de carne. Esto se comparó con el porcentaje obtenido entre los consumidores ocasionales de carne que fue de un 20%, y con el resultado obtenido entre los que consumían exclusivamente carne de pescado, el cual fue un 34% menor. Este mismo porcentaje se vio entre los ovolactovegetarianos. No encontrándose más diferencias de relevancia entre las otras causas de muerte entre los seguidores de dietas vegetarianas o veganistas o entre los seguidores de dietas no vegetarianas.

A partir de la década de 2000, ha habido un creciente consenso entre los científicos que una dieta basada en vegetales reduce el riesgo de desarrollar una serie de enfermedades degenerativas, tales como: ciertas enfermedades en las arterias coronarias, diabetes, ciertos tipos de cáncer, osteoporosis, ciertas enfermedades renales y demencia. Según el nutricionista Winston Craig, las dietas veganistas tienden a ser más altas en fibra dietética, magnesio, ácido fólico, vitamina C, vitamina E, hierro y fitoquímicos; y más baja en calorías, grasas saturadas, colesterol, ácidos grasos omega-3 de cadena larga, vitamina D, calcio, zinc y vitamina B12. Dijo que los veganistas tienden a ser más delgados, con menor cantidad de colesterol y presión arterial saludable. Factores asociados con la dieta veganista han sido relativamente significativos en la prevención de ciertos tipos de cáncer debido al incremento de la ingesta de frutas y verduras, la ausencia de carne, por las fuentes de proteína de origen vegetal, las que incluyen a la soja, y por lo general los veganistas tienen un menor índice de masa corporal (IMC). Craig añadió que la eliminación de la dieta de todo producto de origen animal aumenta el riesgo de hipovitaminosis B12 y D, deficiencia de calcio y ácidos grasos omega-3; aconsejó a los veganistas comer alimentos enriquecidos con estos nutrientes o tomar suplementos, y advirtió que el hierro y el zinc también pueden ser fuente de problemas debido a su limitada biodisponibilidad.

En el 2003, la Academia de nutrición y dietética de los Estados Unidos y los Dietistas de Canadá dijeron que las dietas vegetarianas bien planificadas son nutricionalmente adecuadas para todas las etapas de la vida, como el embarazo y la lactancia. Informan que las personas que evitan comer carnes tienen un bajo IMC y por ello son menores las tasas de mortalidad por cardiopatía isquémica, ya que sus niveles de colesterol en sangre son más bajos, su presión arterial también es baja y existe menor incidencia de los dos tipos de diabetes y lo cáncer de colón. También indicó que las dietas vegetarianas pueden ser más comunes entre los adolescentes con trastornos alimenticios y que la adopción de estas dietas puede servir para camuflar un desorden existente, en lugar de simpatía con la causa.

En el 2010, un estudio de 15 años de duración realizado en el Reino Unido, en el que se analizó la relación entre la dieta y las cataratas relativas a la edad; se encontró que los vegetarianos tenían un riesgo 40% menor que los consumidores frecuentes de carne. También se encontó un “progresivo decrecimiento en el riesgo de desarrollar cataratas entre los consumidores frecuentes de carne que entre los consumidores ocasionales y entre los consumidores de carne de pescado, —participantes que consumían carne de pescado de manera exclusiva—, vegetarianos y veganistas.” Lo que en pocas palabras quiere decir que los residentes británicos preocupados por su salud y vegetarianos, tenían un menor riesgo de desarrollar cataratas que los consumidores de carne.

En el 2011 la Sociedad Alemana de Nutrición consideró a la dieta veganista como inadecuada para el desarrollo infantil y advirtió de sus riesgos para la salud de niños, mujeres en embarzo y ancianos. Pues cuanto más selectiva sea la dieta, tanto mayor será el riesgo de deficiencia de nutrientes.92

En el 2013 el Consejo Nacional Australiano de Salud, Medicina e Investigación, reconoció que una dieta vegetariana bien planificada es una opción viable para las personas de cualquier edad; así mismo recomendaron que los veganistas consuman alimentos fortificados con vitamina B12 o lo tomen en forma de suplemento.

En el 2014 la Oficina Federal de Salud Pública de la Confederación Suiza dijo que entre las dietas vegetarianas la más recomendable para adultos sanos es la ovolactovegetariana y que, sin embargo, también es cierto que un consumo asiduo de carne y pescado puede plantear riesgos para la salud.

3. Comida Natural/Orgánica

Se denomina alimento natural-orgánico al producto agrícola o agroindustrial que se produce bajo un conjunto de procedimientos denominados “orgánicos”. En general, los métodos orgánicos evitan el uso de productos sintéticos, como pesticidas, herbicidas y fertilizantes artificiales.

El movimiento de agricultura orgánica surgió en la década de los 1940 como respuesta a la industrialización de la producción agrícola denominada revolución verde. Actualmente la agricultura orgánica es una industria fuertemente regulada, que en países como Japón, Canadá o la Unión Europea requiere certificaciones especiales para poder comercializar sus productos.

3.1 Etiquetado ecológico

En la Unión Europea las denominaciones orgánico, ecológico y biológico para los productos agrícolas y ganaderos destinados a la alimentación humana o animal se consideran sinónimos y su uso está protegido y regulado por los Reglamentos Comunitarios 834/2007 y 889/2008. Los prefijos eco y bio también están protegidos y regulados así mismo en todos los idiomas de la Unión. En cada país hay costumbre de usar uno u otro término. Por ejemplo, en España está más extendido el uso de ecológico, en Portugal y Francia se usa más el término biológico (en francés biologique), mientras que en el Reino Unido se utiliza más orgánico (organic en inglés).

Los productores de alimentos orgánicos están obligados a usar únicamente ciertos agroquímicos autorizados y no se pueden utilizar para su producción semilla o plantas transgénicas.

Los cultivos orgánicos son fertilizados habitualmente con compost, polvos minerales y otras sustancias de origen orgánico. Entre los métodos agrícolas tradicionalmente utilizados están el sistema de terrazas o de barreras naturales para evitar la erosión de los suelos, rotación de cultivos o plantado de leguminosas. Pueden además presentar otras cualidades como un empaquetado ecológico para su disposición al consumidor final.

Los alimentos orgánicos son promocionados por ciertos sectores que ven en la agricultura convencional un método insostenible de producción o consideran que la producción orgánica es más sana. En la mayoría de los casos, los rendimientos de los cultivos orgánicos son entre moderadamente y sustancialmente menores que en el caso de la agricultura convencional pudiendo llegar a ser hasta la mitad, y sólo pudiendo igualar los rendimientos convencionales en casos muy concretos, por lo que para producir la misma cantidad de comida, sería necesario reclamar una mayor cantidad de bosques y espacios naturales.

A pesar de ello, actualmente no existe suficiente evidencia científica para afirmar que el consumo de productos biológicos repercuta en un mayor beneficio para la salud. La mayoría de los estudios realizados sobre las diferencias entre alimentos orgánicos y convencionales concluyen que no existen diferencias nutricionales o de salud significativas para la salud entre alimentos “bio” y alimentos clásicos.

Las dosis de pesticidas o plaguicidas presentes en los productos “no orgánicos” son ínfimas y las repercusiones sobre el organismo difíciles de evaluar.

A favor de los orgánicos se indican a menudo beneficios de tipo ambiental, un mayor favorecimiento a pequeños productores locales (típicamente principales productores de la agricultura biológica) y el evitar la manipulación de productos químicos peligrosos por parte de los agricultores (la exposición crónica o a altas concentraciones de ciertos pesticidas puede ocasionar daños del sistema nervioso, riñones, hígado y cerebro).

La evidencia sobre diferencias sustanciales entre los alimentos orgánicos y los alimentos convencionales es insuficiente para afirmar que los alimentos orgánicos son más seguros o más saludables que los alimentos convencionales. En lo que respecta al sabor la evidencia también es insuficiente para realizar afirmaciones científicas de que los alimentos orgánicos tienen mejor sabor.

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