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Aprendizaje En Competencias UNESCO

poison33017 de Abril de 2013

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Capítulo I APRENDIZAJE BASADO EN COMPETENCIAS

La UNESCO (1998) en su declaración mundial sobre la Educa- mu Superior en el Siglo XXI describe su situación afirmando que:

“la segunda mitad de nuestro siglo (se refiere al XX) pasará a la his¬toria de la educación superior como la época de expansión más es¬pectacular; a escala mundial, el número de estudiantes matriculados se multiplicó por más de seis entre 1960 (13 millones) y 1995 (82 mi¬llones). Pero también es la época en que se ha agudizado aún más la disparidad, que ya era enorme, entre los países industrialmente desa¬rrollados, los países en desarrollo y en particular los países menos adelantados en lo que respecta al acceso a la educación superior y a la investigación y los recursos de que disponen. Ha sido igualmente una época de mayor estratificación socioeconómica y de aumento de las diferencias de oportunidades de enseñanza dentro de los propios países, incluso en algunos más desarrollados y más ricos

Vemos reflejada en este texto la gran paradoja de nuestro tiempo, cuanto más se desarrolla y extiende el sistema educativo universitario, más se abre la brecha entre países ricos y pobres. Es decir, cuanto más avanza la ciencia, el conocimiento, la investigación, la tecnología, ma¬yor es la diferencia que se establece entre los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo y mayor aún con los países menos avan¬zados. Ello significa que el avance de la ciencia y el conocimiento no se distribuyen con equidad y no sólo no se reducen las enormes diferen¬cias, sino que incluso se incrementan y se agravan.

Sin duda, se requiere una mayor sensibilización del ámbito uni-versitario en general sobre este fenómeno que se está produciendo a ni¬vel mundial y hay que crear una mayor conciencia y compromiso social entre los estudiantes universitarios, para que pongan sus capacidades y competencias al servicio de los demás y no sólo en su propio provecho

en beneficio de las enormes ansias de poder de las organizaciones em¬presariales que compiten en un mercado libre, cada vez más despiadado y global izado.

El informe Bricall (2000:96) señala que:

“el conocimiento, innovación y capacidad de aprendizaje son pues los tres aspectos complementarios del desenvolvimiento actual de las sociedades avanzadas”.

Estas tres facetas enumeradas anteriormente, se inscriben en un proceso de cambio estructural de las sociedades modernas. El informe destaca cuatro dimensiones fundamentales:

• la generación de nuevos avances científicos y, especialmente, la difusión de nuevas tecnologías, singularmente, las tecnolo¬gías de la información y de las comunicaciones (TIC);

• la profunda transformación en el reparto de la actividad eco¬nómica entre los distintos sectores de la economía y la consi-guiente redistribución de la ocupación;

• la aceleración de la internacionalización de las sociedades y de sus economías;

• el aumento del nivel de educación y de la base de conocimien¬tos en las sociedades consideradas más avanzadas.

En este marco de avances científicos, de incorporación de las nuevas tecnologías, del desarrollo galopante de las comunicaciones, de un mundo cada vez más globalizado y dirigido prioritariamente por el enfoque económico, de fuerte competitividad entre las empresas de los distintos continentes, surge el proyecto de la Unión Europea de crear el denominado Espacio Europeo de Educación Superior (EEES).

Entre sus propósitos está el lograr una universidad europea con características propias y singulares, capaz de competir con las principa¬les universidades de cualquier lugar del mundo, y con un estilo propio que la caracterice. Para ello propone, a través de las diversas declara¬ciones que se han ido realizando Sorbona, Bolonia y otras muchas, la definición y explicitación del marco común universitario que estimule la colaboración y colegialidad entre las universidades europeas y que favorezca un mayor intercambio y movilidad entre profesores y estu-diantes así como una armonización de sus sistemas de enseñanza que hagan posible su entrelazamiento y conexión sin especiales problemas.

Fruto de todas estas reuniones ministeriales, trabajos de comisio¬nes y la propia labor de las universidades, se ha establecido un acuerdo consensuado y aceptado por la gran mayoría de los países europeos so¬bre lo que debe ser el Espacio Europeo de Educación Superior. Y. des¬de el punto de vista pedagógico, la nota más característica es la acepta¬ción de una formación universitaria denominada: Aprendizaje Basado en Competencias. Esta formación es un proceso de aprendizaje centra-

■ In en la propia capacidad y responsabilidad del estudiante y en el desa- nollo de su autonomía. Se trata, en definitiva, de que el sistema de en- vñanza-aprendizaje universitario se concentre en el estudiante, reno- \ ando el sistema anterior excesivamente centrado en el profesor.

Como se afirma con fuerza en el informe Bricall:

“las universidades han de contribuir también, de manera esencial, al desarrollo social, cultural y comunitario de su entorno local o regio¬nal. Históricamente, estas instituciones han intervenido activamente en la promoción de algunos servicios comunitarios de relieve (sea en el ámbito sanitario, sea en el artístico, etc.). Asimismo, aportan au¬diencias significativas para las distintas formas de expansión cultu¬ral y científica. Son muy activas en la potenciación de actividades de voluntariado o de otras iniciativas altruistas. Finalmente, son piezas clave para el fomento de espíritus críticos, para el seguimiento de creadores de opinión y para la aparición de líderes de la sociedad política y civil”.

Justamente, en esta idea de contribuir al desarrollo en todas sus facetas personales, sociales, culturales, políticas y económicas, es don¬de nace la necesidad de adaptación de las universidades a sus contextos nacionales e internacionales; de prepararse para poder dar respuesta sa¬tisfactoria a los requerimientos de la sociedad y a los nuevos problemas, necesidades e intereses que están surgiendo. Y se solicita de las univer¬sidades que no definan sus programas y planes académicos a espaldas de otros agentes que están vinculados con el desarrollo social y laboral; que tengan en cuenta y consideren el punto de vista de las instituciones públicas y privadas que intentan desarrollar su labor con profesionales capacitados en las competencias que hoy se consideran esenciales.

El Aprendizaje Basado en Competencias (ABC)

El Aprendizaje Basado en Competencias significa establecer las competencias que se consideran necesarias en el mundo actual y que, como es lógico, no pueden ser únicamente determinadas por las uni¬versidades sin la consulta y participación de las entidades laborales y profesionales. Fruto de esta colaboración, ha nacido una propuesta de competencias transversales o genéricas que intentan delimitar las competencias esenciales en las distintas profesiones para las que ca¬pacita y prepara la universidad, sin significar eso que la universidad ceje en su responsabilidad de formar en todos los aspectos y dimen¬siones que considere oportunos, pertinentes y necesarios para la ópti-ma formación y capacitación de sus estudiantes.

El ABC consiste en desarrollar las competencias genéricas o transversales (instrumentales, interpersonales y sistémicas) necesarias y las competencias específicas (propias de cada profesión) con el propó¬sito de capacitar a la persona sobre los conocimientos científicos y téc¬nicos, su capacidad de aplicarlos en contextos diversos y complejos, in¬tegrándolos con sus propias actitudes y valores en un modo propio de actuar personal y profesionalmente.

El ABC es un enfoque de enseñanza-aprendizaje que requiere ne¬cesariamente partir de un perfil académico-profesional que recoja los conocimientos y competencias que se desea desarrollen los estudiantes que estén realizando un determinado tipo de estudios. Su programa for- mativo debe explicitar las competencias genéricas y específicas desea¬das y distribuirlas en los cursos que configuren la titulación correspon¬diente. Este enfoque requiere una gran coordinación y colaboración entre el profesorado para contribuir eficaz y eficientemente al desarro¬llo del perfil académico-profesional desde cada materia o asignatura.

El ABC se basa en un análisis de las exigencias profesionales que ayudarán a definir y priorizar las competencias fundamentales requeri¬das en una determinada área profesional y / o de especialidad. Como ya había expresado en 1998 la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior resaltando la necesidad de un aprendizaje permanente y pro¬porcionando las competencias adecuadas para contribuir al desarrollo cultural, social y económico de la sociedad.

El ABC se fundamenta en un sistema de enseñanza-aprendizaje que progresivamente va desarrollando la autonomía de los estudiantes y su capacidad de aprender a aprender. Este enfoque pierde su sentido y su esencia si se incorpora únicamente como una metodología del profe¬sor. Como indica Mario de Miguel y otros. (2006):

“El carácter institucional de la enseñanza demanda una interven¬ción conjunta del profesorado que garantice la necesaria conver¬gencia de concepciones y planteamientos sobre lo que e\ enseñar a aprender a aprender y posterior coherencia en la actuación de los docentes de un centro. En esta línea todo profesor, en coordinación con el resto del profesorado del centro universitario, ha de organi¬zar el proceso de enseñanza-aprendizaje de su materia como una in¬tervención

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