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Caso Un Negocio Genial


Enviado por   •  9 de Septiembre de 2013  •  1.441 Palabras (6 Páginas)  •  606 Visitas

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UN NEGOCIO GENIAL

Por: MA. Enrique Valdez Flórez /.

Juan Buendía, excelente ejecutivo de una prestigiosa firma de golosinas, encargado del área de Marketing, logró un éxito rotundo al implementar un sistema de ventas por catálogos que permitió la expansión de los productos de esa empresa a nivel internacional.

En febrero del 2010, se retiró de dicha empresa debido a que no estuvo de acuerdo con nuevas políticas aplicadas. Sin embargo, sus ex compañeros de trabajo (ejecutivos y personal en general) guardan gratitud hacia su persona.

Con el dinero ahorrado y el producto de su indemnización, el señor Buendía decidió abrir un restaurante de cinco tenedores. Prepararía comida netamente peruana dirigida a la clase media alta, para aquellos clientes que gustaban este tipo de platos y no encontraban un lugar elegante, agradable y a la vez típico donde consumirlos.

Tres meses después, nombró como gerente general del restaurante al doctor Luis Abad, Un joven abogado que formaba parte del departamento legal de su antigua empresa, y que colaboró con él en la constitución del negocio. Pensó que su elección no podía se más acertada, pues Abad le ayudaría a establecer el negocio y, sobre todo, se ocuparía de los aspectos legales, aspectos técnicos que él desconocía y, por ende, le inspiraban temor, para mantenerlo contento, le ofreció el 5% de los ingresos por ventas, remuneración que estaba muy por encima de sus ingresos como abogado.

Para julio de ese año, todos los aspectos legales de apertura habían concluido satisfactoriamente. La empresa estaba en orden legalmente y lo que entonces necesitaba era un gerente que la administrara y organizara adecuadamente.

Por lo pronto no se había contratado los servicios de un contador externo, a quien Abad entregaba dentro del desorden en que se mantenía la administración.

Con este modo de trabajo, el resultado de la contabilidad no reflejaba lo que sucedía realmente, por lo que no permitía tomar decisiones adecuadas ni conocer la real situación financiera de la empresa, que, no obstante, incrementaba continuamente sus ventas.

El doctor Abad entregaba al dueño la mayor parte de los ingresos, sin tomar en cuenta los costos y los gastos necesarios para la marcha del negocio. Elaboraba sus propios presupuestos, peo pasaba por alto muchas obligaciones. Por ello podía mostrar utilidades respetables que mantenían satisfecho al dueño y lo acostumbraron a una situación ficticia. En efecto, estos ingresos permitían al señor Buendía cubrir todo su presupuesto familiar e incluso cultivar una afición muy cara: la crianza de caballos de carrera.

En enero de 2011, Juna Buendía inauguró una sucursal del restaurante y decidió contratar a un contador a tiempo completo para que se encargara de ordenar e implementar controles internos y estableciera la situación económico-financiera de la empresa.

Al cabo de seis meses, Diego Sánchez, el contador, pudo reconstruir e implementar controles, establecer con exactitud los ingresos por ventas y determinar los gatos y obligaciones reales. Además, regularizó la situación de los trabajadores e implementó un sistema de costos. Finalmente, logró determinar la situación económico-financiera real. Las utilidades que periódicamente se entregaba al dueño no eran tales y habían ido generando pasivos que se iban postergando indefinidamente.

El doctor Abad decidió renunciar al enterarse de estos resultados, admitió que los negocios no eran su campo, y antes de retirarse quiso colaborar con el contador en todo lo que estaba a su alcance. Le hizo saber que el tren de vida del señor Buendía y de su familia era exageradamente alto y que los propios trabajadores lo habían empezado a notar. Le comentó que éstos solían decir: “Para el dueño, los caballos son más importantes que nosotros”.

A la salida del doctor Abad, el dueño asumió la gerencia general y asignó al señor Sánchez la jefatura de Finanzas. También le pidió que se encargara de todo lo concerniente al personal, suponiendo que como contador estaba al tanto de todas las disposiciones legales referidas al personal. La contabilidad fue encargada a un service bajo la supervisión del señor Sánchez.

Al poco tiempo, el jefe de Fianzas pudo comprobar que, en efecto, los gastos particulares del seños Buendía eran excesivos: el costo de mantenimiento de sus caballos equivalía a la planilla semanal de los obreros. Dada la situación de la empresa, decidió plantearle la posibilidad de reducir la asignación que como las utilidades se les entregaba cada mes.

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