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Corporeidad


Enviado por   •  18 de Marzo de 2013  •  2.557 Palabras (11 Páginas)  •  763 Visitas

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En este artículo se encara la idea de lo que representa la palabra corporeidad, se construye su concepto. Se señalan significados integradores, incluyentes, globales, abarcadores que completan el concepto tradicional de cuerpo. Recorre definiciones desde la Fenomenología, de Maurice Merleau-Ponty y Manuel Sergio, en la “Ciencia de la Motricidad Humana”, de Jean Le Boulch y Pierre Parlebas pasando por autores contemporáneos como Jesús Paredes Ortiz de España, Henry Portela Guarín de Colombia, programas de estudio de México, Silvino Santín de Brasil y Alicia Grasso de Argentina, para concluir que cuando se habla de corporeidad la palabra expresa una idea múltiple, plural, compleja y diversa de una unidad: uno mismo. Frente a la contradicción manifiesta sobre el concepto teórico de corporeidad y el uso que se hace del cuerpo en la práctica diaria, se plantea el interrogante: ¿Está instalada la corporeidad como una lógica de “Pensar, Decir y Hacer” la misma idea? Se cierra con la reflexión sobre la necesidad de hacer una inclusión real, no solo de léxico de diccionario, para trabajar coherentemente desde la corporeidad.

PALABRAS CLAVES: Corporeidad, signo, significante, significado, soy mi cuerpo, sentidos, percepción, paradigma, praxis, motricidad, modelo social, proyecto cultural, identidad corporal.

INTRODUCCIÓN

La palabra es un signo lingüístico, el sonido o conjunto de sonidos articulados que expresan una idea. La palabra escrita corresponde a la representación gráfica de estos sonidos.

¿Cómo interpretar el signo?

Si bien la idea de estudiar los sistemas de signos es un fenómeno moderno, uno de los debates más notables sobre los signos tuvo lugar en el mundo antiguo, entre estoicos y epicúreos, en Atenas AC: Los griegos se centraron en la diferencia entre los signos naturales, los que se dan libremente en la naturaleza como los gritos o movimientos de[3] animales y humanos; y los convencionales, los diseñados específicamente para la comunicación como la lengua oral y escrita.

Los signos convencionales que usamos los humanos para comunicarnos acontecen en palabras habladas y escritas, vocablos, términos, gráficos, esquemas, dibujos, líneas, trazos, expresiones, gestos, muecas, ademanes, mímica, señales, y otras manifestaciones que representan a un objeto material, a un concepto mental o a una idea abstracta.

En el siglo XX la semiótica teorizó sobre signos convencionales, tomando el signo lingüístico como una díada o entidad de dos caras:

1. El significante, o el aspecto totalmente material de un signo, como el sonido de la palabra cuando pasan las vibraciones del aire por las cuerdas vocales en la garganta.

2. El significado o concepto mental, como la idea de lo que representa esa palabra.

Cuando hablamos de corporeidad tenemos que situarnos en un signo convencional diseñado para dar significado a una idea sumamente compleja, porque el objeto material que es representado con esta palabra es el hombre, y no existe una explicación universal al respecto.

Desde su origen la humanidad busca comprender y definir al hombre, logrando al momento esclarecimientos filosóficos parciales. Corrientes filosóficas y religiosas establecieron sus principios en la historia desde una comprensión particular, generalmente dualista del hombre.

El hombre dividido, separado en duplicidades: cuerpo-mente, cuerpo-alma, cuerpo espíritu da origen a las ciencias que se dedican al estudio en detalle de una condición, una categoría, una característica, un estado, un nivel, un atributo, un aspecto de lo humano.

El hombre es considerado ser psíquico, físico, mental, espiritual, orgánico, anímico, gestual, emocional, motriz, social, etc. Y en este desmenuzamiento se compone una ciencia para el estudio de cada fragmento.[4]

Lo corporal queda encerrado habitualmente en el cuerpo y su movimiento, en lo tangible, lo visible, en funcionamientos de sistemas y órganos, en movimientos de aparatos y palancas, constituyéndose en tema de medicina, biología, anatomía, fisiología, mecánica y otros campos relacionados con la salud, el deporte, la expresión artística...Así

emergen infinidad de ámbitos que estudian el cuerpo, tantos como posturas ideológicas

que existen. Desde todos ellos se estudia exhaustivamente la parte del objeto: cuerpo que

les compete y corrientemente se arriba a conclusiones contrapuestas a la hipótesis dual,

surgiendo la necesidad de nombrar al cuerpo de otro modo, con palabras signo que den

cuenta de significados integradores, incluyentes, globales, abarcadores que completen las

parcialidades.

DESARROLLO

El concepto de corporeidad aparece en el marco de la Fenomenología, corriente

del pensamiento que se basa en el estudio de los fenómenos sociales y naturales, cuyo

principal representante es Edmund Husserl (1859-1938) quien abrió con sus trabajos un

nuevo campo a la Filosofía.

En los escritos de Maurice Merleau-Ponty,(1908-1961) en la revista Esprit, en La

Structure du Comportement y Phénomenologie de la Perception, cuando el autor figura al

lado de Jean Paul-Sartre, en la dirección de Les Temps Modernes la definición de

corporeidad adquiere el significado al que adhieren la mayoría de los autores

contemporáneos. “La adquisición de la fenomenología que más atención merece, es la

intencionalidad, por que toda conciencia es conciencia de alguien o de alguna cosa. De

hecho, “estamos condenados al sentido”

1

. Por eso, la conciencia es centrífuga: “desde que

haya conciencia, es preciso que algo acontezca para que ella sea conciencia”

2

. Ella no

podrá entenderse, si no es como acto significante que da y encuentra sentido. Y, si la

conciencia desemboca en la existencia, identificándose con ella, no sólo el idealismo y la

psicología

...

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