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EL MEXICO RURAL DE HOY


Enviado por   •  11 de Febrero de 2013  •  1.625 Palabras (7 Páginas)  •  400 Visitas

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EL MEXICO RURAL DE HOY

Se profundizan los estudios de losmarginados dela educación que son “pobres”, avance que ha permitido que se creen denominaciones y acciones educativas, pero muy poco de todo ese conocimiento ha cambiado las formas de enseñanza.

La didáctica instrumental apuesta al logro de algunos productos considerados “básicos” para la sociedad y es en este sentido que aboga por la prescripción.

La norma programática es una carta de intención que pasa a cristalizarse en el mismo momento en que termina su elaboración.

Las prescripciones curriculares tienen como intención explicita asegurar que el conocimiento se distribuya en su forma equitativa, en todos los contextos sociales.

Henry Girous “cuando las comunidades son ignoradas por parte de los maestros, los alumnos se ven atrapados en instituciones que no solo les niegan su voz, sino que también les privan de una comprensión relacional o contextual del modo en que los conocimientos que adquieren en el aula se puedan emplear para influir en la esfera publica y transformarla”.

El saber pedagógico que los docentes han acumulado, saber que muchas veces no va de la mano del saber académico, pero que puede ser una de las puertas de acceso al tratamiento de los problemas que hoy tienen en jaque a la educación.

El papel del docente como profesional reflexivo que tiene la suerte la ventaja o la sabiduría de reunir conocimiento académico con conocimiento social.

SIGLO DE LUCES Y SOMBRAS

En el siglo xx se transformo profundamente la estructura social y económica de mexico: desde comer, vestirse, cobijarse, convivir y formar una familia hasta divertirse.

En 1900 el 72% de la población vivían y trabajaban en el campo, se transito de una sociedad abrumadoramente agraria a una predominantemente urbana.

La distancia relativa entre lo rural y lo urbano también cambio en el siglo XX. Se hizo mayor en casi todos los aspectos importantes de la vida social.

Los servicios distinguen formal y sustantivamente la vida urbana de la rural (electricidad, alumbrado publico, agua potable, drenaje, pavimentos, transporte publico…). Hoy el acceso a esos servicios contrasta al campo con la ciudad.

En 1900 los ferrocarriles estaban por entonces en plena fase de expansión y empezaban a acortar las distancias relativas entre las provincias que forman la región. El acceso a las comunicaciones y el diferencial en los precios para aprovecharlas establecen una distinción entre el campo y la ciudad al final del siglo XX.

La inversión de las proporciones de la población rural y urbana entre 1900 y 2000 sucedió sin que la población del campo se redujera: sus habitantes nunca dejaron de crecer en números absolutos. La explosión demográfica alcanzo su cúspide en la década de 19970 y desde entonces disminuye el ritmo de crecimiento, que todavía será positivo durante la primera mitad del siglo XXI.

En 1900 y 2000 la población total de Mexico paso de 13.6 a 97.4 millones, se multiplico 7.2.

Mexico por su ubicación así como por su denso y hasta exagerado relieve orográfico, la mejor generalización que podría hacerse sobre el territorio mexicano es la de su extrema diversidad. La diversidad abre oportunidades pero también pone límites y restricciones a la ocupación humana de la tierra.

El uso actual y potencial del territorio, entre 20 y 30 millones de ha son susceptibles de uso agrícola.

Casi 50 millones de ha son de pastizales naturales o inducidos. En ellas se sustenta una ganancia abrumadoramente extensiva y libre de pastoreo que padece severas desventajas en el marco de una competencia internacional.

Del territorio, 122 millones de ha, 62%, tienen coberturas vegetal natural. La mitad, 61 millones, son áridas; la otra mitad son bosques templados, 31.4 millones de ha, y casi otro tanto de selvas tropicales 23.6 millones.

Muchos de los productos recolectados los consumen directamente los habitantes rurales.

Impacto ambiental destructivo tienen las colectas de plantas y animales con propósitos mercantiles. Las maderas preciosas de las selvas tropicales y las comerciales de los bosques templados son el renglón más destacado de esta recolección comercial de lo que produce la naturaleza, y que, mal hecha por descuido o exceso, la degrada y destruye.

De 55 millones de ha de selvas y bosques, 41.5 millones son consideradas forestales. El crecimiento de las superficies ganaderas y agrícolas, son uno de los factores de mayor peso en la pérdida de las áreas forestales.

Casi sin excepcional agricultura y la ganadería que se practican en lo que fueron terrenos forestales son marginales, extensivas y poco redituables, lo que agregadramatismo a la destrucción de uno de los recursos renovables con mayor potencial en el territorio mexicano.

Una manera útil de medir la relación entre la población y el territorio, es la densidad de población.

A fines del siglo XIX México era un país muy débilmente desarrollo en sus actividades industriales y de servicio, pero con poco espacio libre para el crecimiento de la población rural y del territorio dedicado a las actividades agropecuarias.

La población, el territorio y la estructura económica conforman un marco para entender el comportamiento de la gente, imponen barreras infranqueables y ofrecen grandes oportunidades, no puede brindar por si misma la explicación.

La cultura, la organización social o la política con sus innumerables componentes, son factores importantes y a veces determinantes para explicar las relaciones entre la gente del campo y de ellos con las ciudades y el mundo en que se mueven las personas y los bienes.

Las compañías extranjeras incursionaban incluso en la apertura de nuevos polos de desarrollo agrícola a través de la irrigación, como en Baja California, Sonora o la Laguna.

Las haciendas, además de empresas productivas, eran residencias que ponían de manifiesto la riqueza y la influencia: el poder. Las personas que se concentraban la riqueza conformaban asimismo una oligarquía que ejercía el poder político.

Con empujones y frenos, el reparto de la tierra fue la acción pública más trascendente en la mitad del siglo xx. Representó el principal instrumento para la justicia social; fue asimismo herramienta eficaz del progreso económico y el soporte más firme y poderoso del Estado y del gobierno emanados de la alianza revolucionaria.

Al final de la década de 1960 se hizo evidentes y se reconoció la existencia de una crisis en la población agropecuaria. Su crecimiento quedaba por debajo del aumento de la población.

La descapitalización de la producción agropecuaria y su creciente dependencia respecto de los recursos públicos, el incremento en la dependencia externa para atender el abasto alimentario básico de los mexicanos, hasta el estancamiento o descenso de los ingresos de la mayoría de los productores rurales.

Por un cuarto de siglo los datos confirmaron que la producción agropecuaria no alcanzaba el ritmo de crecimiento de la población, por lo que el déficit agregado se hacia cada vez mayor. El concepto de crisis se asocio de manera permanente en el campo mexicano. Se intento realizar el reparto agrario para recuperar el vigor y empuje de los campesinos; los procedimientos jurídicos interpuestos y los conflictos políticos mostraron la dificultad y en muchos casos la inutilidad de este costoso esfuerzo. La crisis prolongada y con un horizonte de permanencia provoca desaliento y frustración entre los hombres y mujeres del campo mexicano.

Los movimientos rurales eran casi siempre locales o regionales, no se generalizaban ni alcanzaban grandes proporciones, acaso tampoco se hicieron más fuertes ni frecuentes, pero convirtieron la confrontación en una constante una forma permanente de interlocución que desgastaba imagen y fuerza de los gobiernos. La reforma de 1992 otorgo certeza a la propiedad legal de la tierra en todas sus formas.

La subordinación de los campesinos a las decisiones administrativas o burocráticas fue suspendida por terminar con una relación clientelar perversa. La diferencia entre ejidos es muy grande, como también lo son las que se presentan entre los integrantes de un mismo ejido. La desigualdad es, en muchos sentidos, tema principal de este análisis. La desigualdad entre las formas de tendencia no es excesiva y ya que la superficie promedio es de 35 ha para cinco millones de propietarios, 29 ha para los que participan de la propiedad social y 50 ha para la particular. Estas cifras, que omiten la desigualdad interna, son poco significativas pero acreditan la profundidad del reparto de la tierra y de la transformación de la estructura agraria en el siglo xx.

La edad crea obligaciones, condiciones decisiones e implica una manera de ver las cosas.

No hay un sistema de seguridad social para mujeres y hombres del campo. Entre sus bienes el más valioso y casi único es su tierra, su seguridad y pensión.

La ley establece que la herencia o sucesión de la parcela y los derechos elegidales se deben transmitir a uno solo de los sucesores sin repartirse.

Edad, herencia, tradición, leyes, obligaciones y reciprocidades sociales desempeñan un papel en la explicación del minifundio y su proporción, de la pobreza rural.

A las mujeres se les reconoció más tarde el derecho de suceder o heredar a los ejidatarios. La nueva participación de las mujeres en el campo apenas se empieza a reconocer.

La pobreza que se concentra en el campo mexicano es el reto más importante y urgente.

Las dependencias públicas y organizaciones sociales o no gubernamentales dedicadas a combatir la pobreza.

Las dificultades para medir la pobreza no justifican la evasión del tema. La dimensión y profundidad de la pobreza no puede estar ausente de la descripción y el análisis de las transformaciones del campo.

De todos los lugares rurales, más de la mitad padecen pobreza. La dimensión de la pobreza en el campo es congruente con los datos congruentes con los datos de ingreso por personas y proporción del minifundio.

Entre la pobreza rural y urbana hay semejanzas: los pobres de la ciudad están inmersos en un medio en el que existen los servicios, sobre todo educativos.

En el campo no existen los servicios ni las oportunidades, quedan distantes, remotos serían más atinados y para disfrutarlos hay que abandonar lo propio.

La pobreza extrema urbana es circunstancial, la del campo es estructural.

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