Ecos Para Una Nueva Política Educativa, En La Nueva Era De La Formación

Ecos para una nueva política educativa,

en la nueva era de la formación

Elaborado por: Leonel Juárez Pérez.

Junio 2013

Cartago, Costa Rica 

Empezaré este ensayo mediante un ejemplo referente a lo que aprendimos de niños sobre el efecto de eco. Si hacemos una retrospección a nuestras infancias, muchos probablemente recordemos: fantasías, paseos, aventuras, paisajes naturales dignos de ser fotografiados. Ahora, imaginemos que en alguna de esas épocas hicimos un paseo de amigos por un acantilado rodeado de grandes laderas y verde vegetación, acompañados con sonidos de especies silvestres inolvidables (conocidas con nombres comunes como la chicharra, el congo, el pájaro carpintero, entre otros). Al ser nuestro grupo de amigos, integrado por unos más grandes que otros, algunos viajaban a un ritmo más rápido que el resto. Ellos casi siempre eran los líderes de la generación.

En un momento determinado ellos llamaban a los que se quedaban atrás, mediante silbidos reconocidos por todos; o por el nombre. En esos instantes, luego de escuchar uno de esos silbidos mientras caminábamos por el fondo de la ladera, notamos que éste se volvía a repetir como a lo lejos; como si dejáramos caer una piedra en lo profundo de un pozo con agua (puschch, shook, ssss). Eso es un eco; aquello que nos remite mentalmente o que nos recuerda algo que escuchamos de forma repetida, a lo lejos o en la profundidad.

En la actualidad hay muchas cosas que hacen un efecto de eco y que nos recuerdan que no siempre debemos quedarnos atrás; que hay que caminar rápido en un mundo que crece vertiginosamente y por ende se requiere hacer un cambio en nuestro ritmo para adaptarse lo más pronto posible a los avances de la humanidad.

Partiendo de esta necesidad de hacer un cambio (específicamente en nuestros sistemas educativos), haré referencia a los aportes de escritores que nos han dejado algunos ecos tendientes a transformar las políticas educativas de nuestros países.

Desde finales del siglo XX se ha venido debatiendo acerca del cambio que debe ocurrir en las políticas educativas de los países en desarrollo, para aprovechar los avances tecnológicos de la humanidad en la nueva era de la información y la comunicación. Desde esta perspectiva, es evidente que debe darse una renovación en los procesos de formación de los profesionales que asumirán el crecimiento de nuestras naciones.

En una de sus obras, el escritor Seymour Papert, plantea un ejercicio interesante y del que estoy seguro todos llegaremos a la misma conclusión. En resumen indica que, si hiciéramos un experimento de importar a un educador de una época 100 años atrás (o más) , probablemente a éste individuo no se le dificulte mucho adaptarse al sistema educativo e impartir lecciones, pues la educación no ha evolucionado tanto y podría apoyarse en una mediación pedagógica con muchos recursos similares a los de su era; sin embargo; caso contrario podría ocurrir si traemos a un doctor en medicina, contemporáneo del mencionado educador y se le pidiera que haga una cirugía utilizando los recursos tecnológicos de hoy; el resultado es simple: no estaría en la capacidad de hacerlo, ya que tendría total desconocimiento de los artefactos a utilizar, e incluso, probablemente hasta de los síntomas o quebrantos de salud del paciente; a no ser que sea un genio con la capacidad mágica de teletransportarse en el tiempo y ajustar sus conocimientos y práctica profesional a cualquier época.

Lo anterior nos indica que nuestros sistemas educativos han sido poco o casi nada innovadores en el proceso de aprendizaje de los educandos; por ende se hace necesario revolucionar a pasos gigantescos la estructura, los propósitos, los contenidos, las estrategias y los recursos que deben utilizar los encargados del proceso de formación de los aprendices en el presente.

Las políticas educativas deben adaptarse a la nueva era de la formación profesional; las tics deben ser el medio o recurso transversal para cualquier sistema educativo. En la actualidad es indispensable ser eficiente y eficaz en cualquier área de desempeño laboral.

Beatriz Fainhole, también en una de sus producciones, desde el principio nos dice firmemente que, trascender hacia la tecnología es un acto irreversible para todos aquellos que estamos inmersos en actividades vinculadas a la educación; que la tarea diaria nuestra es aprender a convivir con ella y adaptarla a las nuevas demandas del desarrollo humano. Donde el proceso aprendizaje se vea enriquecido por la innovación, la creatividad, por nuevas formas de comprender y transformar la realidad; donde seamos capaces desarrollar habilidades para la vida, que nos permitan ser más productores que consumidores.

Las formas de apropiarnos y de utilizar adecuadamente lo que nos ofrecen las tecnologías, deben partir de principios rectores establecidos a nivel nacional; con políticas cuyos propósitos se enfoquen más profundamente en lo que está solicitando la sociedad moderna; individuos capaces de lograr un crecimiento integral en pro del bienestar personal, familiar, empresarial;

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