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Educacion Rural

margi14297 de Agosto de 2013

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EDUCACIÓN RURAL

La educación rural en Venezuela es de forma cualitativa, es decir, requiere de la educación primaria y básica, con el fin de optimizar el desarrollo del individuo en el medio ambiente, el cual aporta la formación integral, mediante habilidades, destrezas y su capacidad científica, técnica y humanística.

Los inicios de la educación rural en Venezuela y antecedentes a la creación de la Normal Rural de “El Mácaro”

González-Baquero (1962), señala que para el año 1935 el país carecía, casi absolutamente, de maestros, por lo cual el gobierno de López Contreras encaró la necesidad de establecer una escuela normal rural.

Puede considerarse que los inicios de la Educación Primaria y Normalista Rural formal en el país parten del decreto del 11 de agosto de 1937, cuando se crearon las primeras diez Misiones Rurales tal como comentó el educador Luis Padrino (Primer Comisionado para las Misiones Rurales):

…modalidad educativa sin precedentes en Venezuela, y que por sus fines debe considerarse como de capital importancia (…) la mayor parte de la población total del país está integrada por habitantes rurales (…) al margen de la escuela (…) porque las actividades de la enseñanza pública eran fomentadas casi absolutamente en los centros urbanos de primera categoría (…) el punto de partida (…) es la enseñanza primaria y dentro de ésta la educación del campesino (MEN, 1937, pp. 152-153. Doc. Nº 70).

Un desarrollo consolidado de la educación primaria especialmente rural requeriría de un insumo muy especializado, el cual sería el de un maestro apropiado para ese medio. Es por ello, que el mismo Padrino en su informe indicó que el despacho estaba estudiando el establecimiento de tres escuelas normales regionales, señalando que la ubicación de las mismas sería: una en El Junquito, otra en Turmero (Aragua), y la tercera en algún sitio del estado Táchira. Consideraba este educador, que la concreción de estas normales sería un hito y las expectativas que se generarían tendrían una trascendencia nacional:

Segunda etapa del desenvolvimiento del plan general de la educación rural. Una vez fundados esos centros de formación del magisterio especialmente preparado para las funciones docentes de la escuela campesina, será obra de poco tiempo relativamente, contar con un ejército de capacitados para intensificar lo que por hoy se efectúa a título de ensayo (MEN. 1937, p. 156. Doc. Nº 70).

La intención decidida del ámbito educativo rural venezolano con relación a la Educación Normal Rural comenzó con proyecto político gubernamental de cierta envergadura (Vega, 1949), que se sustentó en la formulación de un Decreto en el año 1935, el cual contemplaba tanto edificaciones como un estudio sistemático del proceso educativo que se pretendía desarrollar:

El Decreto Ejecutivo del 21 de diciembre de 1935 que ordena la construcción de 100 edificios para las escuelas rurales, la creación en 1936, de la Junta Nacional de Cooperación Cultural; el envío a Méjico, en el mismo año, de una Comisión de Maestros para estudiar su sistema de Educación Rural; la organización de un servicio especializado de Educación Rural en el Ministerio de Educación Nacional; de 10 Misiones Rurales Ambulantes y de las cuatro verdaderas escuelas rurales, en 1937 (Vega, 1949, p. 79).

Para octubre de 1938 (Gaceta Oficial, Nº 19 704. 22/10/1938, p. 2) se toma la decisión de ubicar la Escuela Normal Rural “El Mácaro” en una zona rural entre las ciudades de Maracay y Turmero, más cerca de esta última. Esto se debió a las facilidades de espacio para el cultivo y la cría y el ambiente agrario que caracterizaba los alrededores de la ciudad de Maracay para esa época (González-Baquero, 1962).

Sin embargo, la concreción de la iniciativa no bastaba con la intención del gobierno de López Contreras, sino que existía un problema estructural en las capacidades de enfrentar este reto. El de mayor importancia era precisamente que el país padecía la ausencia de personal profesionalmente preparado para dirigirla. Tampoco había experiencia previa como punto de partida, por lo cual los recursos humanos tanto directivos como para la función docente fueron obtenidos con el arribo al país, en el año 1938, de una misión educativa cubana perteneciente al sistema de educación cívico-militar del General Fulgencio Batista, donde desde hacía varios años venía ejerciéndose todo un programa de educación del campesinado. La misión cubana estaba presidida por Blanca Rosa Urquiaga. Todos estuvieron de acuerdo con el sitio seleccionado:

después de visitar de una Comisión Internacional para el Proyecto de Educación Rural acompañados por varios venezolanos entre los cuales mencionaremos a Zamora Alfaro y Rafael Pisani, y después de haber estudiado su condición ambiental, determinaron que era el sitio predilecto para el funcionamiento de la Normal Rural “El Mácaro”, siendo el Ministro de Educación para ese entonces el doctor Rafael Ernesto López, quien oficialmente decretó su funcionamiento en estas tierras turmereñas (Guzmán-Morillo, citado por Qüenza et al., 1999, p. 13).

En el desarrollo de esta normal rural, también se incorporó activamente el personal del Servicio de Educación Rural del Ministerio de Educación Nacional, en donde se encontraban pedagogos de relevancia en el país, entre ellos Luís Padrino, Flor González de Padrino, Miguel Suniaga, Mercedes Fermín, José Rafael Mena y Víctor M. Orozco, pertenecientes a la Sociedad Venezolana de Maestros de Instrucción Primaria (SVMIP), quienes enviaron al recién nombrado Ministro de Instrucción Pública, Dr. Ramón Ayala, en fecha 3 de enero de 1936, un memorando de 27 puntos donde señalaban las acciones gubernamentales necesarias a emprender para subsanar los graves defectos que adolecía la escuela primaria y la instrucción normalista. Varios de esos puntos explicitaban planteamientos operativos específicos en relación con la educación rural. Especialmente el punto 24 señalaba la necesidad de crear una Escuela Normal Rural:

4- Enviar maestros a los centros que se consideren más adelantados en materia de educación, con el fin de estudiar los planes de enseñanza modernos y su posible adaptación al país. 5- Traer al país pedagogos notables, de reconocida preparación, para dictar cursos de orientación. 6- Incrementar las escuelas rurales y establecerlas de acuerdo a las necesidades propias de cada región (…) 24- Creación de una escuela Normal Rural (Luque, 1999, pp. 108-109).

Filosofía educacional para la formación de los maestros rurales

La praxis educativa planteada en el período de formación de los maestros rurales involucraba la adquisición de conocimientos académicos y técnicos y el desarrollo de valores que abarcaban, durante el período de estudios, confraternidad y sentido de cooperación entre los alumnos en relación con las actividades prácticas agropecuarias, académicas y culturales, trabajo en y para la comunidad. Al egresar como maestros normalistas rurales se requería la consciencia de la labor patriótica que deberían ejercer en su profesión, en procura de la elevación del nivel de vida de las comunidades rurales y el fomento a la consolidación del régimen democrático. Todo ello enmarcado en las filosofías educativas prevalecientes a inicios del siglo XX, especialmente la denominada “Progresivismo”, cuyo ideólogo fue John Dewey, que derivó en diversas propuestas pedagógicas, que mantenían en común las proposiciones originales del filósofo (Taylhardat y Pacheco-Troconis, 2005).

La propuesta educativa que englobaba el pensamiento de Prieto-Figueroa se sustentó en el progresivismo y se denominó “Escuela Activa”, bajo el mismo concepto que partió de las escuelas nuevas que impulsaba el pedagogo Adolfo Ferriere, que refieren el avance educativo en tres etapas: la primera, el aprender con base en los juegos (por agrado); la segunda, promover la actividad constructiva aprendiendo por y no para el trabajo, y la tercera el fomento de la cooperación en el grupo escolar (Luque, 1999).

Es posible también, dado la contemporaneidad de otros educadores relevantes como Jorge Kerschensteinere (1854-1932) y Celestín Freinet (1896-1966) cuyos postulados relacionaban la importancia de la educación para el trabajo y más aun como lo sería en el caso de la formación de un maestro rural, el de aprender trabajando para enseñar a hacer, hayan sido un sustento importante para el desarrollo de una educación de esta naturaleza.

Particularmente Freinet, plantea una estrategia metodológica, donde señala explícitamente, que en una escuela ideal, deben existir cuatro talleres los cuales denominó “trabajo de base” y consistían en: 1-Trabajo Agrícola y cría de animales, 2-Herrería y carpintería, 3-Hilados, tejidos, costura, cocina, quehaceres domésticos, 4- Construcción, mecánica, comercio; y tres talleres para lo que denominó “actividad evolucionada” (1-Búsqueda, conocimiento, documentación, 2-Experimentación, 4-Creación, expresión y comunicación artística), cuyo propósito fundamental es el funcionamiento colectivo y producción colectiva asimismo, desarrolla y logra poner en práctica una organización escolar tipo cooperativista, con la participación de docentes y alumnos en las mismas condiciones (Rodríguez, 1995).

Conceptos pedagógicos como estos, aun cuando no fueron expuestos explícitamente, guiaron las estrategias metodológicas y la didáctica aplicada en la formación del maestro rural.

Comienzo de actividades de la Escuela Normal Rural “El Mácaro”

La primera cohorte que ingresó a “El Mácaro” estuvo formada

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