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Educacion en las normales


Enviado por   •  1 de Julio de 2018  •  Trabajos  •  4.868 Palabras (20 Páginas)  •  86 Visitas

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Capítulo 1. Recorrido de la investigación

En mi práctica como docente he podido darme cuenta del escaso valor curricular que damos a la asignatura de Educación Artística, reduciendo todo lo planteado en los planes de estudio a: la creación de manualidades o la preparación de números artísticos para festivales –bailables, canciones, poesías, etc.-

El intercambio de opiniones con otros maestros del mismo nivel educativo en el que laboro, aunado a lo vivido a través de mi formación docente y mi actual práctica profesional, me han llevado a pensar que la práctica educativa de la asignatura de artes en la escuela primaria está determinada por dos factores: las experiencias personales y los conocimientos académicos que los docentes hemos vivenciado y construido en relación al arte. Siendo esos dos factores los que nos llevan a significar de tal o cual forma lo plateado en los Planes y programas de Estudio de Educación Primaria, de ahí que el rol asumido por el docente y la significación de lo qué es el arte o para qué sirve, sean diversas.

Las reflexiones anteriores provocaron una serie de rupturas de mis propias concepciones sobre el quehacer docente en la Educación Artística. Razón por la que creo pertinente relatar mi experiencia como estudiante y luego como profesora con relación a el área de Artísticas -ya que de ambas experiencias derivaba mi visión de “artes”- antes de iniciar mis estudios de posgrado. En el transcurso de mi historia escolar, lo más cercano a las artes -en la educación primaria y secundaria- era los largos y cansados ensayos para los festivales, las complicadas manualidades para el día de la madre y mi corta participación en el coro de la escuela. Conforme avanzaban mis estudios académicos el arte parecía difuminarse del currículo escolarizado y así al llegar a la preparatoria dicha área de formación se redujo a dos palabras “Dibujo Artístico”, recuerdo que la materia era impartida por un profesor que también daba otra asignatura -que nada tenía que ver con arte-. Los alumnos éramos objeto de duras críticas y las comparaciones hechas por el profesor estaban a la orden del día, no había un programa o temas a seguir, únicamente se trataba de intentar reproducir la pintura en turno que el docente llevaba a la clase; situación que afianzo mi concepción de que arte se trataba de bailar, actuar o en ese caso pintar. Después de 4 años de formación docente en la Benemérita Escuela Nacional de Maestros -y más de 5 años de ser integrante de un espacio extra-curricular correspondiente a un taller de “danza folclórica” dentro de ésta misma institución- supe que cada acción a las cual yo llamaba “arte”, correspondía a un área: danza, música, artes visuales y teatro. En éste espacio académico, las clases de Educación Artística se centraron en dotarnos de lo que ellos llamaban “actividades artísticas” (canciones, coreografías, rondas, etc.) que más tarde reproduciríamos en nuestra práctica docente.

Intenté recordar si en alguna de las instituciones encargadas de mi formación académica experimente algo que me hiciera darme cuenta de que la materia de Educación Artística era más que una simple asignatura para pasar el tiempo. Lo cierto, es que en la mayor parte de las escuelas -donde transite- el arte ocupaba un segundo lugar en enseñanza y difusión. Y por tanto resultaba poco importante para los alumnos y maestros.

Durante mi práctica como docente pude darme cuenta de que la realidad educativa era bastante similar a la que había experimentado como estudiante, el arte seguía ocupando un lugar secundario, presente únicamente en eventos sociales –festivales- y con fines prácticos –manualidades o actividades de entretenimiento para el alumno-. Lo más interesante es que cada docente hacía uso de la Educación Artística de acuerdo a sus habilidades o destrezas, e incluso había quienes pasaban de largo y preferían omitir cualquier actividad artística por creerse poco hábiles o sencillamente porque preferían dar peso a otras asignaturas.

Antes de ingresar a la maestría me parecía que la educación artística era importante no podía imaginar a los niños sin bailar, cantar, dibujar, etc. Tampoco concebía el miedo de los docentes a enfrentarse a este tipo de experiencias, sólo sabía -por palabras de ellos mismos- que a lo que rehuían era a la posibilidad de hacer “el ridículo”.

Así que a los pocos meses de haberme incorporado a la Maestría, sin contar aún con la suficiente preparación consideré como proyecto de investigación “la implementación de un taller de sensibilización para docentes de primaria”, creía que al proponer actividades artísticas que los maestros podrían reproducir en sus aulas, cubriría las carencias que en materia de enseñanza de artes parecía haber en las aulas de educación primaria. No es sino hasta concluido el primer año de la maestría que me di cuenta de que mis propias concepciones de Arte habían limitado mi práctica docente. En aquel momento fui consciente de que mis clases de artes plásticas eran en realidad sesiones de un taller de manualidades, que lo que yo llamaba clase de música era la preparación del coro escolar para el himno nacional y que lo más cercano a la danza eran las coreografías a interpretar para el festival del 10 de mayo; hasta aquel momento entendí que lo único a lo que me había dedicado como profesora- durante el horario de Educación Artística- era a reproducir lo que había vivido como estudiante en la Benemérita Escuela Nacional de Maestros. Había formado una similitud entre la experiencia vivida como estudiante de licenciatura y la que correspondía a mi labor profesional como docente.

Para ese momento y después de algunas platicas con compañeros egresados y alumnos que cursaban en ese momento la licenciatura en la Escuela Nacional de Maestros, pude darme cuenta de que la verdadera dificultad se encontraba en: “la visión que tenemos la mayor parte de los docentes de primaria de la Educación Artística, de lo que es y para qué sirve y de cuál debe ser el rol que nos toca asumir dentro de esta asignatura como profesores de este nivel educativo”.

A partir de lo descrito hasta el momento, pude darme cuenta de que uno de los principales factores que limitan la visión del profesor de educación primaria respecto a las Artes, deriva de la formación como docente ya que durante ésta se gesta la concepción de lo que habrá de enseñar, cómo y para qué.

Inicialmente pensé que lo que se necesitaba era encontrar todos los argumentos posibles para demostrar que la formación de los docentes de educación primaria en el área de Educación Artística– que es lo que ocupa a la presente

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