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Ejemplo de Epistemología y educación


Enviado por   •  27 de Octubre de 2015  •  Ensayos  •  1.964 Palabras (8 Páginas)  •  436 Visitas

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Epistemología y educación

Desde el principio el hombre ha tenido la necesidad de comunicarse con sus semejantes y dar a conocer a los demás los saberes o conocimientos que ha asimilado. Una de las disciplinas filosóficas que aborda el conocimiento y cómo este se genera, es la Epistemología. De ahí la importancia de ahondar sobre esta y su relación en el campo educativo. Pues bien, en este breve ensayo se plantea una conceptualización de dicha disciplina y su vínculo con la educación, sobre todo en lo referente a la práctica docente.

Si se ahonda en el concepto de epistemología, del griego ἐπιστήμη (epistḗmē), "conocimiento", y λόγος (lógos), "estudio", se relaciona con el conocimiento de las ciencias o teoría del conocimiento, escudriña en cómo se genera y qué métodos se siguen para llegar a este, es decir, su función es analizar los preceptos que se emplean para justificar los datos científicos, considerando los factores sociales, psicológicos y hasta históricos que entran en juego.  Se preocupa por entender el conocimiento y trata de responder preguntas como: ¿qué es el conocimiento?, ¿cómo verificamos que un enunciado es verdad?, ¿cómo razonamos? Al respecto afirma Mario Bunge en el apartado “¿Qué es y para qué sirve la epistemología?”: “es la rama de la filosofía que estudia la investigación científica y su producto, el conocimiento científico”. (1997: 21) No es otra la función que cumple: analiza el proceso y el producto final.

Ahora bien, si la epistemología está relacionada con la ciencia, a esta la entendemos como un conjunto de conocimientos sistemáticamente estructurados y obtenidos mediante el método científico y que se puede dividir en ciencias naturales (se enfoca en aspectos físicos y su estudio se divide en materias como la biología, la física, la química y la geología) y ciencias sociales (su conocimiento es principalmente social y estudian el comportamiento y actividades humanas; como son la historia, la pedagogía, etc.). Con respecto a esta definición de ciencia Constantino Lascaris en su libro Fundamentos de Filosofía comenta: “(…) daremos de la ciencia una caracterización primaria: la Ciencia tiene que ser un saber sistemático o no es Ciencia; este saber sistemático es un saber enlazado, que consiste en unas afirmaciones, y éstas tienen que ser concatenadas entre sí”. (Lascaris, S. F.: 34)

Por lo expresado por Constantino toda ciencia, además de producir conocimiento, también debe, por medio de la aplicación del método científico, verificarlo en forma directa o indirecta sobre sus objetos. (Lascaris, S. F:36)

De esta manera, ya teniendo como base que por medio del método científico se  descubre el conocimiento y se hace ciencia en diferentes aspectos, es necesario mencionar que el conocimiento es un resultado antropológico que se ha generado a través de los años y de las diferentes formas de pensar, también es un proceso psíquico que existe o acontece en la mente del hombre y, por tanto, da razón del mundo exterior por medio de ella y de su estrecha relación con los sentidos, que son los medios por los cuales se conoce el mundo; de igual manera, el conocimiento es un producto colectivo social, ya que ocurre dentro de la sociedad y de manera en que todos los miembros de esta participan y cooperan con su generación, dando como resultado las teorías y conceptos de validez universal, la ciencia, cuya gestión y fundamento es con base en verdades.

Así pues, la labor de la epistemología es vasta y se vincula con las justificaciones que el ser humano puede encontrar a sus creencias y tipos de conocimiento, estudiando no sólo sus metodologías sino también sus causas, objetivos y elementos intrínsecos. En todo conocimiento entra en juego varios elementos que, sin estos, no sería posible producirse ese saber: el sujeto, el objeto, percepción y descripción – comunicación.

Una vez conceptualizado el término epistemología se procede a hacer una breve discusión acerca de los vínculos de la teoría del conocimiento y la educación, en especial con el acto educativo que desarrollan los docentes en las aulas.

En pleno desarrollo del siglo XXI, asistimos a un escenario en el cual la sociedad ha cambiado y exige derroteros muy diferentes a los planteados hace algunas décadas. Pareciera que los docentes y los directores, no todos por supuesto, olvidan que la visión del mundo es diferente, que gracias al desarrollo de las telecomunicaciones y las tecnologías, las naciones del mundo se han enrumbado hacia otro destino: la interconexión o globalización, el despliegue de información que avanza a pasos agigantados han permitido que las nuevas generaciones practiquen nuevas formas de vida, las relaciones interpersonales sean muy diferentes y tanta es la avalancha de conocimiento que se recibe que muchos seres humanos no saben qué hacer con eso, ni mucho menos cómo organizarla. De ahí, sea necesario que la educación se adecue a los nuevos tiempos y haya una apertura y responda a las demandas de esta sociedad a la que se le ha dado por llamarse “del conocimiento”. A propósito de la afirmación anterior José Sarramona en su libro Teoría del conocimiento argumenta:

“Como se afirma reiteradamente, estamos inmersos en una “sociedad del saber” o del conocimiento, lo cual tiene incidencia directa sobre la educación escolar, porque la escuela se ve obligada a compartir con otras instancias sociales la transmisión de los conocimientos”. (2000: 40)

Y prosigue su explicación cuando expresa: “En consecuencia, las actuales ordenaciones del sistema educativo suelen reconocer un nuevo papel a la escuela, que deja de ser monopolizadora del saber para convertirse en una institución que tiene que velar para: a) que el saber sea coherente, b) el sujeto tome posiciones personales y c) se prepare para aprovechar las diversas posibilidades informativas del medio social”. (Ibídem, 40)

En otras palabras, el docente ya no debe seguir con posturas anquilosadas de ser simplemente un transmisor de conocimiento sino debe estimular en sus estudiantes potencialidades para que estos desarrollen un pensamiento crítico, tome posturas ante el mundo conocido y ofrecerle las herramientas para que se inserte en el mundo en que está inscrito.

Es ahí, para retomar el hilo conductor de este texto, que la escuela como ente educativo debe desempeñar la función para la que fue creada: la de educar. Pero cuando hablo de educar, no me refiero a que el docente en cuatro paredes transmite conocimientos a los niños y jóvenes como si estos fueran los nuevos descubrimientos que ellos van hallar; no, todo lo contrario, están siendo tan bombardeados de información todos los días por otros medios de comunicación externos al centro educativo –a ese es el punto que quiere llegar José Sarramona – que ya los muchachos sienten inútil el quehacer educativo, no logran visualizar lo significativo de los aprendizajes recibidos.

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