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El maestro y su práctica docente

Magueee9 de Octubre de 2014

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EL MAESTRO Y SU PRÁCTICA DOCENTE

ENSAYO: Freire y Mills

INTRODUCCIÓN

Con el presente trabajo se pretende presentar puntos de vista acerca de las lecturas de Paulo Freire, de Wright Mills acerca de la concienciación, el cual es un proceso exclusivamente humano ya que como seres consientes están con el mundo, siendo capaces de transformarlo, al captar y expresar la realidad en su leguaje creativo, pues reflexiona acerca de la vida dentro del territorio (su trabajo, la historia, la cultura), que conduce al despliegue de una acción transformadora. Cuando establecemos metas, somos capaces de valorar los resultados de sus acciones antes de iniciar la acción propuesta, es decir, los hombres son seres que proyectan. El hombre es el “arquitecto que crea su estructura en la imaginación antes de erigirse en la realidad”.

Cabe señalar que el carácter reflexivo y finalista de las relaciones del hombre no sería posible si estas no se produjeran en un contexto histórico-cultural.

DESARROLLO

Existencia en y con el mundo. A diferencia de los hombres, los animales simplemente están en el mundo, y son capaces de objetivarse a sí mismo o al mundo. Los hombres por el contrario, pueden superar esta adherencia y trascender el mero ser en el mundo, añaden a la vida que poseen, la existencia que construyen de ellos mismos. Por lo tanto existir es un modo de vida propio del ser que es capaz de transformar, de producir, de decidir, de crear y comunicarse. Para los hombres, en tantos seres de praxis, transformar al mundo es humanizarlo. Solo el hombre trabaja.

La acción es trabajo, no en función del mayor o menor esfuerzo físico empleado por el organismo que actúa, sino por la conciencia que posee el sujeto de su propio esfuerzo, su posibilidad de programar la acción.

Los hombres a diferencia de otros seres, tenemos la cualidad de percatarnos de las consecuencias que generan nuestras acciones, que corresponde al trabajo, el cual se hace para la transformación, la humanización o deshumanización.

La conciencia del hombre alcanza varios niveles en el contexto de la realidad histórico-cultural. Para entenderlos debemos concebir dicha realidad como una superestructura en relación a una infraestructura. La cultura del silencio es el resultado de las relaciones estructurales entre dominados y los dominadores. La acción de la sociedad metropolitana sobre la sociedad dependiente tiene un carácter directivo, mientras que la acción de la sociedad-objeto, ya se trate de una respuesta o de una iniciativa, tiene un carácter dependiente. La sociedad dependiente es, por definición una sociedad silenciosa. Su voz no es auténtica, sino el mero eco de la voz de la metrópolis.

Solo cuando los miembros de una sociedad dependiente se desprenden de la cultura del silencio y acceden a su derecho de hablar puede una sociedad de este tipo, como un conjunto, dejar de permanecer en silencio respecto a la sociedad rectora.

Los niveles de conciencia tienen su base en el modo en que la sociedades interactúan, en este caso se habla sobre una generalización de las sociedades cerradas, las cuales se dividen en dominantes y dominados. Es de esta interacción en la cual los dominados sufren por cambios sociales los cuales les disgustan, rompen su silencio, y ahí es donde surgen los niveles de conciencia.

1. Conciencia semiintransitiva:

Típica de las estructuras cerradas, los hombres que se encuentran en este nivel, carecen de una percepción estructural; que se reformula permanentemente a partir de la realidad concreta en la aprehensión de los hechos y las situaciones problemáticas. Es obvio que sus acciones no están orientadas a la transformación de la realidad, sino hacia aquellos seres superiores responsables de esa problemática situación, o hacia aquella supuesta incapacidad.

Lo importante es que una vez que las rupturas comienzan a aparecer en la estructura, y una vez que las sociedades entran en un periodo de transición, empiezan a manifestarse los primeros movimientos de emergencia de hasta entonces sumergidas y silenciosas masas. No obstante, dentro de las mismas, el fenómeno de las clases emergentes fuerza a las elites de poder a experimentar nuevas formas de mantener a las masas en silencio.

La conciencia semiintransitiva se podría sintetizar como la percepción de la vida de manera supersticiosa, en la cual se culpa de las situaciones a cosas inexistentes para autosatisfacer la frustración. Cuando se supera este tipo de conciencia, la sociedad dominada se convierte en un movimiento de las masas que rompen el silencio, y es aquí donde el proceso de transformación es viable. Ante esto la sociedad dominante trata de acallar a las masas de nuevas maneras, generalmente agresivas.

1. En la conciencia ingenua transitiva:

La diferencia cualitativa entre conciencia semiintransitiva y conciencia ingenua transitiva se puede explicar a través del fenómeno de emergencia debido a transformaciones estructurales en la sociedad, no hay fronteras rígidamente definidas entre momentos históricos. La conciencia transitiva emerge como conciencia ingenua, tan sometida como la primera. No obstante, se encuentra ahora indudablemente más dispuesta a percibir el origen de su ambigua existencia en las condiciones objetivas de la sociedad. La aparición de la conciencia popular implica, si no la superación de la cultura del silencio, cuando menos la presencia de las masas en el proceso histórico que presiona a la elite en el poder. Surgió un nuevo tipo de liderazgo para mediar entre las elites de poder y las masas emergentes: el liderazgo populista. De carácter manipulador.

La manipulación política acelera paradójicamente el proceso mediante el cual el pueblo descubre la realidad. Esta paradoja resume el carácter ambiguo del populismo: es manipulador, pero al mismo tiempo es un factor de la movilización democrática. La aparición de las masas populares prepara el camino para que las masas tomen conciencia de su estado dependiente.

Cabe aclarar que la conciencia ingenua transitiva, no se desprende de la semiintransitiva, solo se abre a la realidad de la problemática en la que se encuentra en ese momento. En esta etapa, se crea la el populismo, del cual surgen lideres los cuales aceleran el proceso de concienciación y dependencia de los dominadores.

3. Respuestas Políticas a una nueva conciencia:

Las sociedades que se encuentran en esta fase histórica, que no puede entenderse fuera de la comprensión crítica de la totalidad de la que forman parte, viven en un clima de prerrevolución cuya contradicción dialéctica es el golpe de estado. Las “aperturas” de la nueva fase de transición tienen su semántica propia. Estas aperturas no significan un retorno a lo que fue, sino una toma y daca dentro del juego de acomodaciones exigido por la ideología dominante. La nueva fase de la transición desafía a las fuerzas populares para que encuentren una forma de proceder enteramente nueva, de sus actuaciones en el periodo anterior, cuando luchaban con las fuerzas que esos golpes de estado llevaron al poder.

La reacción del estado ante los violentos golpes de estado, es la generación de nuevas formas de solucionar los problemas de la sociedad popular. Así el gobierno ofrece estas “aperturas”, para llegar a un acuerdo sin la necesidad de violencia.

4. Acción cultural y revolución cultural:

En la medida en que la verdadera utopía implica la denuncia de una realidad injusta y la proclamación de un pre-proyecto, el liderazgo revolucionario no puede: a) denunciar la realidad sin conocerla; b) proclamar una nueva realidad sin disponer de un borrador de proyecto que, aunque surge de la denuncia, solo se convierte en proyecto viable en praxis. c) Conocer la realidad sin contar tanto con el pueblo como con hechos objetitos que sean fuente de ese conocimiento; d) Denunciar y proclamar por sí mismo; e) Elaborar nuevos mitos a partir de la denuncia y la anunciación; ambas deben ser anti ideologías en la medida en que son el resultado de un conocimiento científico de la realidad; f) Renunciar a la comunicación con el pueblo, no solo durante el periodo que se extiende entre la dialéctica de la denuncia y la anunciación y la concreción de un proyecto viable, sino también en el mismo acto de otorgar realidad concreta al proyecto.

La utopía revolucionaria tiende a ser dinámica más que estática. La derecha, en su rigidez, prefiere lo estático a lo dinámico. Los revolucionarios deben dar prueba de su respeto por el pueblo, de que creen y confían en él. El proyecto revolucionario lucha contra estructuras opresivas y deshumanizadoras.

Su rol consiste en buscar los medios más eficientes y viables de ayudar al pueblo a moverse desde los niveles de conciencia semiintransitiva o transitiva ingenua, al nivel de conciencia crítica.

El rol continuo de concienciación. Existen 2 direcciones posibles para la conciencia popular transitiva. La primera es evolucionar desde un estado de conciencia ingenuo hasta el nivel de conciencia crítica. La segunda es la distorsión del estado transitivo de conciencia según una modalidad

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