Ensayo Final Entorno A La Hipótesis Hidráulica De K. A. Wittfogel
onex17 de Febrero de 2013
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Trabajo: Ensayo final entorno a la Hipótesis Hidráulica de K. A. Wittfogel
Onésimo Chávez López
CONTENIDO: * Introducción, * Teorías vinculadas al ensayo e interrogantes en torno a la hipótesis, * Conclusión, * Referencias citadas
Introducción
El agua es objeto de reflexión de diferentes disciplinas que van desde la antropología social e histórica hasta la arqueología, pasando por la geología, la economía y la historia del arte. Dice González Alcantud (1995) que temas como los derivados de los sistemas tradicionales de riego, el lugar del agua en las cosmovisiones, la mitología, la cuantificación del agua como fuerza económica, su incidencia en la conformación del paisaje agrario, los conflictos a propósito de su empleo, la hidráulica, el empleo de las fuentes de agua como proyecto higiénico, las catástrofes ocasionadas por la crecida de los ríos, las sequías y un largo etcétera, son temas de agua.
Para caso del presente ensayo pretendemos realizar un trabajo que contextualice las implicaciones de la “hipótesis hidráulica” de Karl. A. Wittfogel en su libro de 1957: Despotismo oriental; la obra cobra sentido ya que describe como se da una relación causal entre gran obra hidráulica y Estado administrador despótico, este estudio arrojo un gran debate entre los investigadores que simpatizaban con la propuesta analizando casos de Mesoamérica y el área andina (Palerm , 1972; Palerm y Wolf, 1992), con aquellos que tachaban dicha propuesta como falsa en los estudios de caso de Estados Unidos y España (González Alcantud y Malpica Cuello, 1995, y Lipsett-Rivera, 1999), y de aquellos que manifiestan su crítica a la obra mediante ejemplificaciones en estudios de comunidades regantes organizadas sin la presencia del estado. (Maas y Anderson 1976).
Así mismo, se hace mención brevemente de las inquietudes que tienen que ver con las implicaciones que envuelven la hipótesis de Wittfogel entre aquellos investigadores que aplicaron o concuerdan con dicha afirmación para el estudio de las grandes civilizaciones asociadas a los márgenes de Río Éufrates y Tigris en la Mesopotamia, del Río Nilo en Egipto y de los asentamientos urbanos en la época prehispánica.
Teorías vinculadas al ensayo
En la tesis de Wittfogel (1966) y la propuesta de “revolución urbana” de Childe (1954, s/f), señalan a la agricultura de riego como base de la producción de excedentes y de la capacidad de coerción para llevar a cabo la producción de dichos excedentes; esta situación motivo a simpatizantes y opositores de la teoría a realizar investigaciones en torno a las grandes civilizaciones prehispánicas y otras modos de organización vinculadas al sistema de regadío; para el primer grupo de investigadores se concretaron a fincar sus estudios teniendo como base la hipótesis hidráulica y la agricultura de regadío para la generación de excedentes, lo cual según sus resultados daba lugar a una organización despótica que manejaba mano de obra en grandes cantidades para la construcción de asentamientos humanos, pirámides, canales, acueductos y demás obras monumentales (Palerm, 1992; Armillas et al., 1956 y Millon, 1957).
Para otros investigadores, la propuesta de Wittfogel no fue del todo aceptada y se dedicaron a generar investigación para demostrar la falsedad de la hipótesis hidráulica, a revelar que los muy diversos sistemas de regadío no tienen que estar asociados necesariamente a una administración por el Estado. Dichos estudios se ejemplifican en el análisis de casos de estudio de comunidades regantes con sus propias organizaciones autogestivas para la administración de sistemas de riego; y demuestran la capacidad autogestiva de los regantes para administrar sistemas de riego en el libro de (Maass y Anderson...and the desert shall rejoice, en 1976). Dicha obra muestra la dinámica comunitaria en la organización de los sistemas de riego, en 7 estudios de caso en España y Estados Unidos en el que se plantea que: a) la organización para el regadío de estos regantes tiene una administración democrática, b) que la organización es cohesiva y el individuo se somete a la colectividad, y c) que el regadío es inevitablemente fuente de conflicto y que la organización sustentable se antoja como una alternativa para su contención.
Así mismo tenemos que en estudios realizados en la (Academia Mexicana de Ciencias, México, 2004, en un apartado de la capacidad autogestiva para la administración de sistemas de riego: la teoría y problemáticas externas de Jacinta Palerm Viqueira y otros) presentan un cuadro donde muestran diversos estudios que han puesto a prueba la “hipótesis hidráulica” y revela que en cuanto a la operación de los sistemas de riego, no es necesario la intervención del estado, sino mas bien, éstos son operados por los usuarios mismos.
Describen, también que la ausencia del estado no implica la ausencia de autoridad, sino que los usuarios tienen la capacidad de nombrar a sus propias autoridades y establecer normativas de manera democrática a fin de establecer derechos y obligaciones y también la de hacer frente al estado u otros organismos por situaciones que trasgredan sus intereses.
Así mismo se revela que es a través de la organización como se realizan tareas de construcción, conservación y reparto de agua de los sistemas de riego lo cual implica necesariamente una gran cohesión social que en ocasiones derivan situaciones de conflicto, ya sea bajo el sistema estatal o el de los regantes; de las obras que mas citan en este análisis se encuentran: Maass y Anderson, 1976, Millon, 1997 y Mitchell, 1975.
Quizás desde mi opinión, lo importante de la obra es resaltar ¿Cómo y porque se considera que existe una relación entre el agua, la sociedad y el poder?
Una idea que me convence y que considero importante es que el desarrollo de las grandes civilizaciones se inició en las zonas áridas y semiáridas y que ello fue posible por los sistemas de irrigación a ellos asociados, para ello se menciona a la Mesopotamia en los alrededores del Éufrates y el Tigris y el de Egipto con el Nilo.
El trabajo de Wittfogel, que se toma como un clásico y referencia obligada para cualquier análisis que incluya las obras hidráulicas, el desarrollo de las sociedades y el poder, intenta esbozar una serie de estadíos que conducen a las “sociedades hidráulicas” o “culturas hidráulicas”. El eje del análisis del autor está puesto en el poder y el agua, principalmente en las sociedades Orientales (China e India), en el debate teórico con los economistas sobre el modo asiático de producción’, y finalmente en un fuerte marco conceptual sobre el despotismo, la libertad y la democracia.
A fin de esclarecer las implicaciones del trabajo de K. A. Witfogel plateamos el siguiente cuestionamiento
¿Qué implicaciones tiene la relación causal entre gran obra hidráulica y Estado administrador despótico?
A fin de contestar esta interrogante es preciso citar a Wittfogel al afirmar que: “El hombre primitivo ha conocido regiones deficitarias de agua desde tiempo inmemorial; pero mientras dependía de la caza, recolección y pesca tenía pocas necesidades de un control planificado del agua. Sólo después que aprendió a utilizar los procesos reproductivos de la vida de las plantas empezó realmente a apreciar las posibilidades agrícolas de las zonas secas, que contenían fuentes de agua distintas de la lluvia. Solamente entonces empezó a manipular las cualidades recientemente descubiertas de los antiguos lugares mediante un cultivo con riego a pequeña escala (hidroagricultura) y, a gran escala y dirigida por el gobierno (agricultura hidráulica). Sólo entonces surgió la oportunidad de que aparecieran patrones despóticos de gobierno y sociedad”.
El autor aclara el sentido con el que prefiere el uso de “sociedad hidráulica” o “cultura hidráulica”. Considera que estos términos son del mismo orden que los de “sociedad feudal” o “sociedad industrial”. Y agrega “nos permite, sin un razonamiento circunstancial, incluir en nuestra investigación las culturas agrarias superiores de América prehispánica, así como ciertos paralelos hidráulicos en las áreas este-africanas y pacíficas, especialmente Hawai. Destacando el papel predominante del gobierno, el término ‘hidráulico’, como yo lo defino, llama la atención sobre el carácter agroadministrativo y agroburocrático de estas civilizaciones”.
En el intento por comprender el trabajo de Wittfogel pueden llevarnos a interpretaciones erróneas; sin embargo, podemos rescatar que en ningún momento afirma que el desarrollo de las administraciones de las grandes áreas de regadío y otras obras hidráulicas lleve necesariamente a un orden social hidráulico. Sí afirma que generan la oportunidad para patrones despóticos de gobierno y sociedad. Ejemplifica con las obras hidráulicas de la llanura del Po, de Venecia, y de Holanda que modificaron fuertemente el ambiente sin desarrollar sistemas hidráulicos de gobierno y propiedad. Y agrega: “De este modo, demasiada agua o demasiado poca no lleva necesariamente al control gubernamental del agua; ni el control gubernamental del agua implica necesariamente métodos despóticos de estatismo. El hombre sólo se mueve, reaccionando específicamente frente al paisaje deficitario de agua, hacia un orden de vida específicamente hidráulico por encima del nivel de una economía de subsistencia extractora, más allá de la influencia de fuertes centros de agricultura
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