Fundamentos De La Gestión Del Conocimiento
19672722 de Enero de 2014
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FUNDAMENTOS DE LA GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO
1.1 De la sociedad de la Información a la del conocimiento y el aprendizaje.
Hacia la mitad del siglo XX, Estados Unidos tenía más del 50% del PBI (producto bruto interno) mundial. La demanda de productos estadounidenses en el país y en el exterior era tan grande que prácticamente cualquier producto podía encontrar un mercado. Hoy, la participación de Estados Unidos en el producto bruto interno mundial es de aproximadamente el 18 %. Aunque la "torta" es mucho más grande de lo que era, las empresas estadounidenses ya no dominan el mercado mundial. Existe una feroz competencia internacional por cada dólar de ganancia marginal. Una economía unificada, rápidamente globalizada por mejores comunicaciones y medios de transporte ofrece a los consumidores una opción de bienes y servicios sin precedentes y un desfile interminable de nuevas y mejores ofertas de compañías globales.
Las empresas ya no pueden pretender que los productos y prácticas que antes las hicieron exitosas las mantengan viables en el futuro. Las presiones por la fijación de precios no permiten una producción ineficaz. El tiempo del ciclo de desarrollo de productos nuevos y de su incorporación al mercado es cada vez más acotado. Las empresas ahora necesitan calidad, valor, servicio, innovación y velocidad para llegar al mercado y triunfar en los negocios, y estos factores se tornarán aun más críticos en el futuro.
Se hace más evidente en la década de los ´90, como las organizaciones se han visto sometidas a un gran número de cambios provocados por la tecnología, la ciencia y la política. Los mercados han cambiado y se ha incrementado la competencia. Han desaparecido viejas reglas y han surgido otras. Los usuarios o clientes se han vuelto más exigentes, sobre todo en términos de flexibilidad, rapidez y calidad. Muchas organizaciones se han visto compulsadas a realizar cambios en la forma en que gerencian sus actividades.
Por todas partes vemos surgir los síntomas de esta transformación:
1 El incremento en la cantidad de trabajadores que solo trabajan con información.
2 El incremento del valor del conocimiento incorporado en la estructura de los costos y los precios.
3 La competencia por "diferenciación de productos" más que por escala y precio.
4 El acortamiento del tiempo de obsolescencia de los productos, que desplaza la competitividad hacia la capacidad de innovación.
5 El crecimiento exponencial del depósito de patentes y los litigios sobre patentes.
6 El incremento de las transacciones económicas sobre "activos intangibles".
Las empresas industriales que alguna vez fueron tradicionales se distinguen de sus competidores mediante la oferta de productos "inteligentes" que van desde máquinas de planificación automática hasta automóviles que detectan los hábitos del conductor y se adaptan a estos.
El turismo como sector impulsor de las nuevas economías globalizadas no está ajeno a todos estos cambios, e incluso fenómenos mundiales lo han afectado como: las guerras, el aumento en los precios del petróleo, el auge de tecnologías de información y comunicación y la aparición de un cliente que difiere mucho del de la década de los 80 o 90.
Comprender mejor la situación del sector turístico y sus aportaciones a la economía de cada país es necesario para poder subsistir en este entorno cambiante donde los ciclos de vida de los productos se vuelven obsoletos en menos de un mes. Una de las herramientas que más peso tiene dentro de este estudio es la administración del conocimiento pues proporciona las ventajas competitivas necesarias que añaden valor agregado al producto.
Para ello, es necesario que las entidades encargadas del desarrollo turístico de una región adopten una filosofía y una forma de entender los profundos cambios que se están produciendo, tanto en los aspectos micros como macroeconómicos, basados en una adecuada e imprescindible gestión del conocimiento.
Estos cambios y presiones hacen que el conocimiento sea vital para las organizaciones. Como afirma James Brian Quinn, los intangibles que agregan valor a la mayoría de los productos y servicios se basan en el conocimiento: conocimiento técnico adquirido, diseño de productos, presentación de marketing, interpretación de los deseos del cliente, creatividad personal e innovación.
El conocimiento como recurso económico tiene rasgos semejantes a otros recursos como la materia prima, la fuerza de trabajo y los bienes de capital. El conocimiento tiene un costo, y no es barato. Si se tiene en cuenta que en muchos países desarrollados el sistema educacional absorbe aproximadamente 10% del Producto Interno Bruto (PIB), que las empresas gastan otro 5% del PIB en capacitación, y que otro 3-5% se emplea en Investigación-Desarrollo, se concluye que las economías más avanzadas invierten hoy la quinta parte de su PIB en producir y diseminar conocimiento, lo cual es más de lo que esas mismas economías invierten en la formación de capital tradicional (Drucker, 1994).
Ingenua o intencionalmente la literatura sobre el tema se concentra en el volumen y velocidad de circulación del conocimiento. Pareciera que es suficiente conectarse a Internet con suficiente ancho de banda para impulsar el desarrollo socioeconómico.
Es cierto que asistimos a una explosión sin precedentes de la información: Hay cientos de millones de computadoras personales en el mundo, cada año se depositan 1 millón de patentes y se publican 2 millones de artículos científicos; y se estima que hay más de 400 millones de usuarios de Internet. Alguien calculó que al ritmo de publicación actual, si se ponen los libros publicados uno junto a otro en fila, habrá que moverse a 150 Km. /h para seguir el extremo de la fila. Y aún pudiéramos añadir otras cifras y cálculos, cada cual más impresionante (Castro Díaz -Balar y Pérez, 2000).
Hay mucho conocimiento circulando y habrá más. Pero ahí no está lo esencial. La circulación de conocimientos, al igual que la circulación de mercancías, no crea valor. Los cambios esenciales están en que el conocimiento está siendo generado de manera diferente, y está siendo apropiado de manera diferente. El proceso de generación de conocimientos ha estado transformándose a lo largo de todo el siglo XX.
Los miembros de las organizaciones siempre han buscado, usado y valorado el conocimiento, por lo menos implícitamente. Las empresas contratan más por la experiencia que por la inteligencia o la educación debido a que entienden el valor del conocimiento que se ha ido desarrollando y demostrando con el paso del tiempo. Los gerentes que adoptan decisiones difíciles posiblemente recurran a las personas que respetan y cuyo conocimiento aprovechan en vez buscar información en las bases de datos. Estudios realizados han demostrado que los gerentes obtienen los dos tercios de su información en reuniones personales o conversaciones telefónicas. Solo un tercio proviene de documentos. En las organizaciones, la mayoría de las personas solo consulta a unos pocos miembros expertos cuando necesita consejo experto sobre algún tema específico. El conocimiento no es nada nuevo.
Sin embargo, el reconocimiento explícito del conocimiento como un activo corporativo es algo nuevo, ya que implica entender la necesidad de gestionarlo y dedicarle la misma atención que se presta a obtener rédito de otros activos más tangibles. La necesidad de obtener lo máximo del conocimiento institucional, de obtener la mayor ventaja posible del mismo, es hoy mayor que en el pasado.
Sin embargo, no es fácil enfrentarse a un concepto como “conocimiento”. Muchas personas se hacen preguntas acerca de cuál es su papel en su organización. Las preguntas varían de enfoque: algunas tienen una orientación estratégica, otras van hacia lo operacional:
1 ¿Qué tipo de conocimiento tenemos en la organización? ¿Quién más lo posee? ¿Cuál es el conocimiento que ofrece oportunidades para desarrollar nuevos productos en plazos cortos? ¿Existe dentro de la organización, el conocimiento que permita cambiar el mercado a largo plazo?
2 ¿Cuáles áreas de conocimiento deben ser desarrolladas en el futuro cercano? ¿Cuáles deben ser desarrolladas por nuestra organización y cuáles desarrollarán otras organizaciones? ¿Cuál será el conocimiento dominante en el mercado en los próximos años en forma de productos y servicios?
3 ¿Cómo se va a desarrollar este nuevo conocimiento? ¿Podrán organizarse cursos de adiestramiento? ¿Quién podrá desarrollar el conocimiento dentro de la organización?
4 ¿Cómo puede transferirse mejor el conocimiento existente a los colegas y nuevos trabajadores? ¿Cómo podemos hacer el conocimiento más accesible hacia otros en la organización? ¿Cómo documentar nuestro propio conocimiento a fin de poder usarlo posteriormente?
Todas estas preguntas tienen que ver con la forma en que se organiza y dirige el desarrollo y aplicación del conocimiento en una organización.
Davenport y Prusak (2001) abordan estos enfoques dejando muy claras determinadas fronteras a tener en cuenta. Así dicen: “el conocimiento no es datos ni información, aunque se relaciona con ambos y a menudo las diferencias entre estos términos es una cuestión de grado”. Precisan: “la confusión acerca de qué son los datos, la información y el conocimiento –en que difieren, qué significan estas palabras—ha dado como resultado inversiones inmensas en iniciativas tecnológicas que pocas veces han devuelto lo que necesitaban o pensaban obtener las empresas que invirtieron el dinero”… “entonces, por
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