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La Discriminacion En Le Peru


Enviado por   •  30 de Noviembre de 2014  •  1.534 Palabras (7 Páginas)  •  608 Visitas

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La Esperanza

¿Sientes que todo está perdido en tu vida?, ¿Crees que Dios está contigo? Si crees que todo está perdido, pinta tu cielo de ilusiones con el pincel de la fe porque todo es posible si puedes creer y jamás olvides que Dios está contigo. El objetivo de este ensayo es mostrar cómo la esperanza es un factor que coadyuvó a que un hombre surgiera, a pesar de las dificultades que tuvo que afrontar en su vida desde pequeño. A continuación se presentarán los argumentos que lo corrobora y que revelan que Carlos José, protagonista de la obra El hombre que escapó de su jaula, siempre mantuvo la esperanza.

«La vida está hecha de millones de momentos, buenos y malos, vividos de mil maneras diferentes. Algunos, buscan amor, paz, armonía, comprensión. Otros sobreviven día a día, semana a semana, mes a mes, y de año a año. La vida debería disfrutarse a plenitud día a día. Ya que, cada día es nuevo, y tenemos la oportunidad de llevar a cabo todo lo posible para lograr nuestros más anhelados sueños» (Recuperado el 16 de Noviembre, de www.reflexionesparatiyparami.com). Carlos José, protagonista de la obra, “El hombre que escapó de su jaula” del autor Gabriel Niezen Matos, es un claro ejemplo de cómo no perder la esperanza contribuyó a enfrentar de la mejor manera las vicisitudes que tuvo durante toda su vida.

Ante una enfermedad de difícil recuperación, Carlos José vivió una infancia llena de limitaciones al lado de una madre que lo sostuvo en el camino y le enseñó, desde muy pequeño, lo que es la esperanza. Él padecía de escoliosis, una desviación en su columna vertebral que le privaba de realizar actividades que impliquen esfuerzos corporales, lo cual no le permitió vivir como otros niños. Es decir, no pudo correr por las calles, esperar una pelota como regalo en navidad, calzar zapatos de fútbol, montar en bicicleta, menos intentar correr en patines. Ser así hizo que se convirtiera en un niño solitario y de alguna manera marginal. Esa condición, le permitió explotar sus habilidades en la lectura, armado de rompecabezas y desarrollo de juegos de artificio. Por otro lado, su madre era una mujer creyente y muy caritativa, siempre tenía palabras de ánimo y las manos abiertas para ayudar. Carlos José recibió su soporte en todo momento, quien llevada por su fe, lo condujo a la Clínica San Juan de Dios para que reciba un tratamiento más efectivo.

Desde que tuvo razón se dio cuenta que, a pesar de su dificultad pudo encontrar diversión en cosas sencillas, como él mismo cita:

«Así transcurrí mis primeros años, sorteando frustraciones, acomodándome a la situación. Pronto descubrí que podría entretenerme mirando con lupa el hormiguero de mi jardín, el pistilo de las flores, la nervadura de las hojas, la rugosidad de los tallos, la estructura de las plantas.

Cuando mi tío Ismael me obsequió una bicicleta debí aceptar que no podía montarla, de modo que para conducirla buscaba un amigo que pedaleara mientras yo, sentado en el tubo, la dirigía. Así me di el gusto de manejar mi propia bicicleta.

Cuando asistí al colegio, noté la curiosidad que provocaba a mis compañeros. Me observaban de frente, de reojo, de costado, de espalda. Era una especie rara para ellos. Nunca antes vieron un niño como yo. Pero después, vencida la sorpresa, cuando me tomaron confianza, soporté sus bromas pesadas, sus insultos no tan inocentes, sus insinuaciones, sus torpes comentarios. Los sobrenombres fueron feroces pero la verdad, había superado situaciones similares con mis amigos del barrio, aprendí a sobrellevar el disgusto y a no prestarle atención al asunto» (Pág.13-14).

Durante su adolescencia, al protagonista se le presentaron muchas situaciones, a pesar de tales adversidades pudo sobresalir gracias a las grandes amistades que tuvo a su alrededor durante toda su adolescencia, quienes lo estuvieron apoyando y motivando para que no se diera por vencido. Uno de ellos «Negro» Arizaga, quien siendo su primer amigo desde colegio lo cuidaba y lo defendía, fue el primero en visitarlo al hospital obsequiándole una caja de chocolates, ya que él sabía que le gustaban. También estuvo su mamá que lo visitaba todos los días y su padre; a pesar de que a él no le gustara que vayan a verlo seguido porque le incomodaba que lo vean en la situación en la que encontraba, pero su padre entendía por ende no iba muy seguido a verlo. Por otro lado estuvo su padrino, cuando este personaje sintió que ya no había esperanza, su padrino es el que lo motiva y lo empuja a valorar sus potencialidades adquiridas, gracias a su cerebro subdesarrollado, asimismo; lo ayuda a reforzar su identidad única, para aceptarse

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