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La Falta De Interés Numérico En Los jóvenes

AbrilGaona18 de Noviembre de 2013

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La falta de interés numérico en los jóvenes

La matemática es la ciencia del orden y la medida,

De bellas cadenas de razonamientos, todos sencillos y fáciles.

René Descartes (1596-1650) Filósofo y matemático francés.

En este trabajo, encontraremos la problemática que agobia a los jóvenes en relación a las matemáticas, a los factores que están involucrados y envuelven al alumno en un estado de confort, del cual tenemos que ayudar a salir de el, ya que para él es muy sencillo ingresar a las páginas de internet, copiar y pegar. Desplazando totalmente el hecho de tomar un libro, buscar la información deseada y porque no una información extra a la materia que les llame la atención, pero hoy en día con solo ver un libro ya se aburrieron. Por estos puntos hay que ayudarlos a ser alumnos que busquen su propio conocimiento, que sean autodidactas ya que no todo se lo puede proporcionar el docente. Como todo ser viviente tenemos un inicio, como un pequeño grano de arena que se va juntando hasta llegar a ser una playa, así es la bella historia de las matemáticas. La curiosidad de uno despertó la curiosidad de otro y así sucesivamente hasta que en conjunto fueron logrando darle sentido, armonía, sinfonía, a los números; quienes a su vez se fueron desarrollando hasta lograr este conjunto de símbolos, formulas, composiciones, conjuntos matemáticos. Veamos pues como se desarrollo esta bella historia.

Heródoto. “Historia, significa, por ejemplo, la exploración de mundos extraños, singulares y misteriosos.” Cuando nos remontamos en medio del misticismo de nuestro origen, en los primeros pueblos primitivos, surgen en el ser humano la curiosidad, la idea, la necesidad de saber qué es lo existe en su entorno, de tal forma que va construyendo paso a paso los números primitivos con lo que la naturaleza le brinda, con las noches oscuras que pasan y nunca tienen fin, con los días claros, con las perdidas, con los animales que poco a poco va domesticando. Todo lo que le rodea le da pie a buscar, a no quedarse con lo poco que sabe, busca y encuentra. Estos hechos van satisfaciendo su necesidad de saber cuánto tienen en su poder, ordenar, expresar medidas, efectuar cálculos matemáticos, de acuerdo a su etepa. Cuando se vuelven sedentarios, los hombres utilizaron los dedos, como primeros números, marcas en troncos, nudos, piedras entre otras alternativas.

Con el paso del tiempo su necesidad fue en aumento de tal forma que necesitaban representar números cada vez mayores y tuvieron que inventar símbolos adecuados. De esta manera nuestros antepasados nos heredaron lo más bello, lo que nos sirve de base para cada paso de nuestra vida, de los inventos, hasta nuestra respiración está basada en los números. Esta es nuestra historia.

¿Por qué los jóvenes no desarrollan esta necesidad y curiosidad por nuestra historia? ¿Por nuestro origen?. Nos dice Graham Greene. “Nacemos humanos pero eso no basta: tenemos también que llegar hacerlo”. A los niños y jóvenes los tenemos que guiar para que puedan desarrollarse en el vientre de la sociedad, una sociedad, que a mi parecer tiene la obligación de ver y procurar el crecimiento y desarrollo de sus nuevos hijos que le darán en un futuro un desarrollo, un cambio, un todo. Jerome Brumer: “La incapacidad de los primates no humanos para describir ignorancia o falsas creencias a sus jóvenes puede explicar su ausencia de esfuerzos pedagógicos, porque solo cuando se reconocen esos estados se intenta corregir la deficiencia por medio de la demostración, la explicación o la discusión…” La falta de interés por los chicos de demostrar el porqué de las cosas se basa en la forma y manera en que se les educa y enseña. Desde que estamos en el vientre materno se nos está educando, si la madre le enseña al feto lo bello de la vida, la música, la lectura, entre otros. El podrá recordarlo y disfrutarlo al momento de su llegada al mundo.

El primer proceso educativo que se les da a los jóvenes es informal, cuando la educación la residen directamente de los padres y sus valores. El segundo proceso de educación es la formal, la que se reside por porte de la sociedad, los maestros, el estado. He aquí el inicio de mi problema. Ya que de estas dos formas que recibimos surge el interés por aprender o el desinterés. En el primer proceso educativo los padres tienen que sembrar, fomentar el amor por el estudio, hay que recordar que los niños reproducen lo que ven en casa, si el chico ve a un padre trabajador, querrá ser alguien; si ve a un padre desobligado, él será desobligado en todos los aspectos de su vida, perderá ese amor por la superación. Cuando no hay apoyo sólido por parte de los padres, es más complicado que el segundo proceso se lleve a cabo, ya que ambos deben de ir caminando de la mano, en caso contrario tropezaran y será más complicado levantar y llevar de nuevo al joven por el camino de una educación de calidad.

Eibl – Eibesfeldt aseguran que estamos genéticamente programados para adquirir destrezas que solo pueden enseñarnos los demás, lo que establecería una complementariedad entre herencia biológica y herencia cultural. Todo ser humano tiene una mente enorme, que aun, en algunos casos, no la ha sabido llenar, complementar con todo lo que nos rodea. En la escuela, los niños, van llenando esos huecos con el saber, como la curiosidad que despiertan sus preguntas. En las matemáticas es muy importante llenar y satisfacer perfectamente esas curiosidades, ya que van hacer el inicio de su aprendizaje, la enseñanza no solo se adquiere de docente a alumnos. La función de la enseñanza está enraizada en la condición humana que resulta obligatorio admitir que cualquiera puede enseñar. Los niños son los mejores maestros para enseñar, en la escuela, cuando los niños no le entienden al profesor, se explican unos a otros. En la casa cuando no comprenden un problema los padres o cualquier otro miembro de la familia les enseñan a los niños. De tal manera, esta cadena de conocimientos no se debe de perder en todo el proceso educativo del niño – joven.

El éxito de que un alumno sea bueno en matemáticas es ejercer el aprendizaje por medio de preguntas y respuestas, que sea para el alumno una actividad permanente y de aceptación no pasiva de los conocimientos. Jaime Balmes “El arte de enseñar aprender consiste en formar fábricas y no almacenes”. Las matemáticas por si solas son tediosas pero si son acompañadas adecuadamente de un guía no los serán. Una de mis preguntas más frecuentes para con los chicos, es en qué momento perdieron el interés por la materia. Ellos respondido, la mayoría, en el momento en que se hicieron tediosas, complicadas, inútiles, inexplicables. ¿Quién es el responsable de dicha tragedia?: los padres de familia, los maestros, los propios alumnos, la sociedad, la caja tonta, los medios de comunicación, la tecnología (computadoras, celular, tablet,…) todos ellos a mi punto de vista están involucrados en que la cadena se haya roto. Porque todos estos elementos ayudan a que el alumno se destaque o fracase en la escuela, si no hay una cooperación un trabajo en equipo, no se llega a mejorar el aprendizaje del alumno.

Veremos pues los factores que impiden, bloquean y en algunos casos destruyen o también impiden el andamiaje de los jóvenes. Los padres juegan un rol muy importante en este proceso, el rendimiento escolar de sus hijos. Si ellos procuran ser padres en fin de amigos, padres en fin de verdugos, para poder llevar de la mano la educación y desarrollo integral y educativo de sus hijos junto con la escuela, llegarán a formar personas de éxito. Nos dice Natalia Ginzburg “al rendimiento escolar de nuestros hijos solemos darle una importancia que es del todo infundada.”

Los padres por querer que sus hijos lleguen a ser personas de éxito, los agobian tanto que los llegan a enfermar, de tal forma que no quieren ver a la escuela como un medio de superación si no como un objeto sin utilidad y sin interés. Entonces los jóvenes hastiados se alejan y los padres secundan en sus protestas contra los maestros que no les han sabido comprender, y sus hijos quedan como víctimas de una injusticia, de ahí obtenemos al alumno caprichoso, voluntarioso. Pero faltan aquellos padres que se alejan de sus hijos, aquellos que les dejan la responsabilidad de llevar sus vidas por el camino que más les plazca. Algunos con conciencia otros inconscientes. Obtenemos a los alumnos traviesos, rebeldes, indomables. Pero no todos son iguales ni los podemos etiquetar, pero son los padres los primeros en querer un bien para sus hijos, los primeros que deben de ayudar a la escuela a egresar alumnos de éxito. Sin su apoyo la escuela sola no se da abasto. Si los padres no ayudan a los hijos con su autoridad amorosa a crecer y prepararse para ser adultos, serán las instituciones públicas las que se vean obligados a imponerles el principio de realidad, no con afecto si no por la fuerza.

“Ningún niño quiere aprender o por lo menos ningún niño quiere aprender aquello que le cuesta, trabajo asimilar y que le quita el tiempo preciso que desea dedicar a sus juegos” Fernando Savater. En este aspecto entra la función del docente, la forma de cómo involucrar al niño en el área de los números, existen experimentos, prácticas de campo, cualquier herramienta que sea útil para que los jóvenes pongan en práctica todo lo que se les enseña y vean que en realidad tienen una función útil. Se pretende que el alumno deje de lado distracciones que no ayuden a su aprendizaje, como son los celulares, entre otros aparatos.

“Es evidente que nosotros tampoco eduquemos a los niños solo para su propio bien sino también

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