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La Filosofía de la Educación puede considerarse como el saber teleológico de la educación


Enviado por   •  20 de Octubre de 2015  •  Apuntes  •  2.277 Palabras (10 Páginas)  •  136 Visitas

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La Filosofía de la Educación puede considerarse como el saber teleológico de la educación. La consideración de la finalidad conforma nuestra disciplina, de manera que no sólo consta del estudio del fin de la educación, sino también del estudio del sujeto y de la propia acción educativa, pero contempladas desde la perspectiva de la finalidad. ¿Para qué se educa?

En este trabajo se propone una reflexión crítica sobre la Filosofía de la Educación, es decir, comprometernos en el análisis de la naturaleza, esencia y valores de la educación, teniendo en cuenta que el hombre es el único ser educable siempre en forma activa.

La filosofía es una concepción del mundo y de la vida que repercute sobre la conducta.

En este sentido podemos citar a Pablo Gentili quien afirma que la educación, es para “universalizar los saberes científicos y morales que nos ayudan a construir las bases de la vida en común”. La filosofía deberá reflexionar sobre el fin de ella para tener una sociedad mejor, donde todos seamos iguales y nos respetemos como tales. Donde crezca la tolerancia frente al otro y/u otros, realmente seremos libre cuando nos veamos iguales, cuando nos formemos como sociedad democrática responsable, igualitarias y justas.

Es en lo público donde debe inspirarse la Educación, no en intereses individuales de cualquier origen. No es posible admitir ningún movimiento que altere el fin de ella: “la igualdad y justicia social; la escuela pública y el derecho a la educación”.

Es así como la sociedad no es el resultado del hombre que se reconoce como su constructor, sino de las normas y leyes que regulan su comportamiento, en este momento el aprendizaje y la educación son esenciales. Es en esta medida donde logramos civilizarnos, aprender los “no” que nos permiten la convivencia armónica y respetuosa.

Esto solo es posible si “todos” nos cuidamos, “cuidar es más que un acto, es una actitud”. Pienso que el ser humano para vivir en sociedad debe ser cuidado, cuidarse y cuidar a los demás por es la esencia del ser persona. Martín Heidegger afirmó “el cuidado es un fenómeno ontológico-existencial básico” porque hace a la condición de ser “ser humano”.

Debajo de estas afirmaciones entiendo que el hombre es responsable de su presente y del futuro que deja a las futuras generaciones, barbarie o civilización. Derechos y deberes en forma infinita que debe hacer realidad cada día a través de su culturización que solo logrará en el cuidado que realice de todo lo que lo rodea. No deberá, por ejemplo, tomar a la naturaleza como su herramienta. Deberá respetarla como parte vívida de la creación, del hábitat que está construyendo.

Comparto la idea de que es necesario crear un nuevo “ethos”- conjunto de valores y principias para esta sociedad naciente en la que se duda del valor de la Educación, como tema que nos ocupa en esta reflexión, pero también se duda de otras instituciones y bases sociales. Sería el “ethos” de cuidado, de la conciliación del hombre con el hombre, con la naturaleza en beneficio de aquellos que están más perjudicados o más en desventaja.

¿Cómo podríamos pensar en civilización, en sociedades desarrolladas donde predomine la desigualdad de oportunidades? ¿Cómo?

Solo podemos hacerlo si reconocemos que tenemos mucho que cambiar, que transformar en el mundo y por supuesto en la educación.

Para que educamos, cuales son las razones de educar. Esta es la tarea de la Filosofía de la Educación que, no es fácil, pero debemos asumir responsablemente. No como una simple crítica a los trabajos del año, sino como futuros protagonistas activos de los sistemas educativos y por lo tanto de la sociedad total..

No siempre esta tarea ha sido próspera porque se han tomado posiciones negativas de parte de los mismos filósofos que no se ajustaban a la realidad, a la historia o seguía ideologías dominantes, fomentando el individualismo.

La Modernidad y la Posmodernidad deberá construir y reconstruir el término educar, lo que no significa que no se sepa el sentido. Sino cuidar el discurso educativo tomando elementos nuevos, actuales. No se trata del uso de nuestra razón en la función pedagógica y siguiendo a R. Descartes a priori determinar las condiciones racionales (razón pura) para estructurar el conocimiento. Ni de las leyes de progreso como Comte.

Si se trata de seguir el camino de positivismo de la ciencia, que la Modernidad nos conmovió con posturas anti dogmáticas (Nietzsche “Dios ha muerto”), con un nuevo estilo de vida basado solo en lo “científicamente comprobado” y entonces la Filosofía de la Educación debió abordar su aspecto epistemológico, importan los hechos y pasamos del Teocentrismo al Antropocentrismo. Se niega la verdad absoluta representada por Dios.

Ahora el ser humano se enfrenta a su misma libertad, a responder que hace con su libertad: Soy libre, ¿para qué?

Ya no tiene la tutela de Dios y el desafío de la modernidad es “ser su propio tutor”, deberá planificar como “formar” a hombre moderno y todo lo que haga será su propia responsabilidad. Asumir las consecuencias de sus actos no será fácil pero ya no puede responsabilizar a un ser superior, ahora es su racionalidad la que le indicará el camino seguro.  

De este modo aparece una nueva realidad que hace imprescindible “el pensamiento crítico acerca de la educación”. La Filosofía de la Educación adquiere su carácter científico en la necesidad de explicar racionalmente el aspecto teleológico de la educación. Cuáles son las razones por las que educamos y la necesidad de un nuevo “discurso” para pensar la educación desde una nueva perspectiva coincidente con la realidad que cambió y cambia permanentemente.

Éste deberá ser nuestro desafío como educadores: replantearnos la educación siempre como una herramienta esencial social y pública, que, si bien no es una ciencia, es una historia de complejas prácticas. No debe perder su contenido filosófico con el afán de tener resultados prácticos.

La Educación de es objetiva, porque es del sujeto al sujeto, por ello difícilmente podrá tener un estricto análisis científico, más aún si pretende despertar la subjetividad crítica de los educandos.

Deberíamos pensar la educación desde varias interrogantes: ¿desde dónde educar?, ¿cómo hacerlo?, ¿cómo dar las clases?... Sin duda no existe una respuesta evidente (“clara y distinta”), al decir de R. Descartes, a estas interrogantes. Tampoco la educación debe ser tomada como un “hecho natural” sino como una posición ético-política que toman los hombres, con poder de decisión y que afirman ser la mejor para la actualidad educativa.

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