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La Filosofía del Orden y la práctica pedagógica

agustina1583Síntesis10 de Noviembre de 2020

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La Filosofía del Orden y la práctica pedagógica: algunos argumentos de sustentación para la escuela primaria argentina de principios del siglo XX y alertas para la escuela actual.

Ana María Montenegro

 Introducción

 El positivismo en Argentina al igual que en otros países latinoamericanos cumplió a fines del siglo XIX y principios del XX una labor significativa

 Su influencia se extendió a variados campos del pensamiento como literario, estético, médico, político, psicológico, psiquiátrico, jurídico y educativo con nombres de indudable valor teórico como Scalabrini, Ramos Mejía, Ameghino, Ferreira, Juan B Justo, Senet, Mercante, Ingenieros, entre otros. En nuestro país existen numerosos trabajos de investigación que comprenden la relevancia de esta corriente en la circunstancia argentina.

El positivismo y el llamado espíritu positivo contienen una filosofía, una metodología y un programa de acción desde dónde lo podemos evidenciar

 En Argentina como expresa Zea la “circunstancia” para su concreción fue diferente del impacto que tuvo en otros lugares como México y Brasil.

 Podemos considerarla como una corriente de pensamiento caracterizada por la confluencia de variadas tendencias como el darwinismo, el spencerismo, el comtismo que repercutieron en el ámbito de lo educativo a partir del aporte de dos grandes grupos el que respondía más a una filosofía comteano integrada por A. Ferreira, V. Mercante, M. Victoria R. Senet, A. Bassi habas entre otros que provenían de la Escuela Normal de Paraná y el de los universitarios cómo E. Holmberg, E. Quesada, C. Bunge y J. Ingenieros que se alinearon en torno al monismo naturalista de corte spenceriano y el enfoque genético.

 De cada una de estas tendencias aparece una destacada producción con publicaciones como: El Escolar Argentino, La escuela positivista, La educación Archivos de Pedagogía y Ciencias Afines e instituciones como la Universidad Popular de La Plata y su Sección Pedagógica, La Academia de Filosofía y Letras, El Instituto de Criminología, La Sociedad de Psicología, La Sociedad de Antropología Jurídica la Sociedad Positivista Argentina Cada una de estas propuestas contiene más allá de las interrelaciones de matriz original Las particularidades que le otorga su inserción en el marco de consolidación del Estado nación-argentino y de configuración de su sistema educativo.

Desde este trabajo pretendemos enmarcados en una determinada circunstancia comprender como una noción vertebral de esta corriente la filosofía del orden impregna las prácticas pedagógicas de la escuela primaria en la primera mitad del Siglo XX y conforma un entramado particular donde más allá de las circunstancias que le dieron origen, continúan aún vigente retazos de aquellas lógica de pensamiento que impone esta corriente al interior de la escuela primaria.

 Coincidimos con Inés Dussel en que no hay “una relación de causa-efecto entre el positivismo y la constitución de los sistemas educativos modernos” y que si bien esta fue una corriente vital no fue la única sino que tuvo que coexistir con otros discursos y sufrir las relecturas y transposiciones de la práctica pedagógica.

 No obstante la Filosofía del orden y la impregnación de una lógica de pensamiento encuentran en lo discursivo y en la apropiación de estas ideas para llevar adelante una práctica pedagógica un lugar central de discusión.

 Por eso nuestra búsqueda se concentrará en las argumentaciones de dos reconocidos positivistas de la época Víctor Mercante y Rodolfo Senet, que consideramos traductores y difusores de un modelo positivo de institución escolar.

 Aunque trataremos de  poner en evidencia la correlación entre la filosofía del orden positivista vigente de la época y algunos de los argumentos utilizados por estos autores, lo que más nos interesa es recuperar desde sus discursos la conformación de una lógica institucional, un orden interno desde el cual se consolida nuestra escuela primaria pública. Escapa a esta presentación la evidencia pormenorizada de estrategias puestas en marcha o de permanencias actuales pero el abordaje histórico- educativo nos permite en  la conclusión llamar la atención sobre lo que consideramos “retazos” de aquella lógica institucional sobre lo que debemos continuar investigando en el entramado del orden interno.

  1. La filosofía del orden y el orden institucional, algunos argumentos de sustentación a principios del Siglo XX, Rodolfo Senet y Víctor Mercante.

A fines del Siglo XIX y comienzos del XX  Argentina define un Estado Nación desde un modelo político, económico, social y educativo que encuentra en la filosofía positivista algunos sustentos teóricos necesarios para planificar de manera orgánica un medio social y educativo.

 Dos nociones aparecen en los discursos políticos pedagógicos de la escuela de manera reiterada orden y progreso. A las luchas intestinas en la conformación de los estados sucede una búsqueda de inversión de los términos que intenta abandonar “las confrontaciones internas y establecer primero el orden”. Para ello, había que dar bienestar material, felicidad a los pueblos incorporándolos al progreso en un nuevo orden. La propuesta era pasar como expresaba A.Comte del orden teológico y militar al científico e industrial, incorporándose desde este lugar a las naciones europeas como iguales.

Se abandona a partir de este momento la discusión por la libertad y las luchas que ésta había traído aparejadas siguiendo el modelo del progreso Iluminista del Siglo XVIII y se propugna por un progreso material con libertad dentro de una nueva concepción de la burguesía en el poder en el Siglo XIX. Para que estas ideas de Progreso y Ciencia encuentran sustento lo urgente, lo inmediato, era fortalecer la sociedad integrarla, homogeneizarla, porque en la medida que las sociedades se integran y se hagan homogéneas, mejor se producirá, como propone Spencer la diferenciación y la definición de las mismas respecto del orden mundial.

  En la consolidación de estas ideas en nuestro país el positivismo comteano influye en el campo educativo en sus variables normalista y universitaria. Mientras que el positivismo spenceriano repercute en el campo administrativo y político justificando posiciones encontradas que van, desde la necesidad de la oligarquía de progreso material, a la articulación con el discurso marxista que pretende interpelar a otros sujetos.

 La preocupación por el método fue una constante de la mayoría de los debates de los pedagogos seguidores de la corriente comteana, deseosos de encontrar soluciones teórico-prácticas en general y a su propio desempeño dentro del sistema educativo. El método era el principio ordenador que hacía posible prescribir el proceso de enseñanza-aprendizaje y en donde se articulan a la filosofía del orden los principios herbatianos y pestalozzianos junto a las formulaciones qué ofrecían en ese momento la psicología del Infante.

 De Pestalozzi retomaron el concepto de hábito justamente en lo que se relaciona con su progresiva y metódica adquisición mediante el esfuerzo, la obediencia y el orden. De Herbart se apropiaron del concepto de interés especialmente en lo que se refiere a la forma de expandirse que debe ser “gradual sólida y disciplinada”, formadora del intelecto y el carácter, para unos pocos los cuales guían a los demás, (...)

 El libro de Rodolfo Senet: Apuntes de Pedagogía, sintetiza los argumentos pedagógicos de la época –orden, gradualidad, selectividad, disciplina- en el intento de concretar desde la escuela primaria un sujeto que internalice desde una práctica pedagógica el orden que se impone y necesita desde lo económico- social.

En cada capítulo se desagregan y formas de operacionalizarlo en una práctica pedagógica:

  • la escuela debe tratar de ver a “las necesidades de un orden general  (…) formando sujetos aptos para la lucha por la existencia y el vivir en sociedad”.

 Debe accionar en su interior ordenadamente “para el desenvolvimiento de actitudes hábitos y carácter destruyendo los efectos de  las  taras .hereditarias   perjudiciales”.

  • la preocupación pedagógica de la labor de la escuela para llevar adelante esta misión se encuentra con una serie de obstáculos que se tornan prioritarios superar. Todo un capítulo dedicado en esta obra a Herencia y adaptación nos muestra la impronta de una mirada psicobiológica de los caminos a optar. La adaptación que debe producir una práctica pedagógica concreta “trae modificaciones en el individuo, el carácter de este se amolda (…)”. Amoldarse está relacionado con integrarse al orden social general, pero los hechos sociales “habrán de ser considerados no como resultado de interacciones entre individuos sino de hechos biológicos -dinamismo específico- regido por las leyes naturales” de donde se entienden y explican sus diferencias con la sugestión que debemos utilizar para integrar a la masa y el colectivo.
  • para posibilitar este orden se tienen que poner en marcha una serie de mecanismos internos y externos a la institución escolar que promuevan la adaptación frente a lo inadaptado. Senet es bastante explícito al respecto y propone establecer “una selección de niños buenos y si en la práctica y alguno para los cuales todos los procedimientos de corrección hubieran fracasado es preferible eliminarlos para que no contaminen a los demás”. Ya prevista la purificación y que los expulsados comiencen a engrosar los datos estadísticos como desertores, insiste para los que quedan en su vigilancia donde “la tarea del maestro debe ser permanente -en recreos, juegos, aulas- para descubrir sus tendencias e inclinaciones negativas (…) que hay que erradicar. Con la misma lógica se refiere al emplazamiento de los edificios donde recomienda que en sus proximidades “no conviene la existencia de mercados fábricas, talleres y prefiere ubicarlos en “parajes lejanos de esos centros perniciosos centros de contaminación de malos hábitos y prácticas reprobables que entorpecen la moral del niño”. El principio de coeducación sólo hasta tercer grado con la separación del cuerpo y espacio escolares es otra vía de la moral no contaminadora. 
  • todas estas consideraciones sobre selección vigilancia y contaminación, reflejan su preocupación por lograr mediante la escuela una adaptación de los sujetos frente a la inadaptación que promueve la herencia y el ambiente social. El método aparece como el principio ordenador desde el cual arribar a este orden natural u orden de la naturaleza. Desde aquí se desprende toda una serie de aptitud necesarias en los sujetos para poder arribar a  una “feliz adaptación y que Senet retoma de un texto de Víctor Mercante “de acuerdo con las ideas de Comte”.
  • el método resulta más eficaz en determinadas actividades ocupando para Rodolfo Senet un lugar privilegiado las lecciones en las que sugiere “que el maestro proceda ordenadamente (…) que los alumnos guarden un orden perfecto (…) y que la mejor forma de llevarlas adelante es mediante la sistematización y ordenación del tiempo (…). A estas sugerencias que ordenan conocimientos, prevén pasos, marcan el tiempo escolar dejando poco al azar las denomina “táctica escolar”. A partir de ella se pone en marcha un sistema de “señas y movimientos adaptados al trabajo de los alumnos (…) desde dónde se crea el hábito de la obediencia y a la uniformidad de los movimientos” porque “si los actos del niño se dejan a su libre arbitrio se originaría confusión y desorden”.
  • el objetivo a largo plazo era encauzar sujetos que respondan de manera uniforme a partir de señas y movimientos pautados y repetidos en la  cotidianeidad escolar: entradas, toque de campana, filas, formaciones marchas, saludos bancos fijos, alumnos aislados, pararse, sentarse, sacar y guardar útiles, recreos, salidas; se consideran medios eficaces para “habituar al orden, pues el desorden es producto de un maestro que no reprime adecuadamente que no  asume que toda orden dada debe ser cumplida (…) Así como el maestro “dará la colocación de cada alumno por orden de estatura y éste no se saldrá del sitio que le corresponda en las filas”, serán respetadas y castigadas las transgresiones a la norma.
  • Prácticas de acatamiento, de fijación, de  precisión de movimientos, de docilidad, en síntesis de “rutinización y ritualización de la práctica escolar” conformaron el entramado necesario para eliminar obstáculos y amoldar los objetos seleccionados a entrar en sociedad.

 Víctor Mercante en su obra  refuerza mucho los conceptos vertidos anteriormente pero avanza en una serie de consideraciones sumamente interesantes que nos permiten comprender el porqué de la necesidad imperiosa de imponer este orden a los sujetos.

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