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La Pedagogia Del Oprimido Capitulo II


Enviado por   •  12 de Julio de 2011  •  1.578 Palabras (7 Páginas)  •  7.124 Visitas

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LA PEDAGOGÍA DEL OPRIMIDO

Capítulo II

Resumen

La educación debe fundarse en la conciliación de sus polos, de tal manera que ambos se hagan, simultáneamente, educadores y educandos.

En las relaciones educador-educandos dominantes en la escuela actual tienen se distinguen características como la educación narrativa, discursiva y disertadora. En esta educación el educando es el sujeto, el narrador y los educandos son simplemente objetos pacientes que solo escuchan de forma sumisa. La labor del educador es solo la de llenar a los educandos con los contenidos de la narración.

La “sonoridad” de la palabra y no su fuerza transformadora, es la principal proclamación de esta educación. El alumno simplemente repite y memoriza lo que escucha de su profesor y por ello el educando se transforma en un recipiente vacío que el educador debe llenar con contenidos. Cuanto más vaya llenando los recipientes con sus “depósitos”, tanto mejor educador será. Cuanto más se dejen “llenar” dócilmente, tanto mejor educados serán.

La educación “bancaria” se plantea como un acto de depositar en el cual los educandos reciben los depósitos y el educador es quien los deposita. Consiste en una donación de los que se juzgan sabios a quienes juzgan ignorantes. Es indudablemente un reflejo de la sociedad opresora, impide la comunicación la cual es sustituida por los comunicados que son transmitidos a los educandos para llenarlos de contenidos, posee las siguientes características:

a). El educador es quien sabe; los educandos quienes no saben.

b). El educador es quien piensa, el sujeto del proceso; los educandos son los objetos pensados.

c). El educador es quien habla; los educandos quienes escuchan dócilmente.

d). El educador es quine opta y prescribe su opción; los educandos quienes siguen la prescripción.

e). El educador es quien escoge el contenido programático; los educandos, a quienes jamás escucha, se acomodan a él.

f). Finalmente, el educador es el sujeto del proceso; los educandos los meros objetos.

Los oprimidos deben ser los impulsores de una educación liberadora, transformando sus mentalidades de hombres “ineptos y perezosos”. En dónde son llamados “marginados”, aunque jamás estuvieron fuera de. Siempre estuvieron dentro de. Dentro de la estructura que los transforma en “seres para otro”. Su solución, pues, no está en el hecho de “integrarse”, a esta estructura que los oprime, sino transformarla para que puedan convertirse en “seres para si”.

Obviamente, no puede ser éste el objetivo de los opresores. De ahí que la “educación bancaria”, que a ellos sirve; jamás pueda orientarse en el sentido de la concienciación de los educandos. Así, si los hombres son estos seres en la búsqueda de humanizarse, pueden, tarde o temprano, percibir la contradicción en que la “educación bancaria” pretende mantenerlos, y percibiéndola pueden comprometerse en la lucha por su liberación. El educador también tiene su función en esta lucha; en el momento en que el educador “bancario”, ya no efectuaría “depósitos”. Ya no intentaría domesticar. Ya no prescribiría. Saber con los educandos en tanto éstos supieran con él, sería su tarea. Ya no estaría al servicio de la opresión, sino al servicio de la domesticación.

La “educación bancaria” no promueve el desarrollo de lo que Fromm denomina biofilia, sino de su contrario, la necrofilia.

“Mientras la vida se caracteriza por el crecimiento de una manera estructurada, funcional, el individuo necrófilo ama todo lo que no crece, todo lo que es mecánico. Se mueve por un deseo de convertir lo orgánico en inorgánico, de mirar la vida mecánicamente como si todas las personas vivientes fueran objetos. Todos los pensamientos, procesos y sentimientos de vida se transforman en cosas”. La opresión, que no es sino un control aplastador, es necrófila. Se nutre del amor a la muerte y no del amor a la vida. Su ánimo es el de controlar el pensamiento y la acción conduciendo a los hombres a la adaptación al mundo y no a que estos influyan en la transformación del mismo. A que estos luchen por la liberación auténtica, que es la humanización en proceso, no es una cosa que se deposita en los hombres. No es una palabra hueca. Implica acción y reflexión de los hombres sobre el mundo para transformarlo, lo que se presenta como un atentado para la opresión.

Por consecuencia y como liberación de la “educación bancaria”

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